NACIONES UNIDAD. DIRECTIVAS para Fortalecimiento de la función de mediación en el arreglo pacífico de controversias, la prevención de conflictos y su solución

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Naciones Unidas. Fortalecimiento de la función de mediación en el arreglo pacífico de controversias, la prevención de conflictos y su solución (parte final)

Apéndice
Enfoque de Nueva Zelandia respecto a la mediación y la solución
de conflictos
El enfoque de Nueva Zelandia respecto a la mediación y la solución de
conflictos se inspira profundamente en su cultura e historia, así como en su
contribución activa a las labores de mediación y de diplomacia preventiva
desarrolladas tanto en la región de Asia y el Pacífico como a nivel internacional.
En 1840, la Corona británica y los jefes y tribus maoríes firmaron el Tratado
de Waitangi, acta fundacional de la Nueva Zelandia moderna. Dicho documento
exige que el Gobierno proteja la autoridad, el estatuto y los derechos de las tribus
maoríes. Desde entonces, la aplicación de este requisito ha suministrado a Nueva
Zelandia una experiencia nacional continua en la búsqueda de mecanismos justos y
pacíficos para la solución de controversias.
Esta práctica nacional ha dado forma a la personalidad y los valores
internacionales de Nueva Zelandia. Como miembro fundador de las Naciones
Unidas, Nueva Zelandia desempeñó un papel importante en la inclusión del
principio de libre determinación de los habitantes de los Territorios no autónomos
en las negociaciones previas a la adopción de la Carta de las Naciones Unidas, así
como en la enumeración de los derechos económicos, sociales y culturales de la
Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. Como Estado Miembro de
las Naciones Unidas desde su creación en 1945, Nueva Zelandia ha apoyado
sistemáticamente las medidas destinadas a proteger la dignidad humana
fundamental, incluso en el contexto de los conflictos y las crisis políticas.
En lo que respecta a su experiencia activa reciente, Nueva Zelandia interpuso
labores fundamentales de buenos oficios entre las partes en el conflicto secesionista
de Bougainville (Papua Nueva Guinea), que fueron esenciales para lograr que las
partes enfrentadas se sentaran a la mesa de negociaciones en 1997. Los sucesivos
acuerdos entre las partes relativos al alto el fuego, la vigilancia internacional y las
negociaciones en materia constitucional dieron lugar en última instancia a la firma,
el 30 de agosto de 2001, del Acuerdo de Paz de Bougainville. Nueva Zelandia llevó
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a cabo importantes labores en este proceso, entre ellas reunir a las partes en su
territorio para celebrar negociaciones, la elaboración de arreglos de alto el fuego, la
dirección de la primera fuerza de vigilancia desarmada, la organización de arreglos
tempranos para que las partes prosiguieran las conversaciones y la captación de
apoyo regional para su ejecución. Un resultado destacado de este proceso fue la
celebración de elecciones pacíficas y la aplicación de los arreglos de autonomía de
Bougainville en junio de 2005 (seguido de elecciones complementarias y del
traspaso pacífico de poderes en junio de 2010).
Además de las prominentes contribuciones realizadas por Australia y otros
miembros del Foro de las Islas del Pacífico, las Naciones Unidas desempeñaron un
papel importante en las últimas etapas del proceso de paz, especialmente entre 2000
y 2005, cuando una misión de las Naciones Unidas verificó el cumplimiento de los
compromisos en materia de eliminación de armas y presidió los debates políticos
entre las partes.
Si bien hasta ahora se ha considerado un éxito en términos generales, el
proceso de paz de Bougainville sigue sin completarse. De conformidad con los
términos del acuerdo, entre 2015 y 2020 debería celebrarse un referendo sobre el
futuro estatuto político de Bougainville; además, algunas zonas siguen sin haberse
sumado al proceso de paz. Sin embargo, tanto las partes como otros agentes de la
región han reconocido ampliamente la función de Nueva Zelandia como facilitadora
de una labor de mediación fiable, eficiente, eficaz y pacífica en el marco del
considerado mayor conflicto en el Pacífico desde la Segunda Guerra Mundial. De
hecho, el lema que Nueva Zelandia adoptó en Bougainville en 1997 (“la paz por
medios pacíficos”) ha arraigado profundamente en la cultura política de
Bougainville.
En términos más generales, Nueva Zelandia ha colaborado con las Naciones
Unidas y el mantenimiento internacional de la paz en muchas zonas de conflicto.
También desempeñó un papel destacado en el establecimiento de la seguridad en la
zona de conflicto principal del sur de Timor-Leste tras los sucesos violentos
surgidos con posterioridad a la consulta popular de 1999, y desde 2006 el país ha
realizado considerables contribuciones a la Fuerza Internacional de Estabilización.
También sigue desempeñando un papel importante en la Misión Regional de
Asistencia a las Islas Salomón del Foro de las Islas del Pacífico. Allá donde han sido
desplegados, los efectivos militares, policiales y civiles de Nueva Zelandia han
intentado actuar como garantes de la paz fiables, eficaces y respetuosos con la
cultura local. El legado del Tratado de Waitangi es una parte fundamental del
enfoque neozelandés, como puede comprobarse por las ceremonias del haka
(desafío) y las canciones por las que se distingue el personal militar y de policía del
país. Nueva Zelandia está comprometida a realizar labores de fomento de la paz de
la manera adecuada y también ha contribuido a la mediación y a la labor
humanitaria por conducto de la Dependencia de Apoyo a la Mediación de las
Naciones Unidas y de otras organizaciones internacionales y no gubernamentales.
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Rumania
[Original: inglés]
1. Cualidades de un buen mediador
Un mediador debe ser muy perspicaz. Es un requisito previo para llevar a cabo
una evaluación precisa de las causas básicas de un conflicto y de las características
intrínsecas de las partes en conflicto. La exactitud de la evaluación inicial representa
la base primordial de los esfuerzos posteriores por proponer soluciones. La
perspicacia del mediador garantizará una comprensión precisa de las percepciones y
los errores de apreciación de las partes en conflicto, que constituyen una de las
dimensiones fundamentales que debe examinarse en la mediación de conflictos,
habida cuenta de su posible repercusión en las opciones disponibles para solucionar
la crisis. Puede que los agravios presentados carezcan de base y, por lo tanto, una
solución duradera debe tener en cuenta las cuestiones subyacentes. El mediador
debe ser plenamente consciente de esta situación a la hora de formular posibles
recomendaciones.
