13/07/11: Vida e Historia de la Huerta Perdida

La Huerta Perdida, lugar perturbador para muchos –por su índice alto de criminalidad-; tema de investigación para otros –por ser ejemplo interesante sobre procesos urbanísticos acontecidos en la ciudad capital-, sea cual fuese la razón que nos motive a comentar sobre el barrio; su problemática, su historia –y hasta su propio nombre- siempre darán que hablar.

La ‘Huerta Perdida’ o ‘Jardín Rosa de Santa María’ en 1998. Las viviendas tienen mucha semejanza entre sí.

Lima en sus primeras décadas de existencia tuvo como parte del paisaje muchas huertas y jardines. Generalmente éstas estuvieron entre las casas de la ciudad y la muralla. Su función principal era, pues, dotar de alimentos y de un ambiente de esparcimiento a sus moradores. A muchas huertas se podía ingresar por el módico precio de diez centavos y comer toda la fruta que se deseara -pero no llevársela-. En algunas también se improvisaban fiestas con guitarra y cajón. No en pocas se brindaba hospedaje a parejas ocasionales. Las huertas formaban parte de la ciudad: obligatorias para tener una vivienda completa, con todas las comodidades y recursos necesarios.

Antigua huerta de Lima. Nótese la Muralla de la ciudad.

Sin embargo, existió un considerable número de huertas en las periferias del Damero de Pizarro como las que ostentaban los descendientes españoles, órdenes religiosas y ciudadanos adinerados (la Quinta Presa y los diversos conventos para indios son una evidencia de la existencia de huertas a las afueras de las murallas de Lima) en los Barrios Altos y el Rímac. Una de ellas fue, en efecto, la ‘Huerta Perdida’, quizás la huerta más reconocida hoy en día –tal vez no por las mejores razones- pero que ha permitido volver a comentar un tema no tan investigado: el proceso de urbanización en Lima –que ocurrió de manera acelerada, por cierto, sobretodo durante el desborde popular o la incursión democrática de los migrantes en la capital-.

Una familia o grupo de amigos en una huerta de las tantas que existieron en Lima.

Los orígenes de la ‘Huerta Perdida’

Pocos saben que este sector del Centro de Lima, que en las últimas décadas ha afrontado una gran oleada de criminalidad –reflejada en los periódicos y en las noticias policiales-, tuvo antes un pasado apacible, como parte de una huerta espaciosa y de muchas hectáreas. Sus orígenes se remontan a la época colonial, cuando el Virrey José de la Serna –por cierto, el último representante personal del Rey en Perú, puesto que ya se estaba gestando la causa independentista-, por pedido de su esposa, destina un espacio de las periferias del Centro –un amplio y pacífico espacio a orillas del río Rímac- como huerta, la cual adorna de flores que autoriza traer de España. Una vez en Lima, transcurrieron días y meses hasta que las plantas empezaran a crecer y a embellecer el huerto. No es de dudar que su gran atractivo y belleza atrajo mucho la atención de la ciudad -lo que también generó la envidia de los vecinos cercanos-. Tal es así que más de uno se atrevió a robarse una a una las flores de la huerta, hasta que ésta quedó deshecha, ante la tristeza y decepción de la pareja real. Al no hacer realidad su sueño, la catalogaron como una huerta que se perdió, una ‘Huerta Perdida’.

Así como la ‘Huerta Perdida’, existieron muchas otras huertas en las riberas del río Rímac durante el virreinato. Muchas de ellas eran habitadas por gente noble que las utilizaban como caballerizas, cuidadas por los sirvientes –que eran mestizos- y que también tenían la labor de la siembra y cosecha de frutos. La ‘Huerta Perdida’, antes de ser propiedad del virrey La Serna, pudo haber tenido dicha función.

Con el paso del tiempo la ‘Huerta Perdida’ y las demás huertas fueron “habitadas por personas a las que les gustaba vivir en las chacras para cultivar plantas y flores, como viviendas-huertas. Y también una parte de estos terrenos eran cuidados por gente mala a la que llamaban bandoleros” (Carlos Solórzano: 1998). Ya en la República, durante las primeras décadas del siglo XX, la ‘Huerta Perdida’ fue habitada por personas procedentes del interior –migrantes- dedicados a la agricultura (que empezaban a construir las primeras viviendas y cuartos alquilables). En los 50’s, con mayor notoriedad, se emprendió un proceso de urbanización –precaria, con material noble- en sitios rurales como la ‘Huerta Perdida’: “(…) se hizo más poblado y la gente comenzó a hacer comités y una directiva central” (ídem).

La Huerta Perdida en 1977. La revolución demográfica que acompaña a estos procesos de urbanización redefine a Lima en su fisonomía espacial, económica y cultural.

Sobre su peculiar nombre también existe otra explicación. Clemente Ramos, un barrioaltino -cuyo testimonio se halla en el interesante libro “Barrios Altos: tradiciones orales”- comenta cómo el laberinto que era la huerta tanto para entrar como para salir era la característica que le había dado el nombre: “¿Sabes por qué su nombre de ‘Huerta Perdida’? Porque tú entrabas y no sabías por dónde salir, salías pa’ otro lado, pero no salías por donde habías entrado. Por eso le pusieron la ‘Huerta Perdida’, querías salir por donde has entrado y no podías. Si tú ibas, Amazonas se llama el otro lado, si tú te dabas cuenta salías por ahí y veías el río también, pues. Tenía un montón de salidas. Pero antiguamente sembraban flores para vender. Todo tenía dueño, era grande”.

Esto último –la venta de flores, aprovechando la cercanía de los cementerios Presbítero Matías Maestro y el Ángel- pudo haber sido el sustento de muchos pobladores de la ‘Huerta Perdida’– que habían llegado en su gran mayoría del interior del país. Carmen Rosa Mejía López, otra barrioaltina, comenta que cuando “corrían los años cuarenta, la ‘Huerta Perdida’ era una huerta perteneciente a una familia chacarera de origen ruso; y en lo que hoy es la rotonda frente a la piscina municipal estaba una caña con una cruz y a su alrededor vendían flores (…) Cuando el terremoto de los cuarenta, la pared de la huerta de la familia rusa se cayó y ellos al poco tiempo se mudaron, y no recuerdo exactamente en qué momento comenzaron a invadir gentes de no muy buena reputación, por la cual la llamaron ‘Huerta Perdida’).

Esta invasión de los 40’s-50’s, como califica la señora Rosa Mejía, corresponde al momento en que se producen grandes oleadas migratorias en Lima. Se puede decir, entonces, que la venta de flores en dicho lugar databa de mucho antes de las migraciones masivas de ambas décadas. Por otro lado, la familia de orígenes rusos, de la que también nos comenta Rosa Mejía, ha de haber tenido una vasta extensión de la huerta, como para que de la misma hayan surgido varias viviendas de pujantes migrantes. Es seguro que la propiedad de la huerta haya estado repartida entre pocas familias –antes del desborde popular-.

Delia Collantes Marín fortalece este punto con su comentario: “(…) Había un huerto de hermosas y bellas rosas, los dueños eran la familia Fernández, ellos cultivaban las rosas para luego vendérselas al cementerio el Ángel. Pero como iba pasando el tiempo y empezaron a hacerse ancianos empezaron a hacerse ancianos y pedir trabajadores para que los ayuden en el cuidado de sus radiantes rosas; y cuando fallecieron, esos trabajadores se quedaron con el huerto porque nadie lo reclamó. Así, como ellos no tenían recursos para cuidar el inmenso huerto, al correr del tiempo se iba marchitando poco a poco hasta que desapareció. La gente que iba llegando de provincias fue ocupando los lugares vacíos y así se inició la invasión de todo el huerto”. Leer más »

09/07/11: Rímac: recorriendo el tradicional Barrio de ‘Abajo el Puente’

La última vez que estuve allí, había recorrido sus calles con mucho sigilo, con cuidado, casi en silencio. Tal vez no en la mejor situación. Quizás sin el debido tiempo. Aquella vez, si bien pude obtener información valiosa -traducida en fotografías y testimonios-, no dispuse de mucho tiempo para el detalle, la mirada paciente o la contemplación fija (y poner aprueba los conocimientos arquitectónicos pertinentes). Aquel día, por azares del destino -o porque ya era un poco tarde-, la calle estaba tomada. Haber continuado el recorrido por los jirones siguientes hubiera significado asumir un riesgo innecesario. El tiempo me depararía una nueva oportunidad para conocer el Rímac que no desaprovecharía.

El Rímac, tradicional barrio limeño, nos enseñó los secretos que ocultan sus calles. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Es una mañana fría, limeña. Unas cuantas personas observan la corriente del río Rímac, que continua, incesante, su tramo por debajo del Puente Trujillo. Los bodegueros de la Alameda Chabuca Granda alistan lo que hoy será otro día de comercio. Son pocas las personas que se ven reunidas a puertas del también llamado ‘Puente de Piedra’, punto de partida de nuestro recorrido al Rímac, un paseo que podría considerar de expedicionario: era, pues, la primera vez que David Pino, David Segura, Wilfredo Ardito, Antonio Poloylaborda –grandes amigos, interesados en la historia y la puesta en valor de Lima- y yo ‘asaltábamos’ las calles del Rímac con nuestras cámaras y nuestro peculiar caminar –similar al de un grupo de turistas japoneses en Lima, sin embargo, había que disimularlo y parecer lo más estoico posible-, con el único fin de conocer y difundir el valor histórico y patrimonial del distrito del Rímac, la imponente y vistosa arquitectura de las casonas y el quehacer cotidiano de los rimenses.

Una de las casonas que más nos trajo la atención. Sin embargo, existe poca información sobre la misma. Foto: Marco Gamarra Galindo.

La avenida Loreto fue testigo de nuestro ingreso al Rímac, la primera calle que recorrimos a nuestras anchas, luego de haber esquivado buses de todas las líneas imaginables y las miradas de sus somnolientos pasajeros. Para ese entonces las primeras construcciones coloniales y republicanas empezaban a sobresalir en el paisaje urbano: quintas y casonas de quincha y abobe, pintorescas –con refinado estilo arquitectónico- pero también cochambrosas y decadentes, surgían en ambos extremos del pavimento. Aprovechábamos los breves instantes que teníamos para poder fotografiar el momento, la serie de balcones de cajón que observábamos mientras caminábamos, las tradicionales calles del Rímac. Caminábamos ahora por la avenida Chiclayo.

Jirón Chiclayo a la vista. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Fue en esta última calle donde apreciamos una de las casonas más documentadas y antiguas de la capital. Como bien diría Antonio Poloylaborda: Si bien Lima no ha sufrido ni tifones ni huracanes devastadores a lo largo de su historia, sí ha sufrido el implacable dolor de la indiferencia y el olvido. David Segura dijo sobre la misma edificación: “y pensar que esta vivienda es una de la más antiguas de Lima. Su construcción está fechada en el siglo XVI. Aunque quizás en apariencia no sea la misma de ese entonces, algo de esa fecha debe perdurar hasta el día de hoy. El balcón es republicano, pero crea una composición simpática con la fachada asimétrica y la ventana repisa del primer piso“.

Antigua casona del Jirón Chiclayo y tema de nuestros comentarios. Foto: Antonio Poloylaborda.

Al doblar hacia la Avenida Marañón, no pudimos dejar de sorprendernos por el increíble número de zaguanes de aires coloniales –muchos de ellos ahora convertidos en pujantes comercios-, que merecen la mejora de sus condiciones y servicios por el bien de los inquilinos y del propio inmueble. El Rímac, a la vuelta de la esquina, nos deleitaba en cada calle, jirón o esquina (con el apoyo de alguna simpática señora que nos invitaba a caminar en los interiores de su residencia centenaria). Observábamos, asombrados y con detenimiento, los grabados artísticos en el techo, los arcos o los detalles de algún ventanal.

Una mimosa vecina del Rímac nos da la bienvenida a su quinta. Foto: Marco Gamarra Galindo.

-No, no somos de la Municipalidad- respondimos ante la interrogante de un vecino, al vernos ingresar a los interiores de una hermosa casona, cuyo portón de entrada estaba abierto –una de los metas consiste, pues, en ingresar a estas grandes casonas y poder conversar con los habitantes de la misma-. ¿Qué pasará con la Municipalidad del Rímac, en especial, por estos lares? Maravillados con esta casona en particular, de la cual lastimosamente no pudimos obtener mayor información, y luego de haber tomado las respectivas fotos para el recuerdo, partimos a la avenida Lambayeque, no sin antes conocer la Quinta Virgen del Carmen –que indica, en una de sus cuatro entradas de ingreso, en peculiares letras, el nombre de la quinta-. Estábamos ante uno de los inmuebles multifamiliares más tradicionales del Rímac –que junto al ‘Sagrado Corazón’, ‘Señor de la Justicia’ y la misma ‘Presa’- constituyen los sitios donde han surgido más de una anécdota curiosa y de donde se han criado más de un conocido deportista, político o cantante. Por ser valor fundamental de la identidad rimense, la quinta recibe el cariño incondicional de sus fieles hogareños y de sus generaciones de moradores; de todos de los habitantes de este barrio.

Quinta Virgen del Carmen, ubicada en el Rímac, es una de las más tradicionales de este sector del Centro de Lima. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Dejamos atrás, en cada paso, en cada mirada al zaguán de una gran casona, en el profundo diálogo sobre temas de arquitectura e historia –en el amable trato de los vecinos-, en la aspiración de un sueño, todo temor natural de explorar barrios desconocidos. Quizás hasta nos hubiéramos animado a dar unos movimientos al son de una música: Néctar no está en el cielo y suena a todo volumen en una radio de los alrededores de la Plaza de Acho.

Caminando por las calles históricas y bohemias del Rímac. Foto: Marco Gamarra Galindo.

De pronto, al parecer la zona más solitaria del Rímac, nos dio la bienvenida. En la Avenida Cajamarca solo se respiraba silencio, la nostalgia de una época añorada y pudiente, que si bien nosotros no la vivimos, la pudimos presentir, latentes por siempre en la pasividad de las últimas calles del Centro Histórico de Lima. Atraída quizás por el entorno surgido, nuestra efusividad se vio reducida al zigzagueante paso de nuestros pies. Avanzando y viendo los interiores de las quintas contemporáneas formamos parte de esa vida en secreto, y asimismo, dura, impenetrable, hasta que una señora nos alertó del riesgo que corríamos. -Tengan cuidado, jóvenes, por aquí hay mucha delincuencia- logró decir, preocupada. Quizás fue una advertencia que también nos presentó el ambiente en que nos hallábamos: pocos vehículos y poco tránsito peatonal, sumado al gran número de casas cuyas puertas de ingreso permanecían clausuradas con concreto enladrillado, quien sabe hasta por cuántos años. Calles desiertas hay soledad.

Son muchas las casonas que hoy se ven en estado ruinoso y decadente. La indiferencia de las autoridades juega a favor de ello. Foto: Marco Gamarra Galindo.

La iglesia San Lorenzo, ubicada en el cruce de Pataz y Libertad, se convertiría en un punto que acabaría con ese estado, dudoso. Con su intenso color rojo, ostentosa de un peculiar espacio esquinero y de unos relucientes interiores que nos deslumbraron, San Lorenzo nos cautivó. Sin duda un sector más que debe formar parte de los principales atractivos turísticos del Rímac, así como muchas de las casonas que, por haber brindado a la capital un tipo identidad e imagen diferente al de otras ciudades del mundo, merecen darse a conocer pues son la ciudad en su esencia misma.

Entre los atractivos de la iglesia San Lorenzo están sus dos torreones. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Seguimos por Libertad, y si bien no nos jugábamos la libertad, sí quizás la integridad. Una serie de pintorescas casas en hilera, de un solo piso y una puerta rústica de madera en cada una -el color era la única diferencia entre ellas- era el entorno que prevalecía en la calle hasta la Plaza de Toros de Acho. Inseparable, a su derecha, el mirador Ingunza. Unas rejas nos separaban de esa historia de Lima. El cielo gris, de invierno, brindaba a la ciudad una vista más entristecida, desolada.

