La economía española no parece que vaya a abandonar en el tercer trimestre la senda de la desaceleración que retomó en el segundo, en línea con el frenazo que han sufrido el resto de las economías de la eurozona y EE UU. Los indicadores siguen mostrando síntomas de debilidad, sobre todo por la falta de confianza y la mayor aversión al riesgo. El consumo se resiente con fuerza y poco o nada hacer prever una significativa mejora en el corto plazo.
El Banco de España constata en su último boletín económico que el PIB español sigue estancado porque el consumo no repunta. Para tratar de revertir la situación, da una receta: bajar los intereses de las hipotecas.
Según sus cálculos, el consumo de los hogares propietarios de viviendas podría aumentar en torno a tres puntos porcentuales si se redujeran los tipos de interés de las hipotecas en 100 puntos (un 1%).
Las condiciones de un préstamo hipotecario para la compra de una vivienda repercuten directamente en el nivel de gasto de consumo de las familias durante un largo periodo. Son muchos los gastos derivados de la operación y la letra mensual ata casi de por vida en muchos casos. Pero todavía más en un contexto económico muy deteriorado, la hipoteca prácticamente marca los hábitos de consumo. Para no dejar de pagar al banco y evitar embargos, lo primero es apartar del presupuesto lo que se lleva la hipoteca. El resto suele administrarse bien en tiempos de crisis, dedicando la mayor parte al ahorro. El consumo, pues, se ajusta a lo más básico y lo demás son lujos.
Fecha: 03 de octubre de 2011
Fuente: AIRE (Asociación Independiente de Registradores)