La imparcialidad y la neutralidad del mediador son características
fundamentales que deben mantenerse a lo largo de todo el proceso a fin de generar y
fomentar la confianza y el respeto mutuos. Un enfoque neutral, un criterio inclusivo
y la accesibilidad del mediador son fundamentales para crear una dinámica
beneficiosa del proceso de mediación, con la que superar los obstáculos que
suponen los errores de apreciación y los enfrentamientos locales. Los temas deben
abordarse con una actitud de apoyo y orientada a solucionar los problemas, que
resulta fundamental para tender puentes entre las partes en conflicto y sentar las
bases de un proceso de reconciliación y reconstrucción a largo plazo.
El mediador debe ser emprendedor, hacer partícipes en todo momento a las
partes y utilizar enfoques creativos e innovadores para alcanzar un acuerdo. La
paciencia debe sumarse a los esfuerzos por aprovechar al máximo las oportunidades
favorables para instar a las partes a llegar a un acuerdo.
El mediador debe demostrar un interés y una atención constantes, así como un
conocimiento profundo de todos los aspectos del conflicto.
2. Atributos clave para un proceso de mediación efectivo
El principal requisito previo para que la mediación tenga éxito es la voluntad
política de las partes de poner fin a la controversia por medios pacíficos. La
creación de oportunidades y un nuevo contexto para fomentar la voluntad política y
mantener el impulso cuando se presenta una oportunidad son factores importantes,
especialmente en un proceso a largo plazo.
Una característica fundamental que se debe incluir en todo proceso de
mediación eficiente es la cooperación y la coordinación entre las partes. Esto resulta
fundamental, ya que muchos agentes pueden estar participando en el mismo
esfuerzo, y un mensaje unificado aumenta la eficiencia en general. La cooperación y
la coordinación entre las distintas partes debe estar presente a lo largo de todo el
proceso de mediación. La inclusión de todas las partes durante las consultas resulta
fundamental para garantizar el apoyo desde el principio y la disponibilidad para
participar en el proceso.
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El proceso de mediación debe contar con el apoyo de la comunidad
internacional, ya sea por conducto de organizaciones regionales y subregionales o
con la participación directa de las Naciones Unidas, con un enfoque caso por caso.
En algunos casos, puede resultar beneficiosa la participación de los principales
agentes políticos.
Cuando surge una controversia, se debe reaccionar con prontitud y establecer
rápidamente un proceso de mediación. No se debe permitir que el proceso se
aniquile y se convierta en un modo de vida para las partes.
3. Consideraciones importantes para la cooperación efectiva entre
terceras partes
Un plan amplio para lograr la participación de todos los interesados, teniendo
en cuenta el efecto de cada solución para las demás partes y en cada situación,
evitará consecuencias no deseadas y favorecerá la implicación de todos los
interesados. Todos los agentes pertinentes deben ser consultados e informados.
Las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil deben desempeñar
un papel fundamental para garantizar un enfoque amplio en las evaluaciones
iniciales y una planificación exhaustiva y una transición sin contratiempos de un
régimen militar a uno civil. Las comunidades y los países vecinos deben
involucrarse para apoyar el proceso de mediación y el consiguiente acuerdo de paz.
Un agente más mesurado pero igualmente importante es la organización
regional o subregional. El mediador debe evaluar el equilibrio adecuado entre las
ventajas y los inconvenientes de la participación de esas organizaciones. Si bien la
participación de las organizaciones regionales en las actividades de mediación
garantizaría la implicación regional, el mediador debe asegurarse de que estas no
forman parte directa o indirecta de la causa básica del conflicto y pueden participar
constructivamente en el proceso de mediación. Las Naciones Unidas deben ser la
entidad global que garantice la legitimidad del proceso y refrende el resultado de la
mediación. Además, las Naciones Unidas deben proporcionar una base de datos con
la información necesaria para que el proceso se desarrolle con éxito.
4. Elementos vitales de un acuerdo de paz
Todas las partes interesadas deben estar de acuerdo con los resultados del
proceso de mediación. Además, cada parte debe preparar a sus seguidores para la
paz. La población debe comprender, aceptar y apoyar el fin del conflicto y el
acuerdo.
El mediador debe actuar con cautela durante la negociación del acuerdo de paz
en lo que se refiere a los elementos del acuerdo que podrían presentar problemas en
una etapa posterior, como la amnistía por los crímenes de guerra. Se debe prestar
especial atención a la necesidad de que se haga justicia para todos los implicados.
El acuerdo debe ser amplio. Las soluciones deben tener en cuenta todos los
agravios, supuestos o subyacentes, así como los aspectos políticos, económicos,
culturales, sociales y religiosos. Las soluciones parciales diseñadas para algunas
cuestiones deben incluir incentivos para las partes tanto a corto como a largo plazo,
a fin de garantizar su compromiso.
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5. Cómo pueden contribuir los esfuerzos de mediación continuos a una
efectiva ejecución de un acuerdo de paz
Los arreglos para poner en marcha un mecanismo de seguimiento de la
aplicación del acuerdo de paz garantizarían una visión y un compromiso comunes a
largo plazo, menoscabando así los juegos de suma cero.
Si fuera necesario, se deben plantear medidas de reconstrucción con el apoyo
de la comunidad internacional. La voluntad política para realizar un seguimiento de
las actividades de reconstrucción y reconciliación es muy importante y se deben
estudiar los parámetros necesarios para evaluar el progreso.