Viviendas rimenses de peculiar aspecto en el Jirón Libertad. Foto: Marco Gamarra Galindo. Leer más »

22/06/11: Los Barrios Altos de Lima en faceta nocturna

Los Barrios Altos de Lima a la luz de la luna. Hemos caminado muchas veces por los pintorescos Barrios Altos pero casi nunca teniendo como guía el reflector de los faroles coloniales ni las pocas estrellas que iluminan el cielo limeño. Si bien ‘se nos hace la noche’ cuando nos quedamos, imprudentemente, en horas que no son tempranas, ahora comprendemos que es la misma noche la que nos acompaña -y no la que nos obliga a retirarnos, con el presagio de sufrir algun inconveniente-. La noche nos brinda otra perspectiva de ciudad, nos cuida y nos permite apreciar, en cierto punto, cómo el Centro de Lima vivía sin luz, en la época de ocupación española.

Aún no he tenido la suerte de hacer este ‘tour’, pero tengan la certeza que algun día lo podré hacer: caminar por los históricos Barrios Altos de noche, quizás a la hora en que podría cruzarme con el diablo de la Piedra Horadada o con algun ánima que reunida en alguna plaza centenaria, empieza su procesión perpetua por callejuelas y jirones angostos. Comparto con ustedes las interesantes fotos del forista sotlab, en Skyscrapercity, las que se contrastarán con algunas fotos mías tomadas en horas tempranas.

Contrastes día y noche en los Barrios Altos.

La iglesia Virgen del Carmen de día. Foto: Marco Gamarra Galindo.

La iglesia Virgen del Carmen de noche. Foto: Sotlab.

Plazuela Buenos Aires de día. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Plazuela Buenos Aires de noche. Foto: Sotlab.

Plazuela de la Iglesia San Camilo o Buena Muerte de día. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Plazuela de la Iglesia San Camilo o Buena Muerte de noche. Foto: Sotlab.

Más fotos nocturnas de los Barrios Altos
Cortesías de forista Sotlab.

Pileta de la Plaza del Cercado, Barrios Altos. Foto: Sotlab.

Casona contemporánea del Jr. Paruro, Barrios Altos.

Peculiar construcción en el Jr. Huanta, Barrios Altos. Leer más »

13/06/11: Un vistoso y antiguo castillo en el Rímac

Acallado escucha pasar los buses y carros que diariamente asaltan las pista; giran la calle como quien gira un vaso de cerveza en una cantina barata, veloces. El smog y polvo que dejan detrás queda impregnado en sus colosales torreones y murallas de quincha, sin reparo ni cuidado. El ajetreo del gentío rimense lo mantiene despierto, más en las mañanas, cuando el barrio recordado por muchos como ‘Abajo el Puente’ se dispone a realizar sus actividades cotidianas. Su ubicación a puertas del río explica su posición estratégica y acaudalada, hoy, peculiar. El constante movimiento de la urbe, por su parte, parece formar una escena trivial y a la vez interesante, quizás hasta vital. Su imponente sombra a raz del piso resalta un aspecto medieval de arquitectura, todo en plena avenida Loreto.

La construcción está inspirada en la arquitectura medieval. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Han pasado muchos siglos, quizás un tanto menos o un tanto más, que ha ocupado a sus anchas una vistosa cuadra del Rímac. Unas miradas curiosas, jadeantes y expectantes rompen la sencillez en que está inmerso el día a día del Centro de Lima y se disponen a comentar la realidad en que se halla. Es, pues, difícil que pase desapercibido, aún en épocas duras y cambiantes. La acción final, sin embargo, siempre ha sido la misma: indiferencia y olvido. El destino de este castillo colonial parece dirigirse, sin opción, a la destrucción irremediable, a sumar como otras construcciones antiguas, la lista de vestigios que existieron alguna vez y que ya no se hallan en pie, solo presentes en las escasas fotografías y en la memoria de algun morador nostálgico.

Pintorescos torreones del palacio-castillo. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Logro cruzar la pista luego de que un interminable número de vehículos, de todas las líneas imaginables, transcurren las últimas pistas del Rímac, por el antiguo banco de tabaco, a unos pasos del castillo. Por el estado de su arquitectura podría decirse que ha sufrido no solo negligencia, también hasta algun incendio. Sus puertas y ventanas yacen cerradas desde hace ya muchos años, quizás por la serie de disputas familiares que siempre han existido alrededor de la propiedad de las casonas antiguas, y que generalmente terminan con la clausura del inmueble hasta finiquitado el juicio. Solo la casona sabe qué historias guardará detrás de sí. Leer más »

03/06/11: Henry Pease: ‘No es entendible Fujimori sin Montesinos’

El expresidente del Congreso, Henry Pease García, manifestó nuevamente su preocupación por la candidatura de Keiko Fujimori. “El fujimorismo es uno solo. No me extrañaría que en un eventual mandato de Keiko -y ante la escasa capacidad que tiene esta sobre temas de gobernabilidad- se recurra al apoyo de Vladimiro Montesinos como un mal menor”. Este pronunciamiento lo hizo en el marco del Conversatorio ‘Historia de una lucha: La PUCP, democracia y derechos humanos’, organizado por OPROSAC y dirigido a la comunidad estudiantil de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). El encuentro contó además con la presencia de Marisa Glave y Bruce Barnavy.

