Naciones Unidas. Fortalecimiento de la función de mediación en el arreglo pacífico de controversias, la prevención de conflictos y su solución (quinta parte)

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Naciones Unidas. Fortalecimiento de la función de mediación en el arreglo pacífico de controversias, la prevención de conflictos y su solución (quinta parte)

Federación de Rusia
[Original: ruso]
Experiencia de la Federación de Rusia en el ámbito de la mediación
1. Labores de mediación de la Federación de Rusia relativas a la
solución del conflicto de Nagorno-Karabaj
A lo largo de las dos últimas décadas, la Federación de Rusia ha desempeñado
una labor activa con miras a solucionar el conflicto de Nagorno-Karabaj. A pesar de
algunos incidentes armados aislados, tanto el acuerdo de alto el fuego firmado el 12
de mayo de 1994 gracias a las actividades de fomento de la paz de la Federación de
Rusia como los acuerdos complementarios para la consolidación del alto el fuego de
4 de febrero de 1995 contribuyen a los esfuerzos de las propias partes, sin que haya
sido precisa la participación de contingentes internacionales de mantenimiento de la
paz.
Las partes en el proceso de negociaciones acordaron que el proceso revistiera
carácter confidencial hasta que alcanzaran un acuerdo sobre sus posturas. Desde
2003 hasta junio de 2007 tuvieron lugar nueve reuniones entre Robert Kocharian e
Ilham Aliyev, entre ellas la celebrada el 16 de septiembre de 2004 en Astana con la
participación de Vladimir Putin, durante la cual las partes llegaron a un
entendimiento respecto a la mayoría de las cuestiones.
Entre 2009 y 2011, los Presidentes de Armenia, Azerbaiyán y la Federación de
Rusia celebraron nueve reuniones en las que debatieron acerca de la solución del
conflicto de Nagorno-Karabaj.
Fruto de su colaboración, las partes consiguieron acercar progresivamente
posturas respecto a las cuestiones fundamentales relativas a los principios básicos
para la solución del conflicto de Nagorno-Karabaj, reflejados en un documento que
pretendía sentar unas bases justas y equilibradas para preparar un acuerdo general de
paz. Por otro lado, existen una serie de cuestiones delicadas que siguen siendo
objeto de controversia y para las que todavía no se ha logrado ninguna fórmula de
avenencia.
La Federación de Rusia lleva a cabo sus labores de mediación en estrecho
contacto con los Estados Unidos de América y Francia en el marco de su presidencia
tripartita del Grupo de Minsk de la Organización para la Seguridad y la Cooperación
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en Europa (OSCE) sobre Nagorno-Karabaj. La participación de mediadores
internacionales representó un importante factor de contención y estabilización y
puso en marcha y alentó el proceso de negociaciones para la solución del conflicto.
La unidad de posturas de la “troika” en torno a las cuestiones clave para la
solución del conflicto de Nagorno-Karabaj quedó patente en la declaración conjunta
que los Presidentes de los Estados Unidos de América, la Federación de Rusia y
Francia formularon en Deauville (Francia) en mayo de 2011. La colaboración entre
la “troika” representa un claro ejemplo del modo en que se puede y se debe
colaborar para resolver los conflictos internacionales.
Durante el encuentro sobre la solución del conflicto celebrado en Sochi
(Federación de Rusia) el 23 de enero de 2012, Azerbaiyán y Armenia manifestaron
su disposición a redoblar esfuerzos para lograr un acuerdo en torno a los principios
básicos para la solución del conflicto de Nagorno-Karabaj, lo que pone de relieve la
voluntad de las partes de proseguir con el proceso de paz.
2. Labores de mediación de la Federación de Rusia relativas a la solución
de los conflictos entre Georgia y Abjasia y entre Georgia y Osetia
La solución de los conflictos entre Georgia y Abjasia y entre Georgia y Osetia
fue posible gracias a los esfuerzos de la Federación de Rusia en pro de la paz, que
fueron reconocidos repetida y positivamente tanto por las Naciones Unidas como
por la OSCE.
Osetia del Sur. El 24 de junio de 1992, los Sres. Boris Yeltsin y Eduard
Shevardnadze firmaron en Sochi el Acuerdo sobre los principios para la solución del
conflicto entre Georgia y Osetia, en virtud del cual el 14 de julio de 1992
comenzaron las operaciones de paz en Osetia del Sur. En la zona de conflicto se
desplegaron las Fuerzas Conjuntas de Mantenimiento de la Paz, compuestas por
efectivos rusos, georgianos y osetios.
El Acuerdo de Sochi también estableció una Comisión Mixta de Control que se
ocuparía de la solución del conflicto entre Georgia y Osetia.
El 5 de noviembre de 2004, con la mediación de la Federación de Rusia, se
celebró en Sochi una reunión entre el Primer Ministro de Georgia, Sr. Zurab
Zhvania, y el dirigente de Osetia del Sur, Sr. Eduard Kokoity. Como resultado, se
firmó una declaración en la que, en particular, las partes establecían un alto el fuego
y afirmaban su intención de retirar todos los efectivos armados que todavía
permanecieran en la zona de conflicto, a excepción de las Fuerzas Conjuntas de
Mantenimiento de la Paz.
Las reuniones de la Comisión Mixta de Control celebradas del 27 al 29 de
marzo de 2006 en Vladikavkaz (Federación de Rusia) tuvieron como resultado
principal la decisión de crear un equipo adscrito a dicha Comisión que desarrollara
un programa conjunto de actividades para la solución del conflicto.
Durante las reuniones de la Comisión Mixta de Control mantenidas en
Tsjinvali del 11 al 13 de mayo de 2006 se decidió la composición de este equipo de
trabajo, al que se le encomendó la tarea de preparar propuestas sobre el formato y el
contenido del documento elaborado entre Georgia y Osetia sobre la no reanudación
de las hostilidades y las garantías de seguridad.
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El 14 de junio de 2006, bajo los auspicios de la presidencia de Bélgica de la
OSCE y con la colaboración de la Comisión Mixta de Control, se celebró en
Bruselas una conferencia de donantes a Osetia del Sur, que reunió a representantes
de más de 40 Estados y varias organizaciones internacionales. Como resultado, los
Estados miembros de la OSCE anunciaron la consignación de 7,82 millones de
euros para proyectos de rehabilitación socioeconómica en las zonas del conflicto
entre Georgia y Osetia. La delegación de la Federación de Rusia informó de que su
Gobierno estaba estudiando realizar una contribución adicional de 100 millones de
rublos (3 millones de euros) como ayuda a Osetia del Sur, complementaria de los
130 millones de rublos (cerca de 4 millones de euros) ya aportados. Las
contribuciones directas de la Federación de Rusia anunciadas en Bruselas
financiaron la realización de siete proyectos, cuyo costo total superó los 110
millones de rublos.
