Archivo por meses: abril 2010

29/04/10: Cuando me interno en los barrios peligrosos de Lima

Mi gusto por la fotografía no conoce límites, y es que a pesar de no haberme influido tanto como para arriesgarme en una valiente carrera de corresponsal de guerra, me ha internado muchas veces en los tugurios y barrios de peligro capitalinos, sólo con la finalidad de obtener algunos retratos fotográficos de sus gentes, costumbres y tradiciones. En ese instante, mi pasión por ella aumenta considerablemente.

Balcón en el Rímac. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Caminar por las entrañas de Barrios Altos o el Rímac no es tan peligroso como se piensa si la travesía se hace en la mañana. A hora temprana, transeúntes ajenos de lo ajeno, comerciantes, fieles religiosos y perros multicolores rondan por las históricas y decadentes calles de sus respectivas urbes. Se percibe un raro sentimiento de soledad, entonces nos damos cuenta que somos nosotros los que realmente extrañamos a los “faites”. De todos modos, uno no debe confiarse ya que está fuera de nuestras manos el determinar en qué momento pueden aparecer y sorprendernos de una manera única, propia de ellos.

Larga vista hacia la iglesia Santa Clara, Barrios Altos. Foto: Marco Gamarra Galindo

En mi caso, prefiero sentirme como en casa a tal modo que no dudo en dar unos pasitos al ritmo de la música del momento: néctar no está en el cielo y suena a todo volumen en una radio en los alrededores de la Plaza de Acho. Lo más importante es quizás ir acompañado y no tener la cámara a la vista del mundo. Como diría mi amigo: “Guarda la cámara sino van a ser tan “frescos” de agradecerte por el regalito”

Faites en calle del Rímac. Foto: Marco Gamarra Galindo

Sin embargo, hay momentos que no se ven dos veces y necesitamos registrados para la posteridad. Para esas oportunidades yo uso mi casaca a cierre. A pesar que el día sea soleado y tenga que caminar por una larga avenida, alameda o callejón rodeada de casonas e iglesias de siglos pasados, no dudo en usarla. Cuando quiero capturar los ambientes que se viven en dichos lares, tengo mi cámara en el cuello y lista mi casaca para ser cerrada si veo una amenaza. Si no ocurre esto último, la tengo ágil para tomar todas las imágenes que desee.

Casonas del Rímac. Foto: Marco Gamarra Galindo

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25/04/10: Capillita del Puente: la iglesia más pequeña del mundo está en Lima

Se trata de la parroquia Nuestra Señora del Rosario y se ubica en la segunda cuadra del Jr. Trujillo, en el distrito del Rímac. Sus antiguos altares, su reducida nave y su peculiar reconocimiento son desconocidos por los limeños en general. Con el fin de difundir su existencia, visitamos esta capilla del siglo XVII, perteneciente alguna vez a un duque de la colonia.

Video: Marco Gamarra Galindo. Ubicación de la capilla Nuestra Señora del Rosario.

La capillita del Rímac fue posiblemente el primer templo que se levantó después de la Catedral. Sus dimensiones son de cinco metros de ancho, diez de alto y doce de profundidad. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Ernesto Ascher en su libro “Curiosidades limeñas” dedica un espacio a la historia de la conocida Capillita del Puente. Veamos. Leer más »

23/04/10: La histórica ciudad de Vilcashuamán

Fuente: Blog de los Corresponsales Escolares de El Comercio

Recuerdo mi breve estadía en Vilcashuamán (Ayacucho) como si hubiese sido una semana. Aquel día, cuando estuve en su Plaza de Armas, me quedé totalmente maravillado por las construcciones incas como las del Templo del Sol y la Luna, el Acllawasi y el colosal Ushnu. Son vestigios que nos dejaron los antiguos peruanos y que actualmente lucen imponentes en la provincia ayacuchana de Vilcashuamán ubicado a 3470 m.s.n.m.

Iglesia principal de Vilcashuamán, Ayacucho. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Vilcashuamán, que en quechua significa “Halcón Sagrado”, tiene muchas historias que contar ya que entre sus inmensas praderas y montañas empinadas se realizaron diversos eventos que marcarían la historia de nuestro país.

