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06/08/11: La Iglesia San Lorenzo del Rímac

Ubicada en el cruce de los jirones Pataz y Libertad -y en majestuoso color rojo- se encuentra la Parroquia San Lorenzo, una de las iglesias con mayor tradición en el barrio de ‘Abajo el Puente’, más conocido como el Rímac.

Iglesia o Parroquia de San Lorenzo, Rímac. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Sus orígenes se remontan a la época colonial. El español Lorenzo de Encalada, Regidor del Cabildo de Lima, tenía una vasta huerta entre la Alameda de los Descalzos y la Plaza de Acho. Hacia 1768 decidió urbanizarla -sobre todo de solares-. Sin embargo, y ante su acérrima fe –o quizás porque la sociedad católica de entonces lo exigía- reservó un espacio destinado a la devoción religiosa, una capilla para los futuros vecinos que se asentarían en el lugar. El sitio para construirla comprendió la extensión de media calle.

Paseando por el Rímac uno conoce mucho sobre historia y cultura de Lima. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Para concretar tales aspiraciones hizo préstamos que luego no pudo cancelar. Vio, así, cómo fueron embargados sus bienes –inclusive fueron éstos puestos en remate-. Tiempo después, los terrenos fueron adquiridos por el español Don José Matías de Elizalde, cuya viuda cedió los terrenos al Dr. Lorenzo Soria, quien edificó el templo en 1827 –el mismo que quiso construir antes Lorenzo de Encalada-. Lo inauguró finalmente en 1834, para felicidad y aceptación de los vecinos y ciudadanos del Centro de Lima. Bajo el altar mayor se encuentra enterrado Don Lorenzo de Encalada, el promotor de su construcción. La Parroquia se encuentra ubicaba en jirón Libertad 398, y debe su nombre al santo español San Lorenzo.

Interiores de iglesa San Lorenzo. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Los Toribianitos
En la parroquia San Lorenzo yace el canto navideño coral más clásico de todos los hogares del Perú: Los Toribianitos. En todas las calles se les escucha, contra viento y marea, desde el Rímac. “Es ya villancico de culto, tan popular como la bicolor”. Leer más »

10/12/10: Un recorrido por la iglesia Santa Liberata

Su color pintoresco resalta presuntuoso en los paisajes más tradicionales del distrito del Rímac. Sus cimientos formar parte de ese ambiente señorial heredado de la Colonia y propicio para la contemplación de verdaderas obras de arte. Cercana a la Alameda de los Descalzos y del Convento del mismo nombre, en silencio, la iglesia Santa Liberata yace imponente, acompañada de un solitario balcón de cajón, precioso, y de un farol que mantiene consigo la carga de los años, observado desde los altos por la capilla central de estilo neoclásico. La iglesia Liberata es también protagonista de una historia anecdótica que devino en su construcción (XVIII), y que por esos años causó curiosidad y sorpresa en la sociedad limeña.

La iglesia Santa Liberata, Rímac. Se la erigió con el nombre de Santa Liberta porque era la Patrona de la ciudad de donde el Virrey provenía. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Los arcos del portal de Botoneros impiden que la luz se dirija directamente a nuestros ojos. La gente en los alrededores camina y espera, impaciente, la apertura de los comercios. Estamos en el Centro Histórico de Lima y hoy conoceremos la Alameda de los Descalzos. Para ello nos hemos reunido en la Plaza Mayor, junto a la pileta. Nos separan del Rímac no más de treinta minutos. Conversamos, ya estamos listos para iniciar la travesía. Cruzamos el puente de ‘Piedra’. Debajo de él se oyen tranquilas las aguas del Rímac -es verano, todavía no hay caudal fuerte-. Continuamos el trayecto por el jirón Trujillo. En el fin de la calle, en el horizonte, se observa el color celeste de la iglesia San Lázaro. Caminamos en su dirección, antigua la iglesia. Hay unos señores sentados en la plazuela. Nos inspeccionan, nos hablan con sus miradas. El calor quema. Ahora doblamos para desembocar en el jirón Chiclayo. Atravesamos una serie de casonas y quintas, zaguanes y balcones que confirman el carácter histórico del Rímac, pero también decadente: la mayoría de edificaciones, por no decir todas, están en estado deplorable, casi en ruina. Seguimos el trayecto, cruzamos la comisaria del Rímac, y vemos unas estatuas en el fin de la avenida. Hemos llegado.

Al caminar alrededor de la Alameda de los Descalzos, nos hallamos frente a uno de los rincones más tradicionales del Rímac, del barrio de “Abajo el puente”. La iglesia Santa Liberata, la cual alberga al Señor Crucificado del Rímac, patrón del distrito, de la benemérita Guardia Republicana y de la Compañía de Bomberos Rímac No. 8, es parte del gran escenario que se arma todos los días desde hace varios siglos.