Abjasia. El 14 de mayo de 1994 Georgia y Abjasia firmaron en Moscú, con la
mediación de la Federación de Rusia, el Acuerdo de cesación del fuego y separación
de las fuerzas. En junio de 1994, sobre la base de este documento y de las
subsiguientes decisiones del Consejo de Jefes de Estado de la Comunidad de
Estados Independientes (CEI), comenzó en la zona de conflicto el despliegue de las
Fuerzas Colectivas de Mantenimiento de la Paz de la CEI, cuyo mandato incluía el
apoyo al alto el fuego.
En 1994 se creó el Grupo de Amigos del Secretario General para Georgia,
formado por Alemania, los Estados Unidos de América, la Federación de Rusia,
Francia y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Además, en virtud de
una resolución del Consejo de Seguridad, se otorgó a la Federación de Rusia la
condición de facilitadora.
En 1997 se creó el Consejo de Coordinación entre las partes georgiana y rusa,
presidido por el Representante Especial del Secretario General y en el que
participaron la Federación de Rusia y representantes de las Naciones Unidas, la
OSCE y el Grupo de Amigos.
Desde febrero de 2003 se comenzaron a celebrar reuniones de alto nivel entre
los representantes de los Estados miembros del Grupo de Amigos para Georgia,
presididas por el Sr. Jean-Marie Guéhenno, Secretario General Adjunto, y en las que
la Federación de Rusia intervino junto a Alemania, los Estados Unidos de América,
Francia y el Reino Unido.
El 6 y el 7 de marzo de 2003 los Presidentes de Rusia, Sr. Vladimir Putin, y
Georgia, Sr. Eduard Shevardnadze, mantuvieron en Sochi (Federación de Rusia) un
encuentro en el que participó la parte abjasia, encabezada por su Primer Ministro de
facto, el Sr. Gennadi Gagulia. Durante la visita que el Sr. Mikheil Saakashvili
realizó a Moscú en febrero de 2004 se confirmó la intención de las partes de
acelerar la aplicación de los acuerdos de Sochi de 2003.
El 15 de mayo de 2006 se reactivó el Consejo de Coordinación entre las partes
georgiana y rusa, que había permanecido inactivo desde 2001. La Federación de
Rusia, en su calidad de facilitadora, participó en esta reactivación, al igual que
hicieron las Naciones Unidas, la OSCE y otros miembros del Grupo de Amigos para
Georgia.
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3. Labores de mediación de la Federación de Rusia relativas a la
solución del conflicto de Transdniéster
Desde 1992, la Federación de Rusia participa, mediante su mediación en las
negociaciones y la aportación de fuerzas de mantenimiento de la paz, en la
resolución del conflicto entre la República de Moldova y la región de Transdniéster,
cuya proclamación de independencia no ha sido reconocida internacionalmente.
La Federación de Rusia desempeñó un papel crucial para separar a las partes
después de que el conflicto alcanzara la fase de enfrentamiento armado, que provocó
la muerte de civiles y graves consecuencias humanitarias.
El 21 de julio de 1992 la Federación de Rusia y la República de Moldova
firmaron el Acuerdo sobre los principios para la solución pacífica del conflicto en la
región de Transdniéster de la República de Moldova. Dicho instrumento, además de
instaurar el cese de las hostilidades armadas entre las partes y de crear órganos de
control en la zona de seguridad establecida, incluyó importantes disposiciones que
imponían el recurso inmediato a métodos pacíficos de solución de conflictos.
También se estableció el control riguroso de la neutralidad de la sección del
14° cuerpo del ejército de la Federación de Rusia desplegada en el territorio de la
República de Moldova, así como de la obligación de las partes en conflicto de
respetar dicha neutralidad.
El papel preponderante de la Federación de Rusia en la solución del conflicto
se sustenta tanto en una base jurídica sólida como en profundas raíces históricas.
Ejemplos de ello son la población rusa (hasta 160.000 personas en Transdniéster) y
rusohablante residente a ambas orillas del Dniéster y los grandes intereses
comerciales existentes tras décadas de cooperación industrial.
Desde el comienzo del conflicto, las autoridades rusas se centraron en
contribuir a la estabilidad y la seguridad de la región y en fortalecer la soberanía de
la República de Moldova como país neutral, multiétnico y tradicionalmente amigo.
Uno de los hitos del proceso tuvo lugar el 8 de mayo de 1997 en Moscú,
cuando los Jefes de Estado de la Federación de Rusia y de Ucrania, los dirigentes de
las partes enfrentadas y el representante de la OSCE firmaron el Memorando sobre
las bases de la normalización de relaciones entre la República de Moldova y
Transdniéster. Dicho instrumento reflejó la intención de las partes de asentar sus
relaciones en el marco de un Estado común con las fronteras de la antigua República
Socialista Soviética de Moldova a enero de 1990.
Por iniciativa de la parte moldova, y en virtud de la disposición de los
dirigentes moldovos a reformar la Constitución de 1994 y a establecer un Estado
federal, en el otoño de 2003 los representantes de la Federación de Rusia ayudaron a
las partes a alcanzar y rubricar el Memorando sobre los principios fundamentales de
un Estado unido. La parte de Transdniéster aceptó el principio de una federación
asimétrica en la que se garantizaría su condición de región con estatuto especial
como entidad dentro de un Estado federal. La región de Gagauzia también debía
recibir dicho estatuto.
En su calidad de facilitadora reconocida por las partes, la Federación de Rusia
ofreció a las partes garantías políticas y militares, a las que se podrían adherir
también otros países. Ucrania, intermediaria en las negociaciones, apoyó sin
reservas la iniciativa rusa. Sin embargo, el Presidente de la República de Moldova
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revocó su conformidad con la firma del Memorando sobre los principios
fundamentales de un Estado unido, lo que suscitó que el 24 de noviembre de 2003 la
secretaría de la OSCE publicara una declaración en la que se aseguraba que entre
sus miembros no se daba el consenso necesario para apoyar el acuerdo.
El Gobierno de la Federación de Rusia siguió realizando esfuerzos para
mantener el diálogo político con los dirigentes de la República de Moldova y se
desmarcó de los intentos de atribuir a la postura rusa un presunto apoyo a los
separatistas y de las acusaciones de querer prolongar premeditadamente el conflicto.
Tras ello, las actuaciones de Moscú en pro de la estabilidad se centraron en la
administración de Tiraspol.
En septiembre de 2005 se presentó al examen de las partes en conflicto un
documento sobre las directrices de las estrategias y tácticas para la solución del
conflicto de Transdniéster (conocido como la hoja de ruta), que reunía las
propuestas y recomendaciones de los mediadores.
Los intentos de Chisinau de establecer su control sobre la economía de la zona,
sin tener en cuenta la falta de solución del conflicto político y el riesgo de
desestabilizar la situación en torno al Dniéster, se vieron frenados por las denodadas
labores de mediación de la Federación de Rusia.
Tras seis años sin nuevos instrumentos, en marzo de 2009 se firmó en Moscú,
con la mediación del Presidente de la Federación de Rusia, Sr. Medvedev, un
documento que plasmaba la intención de las partes de fijar las condiciones para
reanudar las conversaciones.
La mediación rusa asumió una función activa en las negociaciones oficiales
que se desarrollaron en el marco del comité permanente sobre las cuestiones
políticas del proceso de negociaciones para hallar una solución al problema de
Transdniéster, organizado bajo el formato “5+2” (las partes en el conflicto, la
Federación de Rusia, Ucrania, la OSCE y observadores de los Estados Unidos de
América y la Unión Europea). La Federación de Rusia también apoyó las medidas
paralelas para restablecer la confianza entre las partes en conflicto.
La apertura de la Federación de Rusia hacia las partes de la controversia, la
conciliación de posturas con los asociados y la disposición de los Estados
interesados de la Unión Europea a interponer buenos oficios darán un impulso
adicional en pos de la solución del conflicto y del logro de un espíritu constructivo
durante las negociaciones.
En el decreto del Presidente de la Federación de Rusia sobre las medidas para
la aplicación de la política exterior, publicado el 7 de mayo de 2012, se subraya el
enfoque que la Federación de Rusia ha aplicado invariablemente en sus labores de
mediación relativas a Transdniéster: seguir participando activamente en la búsqueda
de una solución a la cuestión de Transdniéster sobre la base del respeto de la
soberanía, la integridad territorial y la neutralidad de la República de Moldova y que
incluya el estatuto especial de Transdniéster.
La operación de mantenimiento de la paz, que es única en su género al contar
con la participación de efectivos de ambas partes en el conflicto, se convirtió
además en el punto de partida del proceso de solución política del conflicto y en el
nexo entre las labores para garantizar la seguridad de la población de la zona y el
mantenimiento de las condiciones para las negociaciones de paz.
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4. Labores de mediación de la Federación de Rusia relativas a la
solución del conflicto entre las partes tayikas
El mantenimiento de la paz en Tayikistán no sería posible sin la participación
activa y comprometida de la Federación de Rusia, que desde un principio fue, y
sigue siendo, una parte directamente interesada en alcanzar una pronta solución
política al conflicto entre las partes tayikas y en una normalización completa de la
situación en el país. Las Naciones Unidas desempeñaron una función rectora en este
proceso, como también lo hicieron los Estados observadores (Afganistán, Irán,
Kazajstán, Kirguistán, Pakistán, Turkmenistán y Uzbekistán) y las organizaciones
internacionales, como la OSCE y la Organización de la Conferencia Islámica.
También cabe destacar la importante función estabilizadora de los efectivos
militares rusos, que contuvieron la intensificación del conflicto armado. Los
cuantiosos recursos que la Federación de Rusia destinó para el mantenimiento de
201 unidades de infantería mecanizada y de las patrullas fronterizas en Tayikistán
fueron sustancialmente superiores a las aportaciones del resto de países en su
conjunto. Habida cuenta de la situación en la región, en especial en el Afganistán,
este hecho sigue sin haber perdido un ápice de relevancia.
La Federación de Rusia, de acuerdo con lo dispuesto en sus directrices para el
proceso de negociaciones, escogió trabajar con los participantes en las
negociaciones mediante el recurso exclusivo a medios políticos para resolver la
controversia y lograr la cooperación constructiva con otros países y organizaciones
internacionales interesados en solucionar el conflicto en Tayikistán por medios
políticos.
En la búsqueda de la paz en Tayikistán participan de manera directa el
Presidente y el Primer Ministro de la Federación de Rusia, diputados de la Duma
Estatal, ministros, altos funcionarios de la Administración rusa, el Consejo de
Seguridad, diplomáticos rusos y autoridades militares de la Federación de Rusia y la
República de Tayikistán.
La participación de la Federación de Rusia en la solución del conflicto interno
tayiko se ha manifestado de varias maneras. En primer lugar, prestó asistencia para
que las partes entablaran negociaciones y desde el segundo semestre de 1997 se
convirtió en uno de los países garantes del cumplimiento del Acuerdo General sobre
el Establecimiento de la Paz y la Concordia Nacional en Tayikistán. En segundo
lugar, la Federación de Rusia se encargó de la vigilancia de la frontera entre el
Afganistán y Tayikistán, al ser una de las fronteras de la CEI. Por último, los
efectivos rusos representaron el grueso de las Fuerzas Colectivas de Mantenimiento
de la Paz de la CEI.
El Presidente de la Federación de Rusia propuso que se celebrara en su país un
encuentro entre los Jefes de Estado y de Gobierno de la Federación de Rusia,
Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán para analizar la situación en
Tayikistán. Durante dicho encuentro, celebrado en Moscú el 7 de agosto de 1993,
los mandatarios señalaron que el principal cometido era la búsqueda de una solución
política e instaron a la sociedad internacional a que apoyara los esfuerzos en dicho
sentido. En esa misma reunión, el Gobierno de Tayikistán declaró su intención de
fomentar el diálogo con las fuerzas de la oposición.
Dada la delicada situación de la frontera entre el Afganistán y Tayikistán, se
logró el permiso de la parte tayika y la colaboración de los países centroasiáticos de
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la CEI para emprender medidas adicionales de carácter militar. El 24 de septiembre
de 1993, el Consejo de Jefes de Estado de la CEI decidió desplegar las Fuerzas
Colectivas de Mantenimiento de la Paz, compuestas por contingentes militares de la
Federación de Rusia, Kazajstán, Kirguistán y Uzbekistán.
En abril de 1994 se celebró en Moscú, bajo los auspicios de las Naciones
Unidas, la primera ronda de conversaciones entre las partes tayikas. Las
negociaciones culminaron el 27 de junio de 1997 con la firma en Moscú del
Acuerdo General sobre el Establecimiento de la Paz y la Concordia Nacional en
Tayikistán.
La ronda celebrada en Asjabad en julio de 1996, en la que participó el Ministro
de Relaciones Exteriores de la Federación de Rusia, Sr. Primakov, que se encontraba
en Turkmenistán en viaje oficial, resultó crucial para el curso de las negociaciones.
Como resultado de la ronda se dio forma al marco de los acuerdos políticos sobre el
que se asentarían el Protocolo sobre las funciones principales y el mandato de la
Comisión de Reconciliación Nacional (Moscú, 23 de diciembre de 1996), el
Reglamento de la Comisión de Reconciliación Nacional (Mashhad (Irán), 21 de
febrero de 1997) y el Protocolo relativo a las cuestiones políticas (Bishkek, 18 de
mayo de 1997).
En marzo de 1997 se firmó en Moscú uno de los instrumentos fundamentales
del proceso: el Protocolo relativo a las cuestiones militares.
Al mismo tiempo, la diplomacia rusa mantuvo intensos contactos con los
países y las organizaciones internacionales con condición de observadores en las
negociaciones entre las partes tayikas. Se estableció una cooperación especialmente
estrecha y constructiva con las Naciones Unidas y el Irán, partes cuya importancia
para lograr un acuerdo de paz era indiscutible.
También se cooperó intensamente con el Afganistán. Tras las negociaciones
ruso-afganas de septiembre de 1996 se consiguió instaurar una zona de seguridad de
25 km a lo largo de la frontera entre el Afganistán y Tayikistán. Esto propició el
logro del acuerdo de Khos Deh (Afganistán) de diciembre de 1996, firmado entre el
Presidente Rahmon y el dirigente de la Oposición Tayika Unida, Sr. Nuri, que puso
fin a las hostilidades en Tayikistán.
Cabe hacer especial hincapié en el papel de las Fuerzas Colectivas de
Mantenimiento de la Paz de la CEI en Tayikistán, cuyo grueso estuvo compuesto por
efectivos militares rusos. Aunque las fuerzas no participaron de manera directa en
actividades de combate, su presencia y su disposición permanente ejercieron una
influencia apaciguadora entre algunas partes especialmente exaltadas. Las Fuerzas
Colectivas de Mantenimiento de la Paz tomaron en igual consideración a ambas
partes en el conflicto y mantuvieron intensos contactos con los dirigentes del
Gobierno y de la oposición y con las misiones de observación de las Naciones
Unidas y de la OSCE. También llevaron a cabo numerosas operaciones con éxito,
como la escolta de combatientes de la Oposición Tayika Unida que regresaban a
Tayikistán procedentes del Afganistán o la considerable ayuda prestada para el
retorno de los refugiados y el envío y distribución de ayuda humanitaria entre la
población de Tayikistán.
La ronda final de negociaciones, que culminó con la firma del Acuerdo
General sobre el Establecimiento de la Paz y la Concordia Nacional en Tayikistán,
tuvo lugar en Moscú el 27 de junio de 1997, con la presencia del Presidente de la
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Federación de Rusia. Como se señaló en la declaración de Moscú firmada por el
Presidente Rahmon y el Sr. Nuri, después de cinco años de una confrontación civil
que supuso uno de los episodios más trágicos de la historia secular de nuestro país,
hoy comienza un día largamente esperado de esperanza y de fe en la razón.
La firma del Acuerdo general y el consiguiente comienzo de las labores de la
Comisión de Reconciliación Nacional y del Grupo de Contacto de Estados Garantes
llevaron la solución del enfrentamiento entre las partes tayikas a una nueva etapa de
consolidación de la paz después del conflicto.
Filipinas
[Original: inglés]
Cualidades de un buen mediador
• Un mediador debe ser sincero, preciso e imparcial. Las partes en una
controversia o una mediación deben sentirse seguras de que el mediador no se
alinea con ninguna de las partes y de que no valora los intereses de las partes
de manera desigual;
• Un mediador debe sentirse atraído por la diplomacia y las relaciones
internacionales y tener un buen conocimiento de dichos campos. Es
fundamental que el mediador tenga tacto y unas aptitudes de comunicación
eficaces, lo que incluye conocer las costumbres y normas sociales de las
partes. También se espera del mediador el conocimiento y el respeto de las
normas reconocidas de protocolo, los códigos administrativos y de
procedimiento, las normas éticas y, siempre que sea necesario, los reglamentos
pertinentes sobre los agentes de las partes o los gobiernos;
• Un mediador siempre debe guiar con claridad el debate y llamar al orden
cuando sea necesario para mantener el curso de las negociaciones. El mediador
también debe tomar nota de las pautas de comunicación precedentes entre las
partes a fin de asegurar la continuidad y resolver cualquier malentendido;
• Un mediador debe esforzarse por adquirir los conocimientos prácticos
adecuados sobre las raíces del conflicto.
Atributos clave para un proceso de mediación efectivo, incluidas
las etapas de diseño y ejecución
Un proceso de mediación eficaz debe contar con la participación voluntaria y
consensuada de todas las partes interesadas. La confianza entre las partes debe estar
en el centro de cualquier intento de resolver el conflicto de manera pacífica. Así
pues, cada parte debe adherirse al proceso de mediación de buena fe y asumiendo
posiciones que contemplen las soluciones de avenencia y la flexibilidad.
El proceso también debe ser integral, de modo que abarque todos los sectores
de interés de todas las partes y aborde todas las cuestiones relativas a las
controversias. A continuación se enumeran algunos de los principios básicos para
que un proceso de mediación promueva la imparcialidad y el empoderamiento:
a) Subsidiariedad: todas las quejas deben resolverse amistosamente al
menor nivel posible;
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b) Confidencialidad: todos los agentes que intervengan en la cuestión,
incluidos los mediadores, la secretaría y las propias partes, deberán mantener
durante todo el proceso de mediación la confidencialidad sobre la información que
se genere;
c) Imparcialidad: todo mediador debe mantenerse imparcial a lo largo del
proceso. Cuando se ponga en duda la imparcialidad de una parte neutral, dicha parte
deberá abstenerse de participar en el proceso de mediación o retirarse de él; si las
partes desean continuar con el proceso de mediación, la secretaría nombrará a otra
parte neutral;
d) Capacidad de transformación: se debería buscar que las aptitudes de
mediación se conviertan en una cualidad esencial de gerentes y profesionales a
todos los niveles. También se deberían promover las capacidades comunicativas de
carácter no contencioso tanto en situaciones de conflicto como en otros contextos;
e) Enfoque de género: las políticas y procesos de mediación deberían
afirmar la igualdad de género y evitar toda discriminación;
f) Fomento de la paz: el proceso debe favorecer un ambiente de trabajo
propicio y atenerse a principios pacíficos.
Los progresos durante el debate serán más fáciles de alcanzar si se han
establecido unos parámetros claros para el desarrollo de las negociaciones. Estos
parámetros deberían quedar recogidos en un documento y ser reconocidos como
vinculantes por ambas partes.