Se deben mantener las medidas de fomento de la confianza, especialmente
después de resolver el conflicto y disponer garantías específicas para garantizar un
acuerdo duradero. Asimismo, se debe proponer una perspectiva flexible del acuerdo
que permita actualizaciones futuras para adaptarse a la evolución de la situación
sobre el terreno y quizás incluso se podría prever un examen periódico.
Suecia
[Original: inglés]
1. ¿Cuáles son las cualidades de un buen mediador?
a) El mediador debe trabajar como catalizador del proceso y también debe
comprender la realidad del conflicto y lo que motiva a las partes. Los mediadores
deberían ser flexibles durante todo el proceso, ser perspicaces ante una dinámica en
cambio constante y comprometerse a consolidar y mantener la confianza de las
partes interesadas. Cuando surjan oportunidades y posibilidades, el mediador debe
actuar de manera rápida y distintiva;
b) En consecuencia, para que tenga éxito, un mediador necesita una amplia
gama de capacidades y atributos personales, como comunicación, paciencia,
imparcialidad y objetividad, respeto, flexibilidad, empatía y la capacidad de
controlar el ego;
c) Además, un mediador debería tener conocimientos profundos de la
cultura en la que tiene lugar un conflicto y comprender los diferentes antecedentes
de las partes.
2. ¿Cuáles son los atributos clave para un proceso de mediación
efectivo, incluidas las etapas de diseño y ejecución?
a) La mediación depende de las situaciones. Un proceso de mediación
efectivo está determinado por la situación, es flexible y se adapta a las dinámicas
cambiantes del conflicto en un momento determinado;
b) Es crucial que la titularidad del proceso sea de las partes en conflicto, y
no del mediador, pero también es importante que el mediador mantenga su papel y
responsabilidad;
c) Debido a la complejidad de un ciclo de conflicto, podría ser necesario
seguir diversas vías de mediación. A su vez, esto podría requerir mediadores con
diferentes capacidades y niveles de antigüedad (por ejemplo, un ex-Presidente o
Representante Especial del Secretario General), y también diferentes mediadores en
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el mismo proceso de mediación. Además, podrían producirse situaciones en las que
organizaciones no gubernamentales añadan valor al proceso, por ejemplo, prestando
asistencia en las medidas de fomento de la confianza. No obstante, cuando
participen diferentes mediadores, es necesario que todos trabajen de manera
coordinada, y cuando haya un mediador de las Naciones Unidas, asegurar que la
labor se realiza bajo su orientación;
d) En el proceso de selección de mediadores, se debería considerar la
posibilidad de adoptar un enfoque creativo. No siempre es efectivo utilizar las
mismas personalidades de alto nivel para todas las actividades de mediación;
e) Es necesario un punto de entrada o “gancho” para que el mediador
determine los intereses comunes de las partes además del conflicto que pueda
utilizarse como punto de partida de las actividades de mediación;
f) Se debería desarrollar la capacidad entre las partes. Cuando una parte
tiene grandes desventajas en materia de capacidad, es muy difícil avanzar para todos
los agentes;
g) El proceso debería ser inclusivo a fin de incorporar a los que desean
sabotear el proceso, lograr que se acepte ampliamente la situación y crear
condiciones para una participación máxima;
h) A intervalos periódicos, es importante hacer una pausa en el proceso de
mediación y reunirse separadamente con las partes para determinar si se están
atendiendo sus intereses y demandas y consolidar los avances logrados;
i) Un mediador debería hacer que las partes sean conscientes de los
principios fundamentales de las Naciones Unidas, como el respeto de los derechos
humanos. Los mediadores también deberían promover la participación de la mujer a
todos los niveles del proceso de mediación, de conformidad con la resolución 1325
(2000) del Consejo de Seguridad, relativa a las mujeres y la paz y la seguridad;
j) Se debería proporcionar al mediador capacitación antes de la misión y
apoyo a la mediación y acceso a conocimientos técnicos y temáticos durante las
actividades de mediación. Los mediadores deberían actuar independientemente sin
tener en cuenta los intereses potenciales de la organización que los nombre. Los
mediadores deberían tener libertad de acción y mandatos para negociar con una
amplia gama de grupos. Es esencial que se incluya a todas las partes interesadas
pertinentes en el proceso, incluidas las mujeres y grupos marginados;
k) Se deberían evitar “soluciones rápidas”, ya que a menudo ninguna
solución es preferible a una mala solución.
3. ¿Qué consideraciones son importantes para la cooperación efectiva
entre terceras partes involucradas en el proceso de mediación?
a) Todas las terceras partes tienen sus propios intereses, que se deberían
tener en cuenta;
b) Las mujeres deberían participar activamente en todos los aspectos de la
mediación. La resolución 1325 (2000) del Consejo de Seguridad proporciona un
instrumento excelente, pero en realidad, la participación de la mujer sigue siendo
tremendamente baja;
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c) La parte que controla los recursos también controla el proceso. Las
Naciones Unidas deberían coordinar más efectivamente los recursos que supervisan,
incluso cuando sea necesario permitir a los agentes actuar independientemente;
d) La coordinación, intercambiar información (en la medida en que sea
posible), reconocer las ventajas comparativas de los demás, calcular o discernir
cuando un “agente” sea más apropiado que otro para actuar como mediador o
facilitador del diálogo;
e) Los mediadores que trabajen en diversas vías deberían estar en contacto
entre sí a fin de crear una cohesión general de las actividades de mediación. Los
agentes nacionales, regionales y locales deberían implicarse en el proceso y
responsabilizarse del establecimiento de estructuras. Un objetivo importante de las
organizaciones internacionales que realizan actividades de mediación en conflictos
debería ser prestar apoyo a los agentes e instituciones locales y determinar sinergias
mediante la cooperación;
f) Se debería resistir la tentación de realizar actividades y programas
impulsados por la oferta o los donantes, en lugar de impulsados localmente;
g) Los grupos de contacto sobre diversos conflictos pueden desempeñar un
papel importante a la hora de la coordinación general de diferentes iniciativas de
mediación.
