Consciente de que estos inmuebles apenas tendrán salida entre los españoles -las condiciones económicas, el paro y la falta de financiación han provocado la parálisis de las operaciones-, el Ministerio de Fomento que dirige José Blanco inició a principios de mayo un ‘road show’ por Europa para vender las bondades del mercado vacacional español a ingleses, franceses, alemanes, holandeses, rusos y suecos.
Blanco aterrizó en Londres con las manos vacías, sin inmuebles concretos de entidades financieras o promotores a la venta, y fue duramente criticado por la prensa y diferentes sectores del país que calificaron de “insulto” la vista española para promocionar “un mercado donde unos 50.000 británicos han perdido su dinero porque sus viviendas se han declarado ilegales o no han recuperado la señal que dieron para pisos que nunca se construyeron”.