Hace 500 años se asentó en Vilcashuamán el Imperio Incaico, que tras vencer a sus míticos rivales, los Chancas, pudieron expandirse y así fundar el primer centro administrativo inca en el Chinchaysuyu (región norte del Imperio). El inca en alcanzar tal proesa fue Pachacútec en la segunda mitad del siglo XV d.C. Prueba de la presencia Inca en estas tierras son las construcciones del Templo del Sol, considerado como unos de los santuarios monumentales más grandes construidos durante todo el Tawantinsuyu; del Ushnu u observatorio, construcción piramidal donde se puede encontrar el trono donde el Inca y la Coya presenciaban las ceremonias militares y religiosas. Además del Palacio del Inca que era el lugar de reposo del Inca ubicado a las espaldas del Ushnu, mandado a edificar por Túpac Inca Yupanqui, sucesor de Pachacútec.

En Vilcashuamán estarás rodeado de buena compañía. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Así, Vilcashuamán presenció las batallas entre Chancas e Incas, luego del progreso inca que convertiría a Vilcashuamán en un centro económico, político y militar cuya jurisdicción comprendería desde Uramarca y Andahuaylas hasta Jauja en el siglo XVI. Inclusive se dice que durante reuniones religiosas en la gran plaza en la que se realizaban ceremonias con sacrificios Vilcashuamán podía albergar a unos 40,000 hombres.

Las grandes riquezas que contenían sus guarniciones, la belleza de su arquitectura y su estratégica ubicación en la ruta del Capac Ñan (camino real incaico) despertaron el interés de los conquistadores españoles. Es el 28 de octubre de 1533 cuando los invasores europeos comandados por Hernando de Soto someten Vilcashuamán y alrededores, ocasionándo la muerte de más de 600 personas en las filas del ejército incario y de la población civil. A consecuencia de esto, el dominio español se impuso, implantando sus costumbres y órdenes. Es en este mismo año donde destruyen el Templo del Sol para constuir sobre él, el templo católico San Juan Bautista, tal y como ocurrió con el Coricancha en el Cusco.

Paisaje de ensueño en la carretera Huamanga – Vilcashuamán. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Así, Vilcashuamán sería testigo de otro suceso importante en la historia: la llegada de colonos europeos a América, que con el pretexto de “evangelizar”, buscaron en todo momento enriquecerse a toda costa.

Después de casi 300 años, de depender y estar bajo dominio español, la última resistencia española en Ayacucho sucumbiría, siendo América y los pueblos que la conforman, independientes. Posteriormente, en la era Republicana, se da la aparición de Sendero Luminoso en Ayacucho. Uno de sus ataques fue a Vilcashuamán, exactamente el 22 de Agosto de 1982 durante el gobierno de Belaunde. A pesar de la visita del presidente Belaunde a Vilcashuamán tratando de dar seguridad a la población civil y efectivos destacados allí, un nuevo ataque terminaría con la vida de siete policías y provocaría varios heridos. Es en este ataque que se descubrió que las paredes de la municipalidad habían sido construidas sobre una parte del Templo de la Luna.

Vilcashuamán sufrió en carne propia diversos ataques terroristas, ataques donde varias familias fueron despojadas, desplazadas, acabadas. Sin duda, una de las épocas más duras.

Sin embargo, en la actualidad este bello distrito olvidó y dejó atras el terror. Un pueblo que de a pocos se esta haciendo reconocido por lo historia y tradición que mantiene al pasar de los años. Tuve la oportunidad de visitarlo, y déjenme decirles, fue una experiencia mágica, impresionante, intensa. Muy enriquecedora. Les recomiento visitarla, estos complejos arqueológicos son sólo algunos de los que se encuentran.

Sepa más:
Calendario Turístico:
Enero: Bajada de Reyes
Febrero – Marzo: Carnaval
Marzo – Abril: Semana Santa
Julio 27-30: Vilcas Raymi – Vilcashuamán (una de las fiestas más importantes de Ayacucho)
Septiembre 19-24: “Semana Jubilar” de la creación de la Provincia de Vilcashuamán.
Diciembre 24-25: Navidad Leer más »

22/04/10: Mi primera visita a la colonia de Pozuzo

Fuente: Blog de los Corresponsales Escolares de El Comercio (noviembre del 2008)

Hasta que llegó el tan ansiado viaje. Pozuzo, tierra que ocupan colonos austríacos y alemanes desde 1859 nos acogió el último feriado largo.