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A pocos días de elegirse al nuevo presidente del Perú, diversos intelectuales y referentes de opinión han dado su análisis y punto de vista. Para Pease es necesario construir una organización política preparada y qué mejor que instaurar las bases desde la vida universitaria. Ese ha sido, señala el también catedrático de la PUCP, uno de los grandes errores de nuestra clase política, siempre expectante al beneficio personal y no deseosa de trabajar por el bien del país. Sobre uno de los candidatos que intentan ganarse las preferencias del electorado señaló que no puede votar por alguien que respalda dictaduras, que no ha destacado en los puestos públicos en los que ha sido encargada y que guarda posiciones reaccionarias como, por ejemplo, ante sucesos como el ‘Baguazo’. “Por Keiko no voy a votar jamás, sería reinvindicar y favorecer a toda la mafia que tanto daño hizo al país, y que hoy la acompañan”. Sobre Ollanta Humala señaló que existe seguridad de que respetará las instituciones democráticas. “Humala está dispuesto a corregir los planteamientos que no podrían satisfacer a las mayorías; Fujimori no”.

Por su parte, la socióloga Marisa Glave señaló que el próximo gobierno tendrá la obligación urgente de estar presente en todas los lugares del país. Para resultados eficientes se requiere un Estado no asistencialista, sino uno que genere escalas de empleo y espacios de diálogo. Sobre las elecciones mostró su asombro sobre la polarización ahondada en que estas están sumidas. “No recuerdo haber visto tal magnitud de polarización en ninguna campaña política”. Glave también comentó cómo vivió ella y la PUCP la dictadura fujimorista. “En la Universidad Católica los gremios decidieron no pronunciarse sobre el intento de Alberto Fujimori de re-reelegirse (2000), para ese entonces él ya había conspirado contra el Tribunal Constitucional y todo órgano estatal”. Una coyuntura que, por cierto, nos recuerda a lo que actualmente ha sucedido en la universidad -la consulta a bases por parte de la Federación de Estudiantes de la PUCP (FEPUCP) cuya opción ‘no pronunciamiento’ terminó imponiendose sobre el ‘pronunciamiento en contra de Keiko’. Una decisión que lamentablemente no corresponde a una convicción de principios y de memoria, por las claras pruebas que se tienen alrededor de Keiko Fujimori. “No basta saber la verdad si no seguimos las recomendaciones y cambiamos el fondo de las cosas”, señaló.

Asimismo, el joven representante del Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la PUCP (Idehpucp), Bruce Bunbury reconoció que todavía la exclusión, una de las razones del conflicto armado interno, no ha sido debidamente encarado. “Cuando la CVR entregó el informe final (2003), hubo gran interés, sin embargo, este decayó conforme pasaron los días, prueba de ello es que no se han asumido las recomendaciones ni a escala parcial”. Alertó que, al contrario, ha habido un constante ataque por parte de los conservadores a las instituciones que velan los derechos humanos y las libertades fundamentales. Leer más »

30/05/11: Con esperanza y dignidad: la marcha contra la dictadura fujimorista

El jueves 26 de mayo fue un día que muchos jóvenes no olvidaran. Una tarde donde juntaron sus voces y alentaron un ideal: sí a la democracia, no a la dictadura. Una marcha que expresó la indignación y preocupación de los universitarios hacia la candidatura de Keiko Fujimori. La convocatoria fue hecha por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) y fue muy bien recibida por los diversos colectivos estudiantiles de las universidades San Marcos, UNI, Ruíz de Montoya, PUCP, UPC, etc. Veamos cuáles fueron los motivos por los cuales estos jóvenes reiteraron su rechazo por Keiko.

Miles de ciudadanos se movilizaron y se expresaron contra la dictadura fujimontesinista. Foto: Luis Vigil.

La gran posibilidad de que un gobierno dictatorial, que destruya el Estado de derecho y la vida democrática, pueda regresar, es muy probable de ser elegida Keiko Fujimori. Esto será así porque Keiko, si bien no es su padre, reinvindica su gobierno, marcado, como sabemos, por la corrupción sistemática de los aparatos del Estado, la compra de los medios de comunicación (‘prensa chicha’) y la violación de los derechos humanos (entre otros atentados a las libertades fundamentales). Y para llevar a cabo un segundo fujimorismo (qué mejor que tengamos otro buen gobierno semejante al primero, si siguiendo sus criterios, es el mejor de la historia de nuestro país) ha convocado a las viejas figuras que acompañaron y respaldaron a Alberto Fujimori en las medidas antidemocráticas que adoptó. Tenemos, por ejemplo, a Martha Chávez, Rafael Rey, Jaime Yoshiyama, Luz Salgado, Luisa María Cuculiza, Carlos Raffo, Jorge ‘matamos menos’ Trelles, Absalón Vásquez, etc. Esta es quizás la razón más fuerte en la que se basan los universitarios para decirle no a Keiko. Y tienen muchas pruebas, por lo que vemos.

Keiko, los siameses y el tío Alan. Foto: Nelson Manrique.

