LOS PIRATAS, HUMALA Y LA BRUJULA PERDIDA

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Sinesio López Jiménez
Los piratas que asaltaron la frágil nave del gobierno apenas comenzaba su periplo de navegación exhiben un descaro casi pornográfico. No sólo quieren compartir el timón: pretenden apropiarse de la nave y quieren echar al mar a sus legítimos ocupantes. Y cuando éstos se resisten y protestan, les gritan en coro y con cachita: ¡Resentidos!. Se han quedado, por ahora, con el capitán y sus pajes más leales, pero en el momento que crean que les estorba los echarán al mar sin dudas ni murmuraciones. Lo novedoso ahora es que el capitán mismo está ayudando a los piratas a cumplir esa tarea infame y afirma, sin pestañar, que, aliviada de los antiguos ocupantes y repleta con los nuevos asaltantes, la nave irá viento en popa.
Los piratas no están satisfechos, sin embargo, con la captura de la nave del gobierno y ahora exigen la flota entera del Estado: el Congreso, las FF.AA. la Cancillería, la alta burocracia y los gobiernos regionales. La gente se pregunta con razón por qué y para qué los piratas quieren una nave destartalada y una flota casi inservible que ni siquiera puede defenderse de los asaltantes. El misterio queda develado cuando las pancartas de los piratas revelan que quieren ser dueños, no del Perú, sino del oro, la plata, el cobre, el hierro, de todos sus recursos y sus riquezas naturales que el país alberga. Lo único que les asusta es el mar proceloso que deben navegar para llegar a la riqueza codiciada. Temen la furia de las olas (y las oleadas sociales) y los tiempos turbulentos y esperan que la nave destartalada y la flota casi inservible acudan en su auxilio y los ayuden a conseguir su objetivo.
Lo peor de toda esta historia es que, en los forcejeos del asalto, el capitán de la nave perdió la brújula, la hoja de ruta y ahora no sabe adonde ir. Los asaltantes le presentan la nueva hoja de parra como si fuera la hoja de ruta primigenia, él la acoge pero repite sin cesar y sin pensar: “la gran transformación en forma gradual y persistente”. Esta repetición mecánica del capitán y de su cónyuge hace dudar a los piratas de su fidelidad y de su utilidad en la agresiva travesía que deben emprender. En todas partes abundan las historias de los políticos y los piratas. La más conocida es la que cuenta Bodino (1530-1596) en sus Seis Libros de la República (Libro I, cap. 1): “El corsario Demetrio decía al rey Alejandro Magno que él no había aprendido otro oficio de su padre, ni heredado de él otros bienes que dos fragatas, en tanto que Alejandro, si bien reprobaba la piratería, asolaba y robaba con dos poderosos ejércitos, por tierra y mar, pese a haber heredado de su padre un reino grande y floreciente; estas palabras movieron a Alejandro antes a remordimientos de conciencia que a vengarse del justo reproche hecho por el pirata, a quien nombró capitán general de una legión”.
Humala no es obviamente Alejandro Magno, pero hay muchos Demetrios en su gobierno que lo trabajan al susto y que le han hecho abandonar su programa de gobierno para venderle el catecismo neoliberal. Una de las mayores desgracias que puede sufrir el país es ser gobernado por políticos improvisados sin proyecto y sin programa de gobierno o, lo que es peor, por políticos que, abandonando los intereses de su país y de su pueblo, son peones de una élite cosmopolita neoliberal que domina el mundo y que lo asfixia con las crisis que provocan. Un gobernante que abandona el programa por el cual fue elegido por la mayoría de los electores pierde credibilidad, suscita rechazo, produce desconcierto entre sus seguidores, alimenta frustraciones y genera inestabilidad política, entre otras graves consecuencias.
Un gobernante y un partido político sin proyecto y sin programa carecen de capacidad para dirigir el país y generan muchas oscilaciones y bandazos que desestabilizan a las instituciones y a su propio partido. Ellos no dirigen sino que son dirigidos por otros, en este caso, por las derechas. Gramsci decía que Cavour, gracias a su proyecto coherente, tenía en el bolsillo a Mazzini y a Garibaldi, quienes no tenían un proyecto y hacían todo lo contrario de lo que hacía el hombre fuerte del Piamonte. Lo de Humala es peor porque está en el bolsillo de las derechas, no por reacción, sino por sometimiento haciendo a pie juntillas lo que ellas quieren. Más allá de sus bravatas, Humala trabaja para la derecha neoliberal de aquí y de afuera.
El viraje político de Humala fue como un terremoto grado 8 que remeció toda la estructura política del país y que ha tenido efectos catastróficos en sus gabinetes y en el Congreso de la República, en donde dejará de ser la primera minoría y perderá, sin duda, la Presidencia de esa institución. El bloque oficialista del Congreso se ha resquebrajado y amenaza descomponerse en sus filiaciones básicas. Es muy probable que el Partido Nacionalista se fracture y se queden los leales a la familia Humala-Heredia y salgan los que tienen una tradición progresista y de izquierda para formar y fortalecer el bloque de las izquierdas.

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Un pensamiento en “LOS PIRATAS, HUMALA Y LA BRUJULA PERDIDA

  1. Milagros Valdeavellano

    Creo q el análisis es claro, pero ¿q alternativas hay? ¿se puede pedir la vacancia de OHT cuando no hay una alternativa concreta q pueda tomar las riendas del país? ¿no sería una irresponsabilidad digna solo de Goyo?

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