IMPORTANTE: Algunos alcances más actuales sobre este tema se realizan en el post: “Más vale tarde que nunca: Presidente ecuatoriano Rafael Correa por fin deslinda con las FARC”.
Como sabemos, en la madrugada del pasado sábado 1 de marzo, las Fuerzas Armadas de Colombia asestaron un contundente golpe a las autodenominadas “Fuerzas Armadas Re- volucionarias de Co- lombia” (las FARC), al dar muerte a Luis Edgar Devia, alias “Raúl Reyes”, el segundo hombre más impor- tante de dicha orga- nización terrorista, sólo superado en im- portancia por Manuel Marulanda, alias “Tirofijo”. Dicho golpe es considerado el más duro que ha recibido la “guerrilla” colombiana en toda la historia del conflicto armado que mantiene con el gobierno de Bogotá.
El problema es que la exitosa operación ocurrió en territorio ecuatoriano, vale decir, implicó una evidente violación de la soberanía ecuatoriana por parte del gobierno colombiano, lo que ha ocasionado una grave crisis diplomática entre las dos repúblicas.
La reacción del gobierno ecuatoriano no se hizo esperar y, a pesar de las excusas ofrecidas por el gobierno de Colombia en boca de su canciller Fernando Araújo, el presidente Rafael Correa, en un mensaje a la nación realizado en horas de la noche del domingo, anunció enérgicas medidas, como el retiro de su embajador en Colombia y la expulsión del embajador de Colombia en Ecuador (lo que implica la ruptura de relaciones diplomáticas), la movilización de tropas a su frontera norte y la reunión del Consejo de Seguridad Nacional.
Asimismo, el mandatario ecuatoriano, tras calificar al incidente como “la más grave, artera y verificada agresión contra su país” y anunciar que su gobierno “no va a permitir más ultrajes del gobierno colombiano”, solicitó la inmediata convocatoria del Consejo permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Parece que la idea del presidente Correa es obligar al gobierno de Álvaro Uribe a que se comprometa solemnemente ante la comunidad internacional a no volver a violar la soberanía ecuatoriana.
Aunque todo este conjunto de medidas parece excesivo, consideramos que la actitud del gobierno ecuatoriano, frente a la innegable violación de su soberanía por parte de Colombia, resulta comprensible, y que el presidente Correa tenía que expresar su enérgica protesta más o menos en los términos que lo ha hecho, con el objeto de no dar la imagen de un mandatario débil e incapaz de hacer respetar la soberanía nacional de su país. No olvidemos que la política en gran parte está hecha de gestos.
Sin embargo, un ele- mento que el gobierno de Rafael Correa ha intentado soslayar es el hecho también evidente que las FARC utilizan territorio ecua- toriano como refugio, y que dicha situación también constituye una violación de la sobe- ranía ecuatoriana por parte de dicha orga- nización terrorista; he- cho que, no obstante, no ha sido cuestionado por el gobierno de Quito. En tal sentido, consideramos que, así como el presidente Correa ha elevado su más enérgica voz de protesta contra el gobierno de Bogotá, debería zanjar con la misma o mayor firmeza con la referida organización subversiva; ya que lo contrario podría interpretarse como un tácito respaldo de su gobierno a la organización criminal colombiana.
De otro lado, lo que no resulta justificable es la reacción del presidente venezolano Hugo Chávez, quien, incluso antes que el gobierno ecuatoriano anunciará las medidas señaladas líneas atrás, ordenó el cierre de su embajada en Colombia, la expulsión del embajador de Colombia en su país, así como la movilización de 10 batallones, tanques y aviones a la línea divisoria con ese país.
Más injustificable y preocupante aún, además de ser un insulto al pueblo colombiano, es que haya calificado la muerte del líder terrorista como el “cobarde asesinato de un buen revolucionario” y que, incluso, haya ordenado al pueblo venezolano que se le rinda homenaje con un minuto de silencio. Ese hecho es algo así como que un jefe de Estado de algún país vecino al Perú rinda homenaje a Abimael Guzmán, el nefasto líder de la organización terrorista Sendero Luminoso, que tanto daño y dolor causó en nuestro país.
La conducta de Hugo Chávez, quien no tiene vela en este entierro, si bien no es justificable, no debería sorprender ya que dicho personaje, cuya incontinencia verbal debe ser patológica, no puede andar sin entrometerse donde no lo llaman. Con su intervención no sólo agudiza una crisis que debería tratarse en primer término de manera bilateral, sino que toma abiertamente partido por la organización terrorista responsable de gran parte de la endémica violencia política que padece Colombia. De este modo, prácticamente se ven confirmadas las sospechas de que el gobierno de Chávez (que no es el pueblo venezolano) se ha convertido en uno de los mejores aliados de las FARC y, con ello, en un enemigo del Estado y del pueblo colombiano.
