En esta cuarta y última parte de la entrevista, le pregunto a Sinesio López sobre cómo ve al Perú al año 2021 (al cumplirse dos siglos de vida republicana). Al respecto, López considera que la situación del país en ese momento será mejor que la actual, pero que mucho dependerá de cuánta élite emerja en el país, dado que un país lo construyen en gran medida sus élites (económicas, políticas, culturales); y ese es un gran vacío que tenemos, sobre todo por el lado de la élite económica, que en el Perú es muy frágil. No tenemos una burguesía conquistadora ni con vocación hegemónica como la de Chile.
Respecto a los grupos económicos emergentes, López considera que aún no se han constituido en una clase. Asimismo, destaca el rol del Estado para conformar una élite meritocrática, como ocurrió con los “tigres asiáticas”, Brasil o la India; donde el Estado reclutó a gente de primer nivel que estudió en las mejores universidades, que fue capaz de plantear un plan de desarrollo económico y de comprometer a la élite privada. Señala que García pudo haberlo hecho, pero faltó tener una visión de país.
Sobre las posibilidades de construir una élite, López Considera que en el Perú es más fácil que se reconstituya una élite política (que puede ir articulándose desde ahora y tardar unos 10 o 20 años en consolidarse) o una élite cultural o intelectual; pero conformar una élite social y económica demora más, ya que el desarrollo económico y social tarda más tiempo. Hace hincapié en que lo que hay que generar es una “élite nacional”, que asuma al país como una tarea propia, que debe desarrollarlo y lanzarlo hacia el futuro.
Sobre el rol del “intelectual orgánico”, López aclara que este tipo de intelectual sólo puede existir cuando hay partidos. Asimismo, frente a la afirmación de algunos de que los intelectuales comprometidos con proyectos políticos pierden objetividad ya que hay el riesgo que antepongan los intereses partidarios a su rol de intelectuales [¿alguien dijo Tanaka?], López señala que hay una idea falsa de que sólo la neutralidad es objetiva; y que más bien la neutralidad puede terminar siendo complaciente, ya que confunde objetividad con aceptación de la realidad existente. Si un intelectual no quiere comprometerse con las batallas de su pueblo y de su país, es libre de hacerlo, pero lo que no puede decir es que es más objetivo.
Como idea final de la entrevista, Sinesio López concluye que “sin élites (intelectuales, políticas, económicas y sociales) no hay ni desarrollo ni democracia”, como lo demuestra la historia del Perú y del mundo. Las masas pueden hacer revoluciones, pero quienes hacen la historia son las élites.
Finalmente, concluimos señalando que la idea central que resume esta entrevista es que el problema del país es fundamentalmente un problema de élites, y que el desarrollo del país en gran medida pasa por desarrollar ese problema.
No discierno con el Sr. Sinesio. La institucionalidad de los partidos debe empezar con la composición de las estructuras de poder. Una vez compuesta la maquinaria estatal,ésta puede dar cabida al desarrollo de las élites hacia el calificativo de "clase".
En esta cuarta y última parte de la entrevista, le pregunto a Sinesio López sobre cómo ve al Perú al año 2021 (al cumplirse dos siglos de vida republicana). Al respecto, López considera que la situación del país en ese momento será mejor que la actual, pero que mucho dependerá de cuánta élite emerja en el país, dado que un país lo construyen en gran medida sus élites (económicas, políticas, culturales); y ese es un gran vacío que tenemos, sobre todo por el lado de la élite económica, que en el Perú es muy frágil. No tenemos una burguesía conquistadora ni con vocación hegemónica como la de Chile.
Respecto a los grupos económicos emergentes, López considera que aún no se han constituido en una clase. Asimismo, destaca el rol del Estado para conformar una élite meritocrática, como ocurrió con los “tigres asiáticas”, Brasil o la India; donde el Estado reclutó a gente de primer nivel que estudió en las mejores universidades, que fue capaz de plantear un plan de desarrollo económico y de comprometer a la élite privada. Señala que García pudo haberlo hecho, pero faltó tener una visión de país.
Sobre las posibilidades de construir una élite, López Considera que en el Perú es más fácil que se reconstituya una élite política (que puede ir articulándose desde ahora y tardar unos 10 o 20 años en consolidarse) o una élite cultural o intelectual; pero conformar una élite social y económica demora más, ya que el desarrollo económico y social tarda más tiempo. Hace hincapié en que lo que hay que generar es una “élite nacional”, que asuma al país como una tarea propia, que debe desarrollarlo y lanzarlo hacia el futuro.
Sobre el rol del “intelectual orgánico”, López aclara que este tipo de intelectual sólo puede existir cuando hay partidos. Asimismo, frente a la afirmación de algunos de que los intelectuales comprometidos con proyectos políticos pierden objetividad ya que hay el riesgo que antepongan los intereses partidarios a su rol de intelectuales [¿alguien dijo Tanaka?], López señala que hay una idea falsa de que sólo la neutralidad es objetiva; y que más bien la neutralidad puede terminar siendo complaciente, ya que confunde objetividad con aceptación de la realidad existente. Si un intelectual no quiere comprometerse con las batallas de su pueblo y de su país, es libre de hacerlo, pero lo que no puede decir es que es más objetivo.
Como idea final de la entrevista, Sinesio López concluye que “sin élites (intelectuales, políticas, económicas y sociales) no hay ni desarrollo ni democracia”, como lo demuestra la historia del Perú y del mundo. Las masas pueden hacer revoluciones, pero quienes hacen la historia son las élites.
Finalmente, concluimos señalando que la idea central que resume esta entrevista es que el problema del país es fundamentalmente un problema de élites, y que el desarrollo del país en gran medida pasa por desarrollar ese problema.
No discierno con el Sr. Sinesio. La institucionalidad de los partidos debe empezar con la composición de las estructuras de poder. Una vez compuesta la maquinaria estatal,ésta puede dar cabida al desarrollo de las élites hacia el calificativo de "clase".