Una ciudad conmovida por el salvaje homicidio de una mujer

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Una ciudad conmovida por el salvaje homicidio de una mujer
Villa Constitución tiene más preguntas que respuestas en torno al crimen de Viviana Sklate.

Por Claudio Berón / La CapitalVilla Constitución (enviado especial).— Viviana Sklate tenía 49 años, tres hijos y un nieto en camino. La mañana del jueves, cuando ponía en condiciones el cíber familiar para abrir las puertas al público, recibió 51 puntazos en el cuerpo. Tres de esos cortes fueron fatales: uno en el cuello, otro en la nuca y uno al corazón. Desde entonces, esta ciudad de 45 mil habitantes ubicada a 51 kilómetros al sur de Rosario se ha sumido en el dolor y trata de resolver el misterio de algo que hace “muchísimos años” no veía. Por el hecho hay un joven detenido, Cristian M., de 29 años, al que le secuestraron ropas con manchas de sangre en su casa. Pero todos saben que eso no es suficiente para aclarar el crimen.

Viviana abrió el negocio a las 9.13 del jueves, según registró el sistema de alarmas. Su marido, Ernesto Finochio, ya estaba en el otro negocio que la pareja tiene en calle Bolívar, frente al hospital. Le asombró que su mujer demorara en llamarlo como hacía todos los días. Entonces fue hasta el cíber de Neuquén 724. Llamó a Viviana sin hallar respuestas, fue al baño y allí la encontró. En medio de un charco de sangre. Se desesperó y salió gritando: “¡Me la mataron, me la mataron!”. Nadie en el barrio Altamira, a unas cuadras del centro, había escuchado nada hasta ese momento. El lugar es de veredas anchas y mucho silencio, pero nadie escuchó..

Al llegar la policía, Finochio estaba en la vereda, llorando. La puerta del local estaba abierta, no violentada. Se supone que Viviana conocía a quien entró, que ella le abrió. El negocio estaba en el mismo orden en el que lo dejó la víctima. No hubo forcejeos, ni corridas. Las 25 computadoras estaban intactas en su lugar.

“Ella nunca hacía eso. LLegaba, metía la recaudación del día anterior en una bolsita, no abría la puerta nunca. La noche anterior cerró a las 3.35 y nunca se llevaba la plata, el que vino lo sabía” contó Maria Pace, amiga de la víctima.

Sin entender. Ayer, Ernesto Finochio estaba encerrado en su casa bajo los efectos de calmantes. “Hace tres días que no duerme. No puede hablar y no se explica qué pasó, por qué este robo”, dice Norma, la madre de Viviana, abonando la hipótesis de que a su hija la mataron para robarle unos 3 mil pesos de la recaudación.

La mujer cuenta que Ernesto y Viviana se conocieron a los 18 años, se casaron y tuvieron tres hijos que ahora tienen 19, 21 y 22 años. La familia había construído una casa cómoda en los altos de la vivienda paterna de Viviana, donde Norma le dijo a La Capital: “Tengo que estar fuerte, mi yerno no está bien y mis nietos tampoco. Hay que aguantar”.

En la puerta del cíber, en tanto, las conjeturas abundan. “¿Pudo haber sido un mensaje mafioso?”, deslizó Mario Finochio, el cuñado de la víctima. Otras voces hablan de “faloperos” que andan por el barrio. “Vienen al cíber, juegan y se van, pero saben el movimiento que hay. Los empleados de la noche los conocen. Hay 25 máquinas, se imagina que pasa mucha gente”, dice María Pace.

En el marco de la pesquisa, la policía no deja nada de lado. Las fuentes refieren que unos seis meses atrás entraron al negocio que la familia tiene frente al hospital y que a Ernesto le pegaron fuerte. Aparentemente, dicen, fue un hombre que tenía problemas con él y era pareja de una mujer conocida.

Sin deudas. La familia de Viviana sostiene que “no tenían problemas de deudas ni cuentas pendientes con nadie” y que la muerte de la mujer fue el desenlace de “un robo, un crimen con alevosía”. Mario, el cuñado, no se cansa de repetir que “es gente muy buena” y que “fue un robo”, aunque desliza: “Hay que investigar”.

“Vivi conocía a quien le tocó la puerta. La reja estaba abierta y la puerta de adentro sin llave. Es más, el manojo de llaves del negocio desaparecío” dice María Pace frente al local.

A los pesquisas les llama la atención las heridas que recibió Viviana. “Son puntazos parejos, de dos centímetros de profundidad y dos de ancho, exactos”, refieren a un informe preliminar del forense. “Es cómo si los hubieran hecho con una manopla con púa” dicen. Y aclaran que son “cortes ovoidales en el abdómen, el tórax y el cuello. Son exactos y no tienen sangre. Sólo había sangre por el corte de la cabeza y el cuello”.

Acerca del detenido, los vecinos dijeron haberlo visto merodear el barrio. El muchacho es un conocido ladrón con antecedentes por desorden, robo calificado y tentativa de robo. “Tenía una faca, pero a mi no me dá con el tipo de heridas que tenía Sklate y la sangre en su ropa, pero hay que determinar el tipo y factor de esas manchas” sostuvo el comisario Luis López, de la seccional 13ª.

Viviana estaba deprimida por la muerte de su padre, ocurrida hace un año, pero la alegraba que su hijo más grande la iba a hacer abuela y se estaba levantando un departamentito en los fondos de la casa paterna. No tenía problemas con nadie. Su marido aparentemente tampoco. Un cuerpo con 51 puñaladas tiene aún mucho para decir.

uente_:
17-07-2011 |
LA CAPITAL

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