Publicado en la Revista Interquorum Nueva Generación – Democracia y elecciones presidenciales, N.° 11, julio 2011; antes que el nuevo gobierno asuma el mando.
La elección presidencial se definió entre los dos candidatos que generaban mayores resistencias en el electorado. En un inicio, quien tenía mayores resistencias que vencer era Ollanta Humala. Aunque Keiko Fujimori era identificada con el gobierno autoritario y corrupto de su padre, también se creía que ella garantizaba la continuidad del modelo de libre mercado ortodoxo, al que se atribuye haber generado el espectacular crecimiento económico experimentado en los últimos diez años. Por ello contó con el decidido apoyo de los grupos de poder y los principales medios de comunicación, a los que no importó que dicha candidatura implicara la reivindicación moral de uno de los regímenes políticos más criminales de la historia del Perú y uno de los más corruptos del mundo.
Humala, en cambio, era el candidato “antisistema” que, según sus adversarios, significaba un riesgo no sólo para el frágil sistema democrático peruano, sino, sobre todo, para la continuidad del crecimiento económico sustentado en el libre mercado. Ciertamente, lo que en verdad preocupaba a sus poderosos adversarios no era el riesgo para la democracia, sino la posibilidad que Humala realice ajustes al modelo económico que terminen afectando sus intereses, que no siempre son los mismos que los de la patria.
Pero no sólo los grupos de poder cuestionaban su candidatura. Para una gran mayoría de peruanos, existía mucha incertidumbre sobre cómo se comportaría en un eventual gobierno; debido a sus pasadas simpatías por el presidente venezolano Hugo Chávez; a los hechos insurreccionales en los que estuvo involucrado; así como a su programa de gobierno original, que aunque era meridianamente claro respecto de sus fines: lograr un crecimiento económico con inclusión social, no lo era sobre los medios que proponía para alcanzarlos.
Entonces, para poder ganar la elección, Humala debía vencer dos grandes desafíos: la férrea oposición a su candidatura por parte de los poderes fácticos, y la desconfianza que sobre él tenía la mayor parte de los ciudadanos. Como resultado de su buen desempeño durante la campaña de la segunda vuelta electoral, un gran sector del electorado fue cambiando la percepción que sobre él tenía y, finalmente, pudo ser elegido presidente.
Para lograrlo, Humala realizó un claro desplazamiento del extremo izquierdo del espectro político, que a juicio de muchos implicaba un radicalismo que podía amenazar la estabilidad democrática y el crecimiento económico, a la centro-izquierda, espacio ideal para hacer ajustes importantes a la política económica, que logre mayor inclusión social, sin poner en riesgo la estabilidad económica ni amenazar la democracia política. Para ello, presentó un nuevo plan de gobierno elaborado con la activa participación de un nuevo equipo de técnicos provenientes de canteras del centro político, que se sumaron a su candidatura.
Ello implicó un verídico esfuerzo de concertación con los sectores del país que no comulgaban con su plan original. En tal sentido, lo que sus detractores presentaron como un defecto: cambiar de plan de gobierno, fue una virtud, ya que expresaba su capacidad de dialogar y no imponer, de ceder posturas en aras del consenso, de asumir compromisos. En suma, era la manifestación de una conducta democrática y no autoritaria.
Evidentemente, dicho viraje tenía por objeto ganar las elecciones. Sin embargo, considero que ese cambio no sólo fue por estrategia electoral, sino porque Humala efectivamente comprendió que los fines que pretende no podrían lograrse con medidas radicales, que más bien suelen tener efectos contraproducentes, sino con un programa más moderado, de centro izquierda.
Habiendo logrado vencer los desafíos que se le presentaron para ganar la elección, Humala se enfrenta ahora a retos aún más grandes: hacer un buen gobierno y lograr el prometido crecimiento económico con inclusión social. Pero las cosas no serán color de rosas para él.
Para empezar no faltarán tensiones dentro de sus propias filas, ya que el desplazamiento de Humala a la centro izquierda ha significado que sus socios de la izquierda, que elaboraron el plan de gobierno original, se hayan visto relativamente desplazados por los nuevos sectores de centro que se sumaron a su candidatura. Es muy posible que dichos sectores lo presionen para que retome su agenda radical, sobre todo cuando su gobierno se enfrente a las crecientes demandas y conflictos sociales que se han ido gestando en estos años, y que los anteriores gobiernos no han estado en capacidad de solucionar.
Por otro lado, los sectores de la derecha más dura, desde el momento mismo en que se conocieron los resultados extraoficiales, comenzaron a presionar a Humala, con medidas que podrían calificarse de terrorismo financiero, para que designe en los puestos claves relacionados con la marcha económica del país a tecnócratas decididamente pro mercado y que cuenten con su aval. Es decir, han querido obligar a Humala a implementar una política económica de derecha, a pesar que la derecha perdió las elecciones, tal como hicieron con sus predecesores. Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y Alan García ganaron las elecciones no siendo candidatos de la derecha; sin embargo, gobernaron con y para la derecha.
Como anota Sinesio López (“Un Estado para todos”, La República, 17/06/2011), en los últimos veinte años los poderes fácticos han impuesto a los presidentes los operadores de sus intereses en el manejo de los aparatos económicos del Estado. En ese lapso ningún ministro de Economía y Finanzas provino de las filas del partido que obtuvo el triunfo electoral, sino de las canteras de los organismos financieros internacionales o de los bancos. Por temor a fracasar en el campo económico o por presión de los poderes fácticos, los presidentes democráticamente elegidos terminaban escogiéndolos como los magos de la economía y las finanzas.
En suma, el gran desafío de Ollanta Humala es realizar un verdadero gobierno de centro izquierda, sin radicalizarse o convertirlo en un régimen populista, por las presiones de sus aliados de izquierda o de los movimientos de protesta social; ni derechizarse haciendo más de los mismo, por la presión de los grupos de poder.
Parafraseando al mismo Sinesio López, para lograrlo, ayudaría mucho si el gobierno de Humala fuera respaldado por un partido bien organizado y por una sociedad civil vigorosa. Esas son, sin embargo, tareas pendientes a las que Gana Perú tiene que abocarse con urgencia si quiere tener éxito en el gobierno y busca darles proyección estratégica a los grandes cambios que pretende realizar.
Dicho sea de paso, si Gana Perú logra convertirse en un verdadero partido político, que sirva de soporte al gobierno de Humala, y si este gobierno logra cumplir aunque sea parcialmente su programa de centro izquierda, que pone el énfasis en la agenda de inclusión social, un escenario muy probable es que este partido termine atrayendo y articulando no sólo a la mayoría de grupos de izquierda, sino a sectores de centro, socialdemócratas o de izquierda liberal. Es decir, podría convertirse en la versión peruana del justicialismo argentino o del Partido de los Trabajadores brasileño.
*Profesor de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Director del Instituto de Asuntos Públicos y Buen Gobierno. Consultor político.
Lo primero que tendrias que definir Carlo Magno Salcedo Cuadros es a cuales cambios de la "gran transformacion" te refieres, porque hasta ahora ningun peruano sabe de lo que implica "el cambio". La posicion de Sinesio Lopez tira mas al extremismo que al centro y no creo que sea un buen referente y tu lo pones como una especie de guru de la politica, algo que me parece exagerado. En los paises donde se han colocado "Ministros de Economia" que no tienen ninguna relacion con los organismos finacieros internacionales, como es el caso de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otro pais pequeño que se siente ideologicamente cercano a los nombrados; pues sus economia son desastrozas por decir lo menos. Y marco entre comillas cuando me refiero a los ministros de economia de esos regimenes, porque ellos solo hacen lo que Cuba y Martha Hasneker les dictan como ordenes. Asi de trazar una linea entre los que son coherentes y pragmaticos, con los irresponsables de la economia, me parece que es caricaturesco porque no refleja la realidad de lo que vivimos.
Volviendo al tema de lo que tu partido Gana Peru considera como gran transformacion (o por lo menos eso es lo que han querido dar a entender y la gente lo persive como tal), en el tema de la moralidad no existe ninguna diferencia con los gobiernos anteriores (es mas se ha retrocedido), porque han hecho del aparato publico un botin que se reparten sin ningun rubor a pesar de que ellos hablaron de la meritocracia (tu todavia no estabas en Gana Peru) y pienso que se ha retrocedido porque ahora cualquier hijo de vecino puede acceder a puestos publicos a la que no estan calificados y que la normativa prohibe contratar a personas que no tienen titulo profesional en puestos del CAP como por ejemplo del Congreso de la Republica. Pareciera que la señora Obregon no tiene la secundaria completa, pero pareceria que sus relaciones con la coca y el narcotrafico son relaciones que pesan en las mentes de los gobernantes de turno y del explosivo y ultra moralista Daniel Abugattas. Otro tema que me parece que tienes que precisar, es el casode los tecnocratas que remplazaron a los radicales del Primer Plan de Gobierno de Gana Peru y que no todos fueron de los partidos de centro y centro izquierda, si no mas bien fue el trueque que comercializo Alejandro Toledo (que en tiempo preterito era tu lider politico y no se si lo sera ahora) y todos los tecnocratas de Peru Posible se fueron a ocupar la parte de la torta negociada por Toledo. El tema de la coca es otro tema que estoy seguro que en unos cuantos meses despejara las dudas de lo que ustedes quieren decir con la "gran transformacion", porque es un tema de toda indole, politico, policial, social y sobre todo economico que seria mejor tratarlo en otra oportunidad. Pero como siempre Carlo Magno, eres una persona inteligente y honesto, por lo que estoy seguro que diras la verdad de las cosas de acuerdo a tu percepcion, muy pronto. Un abrazo.
Estimado Guillermo Correa, sin perjuicio de responder posteriormente algunas de las cuestiones que planteas, debo realizar inmediatamente algunas precisiones:
1. No soy ni he sido militante de Gana Perú, de Perú Posible ni de ningún otro partido político; tal como te lo he aclarado en otro momento. Por tanto, no es pertinente que digas que GP es mi partido o que en tiempo preterito Alejandro Toledo fue mi líder polìtico.
2. Que cualquier ciudadano sin militancia partidaria, en una determinada coyuntura electoral opte o apoye a alguna candidatura, no significa que se convierta en militante, o que asuma que el candidato al que entrega su voto o a favor del cual se pronuncia sea su lìder político.
3. Más allá de las fomalidades registrales, pienso que, según los parámetros de lo que yo considero que debe ser un partido polìtico, ni Gana Perú ni Perú Posible califican como verdaderos partidos polìticos. Es precisamente por ello que en el artículo que comentamos señalo como algo deseable que Gana Perú se convierta en un verdadero partido político de izquierda o centro izquierda. Ciertamente, también pienso que es necesario que a la derecha del espectro polìtico surja un verdadero partido.
4. Si alguna vez me decido a militar, me gustaría hacerlo en un partido político de verdad: institucionalizado, en que se practique la democracia interna y la meritocracia, que no sea patrimonio o empresa de un individuo o de una familia, que trascienda a un "líder" vitalicio, que tenga verdadero arraigo social. Lamentablemente, no existe aún en nuestro panorama político algo con esas características. Esa es, a mi juicio, una de las grandes cuestiones pendientes de nuestra democracia.
5. Como también te lo dije antes estimado Guillermo, el día en que me decida a militar políticamente haré pública mi decisión. Pero ese momento aún no ha llegado.
Mi estimado Carlo Magno Salcedo Cuadros no tengo el gusto de conocerte personalmente; pero permiteme decirte con todo respeto que me simpatizas y aprecio tus esfuerzos para dar lo mejor de ti. Eso te hace un profesional valioso y respetado, no tenia idea de que el haber dicho que eras del conglomerado politico GANA PERU te habria afectado tanto y no ha sido mi intencion incomodarte; si esto asido asì, te doy mis sinceras disculpas. Pero deberas acordarte que al inicio de este gobierno me expresastes que tenias las intenciones de afiliarte al partido de gobierno y tu razonamiento fue de que las personas debemos de identificarnos totalmente con una forma de hacer politica o gobierno; porque todos debemos de correr con el activo y pasivo del gobierno que uno defiende y que tenias muchas simpatias por Ollanta Humala y su planteamiento politico, es por ello que asumi que ya estabas afiliado a ese conglomerado politico. Siempre espero tus comentarios, porque son muy razonados y eres una persona con quien se puede discrepar con responsabilidad y sentirse bien consigo mismo, porque tus comentarios como ya lo he señalado son intreresantes y con una gran dosis de realismo y sensatez. Nuevameante Carlo Magno, recibe mi aprecio y agradecimiento por ser una persona con quien puedo intercambiar ideas. Un abrazo.
En el Perú cuando un gobierno termina el tercer año de recorrido es común escuchar a los críticos decir que la luna de miel se terminó, bueno esto es cierto en parte y en parte no, lo cierto es que el gobierno de Ollanta Humala ha comenzado a dar signos serios de descomposición, tal vez la democracia no esté en peligro pero el caso es que la forma de administrar el país en piloto automático ya no da para más. Pero también es cierto que, en realidad esta administración no ha tenido una luna de miel realmente, desde el principio fue evidente que el presidente no daba la talla y que por mucho que se esfuerce no va a pasar a la historia como un estadista o un gran demócrata, sino más bien como el militar en retiro que gano la primera vuelta con un discurso, la segunda con otro, y gobernó sin ninguno. A tres años de jurar como presidente de la República, Ollanta Humala, enfrenta su momento más difícil: la economía no creció al ritmo esperado, los índices de criminalidad aumentan y políticamente perdió a seis congresistas (que estaban en desacuerdo con la elección de Ana María Solórzano en el Parlamento) y la inestabilidad de sus primeros ministros le quita fuerza al Gobierno. En el Plan de la Gran Transformación se trazó el objetivo de proteger el ejercicio de los derechos y libertades, garantizando la paz y la tranquilidad pública, eliminando los rezagos de las bandas de narcotráfico y la delincuencia común organizada. Para llegar a esos objetivos Gana Perú propuso reformas constitucionales y actividades preventivas y correctivas en el marco de un sistema descentralizado de seguridad, el fortalecimiento de comités locales de seguridad ciudadana, la transferencia gradual de funciones de la Policía a las municipalidades, reformar la PNP, profesionalizarla, fortalecer la coordinación entre autoridades. Incluso prometieron reforma de la justicia para acabar con la impunidad de delincuentes y en especial de los que atacaran a mujeres y niños, solo por mencionar algunos temas sensibles; Pero donde están ahora todos esos temas en este momento, como dije antes, no se percibe un discurso constante sino solo palabras sueltas, respuestas del momento para cada situación, se nota pues una profunda improvisación y falta de cuadros políticos, un camino grande a seguir, un derrotero claro, que luego de tres años es ya un asunto difícil de empezar. En tres años, Humala ha tenido a seis jefes de Gabinete Ministerial. Esta inestabilidad en la Presidencia del Consejo de Ministros provoca, la ausencia de políticas sectoriales a mediano y largo plazo, cada ministro no logra ni siquiera acomodarse el fajín y gestiona sobresaltos, los relevos caen por sorpresa, casi al azar. Con esta improvisación es imposible pensar en medidas de largo alcance. Es un auto sabotaje. No sorprende pues ver como la oposición en el parlamento, cumpliendo con su rol democrático, ha logrado poner en evidencia las falencias de un ejecutivo sin capacidad de reacción, sin reflejos políticos.
No se puede negar la importancia de la cohesión del partido político oficialista con el fin de que este sea el peso contraparte del filtro que es el Congreso de la República, sin embargo, ver partidos sólidos actualmente es casi un milagro (tomemos el ejemplo del APRA y PPC). Como vemos que en las últimas semanas, varios funcionarios de la bancada humalista decidieron cambiar de partido al sentir que el partido no representaba sus intereses, más allá de voluntad es importante cooperación y la importancia de enviar un mensaje claro. Lamentablemente como la mayoría de partidos nuevo, el Humalismo sin Humala puede que no exista, aunque Nadine sea la presidenta de este(muy parecido a los peronistas), siempre asociaremos la imagen de la olla a Humala.Actualmente, vemos que el intento de dirigir el rumbo del actual gobierno bajo las órdenes de los tecnócratas ha fallado, a excepción del ministerio de Economía quién es intocable ya sea por la influencia exterior que lo acompaña o por seguir la hoja ruta, y en consecuencia vemos desastres catastróficos para la estabilidad social(me refiero a casos de conflictividad relacionadas a recursos naturales) como el paquetazo donde al no haber una cooperación entre las diferentes áreas ministeriales, estos tienen disgresiones(caso Pulgar Vidal o Mayorga).Actualmente algunos afirman, que la respuesta de Humala (El congreso está solido) dará a nuevos procesos de negociación con el
Congreso y finalmente será aprobado.Además de ver la figura de un cuerpo ministerial que puede ser un fuerte contrapeso, como ya mencioné anteriormente. Otros, que esto es el inicio del fin, que este es un retraso al progreso del país, las propuestas estacandas, etc, etc. Yo creo que los procesos de diálogo tardan, y de verás que tardan, pero por el bien de la estabilidad (a quién miento, los intereses y la no posible-peor de los casos-disolución del congreso) se llegarán a acuerdos que ayuden a dejar el ambiente de tensión. En cuanto, al gabiente ministerial, si Ana Jara es muy buena política, también tenemos nuestros delanteros solo es cuestión de organización, y como en todas las instituciones del estado, voluntad
A mi parecer lo que le termino sucediendo a Gana Perú es que no pudo consolidarse en base a sus propuestas, es decir, si bien es cierto pudo consensuar un plan de gobierno "viable", hubieron muchas cuestiones que no se supieron manejar de la mejor manera (conflictos sociales, Repsol, cambios de gabinetes, sus relaciones con la oposición en el parlamento, etc.) y las cuales probablemente pudieron ser superadas de mejor manera con un cuadro de gobierno que sea referente, y que en la medida de lo posible constituya un bloque mucho más sólido con su bancada y militantes. Desde mi punto de vista lo que terminó desgastando el partido de gobierno no fue el hecho de tener una oposición demasiado dura, ni mucho menos cuestionamientos por corrupción o mal manejo económico, sino que fue la misma directiva del partido que no pudo (o hasta cierto punto no quiso) articular las propuestas consensuadas al inicio del gobierno con manejos políticos más sobrios, por ejemplo pretendieron mantener hasta donde pudieron, la tensión frente a la posible candidatura de Nadine Heredia, se impuso una candidata a la presidencia del congreso sin ningún tipo de mecanismo democrático al interior del partido, no se pudo manejar la excesiva exposición de la primera dama y ahora, mantienen una posición hasta cierto punto estática frente a las denuncias de los ahora nuevos recientes ministros en el gabinete Jara. La política, y con mayor razón en un sistema como el peruano, se basa también en percepciones, por lo tanto, si bien es cierto lo peor ya pasó para el gobierno (ante los recientes repuntes en las encuestas), si desea terminar de buena manera el tiempo que le queda. Tanto el presidente, como el actual nuevo gabinete deberán demostrar solvencia frente a los problemas con gestos políticos mucho más claros que ha lo que han estado practicando.
Curso de Partidos Políticos, E.A.P. de Ciencia Política – 3er año, UNMSM.
Ana Carrillo Evaristo. tercer año de ciencia política.
Para ganar las elecciones presidenciales Ollanta Humala tuvo que vencer dos grandes desafíos: Primero, a la dura oposición a su candidatura los poderes fácticos, y a la incertidumbre de la mayoría de ciudadanos sobre la forma en que iba a gobernar.
