Sinesio López Jiménez
Lo más importante y llamativo del primer año de gobierno de Ollanta Humala es su viraje radical a la derecha neoliberal. Es, además, el viraje precoz y rápido de un político inexperto. Los expertos en las lides políticas demoraron dos décadas (Haya) o una década (Belaúnde, García). Creo que fue Emiliano Zapata quien afirmó, con sarcasmo, que ninguna revolución resiste un cañonazo de 50 millones de pesos. Si el dicho de Zapata se dirigía a los revolucionarios ¿qué podría decírseles a los modestos reformistas?. No me refiero a Haya y Belaúnde, una especie en extinción de republicanos clásicos (defensores del bien común), a los que la política más bien empobreció, sino a García a quien parece que varios cañonazos (de los que hablaba Zapata) han producido un desastre hasta en su corporeidad. Y, desde luego, a Fujimori, quien no recibió un cañonazo, sino una ¡lluvia de millones!.
Un gobierno de centro izquierda (Agosto-Noviembre del 2012)
El viraje tiene dos etapas claramente diferenciadas. La primera comienza con la incorporación de Velarde y Castilla al equipo económico del gobierno. Ella implica, desde luego, la continuidad del modelo neoliberal extremo contra la que insurgió Humala como candidato. Se formó una vasta coalición de centro-izquierda presidida por Salomón Lerner Ghithis como Primer Ministro e integrada por los amigos del presidente, el toledismo, los ciudadanos por el cambio y los representantes del neoliberalismo. Esta etapa atraviesa tres momentos. El primero es la mini-crisis que se produjo con el anuncio de ascenso al barco del gobierno del equipo neoliberal: Los ciudadanos por el cambio expresaron su rechazo y Salomón Lerner anunció su desacuerdo y su retiro de Gana Perú. El segundo, superado el impase anterior y ya en el gobierno, es la coyuntura del planteamiento de la reformas del gabinete Lerner en el Congreso, de la negociación del gravamen minero y de la recuperación del lote 88. En el primer caso se obtiene un cierto éxito y en el segundo se fracasa. Es también el momento de la Consulta Previa (hoy letra muerta), de la creación del MIDIS y del aumento del salario mínimo a medias. Las derechas políticas y mediáticas pretenden desbarrancar a los ministros, viceministros y asesores de ciudadanos por el cambio.
El tercer momento es el de Conga va, pre-anunciado desde la XIX Cumbre de Líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) en Hawai donde expresa también su voluntad de establecer el Estado de emergencia debido a los informes tremendistas que recibía de los Servicios de Inteligencia. Ollanta anuncia oficialmente que Conga va, sostiene que el agua y el oro son compatibles y que el presidente no recibe ultimatums de nadie; se inicia entonces una etapa intensa de diálogos de Lerner con el presidente regional, los dirigentes del frente regional de Cajamarca, con los alcaldes y con la minera Yanacocha, cuyo último intento, realizado por Lerner el 4 de Diciembre del 2011, fue boicoteado expresamente por Humala y por Valdés, para justificar la caída del gabinete Lerner, la salida de la izquierda y del toledismo y el establecimiento de una política confrontacional con los movimientos socio-ambientalistas.
El viraje al centro- derecha
La segunda etapa se inicia en Diciembre del 2012 y durará hasta cuando Humala lo decida, (aunque el de Valdés es ya un gabinete fracasado y en rigo mortis). Se forma entonces una coalición de centro-derecha que amplía el poder de Valdés (un profujimorista autoritario) quien va como Primer Ministro e influye decisivamente en los Ministerio de Defensa e Interior, y el poder de Castilla quien, además del MEF, controla Trabajo, Vivienda (el lobista), Energía y Minas y el MINAM. Siguen en el gabinete los amigos del Presidente y un pequeño número de ministros progresistas. Esta es la etapa de la defensa de las mineras y de la confrontación con los movimientos socio-ambientales, del lanzamiento del Proyecto energético del Sur, del acuerdo de inversión de Quellaveco, de los estados de emergencia y de las órdenes de disparar y de los muertos de las protestas sociales. En esta etapa Humala se cobija en el Ejército y lo reordena en su propio beneficio como fuente de su poder.
Esta etapa atravesó cuatro momentos políticos. El primero es definido por la instauración de la confrontación y el estado de emergencia en Cajamarca (cuando ya no existía una situación de excepción) y por medidas (el peritaje, las políticas de desarrollo regional a cargo del Ministro de Vivienda) que desconocen la autoridad del Presidente de la Región de Cajamarca y le recorta las cuentas del presupuesto regional. El segundo está marcado por el debilitamiento y el fracaso de Valdés debido a los nulos resultados en Cajamarca y a la política desastrosa del VRAE. Salen los Ministros de Defensa e Interior y son reemplazados por un nacionalista poco recomendable y un ex-militar fujimorista, respectivamente. El tercer momento está caracterizado por la ofensiva feroz de la derecha mediática para copar el Estado, sacando a los ministros progresistas y tomando a los Ministerios de Defensa e Interior en una actitud suicida que pretendía quitarle los huevos al águila. Esta vez las derechas mediática y política fracasaron. El terrorismo, aliado al narcotráfico, secuestra a más tres decenas de trabajadores de la empresa Skanka en Kepashato y humilla a las FF.AA.
El cuarto y último momento se caracteriza por la desatención empresarial y estatal de las demandas de los movimientos socio-ambientalistas, por la realización de un paro en Xstrata de Tintaya en Espinar y de una huelga indefinida en Cajamarca, por las declaratorias de Estado de Emergencia, por la confrontación, por los apresamientos, los heridos de ambos bandos y los muertos con las armas del Ejército y de la policía. Toledo y la izquierda condenan la política de confrontación y las derechas la celebran con la vieja cantaleta de que la mano dura es necesaria.
Lo que se viene
Y ¿qué viene en la política del gobierno inmediatamente antes y durante el 28 de Julio?. Una recomposición del gabinete, sin duda. Pese a la defensa de la derecha, es muy probable que Valdés se vaya como quieren la mayoría del país, el toledismo y las izquierdas, pero no se sabe quien lo puede reemplazar. La derecha teme infundadamente un retorno de la centro-izquierda por ciertos gestos políticos y simbólicos de Ollanta. Es probable que salgan los ministros progresistas y sean reemplazados por el toledismo y por alguno de Solidaridad Nacional de Castañeda. Es probable que algunos amigos de la pareja presidencial sigan y que el núcleo duro del neoliberalismo continúe y con él la continuidad del modelo neoliberal y la captura del Estado.
Si estos cambios fueran ciertos, es evidente que ellos van a chocar con la crisis que se avecina y con las protestas sociales que se incrementarán e intensificarán. Para gobernar un capitalismo en crisis recesiva como la que se viene, según los especialistas entre ellos varios premios Nobel (Krugman, por ejemplo) se requiere un gobierno de orientación keynesiana con equipos tecno-políticos calificados que lo dirijan y gestionen. Hay que evitar los desastres del primer García. El gran debate entre Keynes y von Hayex con el refuerzo posterior de su maestro von Mises, abierto tempranamente en el mundo académico después de la primera guerra mundial, probado en la gran crisis depresiva de los 30 en el mundo académico, político y económico y desarrollado en discusiones posteriores a la segunda guerra mundial con altas y bajas por ambos lados y actualmente con la crisis del capitalismo en los Estados Unidos y en Europa, sigue en pie.
Valdés…a su casa de una vez !!
La izquierda debe recuperar su espacio en el gobierno,por eso gano las elecciones apoyando a Humala.No es posible que con la decision de 02 personas a los nacionalistas los despiden del gobierno.