Por encima de todo, debe haber un alto el fuego efectivo sobre el terreno. El
establecimiento de un mecanismo conjunto de supervisión por las partes y la
vigilancia de la comunidad internacional asegurarían de manera efectiva que no
estallaran hostilidades en el transcurso de la mediación.
Consideraciones importantes para la cooperación efectiva entre
terceras partes involucradas en el proceso de mediación
Al comienzo del proceso, las partes deben ser prudentes al escoger a
observadores de terceros Estados, a fin de evitar una excesiva influencia de intereses
externos en el proceso de paz. Entre los objetivos del proceso de paz debe primar el
interés común de las partes negociadoras. Por tanto, las terceras partes deben ser
conscientes de su papel como observadoras y órganos de supervisión; su
credibilidad en el desempeño de esas funciones no debe verse menoscabada por la
percepción de que participan en el proceso de mediación para promover sus propios
intereses.
El respeto de la confidencialidad es otro de los factores esenciales. Algunas
terceras partes no estatales participan o ejercen de observadores en varios procesos
de paz en todo el mundo. Si bien esto les ofrece información única sobre varios
contextos que puede contribuir al proceso de mediación, se deben adoptar medidas
para asegurar que se respete debidamente la confidencialidad.
Elementos vitales de un acuerdo de paz exitoso
• Un acuerdo exitoso debe ser duradero, definitivo e incondicional. También
debe ser específico, de modo que no haya ninguna duda en cuanto a su
aplicación. El acuerdo también debe ser imparcial y equilibrado, y garantizar
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que las concesiones o las acciones de una parte sean correspondidas por las
demás. Debería estar redactado en términos claros y bien conocidos y evitar la
jerga jurídica. También debería abordar los procedimientos pendientes, si se
prevé alguno que contemple acciones futuras;
• Un acuerdo de paz satisfactorio genera en ambas partes negociadoras un
sentimiento de implicación en el instrumento. Esto puede lograrse velando por
que el proceso de redacción sea inclusivo y dé a todas las partes interesadas la
oportunidad de participar;
• Un acuerdo de paz debe contener disposiciones para la normalización y la
reconciliación que incluyan el desarme, la desmovilización y la reintegración.
También se deben poner en marcha mecanismos de transición justos. Para
llevar a la práctica y garantizar la continuidad de los objetivos de un acuerdo
de paz, el documento redactado debería transformarse en un estatuto de
aplicación que aborde las preocupaciones principales;
• Un acuerdo de paz exitoso también requiere del apoyo de la opinión pública.
La supervisión permanente de grupos internacionales también fomenta la
rendición de cuentas de todas las partes.
Contribución de los esfuerzos continuos de mediación a la efectiva
implementación de los acuerdos de paz
El proceso de mediación busca adaptarse a los intereses de las partes. De este
modo, las exigencias pueden convertirse en soluciones negociables basadas en
dichos intereses. El proceso también aspira a normalizar las relaciones, a fin de que
cualquier acuerdo sea duradero y a largo plazo. Durante la aplicación de un acuerdo
de paz, es importante continuar el diálogo que se inició durante el proceso de
mediación, ya sea mediante procedimientos que permitan a las partes expresar sus
problemas y preocupaciones, por el conducto de la práctica permanente de la
mediación o a través de una estructura de negociaciones basada en los intereses.
El proceso de mediación podría convertirse en un mecanismo de evaluación
objetiva gestionado por una o varias terceras partes (por etapas, como se conviniera
en el proceso de paz) a fin de asegurar la aplicación del acuerdo de paz.
Finlandia
[Original: inglés]
¿Cuáles son las cualidades de un buen mediador?
Las competencias y la forma de comunicar del mediador pueden influir en el
resultado del proceso de negociación de paz. Imparcialidad, independencia, amplia
experiencia y capacidad y técnicas de mediación excelentes son el tipo de
cualidades que se espera de un buen mediador. También conviene que cuente con
amplios conocimientos especializados (por ejemplo, en cuestiones jurídicas y
constitucionales y en asuntos relativos a los derechos humanos, la igualdad y los
refugiados).
Un buen mediador debe poseer un excelente conocimiento del conflicto de que
se ocupe. Debe estar familiarizado con el contexto histórico, cultural, étnico y
religioso en el que tiene lugar la controversia. También debe conocer bien los
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antecedentes y las motivaciones de las partes en conflicto y entender las causas
profundas de la controversia. Asimismo, ha de saber reconocer cuáles son los
agentes regionales y locales pertinentes y ser capaz de utilizar sus conocimientos
técnicos y especializados a nivel local.
Un buen mediador debe ser decidido, y tener seguridad en sí mismo, y
permanecer tranquilo bajo presión. Ha de ser creativo y capaz de pensar de forma
innovadora. También debe saber proponer soluciones a los problemas y conseguir
que las partes entiendan que la paz tiene ventajas sociales, económicas y ecológicas
para todos.
Un buen mediador consagra sus esfuerzos a encontrar una solución. Tiene
recursos para ayudar a las partes a ver las diferentes alternativas, generar confianza
entre ellas y mantenerlas en la mesa de negociaciones cuando parezca que van a
romperse. Un buen mediador escucha atentamente las inquietudes y preocupaciones
de las partes y las ayuda a comunicarse mutuamente con claridad. No trata de poner
de relieve su papel en el proceso. Los buenos mediadores aprenden y adaptan y
cambian su forma de comunicar en función de las necesidades y preocupaciones de
las partes. Un buen mediador debe comprender claramente su función desde el
principio y mostrarse flexible cuando sea necesario. También debe saber cuándo
decir a una parte que su afirmación o pretensión no facilitará el acuerdo común. De
cuando en cuando, el mediador debe reunirse bilateralmente con cada una de las
partes para determinar la manera de avanzar.
Un buen mediador debe contar con una amplia red de apoyo a los esfuerzos de
mediación y, en ocasiones, actuar como figura simbólica. La mediación es una labor
de equipo en la que participan diferentes expertos y académicos, así como personas
que prestan su apoyo político y económico. Los miembros del equipo de mediación
se eligen en función de su carácter, inteligencia, conocimientos, experiencia,
imparcialidad y capacidad de oratoria. Es importante que el equipo incluya expertos
de ambos sexos. Además de un buen equipo, el mediador necesita recursos
suficientes y el apoyo de agentes fundamentales, sin los cuales no podrá alcanzar
resultados satisfactorios.
¿Cuáles son los atributos clave para un proceso de mediación efectivo,
incluidas las etapas de diseño y ejecución?