4. ¿Cuáles son los elementos vitales de un acuerdo de paz exitoso?
a) La implicación de las partes interesadas. Nadie seguirá un acuerdo de paz
impuesto;
b) Un seguimiento efectivo. Esto debe debatirse en las etapas iniciales, ya
que la mayoría de las partes interesadas no estarán dispuestas a debatir sobre futuros
riesgos cuando esté al alcance un acuerdo;
c) Soluciones amplias que tengan en cuenta los intereses y las necesidades
de todas las partes en conflicto. Es importante tener en cuenta que las iniciativas de
negociación y mediación las realiza principalmente una élite que tiene presentes sus
propios intereses;
d) Un acuerdo de paz sostenible debería abordar el equilibrio entre
impunidad y rendición de cuentas. Se debe hallar un equilibrio entre un acuerdo de
paz y mecanismos de seguimiento de los delitos cometidos durante el conflicto. Las
comisiones de la verdad y la reconciliación pueden ser fundamentales;
e) Las principales partes interesadas deberían considerar que un acuerdo de
paz es un compromiso duradero para resolver el conflicto y lograr la paz;
f) Es necesario tener en cuenta la inclusión de una amplia variedad de
perspectivas a fin de asegurar que se incluyen importantes experiencias y voces. Se
debería asegurar que existen los conocimientos técnicos y jurídicos disponibles para
redactar un acuerdo.
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5. ¿Cómo pueden contribuir los esfuerzos de mediación continuos
a una efectiva ejecución de un acuerdo de paz?
a) La presencia sostenida de un mediador ayudará a las partes a participar
en la aplicación y seguimiento de un acuerdo de paz y a seguir comprometidas con
ellos;
b) Los mediadores a menudo funcionan como agentes que muestran la
realidad, y con un mediador crítico presente, a menudo el resultado es más realista y
sostenible;
c) Una mediación continuada mantendrá una presencia internacional sobre
el proceso de paz y proporcionará ideas sobre el conflicto que podrían servir de
oportunidades de alerta temprana, así como tener un efecto positivo en cuestiones de
derechos humanos;
d) Los mediadores y organizaciones no gubernamentales locales a menudo
tienen contactos muy valiosos y la capacidad de determinar puntos de entrada para
lograr que las partes en conflicto entablen un diálogo continuo;
e) Es vital hacer un seguimiento de las iniciativas de mediación. Los
mediadores externos deberían apoyar a mediadores locales y aumentar la capacidad
local a fin de crear condiciones propicias para un diálogo sostenido y mediación
después de la marcha de mediadores externos.
Suiza
[Original: inglés]
Suiza acoge con beneplácito el enfoque participatorio propuesto por el
Secretario General y aprecia que se haya dado a los Estados Miembros la
posibilidad de aportar ideas para el debate sobre la orientación en esta etapa
temprana.
Consideramos que las Naciones Unidas deberían basar las directrices en el
informe del Secretario General sobre el mejoramiento de la mediación y sus
actividades de apoyo (S/2009/189) y los principios consagrados en la resolución
65/283. Las directrices deberían apuntar alto y guiar directamente no solo a los
mediadores, sus equipos y cualquier institución o persona que intervenga en la
mediación, sino también a las Naciones Unidas y sus Estados Miembros. Las
directrices deberían concebirse como un código de conducta para mediadores e
incluir buenas prácticas relativas a los aspectos técnicos. En resumen, las directrices
deberían contribuir a profesionalizar la mediación.
En particular, Suiza desearía que se incluyera el derecho de los mediadores a
hablar con todas las partes dispuestas a hablar y mostrar interés en las
negociaciones, con la reserva de que todos los agentes deben cumplir estrictamente
sus obligaciones pertinentes en virtud del derecho internacional. En este contexto,
las directrices deberían destacar que ningún mediador puede apoyar o aceptar
ninguna forma de amnistía a los que cometan crímenes de genocidio, crímenes de
guerra, crímenes de lesa humanidad o violaciones graves de los derechos humanos.
Aunque la naturaleza delicada de muchas negociaciones de paz requiere un
alto grado de confidencialidad, Suiza sugiere que los procesos de negociación sigan
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normas lo más transparentes posibles a fin de obtener el apoyo de los interesados y
crear confianza entre las partes en un conflicto.
Finalmente, las directrices deberían indicar la manera en que se incorporará a
la mujer a los equipos de mediación y cómo se tratarán las cuestiones de género.
Debería al menos garantizar que se toman medidas estratégicas continuadas para
promover una participación equitativa de las mujeres a todos los niveles del proceso
de mediación, como puso de relieve el Secretario General en su plan de acción de
siete puntos sobre la participación de la mujer en la consolidación de la paz (véase
A/65/354-S/2010/466) y la resolución 65/283.
1. ¿Cuáles son las cualidades de un buen mediador?
En el párrafo 15 del informe del Secretario General sobre el mejoramiento de
la mediación (S/2009/189) se describen los atributos y características indispensables
de un buen mediador. La cualidad más importante de un mediador es su
imparcialidad. Además, un buen mediador tiene que tener carisma y autoridad, y lo
que es más importante, debe ser aceptado por las partes y su equipo. Debe ser un
comunicador excelente y poseer la capacidad de escuchar atentamente, comprender
a las partes en el conflicto y adaptarse en consecuencia. Las directrices deberían
recalcar que los buenos mediadores no deberían imponer sus soluciones a un
conflicto, sino asegurar que el acuerdo cuenta con la implicación de las partes.
Además, el equipo de mediación debe tener un conocimiento profundo del conflicto
sobre el que trabaja y garantizar que el mediador conoce todos los acontecimientos
pertinentes. Sin un conocimiento profundo del contexto y las diversas partes
implicadas, un equipo de mediación no podrá responder a susceptibilidades
concretas y lo más probable es que no tenga en cuenta oportunidades para lograr
soluciones mutuamente aceptables.
2. ¿Cuáles son los atributos clave para un proceso de mediación
efectivo, incluidas las etapas de diseño y ejecución?
