En general, no acostumbro felicitar por el Día Internacional de la Mujer. Menos aún enviar flores o regalos. Por eso, amiga, compañera, ciudadana, no creas que si no te felicito por “tu día” es porque carezca de consideración, empatía o respeto por las mujeres. No lo hago, precisamente, por todo lo contrario.
La consideración, respeto y empatía que tengo por La Mujer, genera en mí la convicción de que una fecha conmemorativa tan importante como esta no debe ser frivolizada y vaciada de su verdadero contenido, como lamentablemente suele ocurrir. Este día, pues, no es una fiesta.
No felicito a las mujeres, porque no quiero sumarme a esa avalancha de mensajes llenos de corazones, flores o mujeres caricaturizadas, que lo único que hacen es frivolizar una fecha que fue instituida para conmemorar las luchas que han librado y deben seguir librando las mujeres, para que se les reconozca sus derechos en absoluta igualdad de condiciones con los varones.
Como bien nos lo han recordado algunas y algunos, el Día internacional de la Mujer no fue instituido para celebrar a la mujer por el solo hecho de serlo o para felicitarlas por ser lindas, amorosas, buenas madres, abnegadas esposas, hijas adorables. Ni siquiera por ser excelentes personas.
Fue establecido para conmemorar las batallas, muchas veces trágicas, que las mujeres han librado para que se les reconozca su dignidad; para que sus primeras luchas y victorias sirvan de ejemplo y motivación para que las nuevas generaciones (de mujeres, pero también de varones) no dobleguen en el esfuerzo de ganar la guerra a la cultura patriarcal y machista que por milenios las tuvo relegadas y sometidas.
A pesar de los grandes avances que han ocurrido en el último siglo para el ejercicio igualitario de los derechos de las mujeres, aún subsisten muchos espacios y esferas en que la desigualdad se mantiene. Por cierto, hay sociedades en que la mujer sigue siendo tratada como un objeto o una posesión, sin opinión, sin capacidad de decisión sobre su vida, sin libertad. Hay sociedades en que se mutila el clítoris de las niñas porque se considera que las mujeres no pueden ejercer su sexualidad como lo hacen los varones; sociedades en que se las mata lapidándolas por “infieles”; sociedades en que se las vende al mejor postor.
Pero no sólo en esas “sociedades pre modernas” se mantiene la opresión de la mujer. Incluso en países presuntamente modernos, aún subsiste un pensamiento conservador, machista o paternalista, que hace que se las siga considerando y tratando como seres inferiores, que se siga pensando que hay cosas propias de las “mujercitas” o “princesitas”. O, peor, que hace que sigan siendo víctimas de la violencia doméstica o el feminicidio.
Amiga, compañera, ciudadana, por todo ello no te felicito en este día. Lo que sí puedo hacer es comprometerme a apoyarte, a estar contigo cuando plantees tus legítimas reivindicaciones, cuando luches por un mundo mejor para todos, para hombres y mujeres. Porque quiero que el mundo en que mi amada hija crezca y tenga que vivir, sea un mundo en el que ella pueda realizar su proyecto de vida con total libertad, como mejor le parezca, sin que tenga que ser agredida, sometida, maltratada o cuestionada. Discúlpame por ser aguafiestas.
Como siempre Carlo magno acertado tu comentario – aclaración, así como tu te comprometes en acompañarnos en la lucha por la igualdad, yo me comprometo a que mis 2 hijos y mi nieto, serán hombres que respeten los derechos de las personas, no sólo de las mujeres. Gracias por se aguafiesta. Angela
¡Muchas gracias por tus palabras y por tu compromiso, Angela!