La marcha tuvo como punto de encuentro la Plaza Dos de Mayo, bastión que ha acogido y conoce muchas de estas manifestaciones, antes contra la dictadura fujimorista, hoy ante la posibilidad de su regreso. Durante esa caminata -que recorrí desde la Pontificia Universidad Católica del Perú hasta la Plaza en honor al combate del Dos de Mayo- conocí a muchos jóvenes decididos y convencidos por defender la democracia en el país. Muchos alumnos con los cuales quizá no vuelva a ver y conversar pero que se mantendrán, como vivas imágenes, en la memoria de un estudiante de tercer ciclo de Estudios Generales Letras. El recorrido tuvo como destino posterior el Campo de Marte. La tarde, con el paso de los minutos, comenzó a ser una festival. Llena de colores, caras, vivas, música, recuerdos. Con el único motivo de ser una fiesta democrática, con quizás el único sueño de que las políticas nefastas -que nunca respetaron y nunca respetarán la voluntad general- no vuelvan a tener sitio en el Perú, evocando para ello nuestros errores y fortalezas. Por dignidad y justicia, Fujimori nunca más.

Personas de diferentes edades participaron de esta movilización denominada “Con esperanza y dignidad, Fujimori Nunca más”. Portando pancartas, carteles, banderolas, al ritmo de bombos y tarolas, más de 20 mil personas, según informaron los organizadores, marcharon desde la Plaza Dos de Mayo hasta el Campo de Marte en Jesús María. Leer más »

30/05/11: Mototaxis en el Centro Histórico

Estimados lectores, comparto con ustedes un artículo que escribió nuestro amigo Wilfredo Ardito, quien, con justificación, está indignado por el maltrato que recibe diariamente nuestro Centro Histórico.

Si bien se ha avanzado mucho en la restauración de la infraestructura patrimonial, el Centro Histórico necesita mayor limpieza en sus calles y la formalización de sus vendedores.

1º de mayo, 10 de la mañana. Un mototaxi pasa por el Jirón Conde de Superunda hacia la avenida Tacna. Hora y media después, veo a otro mototaxi atravesar el Jirón de la Unión. ¿Mototaxis en el Centro Histórico? Parece algo surrealista, pero la falta de autoridad de la actual gestión municipal genera estas situaciones.

Desde hace quince años, he llevado a mis amigos, mis alumnos y muchas otras personas a apreciar la recuperación del Centro Histórico, durante las gestiones de Andrade y Castañeda. Jamás hubo ningún incidente que lamentar, hasta hace unas semanas, cuando un borracho comenzó a molestar a uno de mis alumnos en pleno Jirón de la Unión, frente al Palais Concert. Él reaccionó con tranquilidad… pero yo estaba muy molesto, porque este incidente reflejaba la ausencia de vigilancia.

Efectivamente, el sábado siguiente comprobé que a las 4 de la tarde había sólo un sereno en todo el Jirón, sólo uno en la Plaza de Armas y sólo uno en la Plaza San Martín. Quise pensar que habían destinado más efectivos a Barrios Altos, pero en mis últimas visitas no he encontrado ninguno y tampoco en Montserrate.

Paulatinamente, he comprobado con tristeza las consecuencias de la falta de autoridad: en el jirón Andahuaylas, la venta callejera de animales ha proliferado a niveles escandalosos. En la avenida Abancay los taxis han vuelto a invadir los carriles para ómnibus. En la Plazuela Santo Domingo, a cincuenta metros de la Municipalidad, ha sido arrancada la placa del monumento al Petiso. En varias oportunidades he encontrado vendedores ambulantes de frutas en el Jirón Callao y en Camaná. Ayer he visto personas ebrias bebiendo en la calle a plena luz del día. El problema no sólo afecta al Centro Histórico: en la Arequipa las combis ya se olvidaron de respetar los paraderos.

Otra situación que parece irse de las manos a la municipalidad es la contaminación visual: actualmente las gigantografías cubren los edificios más representativos, desde la iglesia de Santo Domingo hasta el Palacio de Gobierno. La Casa de la Literatura es uno de los peores casos. La Alcaldesa ha manifestado su rechazo a las gigantografías, pero muchas banderolas son colocadas por la propia municipalidad, anunciando cuanta actividad organiza la comuna, desde conciertos hasta talleres de presupuesto participativo…y permanecen semanas después del evento anunciado. El mayor ensañamiento es con el Jirón de la Unión: todos los postes tienen anuncios municipales y hay gigantografías en cada entrada del jirón. ¿Cómo pedirle a Oeschle que no lo haga? Ni el Parque de la Exposición se salva de la obsesión municipal por las banderolas. Leer más »

24/04/11: El renovado rostro de la huaca Mateo Salado

La huaca Mateo Salado está retomando la monumentalidad y vistosidad de la que alguna vez gozó. A través de una acertada planificación de restauración y de desocupación informal emprendida por el INC (ahora Ministerio de Cultura) desde el 2007, uno de los recintos prehispánicos más grandes de Lima –la huaca Mateo Salado- se perfila como punto de visita obligatorio para el estudio de la historia de la capital en épocas previas a la invasión española.

La Huaca Mateo Salado está rodeada de chacras y una casa hacienda. Estos terrenos pertenecen a los antiguos parceleros beneficiados de la reforma agraria de Velasco. Foto: Marco Gamarra Galindo

Pedro Espinoza, arqueólogo encargado de la puesta en valor de la huaca Mateo Salado –con excelentes resultados en la investigación, refinamiento y limpieza de la misma- es conciente de los retos que todavía debe afrontar este patrimonio nacional para su completa recuperación: la huaca necesita ser más conocida. Muchos limeños y turistas transitan diariamente por las avenidas Tingo María y Mariano Cornejo, en los alrededores de la Plaza de la Bandera (su ubicación es estratégica; está a minutos del Centro Histórico de Lima) y, sin embargo, ignoran la existencia de este complejo arquitectónico Ischma que data entre los 1100 – 1450 d.C. Por este motivo, Pedro y su equipo, en coordinación con el Ministerio, están empezando a invitar a ciudadanos interesados en conocer su ciudad: es el caso de la página Lima la Única, la cual dirige David Pino.