Para logar vencer a la oposición y tener el respaldo de las mayorías, Humala se desplazó del extremo izquierda (medidas radicales) para ubicarse en el centro izquierda. Presento un nuevo plan de gobierno, un programa más moderado pero que le permitan realizar ajustes al modelo económico para poder logra el crecimiento con inclusión social prometido.
Lo que sucedió empezando el gobierno es que los poderes facticos( financieros y empresarial) presionaron e impusieron al ministro de economía y finanzas, logrando tener el poder económico , siendo ellos(CONFIEP) los “únicos” que pueden cambiar o mantener al ministro de ese ministerio según sus intereses.
Cuando lo que debería ser es que el partido ganador, el que obtuvo el triunfo electoral es que pone sus ministerios provenientes de su fila del partido o que estén vinculados a este. El partido ganador es la gobierna.
Ollanta Humala para lograr cumplir su plan de gobierno y por ende sus promesas. Tenía que contar con el respaldo de un partido institucionalizado, bien organizado. Que le permita enfrentar a los poderes facticos, a los conflictos sociales existentes; y poder cumplir las demandas de la población.
Gana Perú no ha logrado convertirse en un partido verdadero, no fue capaz de formar un frente amplio con las organizaciones políticas que lo apoyaron en su candidatura, como sus aliados de izquierda y centro izquierda; lo movimientos regionales y Ciudadanos por el Cambio. Se perdió el apoyo y la confianza de sus aliados. No pudo crear un pardito poderoso como el Justicialismo en argentino o del Partido de los Trabajadores de brasileño.
Ollanta prefirió ser el dueño de su partido. Por qué sabe que un partido orgánico hay competencia entre líderes y que no siempre van a coincidir con él.
Lo que ahora tenemos es un gobierno débil que ha perdido miembros de su bancada. Primero se fueron los invitados de izquierda luego los miembros de su partido, que formaron una nueva bancada. En un inicio su banca contaba con 47 ahora solo son 36 igual a la bancada del fujimorismo. Han perdido mayoría en el parlamento esto ha tenido como consecuencia que con las justas hayan ganada la presidencia del congreso y que no le den el voto de confianza a su al gabinete de Ana Jara, siendo posible que lo censuren.
Es cierto que Ollanta Humala con su gran transformación creó mucha expectativa, y aun haciendo cambios con una hoja de ruta, la cercanía al triunfo calmó las aguas por un momento. Pero No debemos olvidar que el Gob. de Humala no solo le debe muchas cuentas a cierto sector de autoridades y población que le dieron su confianza, sino a todo un país, que legitimó su poder democráticamente. Comenzando su 4to año de gobierno se ha visto bastantes actitudes de parte del oficialismo. Estando dentro de un sistema de partidos débil, el "partido" nacionalista ha podido sobrevivir, pero si de estabilidad se trata, ha mostrado tremenda ineficiencia. El ritmo de ministros que cambian no permiten, ni seguir proyectos establecidos, ni consensuar con instituciones privadas. Aun teniendo, en alianza con Perú Posible, mayoría en el Congreso, no han logrado dar respuestas sólidas a grandes demandas de la población. No es que haya una oposición muy bien organizada, sino una improvisada manera de llevar la responsabilidad más grande del país.
Incluso parece haber medidas disciplinarias con la nueva presidenta dentro de partido, explicando las bajas (renuncias de ciertos congresistas) pero el poder se debe manifestar en un
grupo sólido, no en ciertos personajes populares. Ahora viendo a una primer ministra alcanzando, muy difícilmente, los votos de confianza, demuestra que ni una hábil política puede remediar los vacíos de gestión.
Una vez más vemos a una gobierno aprendiendo de cero e intentando. No se ha radicalizado, como algunos pensaban, pero tampoco ha dado cambios considerados para aplaudir. Avanza por avanzar, tratando de tapar provisionalmente ciertos problemas de siempre.
El triunfo de Gana Perú no supo contestar ni a sus entonces amigos, ni a toda la población restante que espera todavía respuestas de sus representantes, que no terminan de decidir hacia donde va el país.
Bueno creo que Humala tras tres años y medio de gobierno llega con mas pena que con gloria después de ser la promesa de izquierda de muchos esta afrontando los momentos mas difíciles en lo que va de su gobierno. Hace poco afrontó la dimisión de un grupo de parlamentarios de su bancada sumando a ello las atizadas críticas sobre el rol de la primera dama en el Ejecutivo, y ahora la aprobación de su ultimo gabinete con un voto dirimente por parte de la presidenta del congreso con lo cual podemos darnos cuenta que se agotaron las baterías de un gobierno que no ha hecho nada y solo ha mantenido al país en neutro por lo que no sorprende que a la fecha tenga una aprobación de 22%.
Si bien es cierto que todo gobernante tiene un proceso natural de deterioro en su imagen, el de Ollanta Humala ha sido mucho mas rápido y sensible ante su falta de liderazgo político, teniendo en cuenta que en esto ha influido mucho el rol de Nadine Heredia quien es a la que se atribuye el real poder tras el Presidente, sumemos a esto la lista de promesas incumplidas como el balón de gas a 12 soles demagogia que se hizo solo y con el único propósito de buscar el voto, sumando la inseguridad ciudadana, mala política educativa y una inclusión social que parece mas un tema de marketing que de real inclusión.
Muchos de los programas que el gobierno se jacta de haber "creado" son básicamente un cambio de nombre como Pensión 65 fue antes el programa Gratitud, no es nuevo. Luego, los tres programas del sector Trabajo: Construyendo Perú, Pro joven y Revalora Perú se rebautizaron como Trabaja Perú, Jóvenes a la Obra y Vamos Perú, así que no hay mayor innovación. a mi parecer son fracasos los cuales no ha podido resolver y siguen constituyendo grandes déficits de su gobierno.
La gran transformación nunca llego y se cambio por la hoja de ruta cosa que desde un inicio planteo un doble juego en el gobierno de Humala llevar a cabo sus planes de izquierda le hubiera costado la presidencia, hoy en día desde Palacio me pregunto su hubiera sido mejor tratar de mantener la idea de un cambio o hacer lo que muchos de los gobernantes del Perú han hecho al parecer de izquierda y gobernar siempre con la derecha en el caso de Humala y su incapacidad para gobernar nos dejan en estos dos últimos años en la cornisa y sin planes o proyectos de inversión a puertas de una crisis económica que esta a la vuelta de la esquina.
Curso de Partidos Políticos, E.A.P. de Ciencia Política – 3er Año, UNMSM
En ese momento las elecciones de los dos candidatos Ollanta Humala y Keiko Fujimori en la segunda vuelta, se demostraba dos cuadros en que los ciudadanos se preguntaban ¿cuál es el candidato menos malo?, se escuchaba perjuicios que se tenían, como usted bien lo menciona en el caso de Ollanta Humala, “significaba un riesgo para el frágil sistema democrático”, y a Keiko Fujimori por lo de su padre. Y al cambio de su discurso de Ollanta, y su nuevo equipo técnico y plan de gobierno, generó confianza en los ciudadanos para que lograse ser el presidente, ahora que cambio se realizado hasta ahora durante de su gobierno, parece un continuismo de los antiguos gobiernos, ¿dónde está la gran transformación?, y aumentan sus enemigos políticos o llamemos oposición, que ahora no solo son la antigua oposición sino de su antes miembros de su partido político, se suma a la resentida izquierda que en algún momento lo apoyo y él dio la espalda.
Ahora lo que está demostrando el partido del oficialismo es un partido dividido, y con una crisis interna, una inestabilidad. En el Congreso su bancada no demuestra la estabilidad necesaria, y salida de congresistas de su partido refleja esto, cambios dentro del gabinete ministerial; y el protagonismo de la primera dama, diferencias y más diferencias es lo que perjudica al país y demuestra la calidad de partidos políticos que tenemos, un problema latente, no una concertación dentro del congreso y la opinión pública desmerece estas acciones mal vistas.
El porcentaje de aprobación para el gobierno ha ido bajando, ahora esperamos que Ana Jara cumpla un buen rol político y dirija el gabinete, aunque pienso que se viene momentos muy duros, la economía no ha ido creciendo tan bien que digamos para estar vanagloriándose de ese tema, tenemos que pensar en el futuro porque la estabilidad económica se puede acabar.
Para las elecciones generales del 2006, hay pérdida de confianza por parte de los electores especialmente los decepcionados, descontentos de la corrupción que impera, y la desconfianza ante los partidos tradicionales, y buscan partidos con nuevas vías. Sin embargo, en esas elecciones generales el candidato por el partido Unión por el Perú, Ollanta Humala Tasso, quien por cierto ganó en primera vuelta con un 31%, no inspiró mucha confianza en la población por sus vinculaciones a Hugo Chávez y Evo Morales; mucho más desconfianza causo cuando el presidente venezolano de ese entonces declaró que rompería relaciones diplomáticas con Perú si García salía victorioso, en ese contexto ganó en segunda vuelta Alan García, ( quien en su primer mandato tuvo un balance desastroso y aún así ganó las elecciones), era entendible por las propuestas planteadas que el candidato nacionalista intentaba romper con los modelos neoliberales implantados en mandatos anteriores, otra de las posibles causas es el manejo de un discurso confrontacional a pesar de ello debo mencionar la importancia que este candidato tuvo en los departamentos andinos, en donde estuvo en su mayoría primero en lista y ciertamente con una mayoría aplastante (acá recae el peso de las ciudades, lima tiene un 35% del electorado) y nos da una gran visión de la división social y étnica; especialmente entre el sur del país y los andes centrales. Hasta ese momento podemos decir que era sorprendente el liderazgo nacionalista de Ollanta Humala, a pesar de no haber ganado las elecciones, pero que contra todo pronóstico ganó la primera vuelta.
