Después de una muy larga trayectoria académica que abarcó casi seis décadas, el 24 de diciembre pasado, a los 81 años de edad, falleció Samuel Phillips Huntington, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Harvard, considerado uno de los más destacados e influyentes politólogos del mundo, aunque también uno de los más polémicos.
Si bien la obra de Huntington es vasta, e incluye temas como la democratización ―destacando al respecto su libro La tercera ola (1991) a través del cual ensaya una explicación sobre los procesos de democratización ocurridos en la década de los setenta en el sur de Europa y en América Latina―, las relaciones entre los poderes civiles y militares, la política comparada, etc.; de seguro el trabajo por el que es más reconocido es El choque de civilizaciones (1996) ―cuyo título completo es El Choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial― que trascendió ampliamente los círculos académicos hasta convertirse en un auténtico best seller. De hecho, este libro fue traducido a 39 idiomas.
A través de este ensayo, elaborado a partir de un artículo del mismo nombre (“The Clash of Civilizations?”)publicado en la revista Journal of Foreign Affairs en 1993, Huntington propone una explicación del nuevo orden mundial surgido tras la “caída del muro de Berlín”, suceso histórico que simboliza el colapso del mundo bipolar de la guerra fría.
En esencia, Huntington plantea que el nuevo orden mundial se organiza a partir de diferencias culturales, las que a su vez están intensamente influenciadas por las religiones, que dan lugar a distintas civilizaciones (integradas a su vez por un conjunto de estados nación). En tal sentido, los grandes conflictos de nuestra era no se originarán en diferencias ideológicas (como ocurría en la era de la guerra fría, en que el mundo se organizaba a partir del conflicto capitalismo versus comunismo), sino en las diferencias culturales entre las distintas civilizaciones que existen en el mundo. A su juicio dichos conflictos civilizatorios son inevitables, incluso a pesar de que se apele al respeto a presuntos valores universales, toda vez que las diferentes civilizaciones tienen sistemas de valores muy distintos.
A partir de dicha “constatación”, Huntington considera que la civilización occidental debe renunciar a su vana pretensión de extender sus valores a todo el mundo, bajo la equivocada idea de que esos valores son universales. Lo que más bien debe hacer occidente es proteger su propia identidad civilizatoria, la cual se ve seriamente amenazada por la multiculturización que viene ocurriendo a su interior.
Ciertamente, la teoría de Huntington sobre el choque de civilizaciones es sumamente polémica. Muchos han considerado que esa teoría predijo o “profetizó” el actual conflicto entre occidente y el mundo islámico, reconociéndole así una capacidad predictiva que una buena teoría científica debe tener.
No obstante, sus críticos han atacado esta teoría argumentando que la misma justifica y legitima la agresión de los países occidentales, liderados por Estados Unidos, hacia los países del tercer mundo, con el objeto de impedir que alcancen el nivel de desarrollo económico de los países occidentales ricos. Desde esta perspectiva, la teoría de Huntington más que una verídica predicción científica sería una suerte de “profecía autocumplida”.
Cabe hacer hincapié, sin embargo, en que la propuesta política de Huntington, a partir de su teoría civilizatoria, parece ir en sentido contrario a avalar el actual intervencionismo de occidente en el mundo islámico, ya que, como hemos señalado, lo que este planteó fue la necesidad de que occidente se fortalezca internamente, abandonando sus pretensiones universalistas y su incesante intervencionismo.
Basándose en las críticas a la teoría de Huntington, no ha faltado gente que ha pretendido censurar la lectura de su obra, acusando a su autor de reaccionario. No discuto lo polémico de las tesis de Huntington, pero lo que no me parece correcto es pretender que su obra no sea conocida por tener propuestas que algunos consideran reaccionarias. Es más, incluso para poder criticarla, es necesario conocer su obra, más aún teniendo en cuenta la gran influencia práctica que ha tenido en la política estadounidense.
Haya acertado o no en sus predicciones, este equivocado o no en su interpretación del nuevo orden mundial, la obra de Huntington trata sobre problemas que actualmente aquejan a todo el mundo y que pueden tener un gran impacto en el destino mismo de la humanidad. La suya, pues, podrá ser una obra polémica, pero no intrascendente.
AMPLIACIÓN (30/dic/2008): Navegando por la red, hemos encontrado algunos artículos elaborados a propósito del fallecimiento de Huntington, que nos parecen interesantes:
– “Samuel Huntington, el gran valedor de la idea de Occidente”, Obituario elaborado por Fernando Vallespín (catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Autónoma de Madrid), publicado en el diario El País (España), en su edición del 29 de diciembre de 2008.
– “Huntington: el orden y la identidad”, de Jesús Silva-Herzog Márquez (profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México), publicado en el diario Milenio (México), en su edición del 29 de diciembre de 2008.
– “Samuel Huntington (1927-2008)”, de Mirko Lauer, publicado en el diario La República (Perú), en su edición de hoy, 30 de diciembre de 2008.
Así también, a propósito de la “guerra de religiones”, reproducimos la siguiente viñeta de Klanklon, según la cual la religión y la guerra tienen algo en común, que no se basan en la razón: