Ángel Arévalo, en su programa #HCMnoticias (www.hcmradiotv.pe), del lunes 07 de setiembre pasado, entrevistó a Carlo Magno Salcedo, experto en temas electorales, exfuncionario del RENIEC y profesor universitario, sobre las elecciones primarias que el Frente Amplio ha convocado para el 04 de octubre próximo. Reseñamos y reproducimos la entrevista.
Lo primero que refiere Salcedo es el marco legal, explicando que según la Ley de Partidos Políticos vigente [artículo 24º], existen tres modalidades para que las organizaciones políticas elijan a sus candidatos a la presidencia, al Congreso y demás cargos de elección popular. En primer lugar, la que serían las “elecciones primarias abiertas”, en que pueden votar todos los ciudadanos, no solo los militantes; no obstante, a pesar de ser la primera opción señalada por la ley, los partidos no la suelen utilizar. En segundo lugar, la “elección primaria cerrada”, en que votan los militantes (“un militante un voto”). En tercer lugar, la elección en asamblea de delegados, que siendo la tercera modalidad prevista por la ley es la más utilizada, y que es la que permite a las cúpulas de los partidos asegurar el resultado que ellas quieren.
Entonces, señala Salcedo, lo que está haciendo el Frente Amplio es pretender utilizar la primera modalidad (“elecciones primarias abiertas”), con el inconveniente que se han programado para una fecha anterior al inicio del plazo legal para poder hacer los procesos de democracia interna (a partir del 13 de octubre), por lo que esas elecciones no tienen valor legal y solo sirven para uso interno. Por tanto, independientemente del resultado, el Frente Amplio va a tener que realizar otro proceso de democracia interna conforme a ley.
No obstante lo señalado, Salcedo declara su decidida apuesta por las elecciones primarias abiertas. Al respecto, refiere que junto a un grupo de profesores de Ciencia Política que conforman un grupo llamado Tecnopolíticos, le han planteado a todo el sector de izquierda y de centro, incluyendo al Frente Amplio, que se presenten a las elecciones en un frente único y que, como elemento distintivo, escojan a sus candidatos a través de elecciones primarias abiertas.
Sin embargo, acota Salcedo, como ha señalado Steve Levitsky en un artículo publicado el domingo en La República, pueden existir algunos riesgos al hacer elecciones primarias abiertas. El primer gran riesgo es que, cuando no participan los órganos electorales estatales como árbitros imparciales que hagan valer las reglas, estas elecciones pueden terminar mal ya que el Comité Electoral puede recaer en manos de una sola facción o puede haber acusaciones de fraude. Y ese es un riesgo que está asumiendo el Frente Amplio.
Ángel Arévalo comenta que ni siquiera toda la izquierda junta llega a tener un porcentaje de intención de votos considerable, no obstante lo cual entre algunos de sus miembros se están despellejando. Al respecto, Salcedo señala que cree firmemente que si desde el lado de la izquierda y la centroizquierda se desarrolla un proceso institucional con elecciones primarias abiertas, allí puede surgir el “cuarto candidato”, después de Keiko, PPK y Alan, que como han señalado varios analistas, en un escenario en que las candidaturas de PPK y Alan se caigan, ese cuarto candidato podría ser el que pase a segunda vuelta.
Ahora bien, continúa Salcedo, ¿cuáles podrían ser los riesgos de hacer unas elecciones primarias abiertas como las del Frente Amplio? Por ejemplo, que un partido organizado opositor a la izquierda envíe a sus militantes a esas primarias con la consigna de votar por el peor candidato. ¿Cómo haría el Comité Electoral para evitarlo? No podría hacerlo.
A diferencia de ello, señala Salcedo, en lo que se ha propuesto para un gran frente de la izquierda y de centro, es que las elecciones primarias abiertas sean asumidas por el Sistema Electoral (ONPE, JNE y RENIEC), lo que es posible ya que la Ley de Partidos Políticos faculta a las organizaciones políticas a solicitar asistencia técnica, a través de la ONPE, para el desarrollo de sus procesos de democracia interna.
De ese modo, se podrá utilizar un padrón electoral oficial, que incluya a los 20 millones de electores que son los que potencialmente tendrían el derecho a participar en las primarias; asimismo, se podrá establecer los filtros para que los militantes de los partidos políticos, que son aproximadamente 1 millón 400 mil, solo puedan votar en las elecciones de su propio partido; se podría utilizar una logística con que cuentan los organismos electorales, etc. Y esa sería la manera de conjurar el riesgo que señala Steve Levitsky respecto de las elecciones primarias cuando no participan los órganos electorales estatales.
Ante una pregunta del periodista, Salcedo precisa que para hacer una alianza electoral que, por ejemplo, le de cobertura legal al frente político propuesto para estas elecciones, basta que un partido nacional y un movimiento regional lleguen a un acuerdo; precisando que el último Reglamento del JNE ha corregido un defecto del anterior Reglamento que, contrariamente al texto expreso de la Ley de Partidos Políticos, había restringido la posibilidad de alianzas entre partidos y movimientos únicamente para las Elecciones Regionales y Municipales.
