Francisco Martín inició su empresa en el 2004 con ocho terapeutas, ahora trabaja con 32. El detalle es que son invidentes.
“Quisiera que no termine nunca”, seguramente alguna vez ha pensado mientras manos diestras masajean su cuerpo, alejando las preocupaciones y desatando esos nudos que se acumulan en el cuello y la espalda, producto de las estresantes actividades que desarrollamos hoy en día.
Francisco Martín Chiesa no solo lo pensó sino que su visión fue mucho más allá y decidió abrir su propia empresa: Masajes en Braille, sobre la que destaca una peculiaridad: el servicio lo brindan terapeutas invidentes.
“Ellos tienen un don especial para aplicar estas técnicas. Al mismo tiempo, se los ayuda a reinsertarse en la sociedad, cosa que actualmente muy pocos apoyan”, señala Francisco. En Masajes en Braille trabajan 32 terapeutas invidentes. En el 2004, cuando se creó la empresa, eran ocho. ¿Cómo surgió la idea? Fue cuando Francisco viajó a España para visitar a su padre.
Se percató de que las personas invidentes respaldadas por una fundación realizan una serie de actividades, como los masajes. ¿Y por qué no podemos hacer algo similar en el Perú?, se preguntó.
Así es que con US$ 4 mil abrió su primer local en Barranco, frontera con Miraflores. Su preocupación se centró en conseguir a los terapeutas, lo hizo y, por supuesto, con el tiempo reforzaron su preparación.
Casi simultáneamente decidió abrirse paso en un nuevo sistema: brindar la atención de masajes en locales comerciales, por el tiempo de diez minutos, dirigido para aquellas personas que estuvieran de paso y necesitaran un momento de relax.
Mientras tanto, su local central cada vez tomaba una mayor forma y brindaba no solo masajes desestresantes, también terapéuticos y estéticos. Una sesión de media hora puede costar S/. 30.00.
“Se requiere de un estudio de mercado, en nuestro caso nos llevó seis meses, pero sobre todo creer fuertemente en lo que uno hace y brindarle lo mejor al cliente”.
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Fuente: gestion.pe