Más que a los adjetivos, en la política hay que prestar atención a los sustantivos. En lo que se refiere a la Reforma del Estado, lo sustantivo es el Estado Noliberal como forma de estado que es necesario, no reformar, sino cambiar. Las reformas de la distribución funcional (poderes del Estado) y territorial (descentralización) del poder, del sistema legal, de la administración pública, de las FF.AA., de la Policía, de las funciones y actividades estatales (educación, salud, etc) son, sin duda, importantes, pero son secundarias en relación con el estado neoliberal, una forma de estado que es melliza de la economía de mercado y que nació al calor de las reformas estructurales (la apertura de la economía al mercado internacional, la desregulación de todos los mercados y las privatizaciones), impulsadas por los organismos económicos internacionales, el capitalismo globalizado, los grandes empresarios locales y la dictadura de Fujimori en la década del 90. Los rasgos principales del Estado Neoliberal son los siguientes: En primer lugar, es un estado que ha perdido soberanía y que se ha mostrado incapaz de controlar los aspectos más destructivos de la globalización. En segundo lugar, mantiene la exclusión étnica, económica, social, regional del mundo andino. En tercer lugar, es un estado que ha divorciado las políticas económicas al servicio de los ricos de las sociales para atender a los pobres. En cuarto lugar, desprotege a los trabajadores, a la sociedad y al medio ambiente. En quinto lugar, pretende ser un estado autónomo de la sociedad para eludir las presiones sociales y el escrutinio público. En sexto lugar, es financiado principalmente por las grandes mayorías de a pie a través del IGV. Finalmente, sus aparatos económicos han sido secuestrados y privatizados por la coalición social y política que lo organizó.
La necesidad del cambio del Estado Neoliberal surge cuando la economía muestra un desempeño significativo en términos de crecimiento económico, pero exhibe asimismo una limitada o nula capacidad de reducir la pobreza y de acortar la desigualdad económica y social. El tema distributivo del crecimiento es entonces el problema de fondo cuando se discute la reforma del estado. Frente a esta situación de desequilibrio la pregunta central es la siguiente: ¿Puede ser la distribución del ingreso un fruto espontáneo del crecimiento o requiere la intervención del Estado? ¿La distribución de los beneficios del crecimiento es producto del chorreo o requiere la ingerencia estatal?. En este tema existen dos puntos de vista contrapuestos. El primero, liberal en extremo y casi libertario, sostiene que, a medida que las tasas de crecimiento son más altas, es mayor la distribución espontánea del ingreso y que estas tasas pueden ser mayores si el Estado no interviene y, desde luego, si los vientos de las circunstancias internacionales mantienen viva la ola del crecimiento económico. Todo eso requiere mantener la economía de mercado y el Estado neoliberal. El segundo punto de vista afirma que la distribución de los beneficios del crecimiento exige la intervención del Estado y eso requiere, a su vez, algún tipo de cambio del Estado Neoliberal. No hay distribución del ingreso sin ingerencia estatal y ésta pueda asumir diversas modalidades y grados. Estos dependen del nivel de ensanchamiento de las coaliciones sociales y políticas que organizan el Estado Neoliberal. Este ensanchamiento depende, a su vez, de las correlaciones sociales y políticas de las fuerzas nacionales e internaciones que intervienen en la organización del estado. Cuando triunfan las fuerzas de izquierda moderada, como ha sucedido en gran parte de los países de América Latina, ellas pueden ampliar parcialmente la coalición social y política del Estado gracias a que controlan el gobierno y, en esa medida, pueden impulsar una distribución del ingreso por medio de una reforma tributaria progresiva, manteniendo básicamente el modelo económico neoliberal. Dadas las altas tasas de crecimiento económico y su sostenibilidad en el tiempo, el triunfo o la presencia política de una izquierda más agresiva, sustentada en vigorosos movimientos sociales, puede obligar a la coalición social que sustenta el estado neoliberal a establecer una política de compromiso a través del cual las fuerzas del cambio aceptan como legítima la acumulación en manos de los ricos, pero éstos aceptan también como legítima la participación de los trabajadores y de la sociedad en los beneficios del crecimiento y de la riqueza que ellos generan con su trabajo. Esto implica una modificación sustantiva de la antigua coalición social y política y el establecimiento de una nueva coalición. En este caso, estamos ya frente a una nueva forma de estado que tiene un cierto aire de familia con el Estado Socialdemócrata que, para estar de acuerdo con tiempos que vivimos, tendría que ser más ágil y ligero que el modelo europeo clásico.
Una de las claves del reemplazo del estado neoliberal por un estado socialdemócrata light es la presencia de una vigorosa correlación social y política de fuerzas que es capaz de impulsar ese reemplazo y que, a su turno, es un producto de múltiples factores, el más importante de los cuales es la presión distributiva en épocas de crecimiento. Contrariamente a lo que algunos analistas piensan, el crecimiento económico acelerado es el motor de muchos cambios, entre ellos la emergencia de importantes movimientos sociales y de nuevas fuerzas políticas. Si eso es así, entonces, el cambio del Estado neoliberal no sólo es deseable sino también posible. En todo caso, la política se encarga de hacer posible lo deseable.
si no conoces la zona ni la historia de la Residencial san felipe por algo es q tus padres fueron pobres y abran vivido en zonas feas y regulares porq esta zona te guste o no te guste esta zona era la mas cara de lima asi llores