ECONOMÍA ESTABLE Y POLITICA INESTABLE

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Sinesio López Jiménez
El cambio de tres gabinetes en menos de un año revela un alto grado de inestabilidad política. En ese sentido, el gobierno de Humala es más inestable que los gobiernos de Toledo y de García y que todos los gobierno de América Latina. Casi todos ellos hacen ajustes en el gabinete en el primer año o cambian de gabinete al cumplir un año de gobierno. Pero el gobierno de Humala ha producido oscilaciones rápidas y bruscas en menos de un año. Pasó de una posición de centro-izquierda a otra de centro-derecha en forma inesperada y ese desplazamiento fue acompañado por el tránsito del diálogo a la confrontación en el tratamiento de los conflictos sociales y ahora, con el fracaso del gabinete Valdés, se vuelve tímidamente a lo primero, pero se queda a mitad de camino.
Esos cambios tienen que ver con los naturales desgastes que produce el ejercicio del poder, pero no todos los gobiernos se desgastan de la misma manera. Los gobiernos populistas se desgastan menos que los gobiernos liberales en el primer año de gobierno debido a las políticas inclusivas o clientelistas que despliegan, pero tanto los liberales como los populistas terminan mal por distintas razones, los primeros porque alientan la recesión y los segundos porque estimulan la inflación. El desgaste de los que llegan al gobierno como populistas, pero gobiernan como liberales (García y Humala y en menor medida Toledo) es semejante al desgaste de los liberales. Si el último mes se van con una nota aprobatoria, eso no tiene que ver con su propio desempeño sino con el temor que suscita el que viene tras ellos. Escuché a gentes de clase media que le decían a Toledo en la segunda vuelta del 2006: ¡Cholo no te vayas, no nos dejes en manos de dos locos!.
Hay otras razones, además del desgaste, que explica la inestabilidad de la política. La primera es la falta de instituciones sólidas en las que todos crean, a las que todos acepten y se sometan a ellas. Todos se llenan la boca con la idea de Estado de Derecho, pero ella sólo tiene un sentido normativo porque no existe un dominio efectivo de la ley en todo el territorio ni en todos los grupos sociales. La justicia en el Perú no es igual para todos. La segunda es la no existencia de partidos ni de un sistema de partidos que otorgue estabilidad a la política, que canalice las demandas y que institucionalice el conflicto socio-político. La tercera tiene que ver con la presencia de un Estado débil, ineficaz, capturado y corrupto que poco o nada ayuda a las tareas de gobierno y al funcionamiento de la democracia. En un país poco institucionalizado, sin partidos y con un Estado débil, la política y los políticos son presa fácil de los poderes fácticos y de los movimientos sociales.
Bien vistas las cosas, sin embargo, lo que más cambia en los gabinetes es el elemento propiamente político y lo que se mantiene es el elemento económico. Los políticos o los que desempeñan la función de dirección política se van, pero Castilla permanece y amplía su poder en cada cambio de gabinete. En este último cambio, por ejemplo, ha sumado el Ministerio de Agricultura a su ya poderosa correlación de fuerzas. Dado el alto grado de inestabilidad política, el equipo neoliberal de Castilla termina gobernando el día a día. Pienso que lo que sucede con los gabinetes de Humala revela lo que pasa en el país desde hace unos 20 años. Pese a las crisis, el Perú tiene una economía relativamente estable y una política inestable y volátil desde 2001 hasta la fecha. Pese al modelo primario-exportador, la economía tiene más anclaje gracias a la demanda internacional y a los precios de los commodities desde 2001. La política, en cambio, sin instituciones, sin partidos y con un Estado débil, es muy volátil.
La pregunta que hay que hacerse es si la crisis económica que se viene con todo va a mantener estable al equipo económico de Castilla o va a sufrir también los embates de inestabilidad. Mi hipótesis es que la fuerza de la crisis puede licuar las bases materiales del modelo primario-exportador y de la estabilidad del equipo económico. De hecho, el cuestionamiento de ese equipo ya no proviene sólo de la izquierda sino también de las filas de ex-ministros neoliberales que critican la poca agresividad de las políticas anti-ciclicas del actual gobierno frente a la crisis que se avecina. Una situación de crisis nos aproxima a un escenario autoritario en donde hay poco crecimiento, poca capacidad distributiva y mucho palo para tratar de mantener el orden. Este todavía no es el caso, por ahora.

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