Hoy es un gran día para el hermano pueblo de Colombia. De acuerdo a lo informado por las distintas agencias de noticias, el ejército de ese país rescató sanos y salvos a 15 rehenes de las FARC, entre los que se encuentran la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt (quien permanecía en cautiverio desde febrero de 2002), tres contratistas estadounidenses y once militares y policias colombianos. El rescate se realizó en el departamento del Guaviare y en el operativo no se disparó un solo tiro y no hubo ninguna baja.
El anuncio lo realizó el ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, quien señaló que el rescate fue resultado de una operación de inteligencia denominada “Jaque”, la cual llevaba más de un año en ejecución, y que implicó la infiltración a la organización terrorista. A su turno, el comandante del ejército de Colombia, general Freddy Padilla, detalló las fases de la operación.
La noticia generó la inmediata reacción de diversos mandatarios en el mundo como el presidente estadounidense George Bush, el presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente francés Nicolas Sarkozy, entre otros.
En nuestra región, la presidenta argentina Cristina Fernández, mostrándose emocionada, recordó su compromiso con esa causa y señaló que el hecho constituye una victoria de la vida y la libertad. Por su parte, la mandataria chilena Michelle Bachelet, calificó como “un éxito de la democracia, de la paz y de la libertad” el rescate de Betancourt y pidió la liberación de todos los secuestrados por las FARC. Asimismo, manifestó que “el secuestro constituye una gravísima violación a los derechos humanos y al derecho humanitario internacional y por eso quisiera hacer un llamado para la liberación del resto de las personas que aún permanecen secuestradas en Colombia”.
De otro lado, en declaraciones que me dejaron perplejo, el mandatario boliviano Evo Morales tras manifestar que este hecho es muy importante para una búsqueda de paz, no perdió la oportunidad para intentar llevar agua para el molino de su amigo Hugo Chávez e, incluso, para tratar de felicitar a las FARC por la liberación de rehenes. En efecto, el presidente altiplánico señaló que este hecho “es una muestra clara de las FARC que liberan a los detenidos por conversaciones que empezó el compañero Chávez, a quien hay que saludar en todo caso”. También hizo referencia a gestiones parcialmente exitosas realizadas en meses pasados por Chávez para la liberación de rehenes. Finalmente, saludó “las acciones y acuerdos que van tomando entre el Gobierno (colombiano) y las FARC”. “Ojalá continúen estos acuerdos para la liberación, ¡qué mejor que sea mediante el diálogo!”, expresó, reiterando su criterio de que es posible un pacto de paz en Colombia.
O el mandatario boliviano se enteró de la noticia por alguna agencia venezolana digitada por Hugo Chávez, que deliberadamente habría tergiversado los pormenores de la liberación, o se ha convertido en un mitómano irredimible, ya que la liberación de los rehenes se produjo como consecuencia del rescate realizado por el ejército colombiano a través de un exitoso operativo de inteligencia, y no como resultado de negociaciones realizadas por el presidente venezolano; y menos aún fue una “liberación” realizada por las FARC en virtud a algún acuerdo al que habría arribado con el gobierno colombiano.
Mostrando mayor respeto a la verdad que el presidente boliviano, el ministro de Defensa del Ecuador, Javier Ponce, tras mostrarse muy emocionado por la liberación de Ingrid Betancourt, señaló que es una lástima que la liberación de los rehenes “no se haya dado en el marco de un proceso de paz, sino un rescate violento por parte de las Fuerzas Armadas colombianas, pero de todas maneras, la liberación de un ser humano de esas características, evidentemente que emociona”. Además, el ministro ecuatoriano manifestó su deseo que se arribe a “una solución integral del conflicto, a una liberación de todos los rehenes y a un acuerdo de paz”.
Este rescate constituye un evidente éxito del gobierno de Álvaro Uribe, así como otro duro revés para la organización terrorista colombiana, que en lo que va del año ha sufrido golpes muy fuertes, incluyendo la pérdida de varios de sus más altos mandos. Al parecer las FARC se encuentran más débiles que nunca y pensar en su derrota definitiva no sería ya un sueño muy lejano.