Ya podemos dar por descontado, pues, que las FARC también utilizan el territorio venezolano como su refugio y su base de preparación de acciones terroristas contra Colombia; y que lo hacen con la anuencia del gobierno de Chávez y, quizá, contando también con su apoyo.
La actitud de Hugo Chávez es la que más nos debe llamar a preocupación, ya que es un claro indicio de que este pretende empujar los acontecimientos a una situación en que los tambores de guerra empiecen a sonar por estas latitudes. Así, este personaje viene consolidándose como la más peligrosa amenaza a la seguridad y a la paz subregional.
Creemos pues que ha llegado el momento de que en el seno de la OEA, además de que se obtenga el compromiso colombiano de que no volverá a violar la soberanía ecuatoriana, como pretende el presidente Correa, se adopten decisiones definitivas respecto a las FARC.
En tal sentido, consideramos que debería declararse formalmente la naturaleza terrorista de dicha organización criminal. Como consecuencia de dicha decisión, los estados americanos deberían obligarse a negar a las FARC el reconocimiento de beligerancia y, asimismo, comprometerse a combatirlo. Y la manera que los países americanos, sobre todo los que limitan con Colombia, tienen para contribuir a combatir a esta organización terrorista es, en principio, no permitiendo que sus respectivos territorios sean refugio o estén ocupados por columnas de las FARC; asimismo, colaborando activamente con el Estado colombiano en su lucha contra esa nefasta lacra, a través del trabajo coordinado entre las fuerzas armadas de estos países.
Queda claro que las FARC no son un problema sólo para Colombia, sino que, como un tumor maligno, tiende a extenderse al resto de la región. Y, al igual que ocurre con un cáncer que ha sido detectado a tiempo, es necesario extirpar el tumor lo antes posible. Ahora es el momento de adoptar las medidas necesarias. Mañana quizá sea demasiado tarde.
ACTUALIZACIÓN (04/mar/2008):
Sobre este tema recomiendo la lectura de la columna de Augusto Álvarez Rodrich “Los entrometidos”.
Asimismo, reproduzco la opinión gráfica del siempre agudo HEDUARDO, sobre el entrometido venezolano:
Perú 21, 04 de marzo de 2008
ACTUALIZACIÓN (12/mar/2008):
Luego de publicado este artículo, otros autores han opinado en términos similares respecto a la necesidad de que los países de la región, además de ratificar el principio de inviolabilidad de la soberanía territorial,
adopten decisiones definitivas respecto a las FARC, declarando su carácter terrorista y comprometiéndose a combatirlo. En este sentido, Mirko Lauer, en su artículo “Correa: ¿qué está transportando en esa mochila?” (La República, 05 de marzo de 2008), manifiesta que: “Si la idea es una nueva declaración a favor de la soberanía geográfica de los países, pues bien. Pero se podría aprovechar para hacer también una declaración conjunta que condene el apoyo abierto a (o la discreta vista gorda frente a) la subversión armada y el terrorismo contra gobiernos constitucionales de repúblicas hermanas.”
En el mismo sentido, Antonio Zapata, en su artículo “Guerras en América Latina” (La República, 12 de marzo de 2008), considera que: “(…) un éxito significativo del Ecuador es haber logrado que el Grupo de Río condene la violación de su soberanía territorial y prohíba enérgicamente ese proceder. A la vez, el tema de las FARC debe ser encarado por los organismos continentales. En la misma medida que se condena el ataque colombiano en territorio ecuatoriano, es necesario sancionar el apoyo a grupos armados de otro país.” Asimismo, señala que: “Habría que limitar la costumbre latinoamericana de apoyar insurgentes de los países vecinos. Imposible ignorar que Raúl Reyes había declarado desde el Ecuador a la prensa internacional al menos treinta veces durante el año anterior. Es decir, una vez cada doce días. ¿Merecen una prohibición internacional los santuarios de las FARC fuera de Colombia?”
De otro lado, aunque no necesariamente comparto el ciento por ciento de su contenido, me parecen interesantes los siguientes artículos sobre el tema que nos convoca:
– Carlos Basombrío, “A la guerra no se juega” (Perú 21, 07 de marzo de 2008).
– Rosa María Palacios, “Vencedores y vencidos” (Perú 21, 08 de marzo de 2008).
– Andrés Oppenheimer, “Un conflicto que recién empieza” (El Nuevo Herald, 09 de marzo de 2008).
– Fernando Rospigliosi, “El triunfo de Uribe” (Perú 21, 09 de marzo de 2008).
Y, para finalizar esta actualización, una nueva opinión gráfica de HEDUARDO:
Perú 21, 09 de marzo de 2008
AMPLIACIÓN (20/mar/2008):
Navegando por la blogósfera, me he encontrado con una interesante perspectiva sobre el conflicto entre Ecuador, Colombia y Venezuela. Se trata del artículo
“Una alternativa para comprender las tensiones entre Colombia, Ecuador y Venezuela” de Carlos Meléndez (El Jorobado de Notre Dame). Dicho bloguero considera que el conflicto interno colombiano está en su etapa de internacionalización (opinión que suscribimos plenamente, conforme se deduce de nuestro post); que el narcotráfico en el cual participa las FARC es un poderoso combustible del conflicto; que en este escenario influyen intereses hegemónicos de alcance regional (léase Venezuela, bajo el mando de Hugo Chávez); y que estaríamos ad portas de asistir a una “africanización” del conflicto.
