Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) ha publicado las cifras definitivas de pobreza y niveles de vida de la Encuesta Nacional del Hogares (ENAHO) de los años 2004, 2005 y 2006.
El dato más comentado ha sido la reducción significativa del porcentaje de pobres, en el ámbito nacional, de 48,6% en el 2004 a 44,5% en el 2006. Dado que esa disminución se dio junto a un crecimiento acumulado de 15% del PBI, se podría señalar que, en los últimos años, cada punto porcentual de crecimiento del PBI peruano redujo el porcentaje de pobres en 0,3 puntos porcentuales. Siguiendo este estimado grueso de sensibilidad crecimiento-pobreza, harían falta aproximadamente 8 años y medio de crecimiento económico, a un ritmo de 7% anual, para que el porcentaje de pobres en todo el Perú sea el que en el 2006 registró Lima Metropolitana (24,2%).
Sin embargo, el indicador de la incidencia de pobres (el porcentaje) sólo muestra una parte de los indicadores que se deben analizar cuando se calcula la pobreza por el método de la línea de pobreza. Existen otros dos indicadores muy valiosos para mostrar un panorama completo del nivel de vida de una población: la brecha y la severidad de pobreza El primero, presenta la diferencia porcentual promedio entre la línea de pobreza y los gastos efectivos de los pobres, es decir, no sólo indica cuántos pobres hay sino qué tan pobres son los pobres. Un porcentaje alto indica que a los pobres les hace falta aumentar mucho sus ingresos y gastos para poder salir de la pobreza.
Por otro lado, la severidad (la brecha al cuadrado) nos indica cuánta desigualdad hay entre los pobres. Ambos indicadores no han disminuido significativamente entre 2004 y 2006: la brecha pasó 16,2% a 15,1% y la severidad de 7,4% a 7,0%. Peor aún, en las zonas rurales, donde el porcentaje de pobres no se redujo, la brecha y la severidad de la pobreza aumentaron, aunque no significativamente.
Aquí está el verdadero reto de la política social del actual gobierno: mejorar las condiciones de vida en las zonas rurales, donde la pobreza es generalizada (69,3% de la población en el 2006), la brecha es mayor (27% vs. 8,7% de las zonas urbanas) y los pobres son más heterogéneos (severidad de 13,5% vs. 3,5% de las zonas urbanas). En este contexto, crecer y redistribuir son condiciones necesarias. Leer más