El rápido colapso del nacionalismo nos muestra la fragilidad de movimientos que se construyen sobre candidaturas personalistas (o familiares) y atrae a un gran electorado, por lo mismo también atrae a un sin número de sociedades, grupos, redes, etc., es entonces que cuando la posibilidad del éxito para las elecciones del 2006 se diluyen lo que hace el partido es un reacomodo a su plan inicial en función de las ventajas que le pueda proporcionar esto o por último, rechazar al plan inicial de “La Gran Transformación” y como consecuencia, los que en un inicio se identificaron con el partido y apoyaron la candidatura de Ollanta Humala dejaron de apoyarlo y el partido se fragmento aún más.
Paras las elecciones generales del 2011 se forma la alianza electoral “Gana Perú” el cual duró muy poco y se convirtió al Partido Nacionalista, ya que las principales figuras de la izquierda peruana que apoyaban el plan en un inicio, han optado por renunciar cuando el candidato cedió en su primer Plan. En la actualidad es evidente la crisis de este “partido” un motivo es la visible disminución de la mayoría parlamentaria, la relación entre los parlamentarios y el partido es débil, los salientes afirman que es por una desviación del pensamiento nacionalismo original, otros de los motivos, no menos resaltantes de la crisis del partido es la participación activa de la esposa del presidente, Nadine Heredia. Por último el Partido Nacionalista no puede sostener por mucho tiempo esta situación, ya que muchos de los salientes parlamentarios han optado por formar una nueva bancada.
Dentro de las elecciones del 2011 existieron dos tendencias muy marcadas, los antifujimoristas y los antihumalistas, si bien Ollanta Humala representaba un peligro para el status quo que presentaba el sistema económico, el continuo crecimiento económico y los intereses de los grupos de poder de derecha, el recuerdo que quedaba en el electorado de lo que hizo el gobierno de Fujimori como el autogolpe de estado, el cierre del congreso (a pesar de el respaldo con el que contaba con el pueblo) y los abusos de los derechos fundamentales cometidos en su dictadura, esto marcó lo que sería una gran parte del voto que jugo a favor de su victoria en las elecciones, claro sumado a su cambio de polo ROJO a polo BLANCO, que representaba su giro de extrema izquierda a centro-izquierda.
Llegado a esta etapa de gobierno, podemos evidenciar que Ollanta Humala decepcionó a las personas que confiaban en él, cuando planteó su Gran Transformación, su gobierno hasta ahora a estado en modo automático, siguiendo la corriente de los gobiernos anteriores, si bien el proceso de crecimiento económico es un proceso a largo plazo, el presidente Humala debió asumir más desafíos de los que ha aceptado hasta ahora.
Los proyectos sociales que viene aplicando son en parte beneficiosos pero no llegan a tener el alcance que plantearon desde un comienzo, ahora en estos últimos meses quien ha tomado la vara para ejercer el poder político dentro del partido Gana Perú es la primera dama Nadine Heredia, a mi parecer es ella quien mueve los hilos detrás del escenario y el que es guiado por esos cables es Humala, ahora podemos observar que los cupos dentro de la cartera de poder como es el consejo de ministros, la presidencia de congreso, la sunat y otros poderes del estado se ha llenado de gente cercana a Nadine, parece que la inclusión social se transformo en la inclusión familiar.
Para terminar, ahora le toca a Humala y todos sus ministros afrontar lo que tanto se temía, la desaceleración de el crecimiento económico, de esta maravilla que representaba el Perú en cuanto a cifras se refería, esto ahora sí es un desafío y tendremos que estar atentos a como actúa para poder afrontar esto.
Curso de Partidos Políticos, E.A.P. de Ciencia Política – 3er Año, UNMSM
PRIMERA PARTE
He tratado de dividir mi análisis en 3 partes, las cuales considero claves para entender hasta hoy el actual gobierno de Ollanta Humala: La primera de ellas es el gran viraje de Ollanta Humala; la segunda la gobernabilidad frente a los conflictos sociales y por último la tensión que se vive hoy en día en el partido de gobierno “Gana Perú”.
1- El gran viraje de Ollanta Humala. Una mirada por su candidatura.
Remontémonos al discurso nacionalista y antisistema que desplegó Ollanta Humala en el 2006 y comparémoslo con el discurso de ahora. Muchos analistas políticos predecían, ante una supuesta elección de Humala, que éste representaría al mismísimo Hugo Chávez en tierra peruana. Más aun gran cantidad de empresarios, periodistas y políticos de derecha fueron los que más se escandalizaron cuando escucharon por parte de Chávez consejos al electorado peruano para emitir un voto consciente a favor de Ollanta. Mucho más fue el escándalo suscitado por la esfera empresarial cuando “El cachorro de Castro” en una especie de amenaza declaraba que rompería relaciones diplomáticas con el Perú si García resultaba elegido, dejando notar así su apoyo tajante a la candidatura de su pupilo.
El momento había llegado. Cuando se dieron las elecciones presidenciales el 9 de abril del 2006 solo una brecha muy corta de 5.279% separaba tanto al candidato de Unión por el Perú que obtuvo una ligera ventaja de 25.685% ante un 20.406% no tan desalentador del Partido Aprista Peruano. Como ninguno de los dos candidatos superó más de la mitad de los votos válidos, 30 días después a la proclamación de los cómputos oficiales se realizó una segunda vuelta entre un Ollanta Humala nacionalista «de izquierda» y un Allan García social-demócrata «neoliberal» que buscaba “reivindicarse” frente a todos los peruanos, debido a su primer gobierno desastroso. Una frase muy popular retumbó en la cabeza de millones de peruanos…”Más vale político conocido que político por conocer” O mejor dicho “Más valía un Allan conocido que un Ollanta por conocer”. Ante el miedo sembrado en campaña electoral por parte de Ollanta Humala y siguiendo esta lógica tan inconsistente el electorado peruano respaldó con su voto al candidato aprista Allan García Pérez con un 52,625% de votos emitidos.
Cabe resaltar que parte de los votos “anti” Ollanta, especialmente focalizados en Lima Metropolitana tuvieron una procedencia empresarial, periodística, de alianzas estratégicas de derecha y sobre todo de gran parte de la volatilidad electoral peruana, la cual esperó hasta Mayo del 2006 para presenciar el tercer debate presidencial de la historia política y recién pensar en un posible candidato a elegir. Ciertamente el 57% del electorado considero como ganador del debate a García, el cual auguraba ya su elección presidencial.
Un panorama casi similar se reflejó en el 2011, cuando el líder de Gana Perú, Ollanta Humala, y la lideresa del partido Fuerza 2011, Keiko Sofía Fujimori, avanzaron a la segunda vuelta electoral. Este versus según Mario Vargas Llosa nos llevaría a elegir entre el sida y el cáncer ¿Quizá porque ambos nos encaminarían a una muerte lenta pero segura? Lo cierto es que de nuevo veíamos la figura de Ollanta Humala, pero esta vez ligeramente cambiado, comenzaba a hablarnos en campaña ya no con un discurso radical del modelo económico vigente sino más bien tenía un sesgo más moderado, el cual se condensó en su mensaje de campaña con el lema “Crecimiento con Inclusión”. En otras palabras cambios distributivos y regulatorios pero sin modificar las líneas maestras del modelo económico, también se notó su fuerte alejamiento a la influencia de Chávez lo cual lo hacía acercarse estratégicamente al sector de derecha. No solo dejó el polo rojo por la camisa celeste, sino también cambió vocablos como “el plan nacionalista” por la palabra “democracia”.
Tácticamente primero jaló de las filas de Perú Posible al economista Kurt Burneo y recibió el respaldo de una serie de partidos políticos, incluyendo Fuerza Social, al cual pertenece la alcaldesa de Lima, Susana Villarán. Luego, el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa y el ex presidente Alejandro Toledo le brindaron su apoyo “anti” Keiko, en contra de lo que “podría significar el regreso de la dictadura al poder”. Así pues la victoria de Ollanta Humala se empezaba a construir y en efecto 51,449% de votos emitidos respaldaron la candidatura de Ollanta Humala convirtiéndolo en el actual presidente de la república.
SEGUNDA PARTE
2- La gobernabilidad frente a los problemas sociales.
Ya en el gobierno Ollanta Humala enfrentó en palabras de D´Althaus uno de los traumas más agudos de su primer año como presidente electo. Conga no solo desnudo la debilidad de un gobierno ineficiente sino también la debilidad de nuestro sistema de partidos. Recordemos que Ollanta ganó las elecciones gracias al masivo apoyo de un electorado mayormente constituido por las regiones Sierra y Selva. En dicho triunfo jugó un rol fundamental un importante contingente de políticos de la izquierda peruana. Ollanta Humala optado por una vía que lo distancia del electorado que lo llevó a pasar a la segunda vuelta. Cusco fue la región en la que el nacionalismo obtuvo una votación que ninguna otra fuerza política alcanzó anteriormente. Sin embargo, en Cajamarca los que protestaron en contra del gobierno por su oposición al proyecto fueron los que respaldaron a Humala en el momento en que desde la derecha los medios lo atacaban.
A partir de ello Ollanta Humala se encontró cada vez más lejos del electorado que lo respaldó en primera vuelta, incluso parecía dispuesto a enfrentarse incluso con quienes lo acompañaron en el primer tramo de su gobierno. Sin duda se podría decir que hoy la ‘derecha’ respalda al régimen y la ‘izquierda’ está desconcertada ante la decisión del presidente Ollanta Humala de respaldar el proyecto minero Conga en Cajamarca, esta modificación en su discurso demostraría según Sinesio López el viraje de un Humala débil e inexperto.
Lo cierto es que existió mucha polémica e incertidumbre respecto al sospechoso alejamiento del discurso radical que hace seis años era parte de Ollanta Humala. Sin embargo considero que en el primer año de gobierno de Ollanta Humala se pone al descubierto un gran problema de credibilidad en su accionar y más aun con el conflicto en Cajamarca exhibió las falencias de un gobierno incapaz de negociar y establecer tácticas de solución de conflictos.
El gobierno no supo entender que años de expansión de la política extractiva han generado impactos acumulativos ambientales y sociales que hay que afrontar y que los conflictos responden justamente a esto.
TERCERA PARTE.
3- Tensión en el partido de gobierno “Gana Perú”.
Lamentablemente uno de los agujeros negros de la política peruana son sus mismos partidos y representantes. La capacidad de las instancias políticas en nuestro país para procesar las demandas sociales, ofrecer respuestas adecuadas y conducir a procesos de cambio es poca o casi nula.
Un claro ejemplo de ello es el colapso brutal del sistema de partidos que se arrastra desde finales de los años 80 hasta la actualidad. Es muy simpático pensar que hemos pasado de un colapso en el sistema de partidos a un sistema sin partidos donde la existencia de políticos profesionales con una carrera y trayectoria política se ha vuelto cada vez más precaria.
El desafío del sistema de partidos y la racionalidad de sus actores se nos aparece no como un problema de representación, sino como un problema de gobernabilidad en el contexto de muy diversos conflictos sociales. Ciertamente como referiría Martin Tanaka en “"Los espejismos de la democracia: el colapso del sistema de partidos en el Perú, 1980-1995, el sistema de partidos es el espejo, por más distorsionado que esté, en el que se refleja la sociedad peruana dentro de la esfera política.
A partir de ello quiero referirme a la tercera parte de mi análisis sobre el partido de gobierno “Gana Perú”. En la actualidad en la arena política peruana se está dando una especie de tensión dentro del partido de Gobierno “Gana Perú”. La ausencia de construcción partidaria, por parte del nacionalismo pone al descubierto el hecho de que dentro del partido se dependan más de personalidades, que de aparatos que les permitan tener una activa presencia en la escena pública.
“Gana Perú” hoy por hoy se encuentra atravesando una fuerte crisis que si bien Ollanta Humala lo responsabiliza a Marisol Espinoza, considero que contiene varios puntos de quiebre. Como uno de estos puntos se puede mencionar que el partido no ha sabido frenar las exigencias de ser el partido de gobierno, se ha dejado influenciar por decisiones de la pareja presidencial, más no a cumplir una labor autónoma y de servicio con sus partidarios. Las decisiones muchas veces tomadas al caballazo desencadenaron contradicciones dentro del partido que hacían notar que algo andaba mal dentro del partido. Estos pequeños brotes hicieron su plena aparición con la fragmentación del partido. El cual empieza a caminar con pasos pesados sin saber cómo actuar ni que decisiones tomar.
Si bien el presidente Ollanta Humala mostraba mucho interés y tantas ganas de poder realizar una real transformación en nuestro país, algo que nadie puede negarlo y por supuesto es muy saludable, ha necesitado mucho más que solo en interés y las ganas para poder manejar las riendas de todo un país.
“La Gran Transformación” y “La Hoja de Ruta”. Claro reflejo de la improvisación política que nos ha tocado vivir estos tres años en este el gobierno del comandante Humala.
Todos recordamos la campaña política de Ollanta Humala para las elecciones del 2011, cuando entusiasmado por el apoyo popular de las masas, con el programa de “La Gran Transformación como bandera de campaña, en sus mítines prometía y se comprometía a realizar un gobierno en beneficio de los más desfavorecidos. Lamentablemente, este proyecto de “La Gran Transformación” que era el esfuerzo realizado por parte de un sector de la izquierda peruana y que contaba con el apoyo del sector de la población menos favorecido se vio desplazado, debido al condicionamiento de los grupos de poder y todo el sector reaccionario debido a los intereses económicos que ella conllevaba, por este “proyecto que se llegó a llamar “La Hoja de Ruta”.
Este primer paso que dio el actual presidente Ollanta para poder llegar al sillón presidencial- el cual me parece fundamental para entender las decisiones políticas en estos tres años de gobierno-, reflejó, como mencione al inicio un claro síntoma de lo improvisado que es nuestro presidente en las cuestiones políticas y las repercusiones que está causando a nuestro país debido a una falta de visión clara con respecto a las necesidades e intereses de nuestra sociedad peruana, en especial, de los que menos tienen.
Ya instalado en la casa de gobierno, las promesas sobre seguridad ciudadana y la lucha contra la delincuencia apuntaron muy alto. Lamentablemente, el balance en este sector no es positivo. Lo demuestra la cantidad de Ministros que han pasado por este sector ministerial.
Ahora bien, en ninguno de los seis, el gobierno ha encontrado al ministro que buscaba. A estas alturas, creo que queda claro que la búsqueda ha sido infructuosa no por los candidatos, sino por el reclutador. Ollanta Humala ha demostrado su falta de brújula en cuanta entrevista ha brindado sobre este tema
En la lucha contra la corrupción que fue uno de los caballitos de batalla en su campaña electoral, tampoco hemos visto buenos resultados, pues incluso miembros de su propio “Partido Político” han sido acusados de corrupción, algo que nos saca a luz la ineficiencia en la lucha contra la corrupción en las altas esferas del gobierno y , por el otro lado, la debilidad del “Partido” de gobierno, reflejo de la debilidad de nuestro Sistema de partidos, factor importante para una estabilidad y mejor manejo político en el gobierno.
Jesús Hernán Rivera Grijalva. Tercer año de Ciencia Política. UNMSM.
Tras tres años de gobierno, después de la juramentación de Ollanta Humala. El cambio de perfil político fue muy notorio; muy poco se sabía de Ollanta en el 2006 se presentó como un candidato de extrema izquierda y radical en sus discursos; lo que generó una desconfianza en el sector económico que quería mantener el mismo sistema neoliberal, y que fue usado estratégicamente por Alan García para su posterior triunfo a la presidencia. Pero en las elecciones del 2011, Ollanta Humala sale con todo; se presentó con una nueva imagen de candidato sonriente, amable hasta paternal; y con una posición de centro izquierda, el clima electoral era aún tenso, lo enfrentaba ante Keiko Fujimori quien mantenía la sombra de su padre; y que para muchos jugó en contra y favoreció a Ollanta.
A mi parecer, el gobierno tuvo un desequilibrio desde sus inicios donde Ollanta tuvo que llegar hasta “la hoja de ruta” una versión moderada de su inicial plan de “Gran Transformación” para generar confianza (y que fue criticado por muchos), sin embargo los diferentes cambios en el gabinete, los conflictos sociales, Repsol, la elección de Ana María Solórzano, el co-gobierno de Nadine Heredia y la larga espera para la aprobación del gabinete de Ana Jara todo esto genera ciertas tensiones en el gobierno; y más aún cuando el partido oficialista manifiesta una fuerte crisis interna lo que evidenciaría el debilitamiento del sistema de partidos en el Perú, posteriormente esto genera una inestabilidad política y a su vez genera la desaprobación del actual gobierno (que inicio con un 48% de aprobación y que actualmente su aprobación es el 22%). En consecuencia se asume que lo anterior daña al gobierno y que a su vez suele ser fácilmente manipulado por sectores que tienden buscar beneficios particulares.
Quizás si hubieran seguido con el programa que le generó alianzas y apoyo en su inicio de gobierno, otra sería la historia. O quizás podemos “justificar” su incapacidad para gobernar en su inexperiencia política. Aún falta para culminar su gobierno y los ciudadanos una vez más esperan recibir lo que se prometió.
El periodo de gobierno del Ejecutivo, liderado por Ollanta Humala, siempre quiso mantener el crecimiento económico a un mismo ritmo, pero no le fue fácil por varios factores. Los conflictos alrededor del proyecto Conga le valió la caída de más de un gabinete completo, además de tener una considerable primera separación de las organizaciones políticas de izquierda que apoyaron su elección, como, por ejemplo, el caso de los principales líderes de Ciudadanos por el Cambio. La bancada “nacionalista” de Gana Perú fue fraccionarse cada vez más y su máxima expresión fue el último mes de julio, cuando se formó la bancada Dignidad y Democracia, para que sus integrantes si mantengan la línea de La Gran Transformación y no de la llamada Hoja de Ruta. Además, evidentemente los grupos de poder económico (como la CONFIEP) han sabido presionar al gobierno para que este le produzca políticas económicas a su favor, que incluye el mantenimiento general de las políticas monetarias, políticas fiscales y tecnócratas, principalmente del Ministerio de Economía y otras instituciones como el BCRP. Cabe decir que esto hace recordar a una de las carteristas que Guillermo O’ Donnel le da a las democracias delegativas, donde “lo técnico” tienen un peso significativo para gobernar, como lo es, en parte, el actual régimen político del Perú. Para bien o para mal, el llamado partido de gobierno, como ya se dijo líneas arriba, se fue fraccionando desde el Legislativo; pero eso es lo de menos, para la gobernabilidad de un régimen, cuando no tienes cuadros políticos que formen la opinión pública y pongan la agenda del día más allá de situaciones anecdóticas. En verdad, tal como lo afirmo usted, profesor, Humala necesitaba un formar un partido fuerte (para el gobierno) y amplio apoyo de la sociedad civil; no obstante, ya se sabe que no pudo ser así de forma eficaz, no hasta el momento. Para variar, hay afirmaciones, desde la izquierda joven, de que los programas de inclusión social, como Pensión 65, Beca 18 y Qali Warma solo han sido paliativos a las diferencias socio-económicas, además de estar distorsionándose en una suerte de clientelismo electoral.
