El jueves santo terminó siendo un día muy triste. Se nos fue ese gigante de la letras llamado Gabriel García Márquez; ese gran novelista que tantas veces nos hizo soñar despiertos con sueños tan nuestros, tan latinoamericanos; que nos hizo sentir el amor eterno e incondicional como en los tiempos del cólera; que nos hizo saber que vivir en Macondo era como hacerlo en cualquiera de nuestros pueblos andinos, de familias numerosas y llenas de historias de ánimas y espíritus, de tapados y otros tesoros milenarios, de amarres, daños, sortilegios y otros encantamientos, tan mágicos pero a la vez tan reales.
Cierto es que su muerte, a los 87 años y luego de una penosa enfermedad (que aunque no estaba confirmada del todo era un secreto a voces), de alguna manera estaba dentro de lo que podíamos esperar. Por tanto, cualquier cosa que podamos decir al respecto es algo así como la “crónica de una muerte anunciada”. Sin embargo, no podemos dejar de sentir un profundo dolor por su partida. El mismo tipo de dolor que sentimos cuando se nos va algún ser querido. Es que Gabo era un ser querido.
No voy a abundar en el homenaje póstumo sobre este nuestro escritor tan entrañable. Solo debo recordar (como lo hace por allí el amigo Iván Lanegra) que Gabo ya era un ser eterno e inmortal mucho antes de morir; y no como cierta prensa peruana cree, que recién con su muerte se hizo eterno e inmortal.
Gabo bailando salsa.
Se nos fue también Cheo Feliciano, el gran sonero puertorriqueño que nació con el nombre de José Luis Feliciano Vega, un 03 de julio, mismo día en que yo nací, pero de 1935. A diferencia de la de Gabo, su muerte accidental nos agarró totalmente desprevenidos. Ciertamente, a sus 78 años, el “niño mimado de Puerto Rico” ya no era un niño, pero nada hacía presagiar su lamentable desceso.
Pero al igual que Gabo, Cheo es también otro ser eterno e inmortal, como inmortal es la Fania All Stars, esa maravillosa orquesta que juntó a los más grandes intérpretes de la música latina en Nueva York, entre los que destacaba Cheo Feliciano, por lo que con justicia se puede decir de ella que es la auténtica constelación de estrellas; una constelación que nos sigue iluminando con su extraordinaria música.
Quizá los espíritus de Macondo no quisieron que Gabo transite solo en su camino hacia ese mundo fantástico que debe existir después de la muerte; y por eso decretaron que el gran Cheo Feliciano lo acompañe en su camino, y que juntos se vayan cantando y bailando sones y cumbias, salsas y vallenatos.
Gabo cantando vallenatos (Biblioteca Nacional de Colombia).
Gabo bailando cumbia (Biblioteca Nacional de Colombia).
Completo este pequeño homenaje, recordando algunos de los mejores temas del boricua. Mi preferido de todos es EL RATÓN, especialmente en la versión que interpreta como parte de la Fania All Stars, acompañado de la extraordinaria guitarra de Jorge Santana (hermano de Carlos Santana) y teniendo en los coros (¡qué tal lujo!) a otros destacados monstruos de la salsa como Héctor Lavoe, Ismael Miranda, Bobby Cruz o Willie Colón. Esta canción fusiona a la perfección sonidos aparentemente tan disímiles como la salsa y el rock. La versión que les presento es del concierto “Live in Africa” (Zaire, 1974, el año en que nací).
Otro clásico de clásicos de Cheo Feliciano es ANACAONA, una canción sobre una india de raza cautiva, de la región primitiva. La siguiente versión también es interpretada con la Fania All Stars (Nueva York, 1971). Pura rumba, para bailar hasta el agotamiento.
Pero Cheo Feliciano no solo cantaba salsa; también era un gran intérprete de boleros. CUANDO ESTOY CONTIGO, compuesto por el gran Armando Manzanero, es una de las que más me gusta. Lamentablemente no pude encontrar una presentación en vivo.
Un bolero en vivo interpretado por Cheo Feliciano que sí pude encontrar es el súper clásico INOLVIDABLE, de su compatriota Tito Rodríguez. Un bolero inolvidable como su nombre y como lo son y serán Gabo y Cheo.
Finalizo este pequeño homenaje con una heterodoxa versión en salsa de YESTERDAY (sí, la misma de The Beatles), que Cheo se atrevió a realizar.