Una mediación efectiva de negociaciones de paz debe basarse en un mandato
de las (principales) partes en un conflicto, aunque las conversaciones sobre la
posibilidad de iniciar conversaciones normalmente comienzan sin un mandato de
todas las partes. El mandato puede ser oficial u oficioso, pero debe expresar la
voluntad de las partes de emprender negociaciones y hallar soluciones pacíficas a un
conflicto. La tercera parte tiene que ser realista y apoyar soluciones que se puedan
aplicar.
Un proceso de paz debe contar con el apoyo de todas las partes interesadas
pertinentes (inclusión vertical). Tienen que ser consultadas durante la fase de diseño
del proceso a fin de asegurar que se tienen en cuenta sus preocupaciones y
necesidades en una etapa temprana. La mejor manera de lograr una participación
amplia es un sistema de procesos paralelos en diferentes vías y niveles que
garanticen que las recomendaciones de la sociedad civil se incorporan al proceso
principal. Una participación amplia será aún más importante en la etapa de
ejecución, en que los agentes nacionales deben desempeñar un papel activo en un
proceso democrático.
El proceso de mediación debe estar respaldado por Estados u organizaciones
dispuestos a proporcionar todo el apoyo financiero, logístico y político necesario en
momentos cruciales.
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3. ¿Qué consideraciones son importantes para la cooperación efectiva
entre terceras partes involucradas en el proceso de mediación?
El elemento más importante para una cooperación efectiva es que todas las
terceras partes deben tener una comprensión común de lo que se debe hacer en la
mediación. Es esencial una coordinación efectiva de los procesos de mediación y, en
general, es aconsejable delegar la cooperación entre terceras partes al mediador
principal y su equipo. Las Naciones Unidas, con su reputación y legitimidad
mundiales, están en una posición excelente para proporcionar ese liderazgo o
delegarlo a otra organización regional, teniendo en cuenta su representatividad y su
papel prominente en la esfera de la mediación. No se debe entender que la
coordinación sea un proceso oficial de adopción de decisiones, sino un instrumento
para distribuir información y evitar duplicación de esfuerzos, así como una
competencia contraproducente entre los agentes encargados de la mediación.
Por tanto, el Secretario General debería indicar cómo desea asegurar la
coordinación de los procesos de paz y mediación entre todos los agentes
internacionales, y es la institución más idónea para emitir directrices sobre la
cooperación y coordinación de todas las terceras partes. Además, Suiza desearía que
se incluyera una disposición en la que se instara a todos los mediadores, ya actuaran
desempeñando funciones de las Naciones Unidas o no, a utilizar a las Naciones
Unidas y su Dependencia de Apoyo a la Mediación como plataforma para compartir
y recibir información sobre actividades de mediación en curso. De manera análoga,
el Secretario General debería indicar en las directrices cómo desea asegurar una
división efectiva de la labor y la asociación entre las Naciones Unidas, sus Estados
Miembros, las organizaciones regionales y subregionales pertinentes y las
organizaciones no gubernamentales especializadas en mediación. Finalmente, las
Naciones Unidas deben garantizar que no se establecen estructuras paralelas que
pongan en peligro los procesos de mediación en curso.
4. ¿Cuáles son los elementos vitales de un acuerdo de paz exitoso?
El más importante es que el contenido de todo acuerdo debe ser realista,
aplicable y aceptado por las partes.
Cada acuerdo de paz es sui generis, según el contexto y los intereses de las
partes en conflicto. Por tanto, no podemos nombrar cuestiones que tengan que
incluirse en un acuerdo, con la excepción de la seguridad: un país que salga de un
conflicto violento se enfrentará a una situación de seguridad inmediata y difícil. En
una primera fase, un acuerdo de paz debe especificar cómo se proporcionará
seguridad a corto plazo a fin de proteger a los civiles y restablecer condiciones de
vida normales. Los detalles de esas disposiciones en materia de seguridad
dependerán en gran medida del contexto y pueden implicar a agentes externos
respetados por todas las partes en conflicto. Además, un acuerdo debe también
entrañar algunas decisiones preliminares sobre el proceso de reestructuración y
reforma del sector de la seguridad.
En caso de un legado de violaciones masivas de los derechos humanos o del
derecho internacional humanitario, se recomienda informar a las partes en el
proceso de negociación lo antes posible de que la cuestión de la impunidad puede
tratarse mediante diversas medidas, como la verdad, la justicia, la reparación y la
reforma de las instituciones, y no solamente mediante la justicia penal. Suiza ha sido
uno de los autores de una nota orientativa para la Dependencia de Apoyo a la
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Mediación sobre la manera de hacer frente al pasado en los procesos de paz que
abarca esas complejas cuestiones.
Los conflictos son dinámicos y sus causas fundamentales a menudo están
ocultas tras nuevas cuestiones conflictivas. Teniendo en cuenta la naturaleza
dinámica de los conflictos, las quejas y la amargura de las partes y sus posiciones
encontradas, en general los acuerdos de paz amplios pueden no ser la solución
definitiva a una división existente en la sociedad. Además, la experiencia ha
demostrado que incluso los acuerdos más amplios no pueden resolver todas las
cuestiones conflictivas entre las partes implicadas. Por tanto, los acuerdos que
abarquen las cuestiones más acuciantes son cruciales, y se deben considerar puntos
de partida en un proceso más largo en lugar de un resultado final. El éxito de un
acuerdo de paz depende del compromiso de las partes; en consecuencia, los
acuerdos deben abordar siempre las cuestiones expresadas por las partes (y la
sociedad) y no solo las de los mediadores.
Además, un acuerdo con éxito debería limitarse a las principales cuestiones del
conflicto presente y dejar espacio para un proceso democrático que trate las
cuestiones menos acuciantes. En caso necesario, se deberían elaborar procesos y
procedimientos para resolver las cuestiones pendientes en la etapa posterior a la
firma del acuerdo de paz.
La ejecución debe negociarse en el proceso de negociación. Por tanto, todos
los acuerdos deben incluir a instituciones y procesos capaces de vigilar la aplicación
y resolver los conflictos que surjan durante ella.