Para que el proceso de mediación culmine con éxito, hay que analizar el
conflicto y conocer sus antecedentes y dinámica. Los temas de la agenda del
mediador deben corresponder a los problemas prioritarios del conflicto. También se
necesitan recursos suficientes y una financiación sostenible. El compromiso de las
partes es el factor más esencial. Si las partes no se comprometen, incluso las
disposiciones más detalladas son superfluas.
Los mediadores deben esforzarse por generar confianza y favorecer la
cooperación con las partes en conflicto (es importante que las partes confíen en el
mediador y el proceso de mediación). Los mediadores también deben establecer
relaciones de trabajo con las partes en conflicto, asegurar que se comprometen a
trabajar juntas y ayudarlas a determinar los intereses en juego en el conflicto y sus
respectivos objetivos. La idea más errónea respecto de los procesos de negociación
es suponer que la negociación no es más que una secuencia de compromisos y no un
proceso en el que hay que ceder para ganar. La mayoría de las veces, las partes
saben exactamente lo que quieren; tienen en mente un resultado claramente
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identificado, y una vez que su posición es inequívoca, están dispuestos a acometer
duras negociaciones para ganar y tratar de conseguir lo más posible de ellas.
La inclusión es un elemento muy importante de un proceso de paz con éxito.
Para asegurar su legitimidad, sostenibilidad y efectividad, el punto de partida debe
ser la participación de todos los agentes e interesados en la mesa de negociaciones.
A este respecto, el mediador puede resultar muy útil para lograr que todos esos
agentes se sienten a la mesa, en particular los que fueron excluidos anteriormente
del proceso de adopción de decisiones, como las minorías que sufren discriminación
y, en muchos casos, las mujeres. También debe escucharse a quienes no tomaron las
armas, y hacerse hincapié en la participación de la sociedad civil y los agentes
regionales en este proceso.
Hay que prestar especial atención a la función de las mujeres en los procesos
de mediación, ya que el número de mujeres mediadoras y de mujeres que participan
en las negociaciones oficiales de paz sigue siendo extremadamente bajo. Los
mecanismos paralelos de solución de conflictos han proporcionado a las mujeres
más formas de participar. Sin embargo, estos mecanismos paralelos no pueden ser
sustitutivos de la participación plena y activa de las mujeres en las negociaciones
oficiales. El mediador debe velar por la aplicación efectiva de la resolución 1325
(2000) del Consejo de Seguridad en el proceso de mediación.
En algunas negociaciones de paz, los mediadores han aplicado el principio de
que “no hay nada acordado hasta que se haya acordado todo”. En este caso, ninguna
parte puede pretender haber terminado mientras prosigan las negociaciones. Todos
los pactos alcanzados se incluyen en el acuerdo final de paz. Este principio podría
garantizar a todas las partes el espacio necesario durante las negociaciones.
Conviene que las partes empiecen a elaborar un plan antes de iniciar las
negociaciones y que se comuniquen los problemas y objetivos importantes. Para
ello, deben entender de antemano sus respectivos intereses, posiciones y
motivaciones. Las partes necesitan también comprender los objetivos del mediador,
que deben ser claros y comunicarse sin ambigüedades a las partes. Esto incluye
también la fijación de plazos realistas para el proceso.
Un proceso efectivo de negociación de la paz es aquel que garantiza la
legitimidad y aborda las principales causas profundas del conflicto. Es importante
determinar las cuestiones y procedimientos que deben acordarse antes de la
negociación. El diseño del proceso debe ser sencillo, conocido para las partes en
conflicto, transparente y accesible a todos los interesados. El proceso también debe
tener en cuenta las normas sociales imperantes y prever mecanismos eficaces de
seguimiento. A lo largo del proceso, deben analizarse las posibles repercusiones del
acuerdo de paz. Para que un proceso de mediación produzca resultados debe tomar
en consideración las cuestiones ecológicas y los principios del desarrollo sostenible.
La mediación de los dirigentes tradicionales y religiosos es útil en los procesos
de paz, ya que conocen en profundidad los agravios históricos sufridos por sus
comunidades. Suelen entender las posibles soluciones mejor que cualquier persona
externa, y tienen acceso a los principales responsables de la adopción de decisiones
de las partes en conflicto y sus comunidades. Los dirigentes tradicionales y
religiosos también pueden legitimar el proceso, contribuir a que las comunidades
renuentes acepten un compromiso difícil y propiciar la reconciliación. En general, la
mediación de los dirigentes tradicionales religiosos requiere que una tercera para
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facilite las negociaciones entre las partes. En estos procesos es importante garantizar
el respeto de los derechos humanos, incluidos los de las mujeres.
¿Qué consideraciones son importantes para la cooperación efectiva
entre terceras partes involucradas en el proceso de mediación?
El multilateralismo efectivo es una cuestión que se tiene en cuenta en el
ámbito de la gestión de crisis que también debería aplicarse a las labores de
mediación. La coordinación entre los agentes internacionales y regionales es de
capital importancia. El establecimiento de unas vías claras de comunicación hace
más fácil mantener a los diferentes agentes plenamente informados acerca del
proceso. Los objetivos de los diferentes interesados deben estar totalmente claros y
todos los agentes deben haberlos entendido y aceptado íntegramente.
Para evitar solapamientos de autoridad, debe estar completamente claro el
reparto de responsabilidades. Una medida importante sería nombrar a un mediador
principal para cada situación de crisis. Si en el proceso de mediación participan
varias terceras partes, el mediador debe poder ejercer la autoridad y las facultades
necesarias para coordinar las diferentes acciones.
Es importante tener en cuenta las opiniones de los diferentes interesados,
aprovechar las relaciones ya establecidas y generar confianza y credibilidad entre
las diferentes partes interesadas. Se recomienda identificar y aislar a los elementos
saboteadores que suele haber en la mayoría de las situaciones de conflicto. Cuando
participe una coalición de mediadores como tercera parte, es importante que esos
mediadores compartan objetivos parecidos y el compromiso de trabajar juntos. Por
ello, es tan importante el intercambio de información entre los diferentes agentes, a
los que se debe asignar funciones claramente definidas. También es necesario
secuenciar, coordinar, comunicar, colaborar e integrar iniciativas y mantener la
coherencia entre los diferentes interesados.
Para una cooperación eficaz es fundamental generar confianza (elemento
esencial del arreglo de controversias) y promover una mejor comunicación entre las
partes (entre los mediadores y las partes en el conflicto), lo que permite una mejor
supervisión y menor incertidumbre entre las partes.
¿Cuáles son los elementos vitales de un acuerdo de paz exitoso?