El Presidente Uribe merece nuestro más profundo reconocimiento por no haber desmayado en su lucha contra las FARC y no haber cedido al chantaje que querían imponerle estos terroristas, apoyados por los gobiernos de Chavez, Morales y Correa. Con sus declaraciones Evo Morales como buen titere de Chavez que es, pone en evidencia lo que siempre se supo, y es que prefieren estar aliados a los terroristas de las FARC que apoyar al sufrido pueblo de Colombia.
Estimado Juan Carlos,
La liberación de Betancourt y los demás rehenes es un indudable triunfo de Álvaro Uribe, y por ello merece un reconocimiento. Sin embargo, tiene que evitar caer en la tentación de utilizar el repunte de su popularidad para prolongar su mandato presidencial por otro periodo. Si cae en esa tentación, la que sufrirá será la democracia colombiana y, a la larga, Uribe terminará borrando malogrando su éxito. No estaría de más que mire lo que le pasó a Fujimori con el rescate de los rehenes de la residencia del embajador de Japón de manos del MRTA, y lo que le pasó después. He ahí el ejemplo que no debe repetir.
Evo Morales es indefendible, Ni siquira Chávez tuvo una reacción tan idiota y no pudo dejar de reconocer que el éxito del rescate le corresponde a Uribe e (incluso conminó a las Farc a cambiar de actitud).
la apreciaciòn que pudiera vertir, quizas no se ajuste a los sentimientos encontrados que desato,el emocionante rescate por parte de las fuerzas colombianas, ya que de primera impresiòn, todo pareciò tan fàci, en el sentido que las FARC, NO ES GRUPO GUIERRILLERO que se haya caracterizado por sus inexperiencia, todo lo contrario, es un grupo terrorista que guarda o guardò todas las provisiones del caso, como para que un grupo de fuerzas especiales, puedan manipular la situaciòn, liberrar a la principal persona de referencia, Ingrid Betancourt. en suma, detras de toda esta exitosa operacion se esconde allgo más, que una simple opreciòn de inteligencia, sostengo que hay interese de popr medio, que el gobierno colombiano aùn no a explicado.
Odio tener que decirlo pero convengo con Tito. Como le comenté a mi esposa el mismo día del rescate, entre los fuegos artificiales de la celebración había que distinguir a quienes iba a beneficiar esta operación.
A Uribe, sabemos que le aporta; a las FARC, quizá la posibilidad de abrir puertas a una posición de grupo beligerante; a Chávez pues no sé, aunque la reunión con Uribe plantea un panorama interesante; finalmente a la propia Betancourt, felizmente saludable y sin estrés, una aparente posición muy espectante como posible candidata.
Es odioso, lo sé, pero también inevitable pensar que todo pudo estar arreglado.
Estimados Tito y Ronny,
Ciertamente, el principal beneficiado con la forma cómo se ha dado el rescate de Ingrid Betancourt es Uribe; dado que aparece como un triunfo de su política antiterrorista.
Pero el hecho que Uribe sea el principal beneficiado, no debe servir de excusa para que dejemos de reconocer que ha sido un operativo impecable y un triunfo suyo.
Ojalá que Uribe no aproveche esta situación para ceder a la tentación de perpetuarse en el poder. Si lo hace, podría terminar borrando con el codo los logros que ahora ha hecho con la mano, como le pasó a Fujimori.
Para que haya ocurrido un arreglo las Farc hubieran tenido que participar en algún acuerdo. Pero no se ve qué ganaban las Farc con esto. Por el contrario, quedan tremendamente debilitados y con una opinión mundial en contra.
De otro lado, la situación actual de las Farc no es la de un grupo terrorista totalmente fuerte e impenetrable. Como muy bien lo documenta Tanaka, hay muchos analistas que con buenas evidencias sostienen la tesis de que las FARC estaban en una crisis terminal desde hace varios años:,
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No tendría pues que sorprender que hayan podido ser engañados.