Finalmente, los acuerdos de paz deben incluir garantías de antemano y
elaborar un mecanismo para realizar posibles modificaciones.
5. ¿Cómo pueden contribuir los esfuerzos de mediación continuos
a una efectiva ejecución de un acuerdo de paz?
Debido a su participación en la aplicación de acuerdos de paz en Nepal y el
Sudán, Suiza sabe que es fundamental un apoyo continuo y una mediación en varios
frentes para disipar las tensiones y hallar soluciones para una paz sostenible. En
contraste con el proceso de negociación, la ejecución de un acuerdo de paz y la fase
posterior al acuerdo deberían estar dirigidas por el país de que se trate. El apoyo de
los agentes mediadores internacionales debería ser discreto, entre bastidores y,
cuando sea posible, realizarse mediante mediadores nacionales (iniciados). No se
debería permitir que terceras partes dictaran el diseño de la ejecución o fijaran la
rapidez con que deben abordarse las cuestiones.
Turquía
[Original: inglés]
Ante la diversidad y complejidad de los conflictos que requieren mediación,
no hay una fórmula única para un proceso de negociación con éxito. Sin embargo,
esto no descarta que haya determinados principios rectores en todo proceso de
mediación.
En primer lugar y más importante, para que un proceso de mediación tenga
éxito se requiere un análisis sólido de las cuestiones, así como conocimientos
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profundos sobre el contexto regional más amplio. Además, una estrategia bien
concebida y objetivos claramente definidos, aunque lo suficientemente flexibles
como para tener en cuenta condiciones cambiantes, son importantes para el éxito de
todo proceso de mediación.
Otro requisito previo importante para el éxito del proceso es que al menos una
de las partes haya presentado una solicitud o haya manifestado su disposición a
trabajar con una mediación externa. En otras palabras, la confianza es un elemento
esencial de todo proceso de mediación.
Los mediadores también deberían poder comunicarse con todas las partes en el
conflicto y permanecer imparciales. Dicho esto, los mediadores deben guiarse por
determinados valores y principios que no se deberían comprometer bajo ningún
motivo. Esto es especialmente importante al conciliar las necesidades de paz y
justicia.
Los mediadores también deberían abstenerse de prometer demasiado o
divulgar demasiado pronto, lo que podría convertirse en parte del problema. A
menudo esto precisa que la mediación se realice discretamente y se respete la
confidencialidad de las conversaciones.
Una cuestión estrechamente relacionada surge cuando exista más de una parte
mediadora. De hecho, la existencia de tentativas de mediación paralelas exige una
mayor coordinación y liderazgo.
1. ¿Cuáles son las cualidades de un buen mediador?
Las funciones de los mediadores oscilan desde facilitar la comunicación a
promover un resultado concreto o supervisar o garantizar un acuerdo. En cualquier
caso, los mediadores deben ser justos, no solo para mantener la confianza de las
partes, sino también para dirigir el proceso hacia una solución a largo plazo. Los
mediadores también deben ser lo suficientemente flexibles como para adaptarse a
circunstancias cambiantes. Sin embargo, deben ser firmes en lo que respecta a los
valores subyacentes del proceso de mediación para evitar cualquier doble rasero y
resistir presiones indebidas de las partes en conflicto.
Los mediadores deberían tener un buen conocimiento de la situación. Por
tanto, es importante que tengan los medios necesarios para adquirir información
fidedigna, exacta y actualizada sobre la situación en la que participen. Deben evitar
imponer sus ideas y garantizar a las partes que se están teniendo en cuenta sus
opiniones y posiciones. Asimismo, los mediadores deben poder ganarse la confianza
y respeto de las partes.
La paciencia y la perseverancia son virtudes importantes de un buen mediador,
ya que a menudo solo se logra un resultado positivo después de muchos intentos
fracasados. La creatividad es otra cualidad importante, ya que ayudará a resolver las
situaciones más intrincadas y posturas rígidas. Los mediadores deben poder
interpretar las posiciones, pensamientos e incluso sentimientos de las partes a un
lenguaje que los demás también puedan comprender, y preferiblemente, aceptar.
Además, deben poder estar por encima de los detalles y ver o mostrar el panorama
completo.
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2. ¿Cuáles son los atributos clave para un proceso de mediación
efectivo, incluidas las etapas de diseño y ejecución?
Para que sea efectivo, un proceso de mediación debe tener en cuenta una
amplia gama de variables que influyen en el proceso, como las características del
conflicto, los agentes implicados y la dinámica de su interacción. En todo caso, hay
cuatro parámetros básicos de un proceso de mediación con éxito:
– Fomento de la confianza entre las partes: es necesario con el fin de crear un
entorno propicio a la solución de cuestiones problemáticas.
– Mantenimiento de un proceso basado en valores: es necesario para asegurar el
compromiso a largo plazo de las partes con el arreglo.
– Establecimiento de una visión clara para el futuro: esto permitirá a las partes
ver el panorama completo y apreciar los dividendos de la paz.
– Equipamiento al mediador con los instrumentos diplomáticos necesarios: esto
proporcionará al mediador la capacidad para sostener el proceso.
Es igualmente importante que un proceso de mediación cuente con el
compromiso genuino de todas las partes, ya que la implicación local es fundamental
para el éxito de cualquier mediación. Las partes deben ser plenamente conscientes
de los beneficios de lograr un arreglo pacífico y apreciarlos, así como de las
posibles consecuencias del fracaso. Por otra parte, un proceso de mediación efectivo
no solo debe intentar reducir la intensidad de un conflicto, sino también promover
un nuevo conjunto de valores comunes que permita a las partes gestionar mejor su
relación en el futuro.
La confidencialidad es un aspecto serio y fundamental de la mediación, es un
requisito sine qua non del proceso. Puede abarcar cuestiones tales como el hecho de
que se está realizando una mediación, el contenido de los documentos y
declaraciones intercambiados durante la mediación, los motivos por los que la
mediación no ha tenido éxito, los detalles confidenciales de un arreglo eventual, etc.