A su turno, Ángel Arévalo comenta sobre la propuesta de elecciones primarias abiertas, que lo interesante es que está marcando una pauta de algo que no es constante en la democracia interna de los partidos, ya que en partidos como Perú Posible, PPK, incluso en el Apra, es el caudillo o una sola persona la que representa a la organización y, además, no hay un recambio que sí se puede dar a partir de este tipo de acontecimientos.
Salcedo anuncia que se iniciará una campaña ciudadana “No a la política basura”, dirigida a que los políticos se sometan a elecciones primarias abiertas, similar a esa campaña de “No a la TV basura”. Al respecto, Salcedo trae a colación el gran desencanto que tiene la gente sobre la política y los políticos. Por ello, lo que se necesita es un gran gesto, que los partidos en conjunto le digan a los ciudadanos que van a empezar a democratizarse de verdad, más allá de cualquier reforma que se vaya a hacer en el Parlamento, porque la ley vigente sí lo permite.
Ahora bien, complementa Salcedo, esto es más fundamental aún para la izquierda y el centro, ya que en ese sector no se tiene ningún candidato destacado; y si hacen una primaria de verdad, en que compitan dos o tres fórmulas, lo que se va a generar es un gran atractivo hacia ese proceso, y sus candidatos van a empezar a adquirir visibilidad. Y por el lado de los partidos más personalistas, que ya tienen una candidatura “natural” definida, como los de Keiko, Alan o PPK, les pregunta ¿por qué si están tan seguros de su liderazgo no se someten a unas primarias abiertas?
Arévalo recuerda que se supone que las elecciones de democracia interna son obligatorias, a lo que Salcedo precisa que el problema está en la modalidad y que las elecciones por Asamblea y las de “un militante un voto” se prestan a mucha manipulación. Por ejemplo, en las elecciones de “un militante un voto” en vicio típico es la manipulación del padrón electoral, y quien controla el padrón gana la elección. Por eso, el padrón de militantes tiene que verlo un órgano neutral como es el RENIEC.
Al respecto, Arévalo pregunta que habría que hacer con la norma para que se convierta en un requisito, a lo que Salcedo responde que si de verdad se quiere hacer una reforma habría que establecer como única modalidad de elección de candidatos las elecciones primarias abiertas, organizadas por los organismos electorales, para lo cual bastaría modificar un artículo de la ley. Lamentablemente lo que en el Congreso se quiere modificar de la Ley de Partidos Políticos no es lo fundamental. Además, Salcedo considera que ya no es tiempo de hacer ninguna reforma a dicha ley ya que estamos en pleno proceso político.
Y ya que para que haya primarias abiertas no se necesita reformar la ley, Salcedo propone que los ciudadanos, los líderes de opinión, los artistas e intelectuales, deberían exigir a la clase política que se sometan a unas elecciones democráticas de verdad. Obviamente, el personalismo de los dueños de los partidos les impide avanzar en eso, pero qué pasa si sus bases y la demanda ciudadana se lo exigen.
En ese sentido, Arévalo destaca que las “primarias ciudadanas” del Frente Amplio están generando reflexiones y un debate sobre la importancia de este tipo de mecanismos para fortalecer a los partidos.
Salcedo precisa que incluso antes Únete también planteó unas primarias, para el 27 de setiembre, pero que las ha cancelado para someterse a las que deberían contar con la participación del Sistema Electoral. Ahora, lo más deseable sería que haya una única primaria para todo ese sector del espectro político-electoral, en que además podrían participar otras actores de centro como Acción Popular.
Asimismo, Salcedo señala que su expectativa es que, más allá de lo que quieran algunos líderes, las bases de izquierda, que están pidiendo unidad y elecciones primarias, los persuadan a que se sometan a este proceso.
Arévalo señala que muchos se preguntan aquí cuál es el interés de Carlo Magno Salcedo de involucrarse en este proceso tan complejo, habiendo sido hace poco funcionario del RENIEC. Salcedo responde que, en principio, todas las personas tienen derecho a tener una simpatía ideológica, a lo que no tienen derecho los funcionarios es a mezclar su función pública con esa simpatía. De otro lado, explica su renuncia, precisamente, para poder interactuar con estos actores políticos y aplicar teoría política y de los partidos a una realidad concreta como esta.
Complementando, Salcedo señala que su objetivo y el del grupo que integra [Tecnopolíticos] es facilitar un proceso que desde el lado de la izquierda y el centro se empiece a trabajar en la constitución de una única organicidad, de un frente o una coalición estable, y que si esto ocurre, por el lado de la derecha, que nunca le ha interesado estar unida, como reacción va a surgir también la necesidad de modernizarse, sanearse y actuar más en conjunto, como en Chile o Uruguay. En el fondo, es una apuesta por construir en nuestro país un verdadero sistema de partidos, que es la base de toda democracia.
Finalmente, ante la anotación de Arévalo de que en este momento la izquierda es insignificante en las encuestas, Salcedo señala que en un país con tan alta volatilidad electoral como el Perú, ningún candidato, salvo quizá Keiko Fujimori, que tiene demasiada ventaja y un “piso” fujimorista muy elevado, puede tener la seguridad de pasar a segunda vuelta.