Comenzando el paseo. Foto: Lima la Única.

El encuentro con el grupo de “limeñófilos” que integran “Lima la Única” se realiza en la puerta del Colegio Chino. 9:30. Alrededor de veinte personas se preparan para hacer el ingreso a la huaca Mateo Salado. La historia de este recinto saldrá a relucir a través de la explicación y guía de Pedro Espinoza. Sus lentes negros y cabello largo evidencian esa peculiaridad que solo poseen los jóvenes cineastas y arqueólogos. Wilfredo Ardito, gran amigo, empieza a supervisar, apoyado por David, que ningún miembro del colectivo pueda desviarse de la ruta. Pedro nos sorprende más luego de relatarnos algunas anécdotas vividas durante sus excavaciones y estudios en la huaca; sobre objetos de religiosidad popular con que se topó.

Recorrer las cinco pirámides que constituyen el Complejo Arqueológico Mateo Salado permite observar cómo fueron conformados los asentimientos de las culturas prehispánicas en la costa de Lima. Mateo Salado, cuyo orden fue de tipo ceremonial y administrativo, estuvo conectado mediante un estrecho camino amurallado con Maranga, actualmente ubicado dentro del terreno del Parque de las Leyendas. Su elevada altura y extensa área evidencia su carácter soberano en el valle.

Se espera que la Huaca Mateo Salado esté abierta al público desde mayo del 2011.

Los avances y descubrimientos científicos más recientes son, de igual modo, interesantes: uno de los ramales de la red vial del Qhapaq Ñan (Gran camino) costeño ingresa directamente a Mateo Salado, cruza el complejo y luego se prolonga hacia el grupo arqueológico Maranga. Se conoce, además, por los trabajos arqueológicos en la zona que al menos dos pirámides del complejo han sido víctimas de un sistemático proceso de huaqueo colonial (evidencia de ello son las bolsas de cuero encontradas dentro de los tajos).

La huaca Mateo Salado es conocida, además, con el nombre de “Ruinas de Azcona” o “Cinco Cerritos” –por las cinco pirámides escalonadas que alberga-, pero ¿a qué se debe que también se la denomine con el nombre del luterano francés –Mateo Salado-, a quien la inquisición arrojó a la hoguera (el primero, por cierto)? Se dice que este personaje arribó al Perú desde España, donde tenía contacto con luteranos sevillanos, en busca de nuevos horizontes. Se asentó, ante la mirada extrañada de la gente, en la periferia de Lima, en la vecindad de las huacas Maranga y las hoy conocidas con su nombre. Se afirma, además, que este ermitaño se dedicaba a la búsqueda de tesoros –a través del “huaqueo”-. Todos estos no dejan de ser más que leyendas populares, pues no se han encontrado restos que evidencien su asentamiento en la zona.

La huaca Mateo Salado pertenece al Centro de Lima pero está en el límite de Breña y Pueblo Libre. Foto: Sophy Zegarra.

Para el final, Pedro nos tenía reservado algunas anécdotas que forman parte de la influencia de la religiosidad urbana en la huaca. Amarres (como el arroz con un par de fotos que encontró, envueltos en piel de serpiente) y ritos de venganza (como el de la foto clavada que halló, que incluía el nombre del odiado). Pedro, sin embargo, no se sorprende. No cree en misterios pero admite que sí es respetuoso de sus antepasados, y que por ello, al tenerlos como objeto de estudio, da antes un pago a la tierra.

En la huaca se han encontrado fragmentos de cerámicas y textiles. Foto: Lima la Única.

El recorrido nos asombró, nos impactó. La belleza de las murallas y colosales monumentos de tapia y adobe, los últimos restos de colores amarillos y blancos que conservan celosas un par de paredes, escondidas, maravilló pero también alertó la necesidad de que el proyecto de recuperación siga en pie. Todo el grupo concuerda en que este patrimonio ha mejorado mucho: a pesar de las limitaciones y problemas que ha tenido el trabajo, ha podido avanzarse mucho. Lo que sigue ahora es el apoyo de entidades privadas para transformarlo en un museo –o inclusive- parte de un restaurante (como el caso de la huaca Pucllana). Esperemos que el interés por la cultura e historia iluminen a nuestros empresarios.

Una foto con Pedro Espinoza. Foto: Marco Gamarra Galindo. Leer más »

20/04/11: Es el voto de los ignorados: análisis de los dos partidos finalistas de las elecciones 2011

El proceso electoral está en su fase final. De las once propuestas que se presentaron en diciembre han quedado solo dos, de posturas muy distintas y discursos no muy amistosos entre sí. Por un lado, Gana Perú, dirigido por Ollanta Humala y, por el otro, al fujimorismo, quizás más fuerte que nunca, encabezado por Keiko Fujimori, hija del exdictador y sentenciado Alberto Fujimori.

Segunda Vuelta, caricatura de “Otorongo”.