Incumplir el compromiso de confidencialidad durante un proceso de mediación
podría agravar el conflicto y disminuir las posibilidades de éxito de cualquier
intento de mediación en el futuro.
3. ¿Qué consideraciones son importantes para la cooperación efectiva
entre terceras partes involucradas en el proceso de mediación?
A fin de que las partes en un conflicto no tengan que buscar inútilmente foros,
en cada etapa del proceso de mediación se requiere una buena coordinación y
cooperación entre las partes interesadas. También es importante dar mensajes
coherentes a las partes en un conflicto. En este contexto, los objetivos comunes de
la comunidad internacional y los principios consagrados en la Carta de las Naciones
Unidas deberían servir de directrices para la coordinación.
Lo ideal sería que las terceras partes que trabajan en las mismas situaciones de
conflicto puedan complementar su labor y trabajar de conformidad con una división
de los trabajos. La competencia entre diferentes mediadores sería extremadamente
perjudicial e iría en detrimento del proceso. Sin embargo, es más fácil decirlo que
hacerlo, ya que cada proceso de mediación tiene su propia naturaleza y no siempre
es posible una coordinación total en cada caso.
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Dicho esto, las Naciones Unidas pueden desempeñar un papel útil al servir de
mecanismo de intercambio de información. Esto requiere que la Organización dirija
todos los procesos de solución de conflictos entre múltiples partes, o lo que es más
realista, que esté en contacto con todas las partes interesadas pertinentes en cada
situación de conflicto. Esto permitiría a las Naciones Unidas ver el panorama
completo y hacer las sugerencias necesarias a las partes, según proceda.
Una idea práctica en este sentido sería el establecimiento de centros regionales
de mediación de las Naciones Unidas en países cercanos a múltiples situaciones de
conflicto donde todas las partes interesadas pertinentes puedan viajar o participar
cómodamente. Esa presencia de las Naciones Unidas fuera de Nueva York ayudaría
a la Organización a estar más al tanto de las realidades locales actuales y elaborar
una relación de trabajo más efectiva con las partes interesadas. Esos centros también
podrían ayudar a mejorar las capacidades de coordinación de las Naciones Unidas, y
al mismo tiempo servir para aumentar la capacidad de los agentes locales, ya sea
organizaciones regionales, organizaciones no gubernamentales o Estados Miembros.
En cualquier caso, cuando haya varios agentes que participen en el mismo
proceso de mediación, se precisa una sinergia de esfuerzos, bien mediante la
coordinación de las Naciones Unidas, o la primacía de al menos uno de esos agentes
a fin de evitar las consecuencias poco aconsejables de la competencia, la
duplicación de esfuerzos y los conflictos, que podrían causar daños inintencionales
al proceso y a las medidas de todos.
4. ¿Cuáles son los elementos vitales de un acuerdo de paz exitoso?
Los acuerdos de paz tienen funciones pasadas y presentes. Deben poner fin a
un conflicto, y al mismo tiempo, disponer un futuro pacífico. Por tanto, necesitan
abordar no solo las cuestiones contenciosas que forman el núcleo del conflicto, sino
también sentar las bases de un entorno normativo conducente a la autoconsolidación
de la paz y allanar el camino para lograr una cooperación sólida entre las partes en
conflicto.
En este contexto, la característica más importante de un acuerdo de paz exitoso
es que sea duradero y sostenible. Un acuerdo de paz debería tener los mecanismos
de control necesarios para que no se vuelva a producir el conflicto. Por tanto, un
acuerdo de paz exitoso es un acuerdo en el que las partes no puedan realizar
interpretaciones divergentes y no se creen estructuras complicadas. Otro elemento
fundamental de un acuerdo de paz exitoso es el consentimiento, el apoyo y la
implicación de todas las partes pertinentes. Si un acuerdo cuenta con la
participación de todas las partes, será más probable que se refuerce.
Uno de los elementos vitales de un acuerdo de paz exitoso es la percepción de
equidad. Todas las partes implicadas deben considerar que el acuerdo es justo, no
solo las partes incluidas en la negociación, sino también las que tienen interés en el
resultado. Además, el acuerdo debe ser el resultado de un proceso basado en valores
y ser compatible con los valores fundamentales de todas las partes implicadas.
Finalmente, el acuerdo de paz debe contar con los recursos necesarios para su
aplicación. En general, la fase inicial de aplicación es el período más crítico para
una posible recaída en el conflicto. Por tanto, sería muy conveniente contar con el
apoyo de mediadores o de la comunidad internacional, en particular en esa fase
crítica. Dicho esto, esa participación debe realizarse de tal manera que no conduzca
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a una cultura de dependencia, y el apoyo externo debería estar dirigido, en primer
lugar y más importante, a crear las estructuras locales necesarias para sostener el
entorno de paz.
5. ¿Cómo pueden contribuir los esfuerzos de mediación continuos
a una efectiva ejecución de un acuerdo de paz?
La mediación es un elemento intersectorial de todo el ciclo de la solución de
conflictos, que va desde la prevención a la consolidación de la paz después de los
conflictos. Aunque el éxito final de un proceso de mediación se logra cuando la
mediación ya no es necesaria, casi todas las situaciones de conflicto precisan
actividades de mediación continuadas para la aplicación efectiva de un acuerdo de
paz.
A este respecto, es muy probable que se requiera la supervisión y la
participación activa de los mediadores, según sea necesario, en especial en las
primeras fases de la aplicación de todo acuerdo de paz. La participación del
mediador normalmente es muy útil para ayudar a crear confianza entre las partes y
resolver las posibles diferencias que puedan surgir, bien de las diversas
interpretaciones del acuerdo de paz o de la aparición de una nueva dinámica.
De hecho, puede ser necesaria una mediación continuada, en especial si se
produce un cambio no deseado de los parámetros que forman la base de la
elaboración y aplicación del acuerdo. Entonces, el mediador procurará intervenir en
el proceso a fin de restaurar las condiciones necesarias para que el acuerdo vuelva a
ser autosuficiente.