También me parecen interesantes los “Pronósticos del ciclón grancolombiano”, que Andrés Paredes (Fabber) publica en su blog Océano de Mercurio, en donde considera que en circunstancias promedio en la región, “un incidente como el de la incursión colombiana en territorio ecuatoriano no tendría que desatar una crisis que dispare nuestra preocupación, y se podría pasar la página después de una entendible protesta ecuatoriana y las disculpas colombianas del caso”. Sin embargo, lo que alarma es “el protagonismo del tercer comensal, autoinvitado al pleito: la Venezuela de Hugo Chávez”, un actor impredecible, guiado por una visión mesiánica y que cuenta con la ilusión de atravesar un momento óptimo por la relativa debilidad de la potencia hegemónica mundial norteamericana, y la neutralidad de la potencia regional brasileña. Así, “Chávez es probable que ladre y no muerda, pero mientras hace bulla y alborota la región puede estar logrando ante ojos internacionales su propuesta de volver a las FARC una fuerza beligerante al ponerlo en la balanza como un actor al igual que Ecuador o Colombia. Quizá ese sea el fin oculto del revuelo bélico, un propósito extrarregional para con una fuerza terrorista regional.”
Totalmente de acuerdo con el artículo y lo que le mismo señala. Efectivamente, las FARC son una organización criminal y es obvio que existen países que la están apoyando, y no creo que eso sea por desconocimiento de su verdadera naturaleza.
La crisis que se ha desatado en nuestras paises hermanos de Colombia y Ecuador podría propagarse al resto de paises de la region como ud. bien señala sr. Salcedo, la OEA deberia intervenir no solamente para darle su jalon de orejas a Colombia, sino para encontrar una solucion definitiva a la crisis; Colombia necesita del apoyo de los paises que se llaman sus hermanos en su larga lucha contra los terroristas, y no que bajo el pretexto de no querer inmiscuirse en los problemas de Colombia terminen apoyando a las FARC; los gobiernos que apoyan a los terroristas deben ser condenados.
El Gobierno de Alvaro Uribe al ingresar en suelo del Ecuador, así el motivo haya sido para matar gente de las FARC, ha cometido un acto totalmente repudiable, por lo que debe ser sancionado sin ambiguedades por violar la soberanía territorial del Ecuador. Su conducta deja un nefasto precedente que no se debe permitir. Lo que pasa es que Uribe responde a los intereses de Estados Unidos, país que con la excusa del combate al terrorismo se cree con derecho a meterse donde le de la gana.
Estimado Luis Espinoza, no dudo que Estados Unidos tiene sus propios intereses respecto a Colombia y al resto de la región (así como también el gobierno de Hugo Chávez tiene otros intereses, que tampoco creo que convengan a la región ya que se trata de un proyecto político totalitario). Después de todo, qué país no tiene sus propios intereses cuando se trata de relaciones internacionales. Ello, sin embargo, no debe servir para no calificar a las FARC como lo que realmente son: una organización narcoterrorista que hace mucho tiempo ha perdido sus presuntos ideales revolucionarios; y que, por tanto, debe ser combatido con firmeza. Tampoco se puede ser ambigüo con los terroristas.
Estimados Christian Guzmán y José Carlos Galindo, en la misma línea que ustedes se pronuncian, creo que es momento de asumir que el problema de las FARC hace rato que se ha convertido en un problema para toda la región y que, por tanto, todos los países de la región deberían colaborar en combartir a esta organización criminal. Lamentablemente, mientras que Canada, Estados Unidos y los países de la Unión Europea han calificado a las FARC como lo que son (terroristas), no ha ocurrido lo mismo con los países latinoamericanos, lo que deja abierta la posibilidad que algunos países, como Venezuela o Nicaragua, pretendan considerar a dicha organización como una legítima fuerza beligerante.
Eso sería sumamente grave, puesto que las normas internacionales prohiben apoyar a grupos terroristas, por evidentes razones legales.
LLEGARA EL DIA EN QUE TODOS LOS HOMBRES SE UNAN CONTRA DICTADURAS Y OPRESOSRES Y AQUELLOS QUE HOY SE REGOCIJAN EN LA GUERRA POR SUS INTERESES ECONOMICOS SERAN ERRADICADOS DE LA FAZ DE ESTA TIERRA ES HORA DE DESARROLLAR NUESTRA CONCIENCIA POR LA ABOLICION DE EL MAL………………..
HUGO CHAVES ES BOB
Q MAL DE ESE MAN METE DROGA Y MENDA A LA FARC PARA COLOMBIA A MATAR …………….