Un buen acuerdo de paz habrá sido cuidadosamente planificado y se aplicará
cabalmente. Se podrá considerar que ha tenido éxito si se han abordado todas las
cuestiones pertinentes y las causas profundas del conflicto. Un acuerdo con éxito
define y articula claramente las condiciones de paz y las obligaciones y los derechos
de las partes. También es fundamental que se aseguren mecanismos y garantías para
la aplicación del acuerdo.
Además, es necesario que el acuerdo de paz se considere justo. Para garantizar
su sostenibilidad, el acuerdo debe contar con el apoyo más amplio posible (de las
partes en conflicto, de las poblaciones afectadas, de la comunidad internacional,
etc.). Los beneficios de un acuerdo de paz con éxito llegan a amplios sectores de la
sociedad. A este respecto, precisan atención especial los jóvenes, las mujeres, las
minorías y las poblaciones indígenas.
Es fundamental conceder especial atención a la función de las mujeres en los
procesos de paz, en consonancia con lo dispuesto en la resolución 1325 (2000) del
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Consejo de Seguridad sobre las mujeres y la paz y la seguridad. Las mujeres
desempeñan un papel fundamental en el logro de una paz sostenible, y los equipos
de mediación y las delegaciones de las partes deben contar entre sus miembros con
mujeres y con expertos en cuestiones de género. Es importante que el proceso de
paz aborde la cuestión de la igualdad entre los géneros, en particular, la
participación de las mujeres en el proceso de adopción de decisiones políticas, el
acceso a oportunidades económicas y la justicia y la discriminación por razones de
género y la violencia sexual, incluida la rendición de cuentas y la reparación por esa
violencia. Es importante tener en cuenta estas cuestiones desde el principio de los
procesos de paz.
Un aspecto esencial de un acuerdo de paz con éxito es la participación activa
de todos los agentes fundamentales, como la sociedad civil, las comunidades
religiosas, los ancianos de los clanes y las tribus y la comunidad en general, entre
otras cosas, en la planificación y la aplicación del acuerdo. Un acuerdo de paz
centrado en la comunidad es más fácil de aplicar porque las comunidades afectadas
asumen una responsabilidad.
La participación de los agentes fundamentales aumentará la capacidad local y
puede tener efectos positivos más rápidos y favorecer la sostenibilidad del acuerdo.
Los criterios para la participación cívica deberán ser amplios e inclusivos. Una
participación cívica inclusiva en el proceso de mediación legitima las medidas
adoptadas para poner fin a las controversias, contribuye a generar confianza, mejora
las posibilidades de alcanzar un acuerdo y permite la implicación colectiva de las
partes en el proceso.
Es muy importante que los acuerdos de paz defiendan el principio de rendición
de cuentas y no prevean en ningún caso la impunidad para los delitos
internacionales más graves. El derecho internacional es muy claro a este respecto.
No obstante, puede que tengan que examinarse caso por caso las cuestiones de
calendario y los mejores enfoques. También es muy importante recordar que la
violación y otras formas de violencia sexual producidas durante el conflicto pueden
constituir un crimen de guerra, crimen contra la humanidad, o acto constitutivo de
genocidio. Sin el sentimiento de que se ha hecho justicia, no son sostenibles las
bases de la paz. A largo plazo, no hay paz sin justicia.
Es importante que el acuerdo de paz se formule lo más claramente posible. Sin
embargo, en el proceso de aplicación es probable que surjan con frecuencia
controversias sobre la interpretación de las diferentes disposiciones de un acuerdo.
Por ello, es importante que el acuerdo prevea la forma de resolver esos desacuerdos.
Posiblemente, se podría volver a pedir la intervención del mediador, pero un
mecanismo de arreglo de controversias debe poder funcionar incluso cuando el
mediador no pueda participar en él.
¿Cómo pueden contribuir los esfuerzos de mediación continuos
a una efectiva ejecución de un acuerdo de paz?
La fase de aplicación es crucial para el éxito del acuerdo y no debe dejarse
solo en manos de las partes. Los esfuerzos de mediación continuos son beneficiosos
porque la atención y la presión internacionales motivan a las partes a mantener su
compromiso con el acuerdo de paz. Además, aseguran que agentes imparciales
vigilan la aplicación de este y presentan informes al respecto. Debería establecerse
un mecanismo con autoridad para vigilar esa aplicación. El mediador debe
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contribuir a esta labor, pero el mecanismo de vigilancia puede requerir una
estructura mayor y más compleja que en el proceso de mediación.
Los esfuerzos de mediación continuos fortalecen constantemente la confianza
entre las partes gracias al intercambio de información fidedigna. Es imposible lograr
la paz desde el exterior. Por ello, debe reforzarse el papel de las Naciones Unidas y
de las organizaciones regionales, especialmente en cuestiones como la estabilización
y el fomento de la buena gobernanza y la democracia.
Francia
[Original: francés]
En el preámbulo de la resolución 65/283 se subraya que la justicia es un
componente fundamental de la paz sostenible y, en su parte dispositiva, que la
mediación responsable y digna de crédito requiere el cumplimiento de las
obligaciones de los Estados en virtud del derecho internacional.
En la presente contribución, Francia desea insistir en que, cuando se cometen
crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad o actos de genocidio, debe tenerse
en cuenta la exigencia de justicia, que es uno de los aspectos fundamentales de
cualquier proceso de mediación. Por consiguiente, la presente contribución no aspira
a ser exhaustiva, ya que no se ocupa de otros aspectos fundamentales, como la
necesidad de designar a más mujeres para las funciones de mediador, según lo
dispuesto en la resolución 1325 (2000).
Los elementos que se exponen más abajo se refieren a las cuatro primeras
preguntas formuladas por la Secretaría, a saber:
1) ¿Cuáles son las cualidades de un buen mediador?
2) ¿Cuáles son las características principales de un proceso de mediación
efectiva?
3) ¿Qué consideraciones son importantes para la cooperación efectiva entre
terceras partes involucradas en el proceso de mediación?
4) ¿Cuáles son los elementos vitales de un acuerdo de paz exitoso?
La posición de Francia respecto a estas cuestiones está plasmada, en particular,
en la declaración formulada por la Unión Europea el 22 de junio de 2011 en el
debate de la Asamblea General sobre la mediación: Como se indica [en la resolución
65/283], las directrices existentes en el ámbito del estado de derecho y de la
rendición de cuentas deben tenerse en cuenta y aplicarse plenamente. Celebramos,
sobre todo, las directrices firmes presentadas por sucesivos Secretarios Generales en
sus informes de 2004 y 2009 sobre la mediación, en virtud de las cuales la
concesión de amnistías y otros tipos de inmunidades por crímenes de guerra,
crímenes de lesa humanidad y genocidio fueron excluidas de todo acuerdo
patrocinado por las Naciones Unidas, y en las que se hizo hincapié en que, cuando
la justicia internacional actúa, se debe dejar que siga su curso. Pedimos también la
aplicación estricta de las directrices que restringen los contactos de los mediadores y
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otro personal de las Naciones Unidas con las personas que son objeto de órdenes de
detención12.