Partimos de Lima a las cinco de la mañana para llegar a San Mateo de Huanchor a las nueve. Luego seguimos el tramo de la Carretera Central hasta Tarma, donde aprovechamos para visitar al Señor de Muruhuay: se dice que todo viajero debe visitarlo, pues de no hacerlo se arriesga a sufrir un accidente.

Tras ello, comimos algo liviano, pues a casi 3000 metros sobre el nivel del mar es lo recomendable. Pedimos un buen plato de “patasca”, ese maravilloso caldo de alto valor nutricional. Después avanzamos hasta el valle de Chanchamayo, donde tomamos el desvío hacia Oxapampa y Pozuzo.

Llegamos a Oxapampa a las ocho de la noche, muy cansados y con sueño, por lo que decidimos pernoctar en la zona y continuar con el tramo restante el día siguiente.

En la mañana del nuevo día, nos dejamos llevar al restaurante “El típico Oxapampino”, donde degustamos de un delicioso desayuno de la zona: jugo de frutas del lugar (naranjito o carambola), leche fresca con café, tamal, queso y mermelada de varios sabores. Frescos y habiendo desayunado, enrumbamos hacia Pozuzo. En trayecto, en verdad, presenta una vasta e inmensa vegetación, llena de árboles y helechos; bellos y extensos fundos; “vacas trapecistas”, como diría mi compañero de viaje, refiriéndose a los hermosos animales que juguetean en las faldas de los cerros; aves coloridas, como el Gallito de las Rocas, mariposas multicolores, y, claro está, cascadas que dan frescor a una región llena de flores que perfuman y colorean el ambiente. Como ese día el cielo no había derramado sus lágrimas, fue pacífica nuestra travesía por las carreteras que serpentean y al borde de dramáticos acantilados sobre el río Huancabamba, el mismo que separa a Oxapampa de Pozuzo.

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La tarde se había hecho presente cuando llegamos a Prusia, colonia de alemanes, ubicado a 3,5 Km de Pozuzo, ella sí morada de austríacos. Para sorpresa y preocupación nuestra, ¡no había habitaciones disponibles!. Al final, conseguimos albergue en un hotel? en Pozuzo.

Luego de instalarnos, fuimos al restaurante “El típico Pozucino”, donde pedimos wurscht (salchichas) y wiener schnitzel (filetes empanados). En ese lugar conocimos a Andrés Egg Gstir, descendiente de austríacos, señor amable y humilde, quien nos mostró su libro “Vida y sueños de un Pozucino”, relato autobiográfico que da cuenta de la vida cotidiana de los hombres bravíos de la Selva Central.

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Las casas coloniales son una clara muestra de la influencia de la arquitectura germánica y austriaca, por cierto adaptada a las condiciones y los materiales del lugar. Las edificaciones se caracterizan por sus techos altos y a dos aguas (cubiertos antes con tejas de madera y hoy por planchas de zinc) y corredores exteriores para comunicar los ambientes.

Ya en la noche, presenciamos la actuación de un grupo de muchachos que bailaron música tirolesa y cantos bávaros en la Casa de la Cultura, inaugurada en el 2004. Al término de ésta, se invitó a bailar a los presentes.

El día viernes cruzamos el puente Guillermo I para adentrarnos en el bosque pero una lluvia torrencial nos atrapó en plena subida. A pesar de eso, seguimos el rumbo hasta llegar a Montefuner. ¡Una experiencia única!

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Después asaltamos el restaurante “El mirador”, el cual posee una espléndida mirada panorámica de la zona. Para llegar a este precioso restaurante, en el que pronto se podrá hacer camping, se debe seguir de frente antes de cruzar el puente a Prusia. Mientras almorzábamos, Andrés nos contó la historia de los colonos, cómo llegaron a ese bello paraje, qué problemas tuvieron y cómo se asentaron en esta parte del Perú. Nos relató que los colonos austríacos y alemanes salieron de Amberes (Bélgica), cruzaron Argentina y Chile, y el 25 de Julio de 1857 llegaron al Callao; que las autoridades chalacas los mandaron en cuarentena a la isla San Lorenzo; que luego pasaron por Huacho y Pasco; y que, pese a la no-construcción de una prometida carretera por el gobierno peruano, al mando de José Egg lograron llegar a Pozuzo; Y que, tiempo no muy lejano, se les unió un segundo grupo de colonos.