Nos detenemos a observarla, primero desde los árboles frondosos de la Alameda, luego más de cerca, frente a un par de rejas que la resguardan. Hermosa estampa del Rímac que se empezó a construir en 1713 y terminada en 1716. Su primera portada fue de estilo Rococó, luego fue modificada con diseños neoclásicos. Mide 44 varas de largo por 12 varas de ancho y tiene en su altar un pasadizo para que los visitantes puedan transitar y llegar por la parte inferior al lugar donde fueron enterradas las sagradas hostias que fueron robadas de la Catedral. Esta fue la tradición urbana que se narró para explicacar su fundación.

La fundación de Santa Liberata

Fuente: Estampas del Rímac de Óscar Espinar la Torre.

Fernando de Hurtado de Chávez, mozo de veinte años, el día 20 de enero de 1711, entró a la iglesia del Sagrario (colindante con la hoy Catedral de Lima), y del altar mayor robó un copón de oro con numerosas hostias consagradas. Luego se enaminó a la Alameda.

En la mañana del día 31, se descubrió la sustracción. S.E. el obispo D. Diego Ladrón de Guevara, virrey del Perú, echó en persecución del criminal toda una jauría de alguaciles y oficiales. Al ser capturado, Fernando Hurtado declaró que, asustado por la persecución, había enterrado las sagradas formas, envueltas en un papel, al pie de un árbol en la Alameda de los Descalzos. Leer más »

20/08/10: Huancavelica: entre los andes y su historia

Son más de cuatro siglos en los que la conocida “Ciudad del Mercurio”, ha mantenido su pasado inca y colonial: lleno de misterio y encanto; entre el frío intenso de los andes y el calor de su gente. Su interesante historia y ancestral gastronomía engalan a nuestro país. Recordando los hechos fascinantes de nuestra nación, recorreremos los acontecimientos de la reconocida “Villa Rica de Oropesa” por su 439 aniversario de fundación española.

Catedral de San Antonio, Plaza de Armas de Huancavelica. Foto: Marco Gamarra Galindo

Como en la mayoría de ciudades andinas del Perú, Huancavelica tuvo sus primeros pobladores en nómadas que, para sobrevivir, cazaban con instrumentos líticos. Acerca de ello se hallan evidencias valiosas en las cuevas de Pacococha y Orcococha, en la provincia de Castrovirreyna. Con el paso del tiempo y con conocimientos en agricultura y domesticación, los Chancas e Incas heredan al territorio huancavelicano una serie de manifestaciones culturales, desde tradiciones que se mantienen en la vida cotidiana de sus habitantes hasta grandes complejos arquitectónicos, que nos enseñan la búsqueda de perfección.

En pleno dominio español y ya fundado el Virreinato del Perú corrió el rumor de la existencia de una mina de mercurio en Huancavelica. Su existencia fue descrita y difundida a los reyes de España mediante esta carta escrita en 1764 por el fiscal de la Real Audiencia de Lima:

Escudo de España en la mina de Santa Bárbara, Huancavelica. Foto: Marco Gamarra Galindo.

La mina de Huancavelica, no produce plata, ni oro; pero produce el azogue, un ingrediente tan necesario, para el beneficio de todas las minas de oro, y plata del Reino. Es la única que se trabaja en este metal, y es propia, y perteneciente a Vuestra Majestad. Provee al Perú, y ha proveído a México, a donde en muchas ocasiones se han remitido cantidades crecidas de Azogue“.

A pesar que esta carta fue escrita casi dos siglos después del verdadero descubrimiento de la mina Santa Bárbara -a consecuencia de que recien se producía buenas cantidades- el comunicado muestra el gran aporte que brindó la mina a la corona durante el virreinato: en la extracción del oro y plata a través del proceso de la amalgamación. Actualmente, se puede ver el socavón Belén, el cual está cerrado por medidas de seguridad; se dice que dentro de ella se encuentra una ciudad subterránea. Santa Bárbara es un único lugar en el país. Sin duda, este es un paraje interesante para todos los turistas en general, que la visitan durante festividades como las organizadas en Semana Santa; y no es para menos ya que fue la tercera mina más importante del mundo en su momento.

Personalmente existe un vínculo muy cercano a Huancavelica. Mi abuelo, Nicolás Galindo Prado, nació y vivió su infancia (primeras décadas del siglo XX) en la ciudad minera de Santa Bárbara. Nos cuenta él que, durante su infancia, se encargaba de la detonación en la mina. Su vida fue dura, admite, pero con el pasar de los años logró, a base de esmero y aptitud, venir a Lima mediante la leva, por voluntad propia, y ocupar con el tiempo el rango de coronel en la Guardia Republicana del Perú.