El culminante gobierno del señor Humala evidentemente paso a ser parte del famoso “más de lo mismo”, inclusive según encuestas podríamos calificarlo como peor con respecto a sus predecesores. Esto se puede reflejar en los sondeos de aprobación de su gestión; según Ipsos el presente año su aprobación fluctúa entre el 17% y 18%; porcentajes distintos a los alcanzados por Garcia en el 2011 (42% de aprobación, según Ipsos) y antes Toledo en el 2006 (33% de aprobación, segun Ipsos). Estas cifras reflejan que Humala culmina su mandato “vencido”; nunca en su mandato logro alcanzar el equilibrio entre las presiones de los grupos de poder y el desarrollo sostenible con inclusión social. El rechazo a su gestión se evidencia en los conflictos sociales ocurridos en Conga y Tía María; conflictos que debieron ser una oportunidad para hacer valer el respaldo de la izquierda y centro izquierda peruana prestado el 2011, pero que sin embargo se convirtió en un escenario que le valió el titulo de ‘Traidor’. Ollanta Humala cae vencido por la presión de la derecha, cae vencido por su incapacidad de liderar un gobierno que se suponía la “Gran Transformación”, cae vencido por muchas cosas más, pero no cae solo, sino que además, con el partido que fundo; esto evidencia una vez más el profundo problema existente en los “partidos políticos” de nuestro país. Nombre: Kevin de la Cruz Nalvarte Código: 14020423 Escuela: Ciencia Política III Año
Su cambio a centro-izquierda debía servir como estrategia electoral y también como plan de gobierno; el radicalismo nunca podría servir debido a que los poderes faticos tomaría represalias como en Venezuela (abandono de la inversión, bloqueos económicos, etc.) y esto no es el fin de un gobierno, sino, buscar el bien común; el error de Humala es no haberse aliado desde el principio con una bacada y un gabinete ministerial de centro-izquierda fortalecido con los mismos intereses y los mismo fines para el país; así podría haber menguado la presión a la que sería sometido por los grupos de poder. También le faltó su capacidad de consenso con la oposición parlamentaria.
La idea era que supiera realizar aquel cambio con inclusión social en la medida que fuera posible; los grandes cambios no se hacen de la noche a la mañana, se hacen progresivamente y sobre todo, en un país que durante años fue golpeado por la corrupción; lo que debía de hacer- visto desde una perspectiva general- era lograr un consenso donde se logre equilibrar intereses de poseedores de medios de producción ( empresarios, industriales, etc.) y la fuerza laboral dependiente e independiente y brindarle apoyo a los sectores vulnerables y las facilidades necesarias para progresar (un populismo provisional hasta su desarrollo esperado).
El problema es que el gobierno de Humanla, al entrar al poder, en vez de fortalecerse con un partido solido y unido, se hundió aún más cuando decidió hacer un gobierno más derechista que de centro-izquierda y terminó su mandato con un poder parlamentario casi inexistente.
Su cambio a centro-izquierda debía servir como estrategia electoral y también como plan de gobierno; el radicalismo nunca podría servir debido a que los poderes faticos tomaría represalias como en Venezuela (abandono de la inversión, bloqueos económicos, etc.) y esto no es el fin de un gobierno, sino, buscar el bien común; el error de Humala es no haberse aliado desde el principio con una bacada y un gabinete ministerial de centro-izquierda fortalecido con los mismos intereses y los mismo fines para el país; así podría haber menguado la presión a la que sería sometido por los grupos de poder. También le faltó su capacidad de consenso con la oposición parlamentaria.
La idea era que supiera realizar aquel cambio con inclusión social en la medida que fuera posible; los grandes cambios no se hacen de la noche a la mañana, se hacen progresivamente y sobre todo, en un país que durante años fue golpeado por la corrupción; lo que debía de hacer- visto desde una perspectiva general- era lograr un consenso donde se logre equilibrar intereses de poseedores de medios de producción ( empresarios, industriales, etc.) y la fuerza laboral dependiente e independiente y brindarle apoyo a los sectores vulnerables y las facilidades necesarias para progresar (un populismo provisional hasta su desarrollo esperado).
El problema es que el gobierno de Humanla, al entrar al poder, en vez de fortalecerse con un partido solido y unido, se hundió aún más cuando decidió hacer un gobierno más derechista que de centro-izquierda y terminó su mandato con un poder parlamentario casi inexistente.
Carolina Goytizolo Aranguren código: 14020100
Estudiante de ciencia política, tercer año, curso: partidos políticos
A punto de tener un nuevo gobierno y haciendo un balance del gobierno Ollanta Humala se puede decir que no se ha logrado marcar un cambio en la política peruana. El gran porcentaje de rechazo a su gobierno por parte de la población se debe a diferentes factores. En primer lugar, los conflictos sociales de tipo ambiental se han dado en mayor cantidad y no se ha dado una solución eficaz. En segundo lugar, la inseguridad ciudadana también se ha incrementado y la forma eficaz de afrontarlo no se soluciona con declarar a los distritos más inseguros en Estado de Emergencia. Como vemos, Ollanta no ha tenido una capacidad de gestión que le permitiera cumplir al menos de forma eficaz algunas de sus propuestas. Pero, por más que lo hubiese intentado no lo hubiera logrado porque en el transcurso de estos años la bancada nacionalista se desintegrado de poco en poco restando presencia en el legislativo. Es decir, si como ejecutivo Gana Perú no tenía la suficiente fuerza de gestión mucho menos lo iba a lograr sin el apoyo en el legislativo. Por otro lado, estoy de acuerdo en que era importante que tuviese el apoyo de un partido bien organizado para que así pudiera cumplir sus políticas de centro-izquierda como gobierno y que esto se viera proyectado con apoyo de la sociedad civil.
ARAUJO PISCO, Cristina. Código: 14020369
El saliente gobierno de Humala no sumo ni resto en mucho a la situación actual del Perú. Sale como un “gobierno de prueba” en en otras palabras, fue “más de lo mismo”. Desde el debilitamiento de sus filas, el constante cambio de gabinete que no dejaban seguir proyectos serios, los escándalos ( como el de las agendas ), los conflictos sociales, etc son evidencia de lo plagado de fracasos que tuvo su gestión. El señor Ollanta “tuvo la oportunidad y no lo hizo”. Pudo hacer algo, pero no quiso y por esa indecision pasara como uno más de los peores ( sino el peor…).
Hay muy poco que rescatar del gobierno que ya se va, como el fallo de la Corte de la Haya, algunas reformas sociales( Beca 18 y Pensión 65 ) y de materia educativa ( reforma educativa bajo la dirección del ministro Saavedra) son unos de los pocos aciertos que se rescatan de esta gestión.
Uno de los estragos que nos deja este gobierno es sobre el alto indice de delincuencia, asaltos y entre otras modalidades de robo que existen que seran temas de vital importancia para el próximo gobernante y su equipo de trabajo.
El trabajo que debio hacer el partido Gana Perú para respaldar a su gobierno no fue posible y esto es más de lo mismo de siempre con respecto a los partidos politicos en el Perú ( no son verdaderamente “partidos”). No se hizo ningún esfuerzo por darle un respaldo adecuado a la gestión del señor Humala, cosa que hubiera sido importante no solo para el gobierno, sino tambien para la democracia en el Perú tener un partido fuerte o nada más tener un verdadero partido politico.
TAFUR MENA, Gonzalo Sebastian. Código:14020441
Recuerdo que se decía que el Perú iba a elegir entre el cáncer y el SIDA y una vez más el Perú tenía que elegir, no por el mal menor, sino por el peligro menor.
Es cierto que cuando se dierona conocer los resultados se iniciaron presiones hacia el señor Humala, bajo estas condiciones tuvo que ceder a las presiones de los grandes sectores económicos privados, debido a su debilidad política.
Los poderes fácticos tenían que colocar gente clave en el gobierno e ir hacia la derecha para equilibrar las ideas, así logrando apaciguar a los inversionistas nacionales y extranjeros; pero lo más importante era evitar que: ministros y cabezas de instituciones claves pasaran a filas de Humala.
El gobierno del señor Ollanta inició con una buena economía, un crecimiento estable, una baja inflación y cuentas fiscales en orden. Él sabía lo que el Estado tenía, es por ello que en su discurso se ofrecía a compartir los frutos del crecimiento con las mayorías populares. Su problema fue cómo cumplir con esas promesas… Concuerdo con el analista político Víctor Andrés Ponce quien señaló que los dos talones de Aquiles de gobierno del señor Humala fueron: La creciente inseguridad (que por cierto no se origina en su gobierno, pero que sí no supo frenar) y la desaceleración de la economía. Se puede rescatar que en el ámbito social ha hecho avances creando el Ministerio de inclusión Social, aprobó Pensión 65 de jubilación para sectores sin acceso a algún sistema previsional, lanzó las becas estudiantiles 18 y cambió el obsoleto Pronaa.
UNMSM Tercer Año – Ciencía Política.
En las elecciones del 2011, se votó por el Sr. Ollanta Humala creyendo en su modelo de “Gran transformación”, en su mano dura contra la delincuencia -por ser militar-, corrupción y narcotráfico, además de contrarrestar un posible gobierno dictatorial (fujimorismo). Si bien es cierto inició su gobierno con un 55% de aprobación hoy somos testigos de la caída libre de este porcentaje a los largo de estos 5 años (17% – 2016) por diversos temas que incluye la constante presencia de su esposa, la Sra. Nadine Heredia, en diversos temas que competen al Estado, además de inestabilidad dentro de su partido reflejado en la disminución de bancada dentro del Congreso, falta de decisión para solucionar los conflictos sociales que se dieron.
Creo también que girar en torno al tema de inclusión social tampoco le favoreció, pues un gobierno no puede solo enfrascarse solo en programas sociales, habiendo temas mucho más importantes como el de la lucha contra la inseguridad ciudadana, hoy en increíble aumento.