Ambas agrupaciones han despertado mucha preocupación –y pasión- en la opinión pública general. Por ejemplo, no han dejado de llover críticas para el candidato Humala, acusado reiteradamente de querer imponer un modelo económico y social semejante al venezolano (son conocidas las catastróficas consecuencias de ese régimen liderado por Hugo Chávez). Para Keiko, no han faltado tampoco los cuestionamientos hacia su partido y entorno, conformado claramente por miembros del “antiguo fujimorismo” (cuyos actos de corrupción y sistemáticas violaciones a los derechos humanos son conocidos por todos los peruanos).

En estos días resulta común ver alrededor de estos dos cuadros la conformación de alianzas con sectores políticos específicos. Es la necesidad de dar garantías de respeto a la democracia y a los derechos fundamentales al elector. Mientras Ollanta se acerca a propuestas de centro, Keiko jura por Dios que no tomará medidas desacertadas como la de indultar a su padre. En un país en el que estamos acostumbrados a ver jurar por Dios y por la Plata –perdón, quise decir “por la Patria”- como si fuese equivalente a decir hola y adiós, gestos como los de Keiko no ayudan a esclarecer temas pendientes como su relación con personalidades nada gratas, golpistas en su momento y “politiqueros” (la lista es larga).

Sin embargo, todos los procesos traen consigo oportunidades que no debemos desaprovechar. Si algo queda demostrado hasta ahora, es que no estamos para imponer un único sistema político, social y económico para el país, lo que consiste en hacer oídos sordos a las opiniones y sugerencias de los demás. Es el momento de la concertación y del diálogo, la hora de llegar a acuerdos. Estas medidas están siendo empleadas por el candidato de Gana Perú a diferencia de la cúpula desentrañable –y reducida- que se ha encargado de hacer con su propio partido el fujimorismo.

Alrededor de estos dos cuadros ha existido mucho murmullo y fastidio, reflejado en las redes sociales como Facebook o Twitter. “Es el voto de los ignorantes”, manifestó más de uno. De manera lúcida replicaron otros: “No es el voto de los ignorantes, es el de los ignorados”.

Evidentemente, los votantes de ambos partidos representan, aunque lo niegue Alan García, sectores a los cuales no ha llegado todavía el desarrollo económico. Debe haber, pues, una mayor redistribución de la riqueza, manteniendo el sistema económico que hasta ahora nos ha traído tantos éxitos. Tampoco se trata de desesperarnos pues el proceso de modernización es lento, pero tampoco vamos a privar de derechos fundamentales a estos grupos humildes.

Humala y Keiko están en una competencia que sin duda afectará para bien o para mal el destino de nuestro progreso económico. Habrá que esperar qué tan importante es para ambos candidatos el desarrollo social de nuestro país. Lo que sí es seguro es que el verdadero chavismo ya lo conocemos, y es el fujimorismo.

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13/03/11: La necesidad de una mayor educación sísmica en el Perú

Son días difíciles para Japón. Luego de estar recuperándose de una aguda crisis financiera, el gigante asiático recibe el impacto descomunal de la naturaleza, quizás el más fuerte de los que tenemos memoria: una serie de movimientos sísmicos y tsunamis en el litoral nipón han dejado al país en una situación grave a tal punto que ahora atraviesa su peor crisis desde la II Guerra Mundial.

Terremoto de Japón. 11 de marzo del 2011.

El número de fallecidos todavía es inexacto, por la misma labor –ardua- que significa remover los escombros de las edificaciones destruidas a causa del tsunami y terremoto tanto en el mar como en tierra. Lo que sí es seguro es que Japón, gracias a una seria educación de prevención llevada a cabo por muchas décadas, ha podido reducir el daño ocasionado por el movimiento sísmico de 8.9 en la escala Ritcher que ha consternado la opinión pública mundial.

Cuántas víctimas más estaríamos lamentando si Japón no hubiese realizado una admirable labor en educación sísmica. Nuestro país tiene, como proyecto a largo plazo, el ejemplo japonés. A largo plazo porque todavía hay mucho por hacer. Necesitamos mayor intervención de Defensa Civil en la actividad cotidiana (en los colegios, por ejemplo), más ejercicios ciudadanos de prevención y seguridad, tomar más conciencia y seriedad cuando estos se realicen (dejemos de lado la ‘chacota’ y el ‘juego’ cuando de prácticas de educación sísmica se trata).

A más de uno esta tragedia le ha recordado lo vivido en Pisco el 15 de agosto del 2007. Han pasado casi cuatro años y dicha ciudad todavía no presenta una reconstrucción completa. Irresponsabilidad, desinterés y manejos sospechosos han intercedido para que dicha labor todavía no se haya concretado. ¿Cuántos años –o décadas- necesitaría el Perú para recuperarse si un terremoto y tsunami hubiera ocurrido en nuestras costas? La pregunta es dura, pero también oportuna. La frase ‘prevención ante todo’ parece perder vigencia cada año.

Terremoto de Pisco (Ica, Perú). 15 de agosto del 2007.

Si bien es cierto que el reciente terremoto que asoló Japón demuestra que, a pesar de que los seres humanos podamos ser los más educados en materia sísmica –como efectivamente lo son los japoneses- la fuerza de la naturaleza, cuando desea, es implacable y devastadora, podemos evitar la muerte de muchos, salvar la vida y dejar como ejemplo la prevención y la preparación asertiva. Aunque hayamos logrado los mejores avances para la humanidad, todavía mantenemos nuestra calidad de seres muy frágiles. Leer más »