CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO; El poder frente a lo ético y lo moral.

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CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO; El poder frente a lo ético y lo moral.

Óscar Rodríguez Vargas. Periodista

Vivimos una época en la que nos damos muy poco tiempo para echar un vistazo dentro de nosotros mismos. En la medida en que estemos en mayor contacto con nuestro mundo interior, nuestro crecimiento personal y profesional se desarrollará.

En el proceso de conocernos a nosotros mismos, sin ningún temor hagamos un inventario moral, una autoevaluación realista de nuestra conducta.

¿Es usted moral? Eche una mirada a las implicaciones “buenas o malas” de su comportamiento. ¿Cómo van sus propios valores? Usted sabe que su conducta tiene aspectos positivos y negativos, bien orientados y perversos. Eso es algo propio de la vida. Analícela.

Reconozca su propia conducta, pero no se autocastigue. Nuestro propósito consiste en conocernos y aceptarnos. Sólo entonces podemos empezar a cambiar y crecer. Para tal fin dé ejemplos de su conducta que describan de modo específico su realidad.

El primer paso para cambiar es ser consciente de los aspectos internos que no queremos ver y que nos impiden transformarnos.
Nuestra cultura ha privilegiado excesivamente el dominio intelectual respecto al dominio ético y moral.

La ética es entendida como la actitud y el esfuerzo permanente que nos urge a vivir y descubrir nuestra situación humana, sin convertirnos en el infierno de los otros.
Es una actitud y un esfuerzo permanente que nos urge a vivir sin manipular, sin convertir en cosas a los otros seres humanos, sin abusar del poder que se nos otorgue. “Sólo los hombres buenos y justos son capaces de dirigir la política y la justicia de una nación”, señala Aristóteles.

Aun Cervantes en El Quijote, en un acápite, al aconsejarle a su buen escudero Sancho, quien supuestamente iba a administrar una ínsula, recomendábale: “Sancho, si algún día doblaras la vara de la justicia, que no sea por el poder de la dádiva, sino por el de la piedad”. A través de la historia universal los hombres que trataron sobre los valores fueron considerados una especie de quijotes contra los molinos del viento.

Cuando conservamos orientado hacia el bien nuestro pensamiento, la vida se torna más vigorosa y el carácter recibe una fuerza no imaginada.

Las personas tienen preferencias según sus temperamentos, es decir, según su carácter, su manera de ser o de reaccionar. ¿Dónde se encuentra el éxito? En la capacidad de moderar y balancear nuestro temperamento.

Como sucede con el agua, debemos ser inteligentes para adaptarnos a cada ambiente transformando nuestra forma de hacer las cosas. No importa si es vapor, líquido o hielo, el agua sigue siendo agua, nunca pierde su esencia.

Moderar nuestro temperamento no significa cambiar nuestra esencia, no significa dejar de ser hombres buenos, justos y honestos, sino adaptar nuestra conducta a cada situación humana, para así mejorar nuestra capacidad de lograr resultados.

FUENTE: EL PERUANO
Fecha:15/04/2011

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