No obstante, es importante que los mediadores no se conviertan en un pilar
fundamental del proceso de aplicación del acuerdo. Por el contrario, en los casos en
que los mediadores se vean obligados a desempeñar un papel fundamental en la
aplicación del acuerdo de paz, deberían procurar reducir progresivamente su
participación y ayudar a desarrollar la capacidad de las partes en el conflicto para
que el proceso sea autosuficiente.
Venezuela (República Bolivariana de)
[Original: español]
La República Bolivariana de Venezuela reafirma su compromiso con la
solución pacífica de las controversias de manera que no se pongan en peligro ni la
paz y la seguridad internacional ni la justicia, de conformidad con el Artículo 2,
párrafo 3 de la Carta de las Naciones Unidas. En tal sentido, reitera la necesidad de
que todos los Estados, ricos y pobres, grandes o pequeños, independientemente de
sus capacidades de poder, se abstengan en sus relaciones internacionales de
amenazar o hacer uso de la fuerza contra la integridad territorial o política de
cualquier Estado o de cualquier otra forma incompatible con los propósitos de la
Organización de las Naciones Unidas.
Nuestro país considera que debe revertirse la tendencia del Consejo de
Seguridad de recurrir deliberadamente a la puesta en práctica de medidas coercitivas
del Capítulo VII de la Carta (en particular, sanciones) en el manejo de situaciones de
controversias que no plantean amenazas a la paz y seguridad internacionales,
resultando más apropiado el empleo de las disposiciones relevantes sobre solución
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de conflictos contenidas en el Capítulo VI de ese instrumento jurídico internacional,
en particular, el Artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas.
A tal efecto, Venezuela hace suyo los reiterados pronunciamientos del
Movimiento de los Países No Alineados, relativos al fortalecimiento, en el marco
del entramado jurídico y político de la Carta, de las capacidades de las Naciones
Unidas para prevenir y resolver pacíficamente los conflictos y disputas. En tal
sentido, coincide plenamente con el Movimiento en que cualquier esfuerzo para
hacer de las Naciones Unidas una Organización más efectiva en la prevención de
conflictos debe tomarse en cuenta la necesidad de un enfoque equilibrado, coherente
e integral, con el objetivo de lograr un desarrollo y crecimiento económico y social
sostenido.
Así pues, visto que no hay alternativa distinta a los procesos políticos y
teniendo en cuenta que un objetivo primario de las Naciones Unidas es el relativo a
la facilitación de soluciones políticas, debe evitarse el empleo de medidas
coercitivas de manera precipitada que incidan negativamente en el manejo de las
crisis; la aplicación de tales medidas coercitivas debe operar como instrumento de
último recurso.
El Gobierno Bolivariano considera esencial que la utilización de medios para
la solución pacífica de controversias, prevención de conflictos y su solución debe
estar guiada por los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas.
Debe tenerse presente en consecuencia el respeto a la igualdad soberana entre los
Estados y la no injerencia en los asuntos internos, así como el derecho soberano que
asiste a las partes a escoger libremente el medio de solución pacífica más apropiado
a sus intereses nacionales.
La diplomacia preventiva expresada en el principio de solución pacífica de
controversias (medios enunciados en el Artículo 33 de la Carta), exige un claro
entendimiento de la naturaleza y contexto del conflicto, así como una capacidad
para identificar soluciones viables desde el punto de vista político. Las gestiones de
las Naciones Unidas en este ámbito deben asumirse como apoyo al papel principal
que corresponde a los Estados en la prevención y solución de conflictos. Asimismo,
estas gestiones deben tener presente el objetivo de abordar las posibles causas
socioeconómicas de los conflictos, a fin de contribuir al establecimiento de una paz
firme y duradera, incluida la fase de posconflicto (cooperación internacional en
términos de asistencia económica).
En cuanto a la mediación —objeto central de la resolución 65/283— el
Gobierno venezolano es de la opinión que la eventual participación de un tercero en
calidad de mediador para la prevención y solución pacífica de conflictos debe operar
a solicitud expresa de las partes afectadas, a cuyos actores en esencia corresponde la
responsabilidad principal en la solución pacífica de la controversia o conflicto,
incluyendo el tratamiento de las causas que dieron origen a esas situaciones.
Sobre el perfil del mediador, es de crucial importancia que una vez que las
partes hayan solicitado expresamente su gestión, dicho servidor internacional se
conduzca bajo los criterios de integridad, imparcialidad, objetividad y transparencia,
en plena correspondencia con los principios y propósitos de la Carta de las Naciones
Unidas. Además, es imprescindible que en su interacción con las partes, el mediador
se apegue a la confidencialidad requerida en el proceso, a objeto de asegurar un
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ambiente de confianza entre los distintos actores involucrados y por, ende, el respeto
de sus posiciones e intereses.
Por otra parte, el Gobierno Bolivariano estima de fundamental relevancia el
fortalecimiento de las capacidades nacionales y locales en materia de mediación,
con la finalidad de disponer de profesionales calificados y experimentados en la
esfera de la solución pacífica de conflictos.
En este orden, el Gobierno venezolano valora los esfuerzos de las Naciones
Unidas tendientes a robustecer sus capacidades de mediación en el desmontaje de
situaciones de crisis que pudieran tener consecuencias negativas para la paz y
estabilidad. Para ello, juzgamos necesario que esa organización disponga de
expertos en este campo calificados procedentes de diversas regiones, en particular
del mundo en desarrollo de África, Asia y América Latina, con el propósito de
trabajar con las partes directamente involucradas en una controversia. De igual
forma, el Gobierno Bolivariano otorga particular relevancia a que se consolide la
perspectiva de género en la Secretaría de las Naciones Unidas que permita asegurar
que mujeres calificadas formen parte de la lista de expertos en manejo de conflictos
y puedan ser designadas como mediadoras de alto nivel en situaciones relacionadas
con la prevención y solución de disputas y conflictos.

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