Y a pocos meses de que concluya el gobierno del Sr. Humala podemos darnos cuenta de su incapacidad para gobernar, con investigaciones en proceso por presuntamente haber recibido soborno en el “caso lava jato”.
Lo que improvisado comienza termina mal, la base de un gobierno eficiente debiera ser un partido debidamente institucionalizado, organizado, funcional, cohesionado; que en casos sin tener la mayoría en el legislativo, bien puede reafirmar y respaldar las decisiones que se toman desde el ejecutivo para la aplicación de las políticas, iniciativas legislativas entre otros. El partido nacionalista, dista mucho de esta concepción, comenzó las elecciones respaldado e identificado como de ultra izquierda, a la segunda vuelta y con los cambios necesarios para generar confianza entre la ciudadanía y simpatizar con los poderes de facto se le identificó como de centro-izquierda que representa el cambio moderado y la existencia de un estado social, y finalmente terminó como títere de la derecha ultra conservadora, siendo uno más de los gobiernos, dominados por esta posición que solo vela por los interese propios y no los del sentir nacional. El balance final del gobierno que acaba nos deja un saldo negativo, problemas como la inseguridad ciudadana, medio ambiente y la des aceleración de la economía, mereció un debate de ideas y propuestas objetivas por parte de los candidatos. Ollanta al final de su mandato deberá rendir cuentas al pueblo peruano, si bien es cierto los presidentes no son Dios para solucionar los problemas habidos y por haber del país, si deberá responder por la inacción y el desinterés egoísta con el que actuó.
Hay un antes, un durante y un después de Ollanta Humala. Un antes, en el contexto de las elecciones presidenciales del 2011, un cambio estratégico de izquierda a centro izquierda y como consecuencia la elaboración de un nuevo plan de gobierno, le hicieron ganar las elecciones de ese entonces. Un durante, es lo que vivimos hace cuatro años y ahora, decepcionados una vez de la política y de quien nos gobierna. Los conflictos relacionados con la minería han marcado este gobierno y ha tenido un efecto negativo para el balance de la gestión de Ollanta Humala. Y a pocos días del termino de su gobierno, podemos decir que ese después no le es nada favorable y así lo demuestra la encuesta realizada por GFK donde se da conocer que el presidente Ollanta Humala tan solo cuenta con 12% de respaldo popular. El reto de hacer un buen gobierno y lograr el crecimiento económico con inclusión social no fue posible. Y a unos días de conocer al nuevo presidente, estamos ante la expectativa de que si podrá resolver o no los problemas que tiene hoy en día nuestro país. Escuchamos promesas por aquí y promesas por allá, que se va realizar esto, esto y esto. Pero, ¿qué tan creíbles son?. Nos ofrecen promesas y una vez llegado al poder son más decepciones que promesas. Esperemos que el nuevo gobierne no nos decepcione una vez más y que la población perciba siquiera un cambio positivo en la política.
Lo que improvisado comienza termina mal, la base de un gobierno eficiente debiera ser un partido debidamente institucionalizado, organizado, funcional, cohesionado; que en casos sin tener la mayoría en el legislativo, bien puede reafirmar y respaldar las decisiones que se toman desde el ejecutivo para la aplicación de las políticas, iniciativas legislativas entre otros. El partido nacionalista, dista mucho de esta concepción, comenzó las elecciones respaldado e identificado como de ultra izquierda, a la segunda vuelta y con los cambios necesarios para generar confianza entre la ciudadanía y simpatizar con los poderes de facto se le identificó como de centro-izquierda que representa el cambio moderado y la existencia de un estado social, y finalmente terminó como títere de la derecha ultra conservadora, siendo uno más de los gobiernos, dominados por esta posición que solo vela por los interese propios y no los del sentir nacional. El balance final del gobierno que acaba nos deja un saldo negativo, problemas como la inseguridad ciudadana, medio ambiente y la desaceleración de la economía, mereció un debate de ideas y propuestas objetivas por parte de los candidatos. Ollanta al final de su mandato deberá rendir cuentas al pueblo peruano, si bien es cierto los presidentes no son Dios para solucionar los problemas habidos y por haber del país, si deberá responder por la inacción y el desinterés egoísta con el que actuó.
Tercer año Ciencia Política – UNMSM
Código: 14020095
Es muy interesante conocer cómo fue que un candidato con el pasado tan extraño llegó a la presidencia. Casi ignorado al principio, dio un giro total a las elecciones pasadas con el cambio de izquierda a centro izquierda. Recordando que el candidato que se identifique más con el centro tendrá más probabilidad de ganar la contienda. Eso con respecto a las elecciones.
Ya casi finalizando el gobierno del señor Humala, y haciendo un balance rápido a tal periodo, podemos decir que las metas que se plantearon no se llegaron a cumplir del todo, por el hecho de no haber contribuido de gran manera a un desarollo económico peruano, no haber contruibuido a conformar una sociedad civil fuerte y no haber logrado la gran inclusión social de la cual tanto prometía. Añadiendo a esto, la creciente inseguridad ciudadana, el gran problema de la centralización, y la gran corrupción y mal manejo que se ha descubierto en este gobierno empeoran toda la situación.
A puertas de culminar el período de gobierno de Ollanta Humala por ende de Gana Perú. Podría decir que los desafíos de Ollanta Huma la nunca fueron superados, ya que no logro obtener la confianza ciudadana ni el apoyo de los poderes fácticos. Sino que fueron la única vía de hacerle frenar al Fujimprismo. Y esa se evidencio en las protestas y conflictos sociales donde se cuestiono la figura y las decisiones políticas que tomaba el ejecutivo. Este gobierno no mostró una posición clara y mucho menos ser de izquierda o centro izquierda. Y al no vencer los desafíos iniciales era imposible vencer los desafías que se avecinaban, más aun con un partido que iba desaciendose justamente por su cambio total en la practica y las políticas que dictaba. Siendo el mejor reflejo de que el llegar al poder no significa haber convencido a los ciudadanos ni tener el apoyo de ciertos grupos fácticos
La culminación del gobierno de Ollanta Humala, trae consigo criticas desfavorecedoras y desalentadoras, y esto se refleja en el bajo porcentaje de desaprobación de 17% para su gobierno ; en caso particular debo de rescatar algunos hechos que se resaltan como son la implementación de programas (beca 18, pensión 65),que lamentablemente en casos particulares no se han sabido administrar para su correcta distribución; y por otra parte los problemas centrales con los que ha tenido que lidiar, tanto la seguridad ciudadana, que coyunturalmente es el tema más farandulero de nuestra sociedad, los medios de comunicación trasmiten día a día hechos delictivos y temas de violencia que seamos realistas influyen mucho en el televidente para acelerar la desaprobación de su gobierno y formándose un juicio negativo hacia la misma persona como para el gobierno. Entre otros problemas a mencionar los cambios ministeriales que reflejan la claramente la inestabilidad política, los conflictos sociales de Conga y tía María que le valió el título de” traidor”, los temas de inclusión social que se llevaron a cabo sin un rumbo definido, y por último la desaceleración economía, que al igual que la seguridad ciudadana forman el talón de Aquiles de este gobierno, debido a que son temas coyunturales y transcendentales. En síntesis se tuvo una visión bastante positiva de su gobierno al inicio, pero con transcurrir del tiempo ese modelo de “Gran Transformación” que prodigaba y por el que los peruanos votaron en las elecciones del 2011 comenzó a decaer, ya sea por la inestabilidad política, la intervención de la primera dama en temas políticos, por la atadura que tiene con los intereses privados, entre otros; a solo meses de su culminación son los hechos negativos los que resaltan y muestran la incapacidad para llevar las riendas del gobierno saliente.
SOTO ESPINOZA, VICKY 14020405 TERCER AÑO UNMSM
Los desafíos que tenia Humala, eran los siguientes:
-Impedir que la izquierda lo obligue a retomar sus propuestas radicales
-No dejarse someter por la derecha y los grupos de presión económica
-Construir un partido que aglomere a la izquierda y al centro
En el primer caso vimos que no retomó su primer plan de “gran transformación”; sin embargo, se agudizaron los conflictos sociales (conga, tía maría, etc.)
En el segundo caso, los grandes grupos económicos lograron imponerse y poner a sus allegados en puestos claves (MEF, BCR), además de obligar al gobierno a seguir los lineamientos económicos neoliberales.
Y por último, no se logró construir un partido político, por el contrario, su bancada y agrupación se fue desmembrando a lo largo de estos 5 años de gobierno nacionalista, a tal punto que optaron por retirarse (o retirar a su candidato) de la contienda electoral a fin de no perder la inscripción.
Una vez más vemos como se va al tacho otro intento de crear un grupo político de centro-izquierda o almenos de izquierda.
