Sinesio López Jiménez
Toledo ha perdido la brújula política y está a punto de dar su propio salto al vacío. Está librando en esta coyuntura la batalla de la segunda vuelta cuando de lo que se trata ahora es de ganar la primera. Eso requiere definir con claridad las relaciones de enemistad en esta primera vuelta y desplegar las estrategias y las tácticas adecuadas a esa definición. ¿Quién es el enemigo de Toledo en esta primera vuelta?. ¿Quién le bloquea el camino de acceso a la segunda vuelta? Es evidente que quien hace peligrar su ingreso a la segunda vuelta no es Ollanta sino Kuczynski. Ahora que ha crecido el monstruo, ya no puede pararlo y, lo que es peor, ni siquiera se propone hacerlo porque no lo reconoce como su enemigo inmediato.
¿Qué es lo que debiera estar en disputa entre Kuczynski y Toledo? Principalmente dos cosas. La primera es la atracción de los indecisos que todavía constituyen un porcentaje significativo. La segunda es la fagocitación de los votantes de Castañeda que están hace rato políticamente disponibles. El ex-alcalde de Lima recién se ha percatado de este fenómeno y ha comenzado a disparar desesperadamente contra todo el mundo. ¿Qué explica la confusión política de Toledo? Supongo que quiere correr la ola de la contraofensiva feroz de los medios de la derecha contra Ollanta para llegar a la playa de la segunda vuelta. Sospecho, sin embargo, que Toledo no se ha preguntado ni ha evaluado la eficacia de la ofensiva histérica de la derecha.
Mi hipótesis, como lo señalé en la columna de la semana pasada, es que la ofensiva derechista del miedo no afecta significativamente a Ollanta y sí puede contribuir a redireccionar los votos de la derecha hacia Toledo. Pero eso requería (porque ahora ya es tarde) que el candidato de la chacana apuntara y dirigiera sus dardos contra PPK quien le arrebató a las clases altas y acomodadas y amenaza quitarle también a las clases medias. Y eso es justamente lo que no ha hecho, como sí lo hizo inteligentemente García con Lourdes Flores en el 2006. Es difícil saber lo que está pasando en la veleidosa Lima, pero sospecho que la ola ollantista de las regiones se ha potenciado con los ataques desmedidos de los medios de la derecha contra el candidato nacionalista.
La ofensiva derechista contra Ollanta no lo alcanza principalmente por dos razones. La primera es porque toda repetición (del 2006) es una ofensa, sobre todo cuando (ahora) no tiene sustento alguno. La segunda porque es torpe. Veamos a vuelo de pájaro tres ejemplos: el estatismo, la libertad de expresión y el salto al vacío. Exagerando hasta la mentira se presenta el programa de Gana Perú como estatista. Los voceros periodísticos leen con dramatismo unas proposiciones inocuas del programa para impactar. Pero no logran su objetivo porque en la cultura política del Perú hay una fuerte demanda de Estado que es mayor a medida que más se baja en la escala social. Las clases populares y pobres demandan más Estado para que éste resuelva sus problemas que el mercado no puede resolver: agua, desagüe, luz, infraestructura, educación, salud, seguridad, inclusión y reconocimiento.
La libertad de expresión es, sin duda, un derecho fundamental, pero cuando se pregunta a los peruanos cuáles son los derechos más importantes, las clases populares y pobres señalan el trabajo, la educación, la salud y otros bienes materiales. Sólo las clases medias valoran la libertad de expresión y otros bienes inmateriales. Finalmente, cuando Toledo habla de salto al vacío para cuestionar la candidatura de Ollanta, es probable que los sectores D y E se pregunten de qué vacío habla el candidato de la chacana si ya están en él y lo que esperan es salir del hoyo apostando a Ollanta. Corolario: Dos escenarios de terror para Toledo. El primero, pasa PPK y no él a la segunda vuelta y el segundo, Toledo y Kuczynski se traban y estorban, permitiendo que Fujimori se cuele por los palos y llegue a la segunda vuelta.
EL SALTO AL VACIO DE TOLEDO
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Toledo se apresuró en cantar victoria y el mudo se quedó sin palabras (mas?), permitiendo un avance notable de Keiko y PPK. Ahora el escenario para muchos peruanos es impensable.
La derecha tendrá que ser creativa para reciclar los argumentos con los que arremetió contra Humala en el 2006, además de elaborar justificaciones para su próxima apuesta por Keiko para la segunda vuelta.