Sinesio López Jiménez
Inflación, promesas incumplidas, corrupción, falta de empleo, pobreza son los factores principales que las encuestadoras utilizan para evaluar a los autoridades. Ellos son, sin duda, factores importantes que determinan tanto el nivel de vida de la gente como la conciencia que ella tiene del desempeño de sus gobernantes. Pero hay otros aspectos en los que éstos pasan o tratan de pasar piola. Es el caso del desempeño democrático que también es un factor decisivo para determinar la calidad de vida y la cultura política de los ciudadanos. Hay diversas maneras de evaluar el desempeño democrático. El más conocido es el nivel de satisfacción ciudadana con la democracia. Es el que usan las encuestas. Otro menos usado es el grado de credibilidad y de legitimidad que la gente otorga a las instituciones democráticas (el sistema electoral, los partidos políticos y las formas de gobierno). Existen otras formas de medir el desempeño de la democracia a las que se presta poca atención. El nivel de eficacia, el nivel de gobernabilidad, la capacidad de representación, la capacidad de gestión macroeconómica y el control de de la violencia constituyen también excelentes indicadores del desempeño democrático.
¿De qué depende el desempeño democrático?. La democracia es un proceso de construcción de un régimen político guiado por los valores de la libertad, la igualdad y la participación en el que los ciudadanos eligen a sus gobernantes que toman decisiones, despliegan políticas públicas y rinden cuentas siguiendo reglas y procedimientos aceptados por todos. En esa construcción intervienen tres conjuntos de factores: los actores (los ciudadanos, la sociedad civil, los partidos), las instituciones (el sistema electoral, los sistemas de partidos y las formas de gobierno –presidencialismo, parlamentarismo y semi-presidencialismo-) y las condiciones (el grado de desarrollo económico, el estado soberano consolidado, el nivel de desigualdad, el multiculturalismo, la cultura política, etc). El desempeño democrático depende de la articulación de estos tres conjuntos de factores. En la actualidad, la mayoría de los especialistas en la cuestión democrática, sin embargo, se concentra en los factores institucionales. Son los institucionalistas en el análisis de la democracia. Ellos creen que un eficiente diseño institucional es suficiente para garantizar un buen desempeño democrático. La versión más extrema de este enfoque es la ingeniería constitucional e institucional de Sartori. Quedan de lado los actores y las condiciones. Otros autores, en cambio, van más allá de las instituciones y examinan también los actores y las condiciones para explicar el desempeño de la democracia. Los teóricos clásicos de la democracia, unos más que otros, compartían un enfoque integral de la democracia.
La perspectiva cambia con Max Weber (1864-1920), destacado sociólogo alemán, quien redujo la democracia a un conjunto de procedimientos y de instituciones a través de los cuales los ciudadanos elegían a sus gobernantes y los dejaban gobernar. El ciudadano deliberante, soberano, participativo se convirtió en un mero elector. La versión más extrema fue la de Joseph Schumpeter (1883-1946) quien sostuvo que los ciudadanos no elegían a los gobernantes, sino que éstos, por controlar diversos tipos de recursos, se hacían elegir. El elector se transformó en un voto. Robert Dahl, catedrático emérito de la Universidad de Yale y el autor que ha dedicado su vida a la reflexión sobre la democracia, se inscribió en la corriente institucionalista en sus primeras obras, pero evolucionó posteriormente hacia un enfoque más o menos integral de la democracia. Guillermo O´Donnell, ex –profesor de Notre Dame, investigador actual de la U. de San Martín de Buenos Aires y uno de los autores más influyentes en los estudios sobre la democracia, ha salido del enfoque institucional de la democracia, ha abierto una perspectiva histórica que promete ser fecunda y ha ensanchado el análisis a los actores –particularmente a los ciudadanos- y a algunas condiciones –sobre todo al Estado- en sus análisis más recientes sobre la democracia, especialmente en el que realizó hace 5 años por encargo del PNUP.
¿A qué viene toda esta densa historia sobre el proceso de construcción de la democracia y las diversas perspectivas desde las cuales se construye?. Es necesario saber con precisión los factores que determinan el desempeño democrático. ¿Son estos factores exclusivamente institucionales? Suponiendo que se tiene un diseño institucional coherente, ¿puede fallar la democracia?. Mi hipótesis es que puede fallar porque ella puede presentar déficits por el lado de los actores o por el lado de las condiciones. Las fallas de los actores y de las condiciones se atribuyen a las instituciones democráticas. En el caso de la democracia en el Perú todo falla: los actores, las instituciones y las condiciones. Que los congresistas no se hagan falsas ilusiones y crean que con la eliminación del voto preferencial la democracia será mejor. Es probable que pase todo lo contrario. Por eso, sería provechoso para el país y para los ciudadanos que, al menos, elaboren una propuesta coherente del conjunto institucional de la democracia. Seguiremos con el tema.