Debe velarse, en particular, por que los mediadores cumplan y apliquen en
todas las etapas de su labor las directrices sobre justicia penal internacional ya
formuladas por el Secretario General en relación con tres aspectos:
1. Exclusión de cualquier forma de amnistía o inmunidad para los
crímenes más graves en los acuerdos patrocinados por las Naciones Unidas:
“[L]os acuerdos de paz aprobados por las Naciones Unidas nunca puedan prometer
amnistías por crímenes de genocidio, de guerra, o de lesa humanidad o infracciones
graves de los derechos humanos” (informe del Secretario General sobre el estado de
derecho y la justicia de transición en las sociedades que sufren o han sufrido
conflictos (S/2004/616, párr. 10) e informe del Secretario General sobre el
mejoramiento de la mediación y sus actividades de apoyo (S/2009/189, párr. 36)). Al
asesorar a otros agentes, los mediadores deben también influir en el contenido de los
acuerdos asegurando que no se incluyen cláusulas de amnistía o inmunidad para los
crímenes graves.
2. Conocimiento y respeto de los procedimientos judiciales ante la
Corte Penal Internacional: “Tras el establecimiento de la Corte Penal
Internacional, cabe a los mediadores explicar claramente a las partes sus
operaciones jurídicas internacionales. Las partes deben entender que, una vez que se
establece la competencia de la Corte Penal Internacional en una situación
determinada, la Corte, en su calidad de órgano judicial independiente, procederá a
examinar el asunto de conformidad con las disposiciones pertinentes del Estatuto de
Roma y el proceso de justicia seguirá su curso” (S/2009/189, párr. 37).
Este principio merece ser más difundido en la Organización y entre todos los
mediadores, que deben incorporarlo en sus estrategias.
También debe alentarse a los mediadores a que se informen acerca del derecho
aplicable y, en su caso, de los procedimientos vigentes ante la Corte Penal
Internacional en relación con los países o regiones en los que intervienen (fases de
examen preliminar, instrucción y enjuiciamiento). Convendría que los mediadores y
su equipo dispusieran de un vademécum con la descripción de las diferentes fases
del procedimiento judicial ante la Corte.
Cada una de las fases ante la Corte Penal Internacional ofrece oportunidades
(prevención de la violencia, promoción de los procedimientos judiciales nacionales,
identificación de los principales autores de los crímenes más graves, distinción entre
quienes ordenan y organizan los crímenes y quienes solo los ejecutan, a los que se
puede alentar a la defección o la desmovilización, en cooperación con la propia
Corte, llegado el caso)13. Los mediadores deben estar plenamente informados al
respecto.
Cada fase también impone restricciones a las que los mediadores deben estar
preparados a adaptarse (véase más adelante: consecuencias de la emisión de una
__________________
12 Puede consultarse en http://www.europa-eu-un.org/articles/en/article_11190_en.htm.
13 En Uganda (Ejército de Resistencia del Señor) y en la República Democrática del Congo
(Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo y las Fuerzas Democráticas de Liberación de
Rwanda), en colaboración con la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, se hicieron
llamamientos por radio instando a la defección de personas que no eran buscadas por la Corte
Penal Internacional.
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orden de arresto). Los mediadores siempre deben aclarar que, cuando se determina
la competencia de la Corte Penal Internacional, el proceso establecido en el Estatuto
de Roma y, en determinados casos, en las resoluciones vinculantes del Consejo de
Seguridad, debe seguir su curso, y debe preservarse la independencia de la Corte.
Cuando los Estados afectados tienen la obligación jurídica de cooperar, los
mediadores también deben informar al respecto e instar al cumplimiento de esa
obligación, como se señala en la resolución 65/283.
3. Exclusión de todo contacto con cualquier persona objeto de una
orden de arresto, a menos que dicho contacto sea esencial para el cumplimiento
de la misión: Los contactos entre representantes de las Naciones Unidas y personas
inculpadas por jurisdicciones penales internacionales que ocupan puestos de
autoridad en sus países respectivos deberían limitarse a lo estrictamente necesario
para el ejercicio del mandato confiado por las Naciones Unidas. Debería evitarse la
presencia de representantes de las Naciones Unidas con estas personas en
ceremonias u otros actos similares. Cuando esos contactos sean absolutamente
necesarios, se procurará tratar con personas no inculpadas del mismo grupo o
partido (opinión jurídica de la Oficina de Asuntos Jurídicos de las Naciones Unidas,
International Organizations Law Review, pág. 397, 25 de septiembre de 2006).
En el contexto de la estrategia de procedimiento 2009-201214, la Fiscalía de la
Corte Penal Internacional emitió una serie de directrices en las que también se
destacaba la necesidad de impedir el desvío de fondos destinados a la mediación
para ayudar a personas buscadas por la justicia a reabastecerse o rearmarse:
“De conformidad con su mandato de impulsar los esfuerzos de detención,
la Oficina emitió una serie de directrices para que las tuvieran en cuenta los
Estados:
a) Evitar todo contacto que no sea esencial con personas sobre las que
pesa una orden de arresto dictada por la Corte. Cuando los contactos sean
necesarios, intentar primeramente tener como interlocutores a personas sobre
las que no pese una orden de arresto;
b) En las reuniones bilaterales y multilaterales, manifestar un apoyo
activo a la aplicación de las decisiones de la Corte, solicitar la cooperación con
la Corte y exigir, en su caso, el cese inmediato de los crímenes;
c) Contribuir a la marginalización de los fugitivos y tomar medidas
para prevenir el desvío de ayuda y fondos con fines humanitarios o destinado a
las negociaciones de paz en beneficio de personas sobre las que pesa una orden
de arresto […] (párr. 48).”
Esas directrices también son aplicables a los mediadores, que deben evitar
enviar la señal de que se “recompensa” la violencia con un lugar en la mesa de
negociaciones o con un mayor poder. Si los mediadores no observan esas
directrices, no solo pueden menoscabar los esfuerzos de paz y reconciliación en la
situación de que se trate, sino también alentar la violencia en otras situaciones.
__________________
14 Estrategia de procesamiento 2009-2012, Fiscalía, 1 de febrero de 2010, se puede consultar en
http://www.icccpi.
int/Menus/ICC/Structure+of+the+Court/Office+of+the+Prosecutor/Policies+and+Strategies/R
eport+on+Prosecutorial+Strategy.htm.
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