ANA GARRALDA – Ramala – 21/09/2011
“Sí a un Estado, sí a la libertad, sí a ser un miembro de pleno derecho” se leía en el cartel de Ahed, uno de los muchos asistentes que ha abarrotado la plaza de Al Manara, la más emblemática de la ciudad cisjordana de Ramala.
Hasta allí ha llegado la marcha, organizada por el movimiento Palestina 194 (en referencia al asiento que ocuparía un futuro Estado en la Asamblea de Naciones Unidas) que ha salido, pasadas lasonce de la mañana de la plaza Yasir Arafat, hoy todavía un descampado muy cerca de la Muqata, donde yacen los restos del líder palestino. Allí, miles de personas se han congregado bajo las banderas de los países que ya han mostrado su apoyo a un futuro Estado palestino, con la habitual foto de Mahmud Abbas junto al rais y con la Muqata de fondo, engalanada con banderas nacionales brillantes y nuevas.
La ocasión lo merece. Por eso, gran parte de los funcionarios públicos de la Autoridad Nacional Palestina han disfrutado de la mitad del día libre para acudir a esta marcha pacífica; también los estudiantes universitarios de la Universidad Bir Zeit, la más importante de Cisjordania o los miles de niños de la escuelas de Ramala que hoy han podido salir antes de clase.
En un lateral de Al Manara, se ha erguido una enorme silla, más parecida a un trono, inspirada en las que hay en la Asamblea de Naciones Unidas y ocupadas por los 193 miembros de esta organización. “Hacemos esto para apoyar a nuestro presidente en Nueva York”, explica Majed Abdulfattah, coordinador de la campaña Palestine’s Right, responsable de llevar una de las réplicas al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon (las otras dos han viajado por Europa, Rusia y países árabes) “La silla es una excusa original para llamar la atención del mundo sobre nuestro derecho a ser un miembro de pleno derecho en la ONU”, dice Abdulfattah. “Somos un pueblo que lleva más de sesenta años esperando. Solo queremos ser como el resto de la gente”, añade Abdulfattah.
La marcha ha concluido alrededor de launa del mediodía sin altercados y con un importante despliegue de las fuerzas de seguridad palestinas. “Hasta que consigamos nuestro objetivo nos vamos a seguir concentrando pero sin violencia, no vamos a dar excusas a Israel”, asegura Wisam Qatanini, uno de los asistentes a la concentración. Wisam repite unas de las principales consignas lanzadas por el presidente de la Autoridad Nacional durante el discurso televisado del pasado viernes y en el que pedía al pueblo palestino una resistencia no violenta.
Enfrentamientos con los militares
Minutos antes de la marcha, el ambiente no era tan pacífico en el campo de refugiados de Qalandia, muy cerca del principal punto de control que separa Jerusalén de Cisjordania. Allí, algunos jóvenes encapuchados se han dirigido hacia el control militar israelí y han lanzado botes de humo. El campo ha permanecido cerrado durante parte de la mañana por el ejército bajo un considerable despliegue de seguridad.
Durante la protesta se han producido enfrentamientos entre militares y manifestantes, en las afueras de Ramala, que han dejado al menos una decena de heridos. Según la agencia oficial palestina Wafa, el Ejército israelí, además de usar gases lacrimógenos y cañones de gas, ha empleado en el paso de Qalandia una nueva arma acústica para dispersar a los manifestantes palestinos, el Scream (Grito).
La herramienta, explica la agencia, emite un sonido que genera mareos y náuseas y provoca que la gente tenga que arrodillarse incapaz de mantener el equilibrio y su exposición prolongada puede provocar daños en la audición. Inmediatamente después de que se empleó este instrumento, precisa la agencia oficial, los manifestantes palestinos se han dispersado. Decenas de personas, según la agencia palestina, han sufrido daños por los efectos del Scream, y uno se halla en estado crítico por el impacto de un bote de gas en un ojo.
FUENTE: EL PAIS ESPAÑA