Sinesio López Jiménez
La relación entre el Perú y Chile ha cambiado radicalmente en el contexto sudamericano de los últimos cuatro años. En el 2005 Chile era un país aislado. Hoy el Perú ocupa esa situación. ¿Qué ha sucedido? ¿Qué explica ese cambio radical de las relaciones diplomáticas? Mi hipótesis es que Bachelet ha movido con inteligencia algunas piezas políticas que le han permitido recomponer (a favor de Chile) las relaciones con los estados sudamericanos y que García, por el contrario, ha hecho todo lo posible (probablemente sin quererlo) por aislar al Perú. ¿ Cuáles son los movimientos más significativos que ha realizado Bachelet para acabar con el aislamiento chileno?. En primer lugar, Bachelet ha roto la tradición diplomática chilena en sus relaciones con Bolivia y ha planteado una vasta agenda de discusión (los conocidos 13 puntos que escandalizan a García) en la que la mediterraneidad boliviana ocupa, sin duda, un lugar importante. A partir de esa propuesta, como es obvio, Bolivia recompuso sus deterioradas relaciones diplomáticas con Chile y modificó drásticamente las que despliega con el Perú. ¿Qué hizo García para neutralizar la movida chilena y mantener la tradicional amistad con Bolivia?. Mi impresión es que poco o nada.
En segundo lugar, Bachelet no ha acompañado la política de polarización ideológica en el campo de las relaciones internacionales sudamericanas desplegada por García y ha mantenido más bien una buena relación con Venezuela de Chávez y, obviamente, con Ecuador. En tercer lugar, Bachelet ha tomado una prudente distancia en el conflicto entre Venezuela, Colombia y Ecuador, particularmente en lo que se refiere a la presencia norteamericana en bases militares colombianas. Chile no se ha opuesto a esa presencia y ha asumido más bien una posición relativamente neutral como Brasil. Ha mostrado su preocupación, pero ha reconocido la soberanía de Colombia para decidir su política internacional.
¿Qué ha hecho García para llevar al Perú al aislamiento en el concierto de la política internacional sudamericana?. Mi hipótesis es que la falla principal de García radica en la definición elemental de la enemistad en el campo de las relaciones internacionales, justamente en el espacio en el que es necesario definir con precisión la relación amigo-enemigo. ¿Quién es el enemigo para García?. Desde el comienzo mismo de su gobierno, García decidió que Chile no era el enemigo. Chile era y es, en el peor de los casos, un competidor al que hay vencer en el campo del desarrollo. Los países enemigos, en cambio, son aquellos que cuestionan el modelo neoliberal y apuestan al populismo y al estatismo (el llamado socialismo del siglo XXI). Para decirlo crudamente, García no definió al enemigo de acuerdo a los tradicionales intereses nacionales del Perú, sino a tono con los intereses del capital transnacional. Desde esa perspectiva inventó una supuesta guerra fría en AL. Acusó a sus supuestos enemigos (Venezuela y Bolivia) de alentar la subversión en el Perú y extendió la relación internacional amigo-enemigo al ámbito nacional del país.
En ese horizonte de política internacional, García apoyó a Colombia en su conflicto con Venezuela y Ecuador a propósito de las FARC. Lo mismo ha hecho en el tema referido a la instalación de bases militares norteamericanas a las que ha brindado un caluroso apoyo, acentuando el deterioro de las relaciones del Perú con Venezuela y Ecuador. En resumen, la ideologización neoliberal de las relaciones internacionales por parte de García ha conducido al Perú al aislamiento actual, error que no ha cometido, por supuesto, el gobierno de Bachelet. Por todas estas consideraciones, mi punto de vista es que los peruanos debemos apoyar decididamente la denuncia peruana contra Chile en la Haya, pero no podemos acompañar los errores de García que han llevado al Perú al aislamiento sudamericano.
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