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Pozuzo, la única colonia austroalemana en el mundo, es una ciudad de ensueño. Sus alrededores son excelentes para el camping, y además se prestan a la práctica de deportes de aventura, como el canotaje, parapente, ala delta, caminatas y paseos en moto; actividades que, sumadas al trato gentil y hospitalario de su gente, harán de su visita una aventura difícil de olvidar.

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15/04/10: Un recorrido por la iglesia de la Buena Muerte

Aprovechando un poco la tranquilidad de Semana Santa, visitamos la barrioaltina iglesia de la Buena Muerte, ubicada en el cruce de los jirones Áncash y Paruro. La singuralidad de esta iglesia no se limita al nombre: su arquitectura resalta y evoca la belleza de los conventos limeños del siglo XVIII.

Iglesia de la Buena Muerte. Foto: Marco Gamarra Galindo

Al frente de la misma, se encuentra la Plazuela de la Buena Muerte y cerca las iglesias de las Trinitarias y Santa Clara.

Plazuela Buena Muerte. Es costumbre verla así en las mañanas. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Si tan sólo las autoridades diesen más importancia a zonas olvidadas como los Barrios Altos y el Rímac, la capital sería más turística, interesante e impresionante.

Interiores de la iglesia Buena Muerte, Barrios Altos. Foto: Marco Gamarra Galindo.

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11/04/10: Una visita a la Alameda de los Descalzos

Del puente a la alameda menudo pie la lleva
Fragmento de la canción ‘La flor de la canela’

Rímac, tan imponente pero a la vez tan olvidado. Visitarte es un viaje hacia lo pasado, añorado y querido. Sin duda, aquel barrio de antaño llamado popularmente como “San Lázaro” actualmente conocido como el Rímac, nos asombrará cada vez que pasemos por uno de sus callejones, alamedas, paseos o casonas. Ejemplo de arquitectura colonial e historias sorprendentes, el también conocido “Abajo el puente” nos espera.

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Foto: Marco Gamarra Galindo

Para conocer verdaderamente cómo era de la Lima de los siglos XVII y XVIII, debemos adentrarnos a este distrito, especialmente a la Alameda de los Descalzos, ícono del Rímac y del Centro Histórico. Este gran paseo fue construido en 1611 por el virrey Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros, quien tenía entre sus referencias, el respeto por los derechos de los indios.

Video para el Blog de los Corresponsales Escolares de El Comercio.

Con el pasar de los años, el lugar se volvió muy concurrido por la sociedad limeña de entonces. El virrey Amat y Juniet decidió reconstruirlo en 1770. La tradición oral afirma que lo hizo con la intención de sorprender a su amada la “Perricholi”, una bella huanuqueña que tenía en “trance” al virrey. Sin embargo, esta relación, en un principio, fue desconocida por la corona española, realidad contraria a la sociedad que sí conocía de estos amoríos. Este romance fue la “comidilla” de las recatadas señoras de la época.

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Si las pocas bancas que quedan de la Alameda de los Descalzos pudieran hablar, cuántas historias y relatos tan curiosos y misteriosos como la del virrey Amat y la “Perricholi” nos sorprenderían. Se cuenta también que en las noches, pasan fantasmas de viudas, suicidas, paganos y misteriosas congregaciones de almas en pena que desfilan alrededor de la alameda.

El andar garboso de las tapadas limeñas y los paseos afanosos de caballeros enamorados culminaron con una época gloriosa que se fue desvaneciendo hasta la llegada de la República. Ramón Castilla consciente de su deterioro le dio un nuevo y definitivo trazo unitario al ordenar la colocación de una verja de hierro forjado importado de la lejana Inglaterra en 1856. Esta remodelación también adornó a la Alameda de los Descalzos con 12 estatuas de mármol italiano que representan los signos del zodiaco y los meses del año. Además de cien bancas de mármol y varios jarrones elegantemente alineados.

Lastimosamente, muchas de estas reliquias se están perdiendo con el tiempo y la desidia de algunos habitantes. Se espera también el apoyo de las autoridades del distrito del Rímac como del INC [hoy Ministerio de Cultura]. No dudamos en que pronto veremos de vuelta aquel testimonio vivo lleno de aroma y tinte representativo de aquellas épocas de inspiración y deleite de poetas y cantores.

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Iglesia Santa Liberata, ubicada al costado de la Alameda de los Descalzos. Foto: Marco Gamarra Galindo. Leer más »