Desde su candidatura anterior en el 2006, el ahora presidente Humala no supo sostener bien su partido politico ni su bancada en el Congreso. Por ello, era muy probable que si no se rectificaba en sus errores, como tener el principal concenso con su bancada antes que se vayan uno a uno, su barco político se iba a hundir. Esto, sumado al protagonismo de la señora Heredia en el Partido Gana Perú, fue determinante para debilitar el liderazgo del mandatario. Es decir, que si bien se pudo obtener los resultados deseados a un 50% (por así decirlo) en su plan original, el camino que tomo para llegar a esto fue negarse a sí mismo y a su grupo político. Esto se vio reflejado en el proceso de primera vuelta con Daniel Urresti ahora en el 2016, que habia recibido la aprobacion para su cadidatura, pero fue desestimado por su propia agrupación. Le queda al todavía presidente un gran reto de reestructurar su partido si quiere seguir en la vida política. Respecto a los retos que Humala ha afrontado en su gobierno, es notorio que logró el objetivo de llegar a la gente más pobre, basta mirar la pagina del MIDIS para ver que se siente algo más que satisfecho con este sector. Por otro lado, en el sector económico, no le pudo ir ni mejor ni peor; el panorama económico mundial fue desfaborable para las exportaciones del pais en todo rubro y se logró a duras penas sostener un reducido porcentaje de crecimiento macroeconómico. Se le ha criticado un aumento de la delincuencia que no ha podido controlar. Para su favor, puedo decir que no puede hacer mucho la política en las conciencias de las personas y es justamente una crisis de valores que está sufriendo la sociedad peruana desde el seno de la familia. Esta problemática ha manchado todas las instituciones del Estado a lo que unos cuantos honestos les es difícil de llevar. Un relativismo moral sería bueno analizar para este tipo de crisis. Pero, será el proximo gobierno el que afronte este tema desde siferentes disciplinas que analizan la criminologia en el país; una vision integrada que le falta a la clase política en general. Puesto que en los ultimos años se han aumentado las penas en el Código Penal, pero aún así se ha multiplicado los índices de criminalidad. En suma, aparte de los casos concretos que han recaído en la señora Nadine Heredia, el gobierno de Ollanta Humala ha sabido afrontar todas las áreas del gobierno como le ha sido posible a pesar de las limitaciones de la misma clase politica en el Perú. La valla está alta, se le puede criticar ineficiencia pero no eficacia a este gobierno. Aparte, debe fortalecerse las bases del nacionalismo de Humala que todavía riene arraigo en el interior del país. De esta manera, el nuevo presidente(a) deberá superar todo lo conseguido por esta gestión y no repetir los errores de que se han cometido.
Saúl Alexander Huamán Diburga
UNMSM Ciencia Política 14020428
Una de las finalidades al surgir los partidos políticos fue la de lograr la representación completa de grandes poblaciones en un sistema político. Es así que, ya sea un régimen de corte autoritario o democrático estos no pueden faltar. Las elecciones los ubican como uno de los actores más importantes y si bien es cierto, que el Perú no posee partidos políticos cohesionados ni organizados adecuadamente, son estos los que han venido respaldando la débil democracia peruana.
Después de cada proceso electoral, los ciudadanos esperan que el nuevo partido oficialista supere al anterior y solucione los distintos problemas existentes. De ahí la certeza del profesor Carlo Magno al relacionar el cumplimiento de las políticas aplicadas por Ollanta Humala y la construcción de un partido base que lo sostenga. Gana Perú, por el contrario, fue desmembrándose poco a poco. Los problemas sociales, la inseguridad, el decrecimiento económico y la corrupción son algunos de los hechos que evidenciaron la falta de capacidad del aún gobierno. Las cifras de aceptación cayeron en picada. Lamentablemente, ni su giro centro izquierdista le permitió respaldar sus medidas. Lo demás ya es historia.
14020417 – 3er año CIENCIA POLITICA – UNMSM
Me parece verdaderamente que al señor Humala le falto la fuerza y valentía para sobrellevar a los poderes facticos, quienes presionaron hasta el nivel de que hoy por hoy se hable de una traición por parte del presidente al sector izquierda, definitivamente la falta de institucionalidad de la bancada Gana Perú, le fue una gran desventaja a lo que pudo ser un buen plan de gobierno,
Vemos a un Ollanta Humala en primera vuelta desafiando al statu quo para lo cual era necesario un partido institucionalizado, que aparentemente lo tenía reflejado en la izquierda con un primer discurso, pero dicho discurso no le daría los votos suficientes para ganar por lo cual cambia de discurso, de aliados, de hecho asesores y todo lo que ya sabemos,pasando así a centro izquierda pero dejándose manipular por la derecha y es así como gana las elecciones del 2011. Ahora una de sus primeras tareas pienso debió realizar es formar/fortalecer su “partido” desde el gobierno; tarea que era muy necesaria para un verdadero crecimiento económico, para cumplir su propuestas en resumen para desafiar el statu quo y no solo tener un partido personalista que dure el período de vigencia que él este en palacio.
A pocos meses de terminar su gobierno vemos que esta tarea no se realizo, inclusive propios militantes abandonaron el coche, acción que muestra que nos hallamos una vez más frente a un caudillismo y no lo que necesita nuestro país, un partido político.
Soledad Quilca E.A.P. de Ciencia Política
Hay un antes y un después en la imagen del candidato Ollanta Humala: el primero, el del polo rojo, el que encarnaba las ideas de izquierda que proponía cambios radicales a esta economía ; y el que postulaba a las elecciones 2011,un poco mas moderado pegado hacia en centro. Este giro estratégico, en el final de la coyuntura electoral en el que el nacionalismo accede al gobierno, terminó ganándose a una gran masa electoral que veía en la hija del reo el retorno a las viejas prácticas dictatoriales.
Al final, el gobierno de la gran transformación terminó transformando al líder del partido. Esto es una muestra que quién no tiene un trabajo a nivel de organización de un partido, termina siendo captado y consumido por a fuerzas de facto que dominan el escenario político.
el tiempo nos a demostrado que no fortalecer los partidos desde adentro de ellos mismo genera un debilitamiento progresivo de la democracia y es un estímulo para que intereses económicos, separados por completo de la política, afiancen su intenciones de llegar al control del gobierno.
Si bien es cierto, el “cambio” que hizo Ollanta Humala de una postura de izquierda a una de centro-izquierda influyó de manera positiva en él, pero ¿qué motivó este “cambio”? Durante la primera vuelta Ollanta obtuvo un porcentaje de 30% aprox. con la posición izquierdista, este porcentaje no incluía a las medianas y grandes empresas que veían con cierta duda su estabilidad económica y la posibilidad de realizar inversiones en un gobierno bajo esta postura, incluso los medios de comunicación temían por que se pueda vulnerar su “libertad de prensa”. Es por esto que estas empresas plantean al candidato que tiene mayor tendencia a ser elegido, un plan o una serie de propuestas en el aspecto económico que favorecerían su estabilidad en el país (Hoja de ruta) Ya con estos acuerdos aceptados, los empresarios con una posición clara de derecha brindarían su apoyo al candidato. Sin embargo, esto no significa que Ollanta de la noche a la mañana cambió su postura política. Creo yo, que adoptar la posición centro-izquierda le sirvió de estrategia para la obtención de votos de parte de ese sector de las medianas y grandes empresas, además realizó una buena campaña durante la segunda vuelta adoptando un carácter de rechazo hacia el fujimorismo rememorando los problemas de corrupción durante el gobierno de los 90. Con estos dos puntos es que logra ganar las elecciones. El problema empieza cuando es elegido presidente y la población, esa población esperanzada con un candidato que esta vez no los olvidaría, esa población a quienes había prometido el oro y el moro, exige el cumplimiento de dichas promesas. Ollanta no puede; puesto que, está limitado por su hoja de ruta. Entonces comienzan a darse manifestaciones al interior del país justamente relacionados con empresas mineras, sumado a esto los problemas de corrupción, incremento de la inseguridad ciudadana, entre otros. Estos problemas hacen que Ollanta culmine su gobierno con un alto porcentaje de desaprobación. La estrategia que usó para llegar al poder se convirtió en un arma de doble filo para él.
UNMSM – Ciencia Política (Tercer año)
Contrariamente a la idea expuesta en su artículo, estimado profesor, yo no creo que Ollanta haya sido presionado ni manipulado por la derecha para que gobierno con ella y para ella. Yo creo más bien , que por sus antecedentes, uno de estos, el haber estudiado en la Escuela de las Américas( SOA), Institución militar de los Estados Unidos, lugar donde también estudió Martin Rivas, jefe del grupo del grupo Colina y Vladimiro Montesinos. Me hace pensar que todo esto del plan de gobierno llamado la “Gran Transformación” fue orquestado y que nunca existió tal interés de realizarlo y que tuvo como cómplice y aliado a la derecha y a los grandes grupos de poder económico, que más bien solo fue una especie de aparato de seducción a las grandes masas resentidas con el gobierno de Alan García, y que lejos de querer consolidar un pais democrático, con inclusión social, estrechó finalmente lazos militares y económicos fuertes con los Estados Unidos. Prueba de ello es que durante su gobierno y lo que queda de él, se han instalado bases militares de los EE.UU en nuestra amazonía ( Iquitos, Nanay y Santa Lucía) para la supuesta lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, cuando verdaderamente esto pone en peligro nuestra soberanía. Años atrás , en su calidad de candidato, condenaba estos hechos como actos antipatriotas.
Felipe Vargas Noa E.A.P de Ciencia Política.
Concuerdo con la premisa de que, si un gobierno pretende generar grandes cambios políticos, económicos y sociales, dicho gobierno deberá contar como mínimo con el respaldo de un partido político ya institucionalizado. Y no me refiero a una alianza política sino a la creación de un partido político propio.
De modo que, una alternativa que pudieron haber tomado en cuenta- los asesores del actual presidente del Perú- hubiese sido la creación de un partido electoral-profesional (término acuñado por el politólogo italiano Angelo Panebianco, para referirse, en líneas generales, a la sustitución progresiva de la burocracia partidista por un conjunto de profesionales, técnicos y expertos en diversos campos) al momento en que se presentó el nuevo plan de gobierno con la participación del nuevo equipo de técnicos. Ello para evitar el condicionamiento de su futura gestión dentro y fuera del partido. Tal como hoy se le viene criticando al actual gobierno. Como hemos podido ver Ollanta Humala no aprovecho su momento de buena fortuna que se le presentó, ni tampoco aprovecho la virtud de los intelectuales que lo apoyaron; dejando pasar así una oportunidad de oro para formar un partido político sólido en nuestro país.
Si Humala hubiese aprovechado ese momento para gestar dicho tipo de partido político. Actualmente, no hablaríamos de un 17% de aprobación a su actual gestión. Todo ello sin tener en cuenta -claro está- la falta de liderazgo del actual presidente.
14020105 Ciencia Política