Huancavelica antigua.

Relata que en Santa Bárbara la mayoría de las mujeres eran viudas; sus esposos padecían en la mina a consecuencia de los gases perjudiciales que emanaban de la misma. En el siglo XXI, la ciudad está totalmente abandonada aunque durante feriados y fiestas, como mencionamos, cientos de turistas la visitan. Les aseguro, por cierto, que es una zona tranquila.

El Reino de España empezó a explotarla oficialmente desde 1563 y el virrey Toledo, al observar que los pueblos de la zona se enriquecían debido la minería, decidió fundar la ciudad de Huancavelica el 4 de agosto de 1572, bajo el título de “Villa Rica de Oropesa”, nombre que se refería al “boom” económico que atravesaba el mineraje en la zona.

De la colonia han quedado varios vestigios. La catedral de San Antonio de Huancavelica, ubicada en la Plaza de Armas, pertenece a los siglos XVI y XVII, de estilo barroco, está construido con un frontón de piedra roja. En cuanto a las iglesias, se dice mucho acerca de San Francisco. Según las tradiciones de Ricardo Palma, un padre franciscano se ahorcó en una de las celdas del convento y, por las noches, se escuchan las campanadas de la iglesia, sin que se sepa quién, a consciencia, lo hizo. En otro punto de la historia, la iglesia sirvió como cuartel general del ejército comandado por Andrés Avelino Cáceres. Debemos incluir a la misma Santa Bárbara por su historia que se mantiene intacta. Solo basta con tomar un taxi desde la ciudad para llegar a su encuentro.

Farol de antaño en la Plaza de Armas de Huancavelica. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Aparte de las iglesias, sus casas con bellos balcones inspiran a cualquiera que ose verlas. Su gastronomía también deleita. La conocida carne de “paco”, la cual pude probar en uno de mis viajes, me encantó. El paco es un animal que resulta del cruce de llama y alpaca. Se caracteriza por tener poca grasa y por ser muy beneficioso en proteínas. Además de ser recomendable para aquellas mujeres que recién acaban de dar a luz. También resalta la pachamanca, el carnero al palo, el Patachi, el Puchero, entre otros.

Huancavelica como capital y departamento tiene mucho que mostrar. Si se anima a visitarla, no lo dude. Existen varios hoteles y restaurantes de muy reconocida categoría que estarán halagos de su visita. No se olvide de llevar ropa que lo mantenga abrigado. Hay un montón que conocer y mucho más si se trata de Huancavelica, entre los andes y su historia. Leer más »

25/04/10: Capillita del Puente: la iglesia más pequeña del mundo está en Lima

Se trata de la parroquia Nuestra Señora del Rosario y se ubica en la segunda cuadra del Jr. Trujillo, en el distrito del Rímac. Sus antiguos altares, su reducida nave y su peculiar reconocimiento son desconocidos por los limeños en general. Con el fin de difundir su existencia, visitamos esta capilla del siglo XVII, perteneciente alguna vez a un duque de la colonia.

Video: Marco Gamarra Galindo. Ubicación de la capilla Nuestra Señora del Rosario.

La capillita del Rímac fue posiblemente el primer templo que se levantó después de la Catedral. Sus dimensiones son de cinco metros de ancho, diez de alto y doce de profundidad. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Ernesto Ascher en su libro “Curiosidades limeñas” dedica un espacio a la historia de la conocida Capillita del Puente. Veamos. Leer más »

15/04/10: Un recorrido por la iglesia de la Buena Muerte

Aprovechando un poco la tranquilidad de Semana Santa, visitamos la barrioaltina iglesia de la Buena Muerte, ubicada en el cruce de los jirones Áncash y Paruro. La singuralidad de esta iglesia no se limita al nombre: su arquitectura resalta y evoca la belleza de los conventos limeños del siglo XVIII.

Iglesia de la Buena Muerte. Foto: Marco Gamarra Galindo

Al frente de la misma, se encuentra la Plazuela de la Buena Muerte y cerca las iglesias de las Trinitarias y Santa Clara.

Plazuela Buena Muerte. Es costumbre verla así en las mañanas. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Si tan sólo las autoridades diesen más importancia a zonas olvidadas como los Barrios Altos y el Rímac, la capital sería más turística, interesante e impresionante.

Interiores de la iglesia Buena Muerte, Barrios Altos. Foto: Marco Gamarra Galindo.

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