Un símbolo indiscutido de autonomía, este invento ayuda de manera diaria al desplazamiento de aproximadamente 3 millones de ciegos en la Argentina. Su historia, sus avances y su valor para todos aquellos que sufren de alguna discapacidad visual
En Argentina, los datos oficiales respecto a la discapacidad detallados en el último censo a nivel nacional en el año 2010 afirmaron que en el país viven más de 5 millones de personas con dificultad o limitación permanente, lo cual es equivalente al 12,9% del total de la población. De esta cifra se desprende que el 59,5 % de este total padece atrofias varias visuales. Frente a está problemática, el gran invento del bastón blanco simboliza desde la década del ’30 un gran paso en materia y asistencia de discapacidad visual.
El bastón actúa como instrumento de identificación de personas ciegas. Por otro lado también les permite desplazarse de manera autónoma y quizás más segura. Su uso facilita la detección de obstáculos en la vía pública y al ras del suelo. Frente a una ciudad llena de deterioros urbanos, este mecanismo es de vital importancia para evitar accidentes y otorgarles mayor seguridad al andar.
“El bastón blanco es la herramienta que utilizan las personas ciegas para desplazarse de manera autónoma en calles, transportes públicos y lugares cubiertos de gran dimensión. Facilita la orientación espacial, pues posibilita detectar las esquinas y caminar en línea recta” aseguró la biblioteca argentina para ciegos es sus redes sociales.
Se dice que el invento tiene sus orígenes en tierras argentinas. Según historiadores y datos recolectados de los familiares cercanos de José Mario Falliotico, político e inventor santafecino, la peculiar idea surgió un 22 de junio de 1931 en Buenos Aires. José se encontraba en la inserción de la calle Rivadavia y Medrano cuando visualizó a un peatón desconcertado al tratar de cruzar, claramente luego de unos minutos, se percató de que se trataba de una persona no vidente. Luego de auxiliarlo y al volver a su hogar, se preguntó cuál podría ser la posible solución para poder identificar a personas ciegas y así, lograr auxiliarlas en el cruce de calles de manera más rápida. Fue entonces que se le ocurrió la brillante idea de identificación mediante un clásico palo blanco.
Pero como en ocurre en el mundo de los inventores, los orígenes de la idea suelen ser motivo de controversia. Otras fuentes informan que en 1921, el fotógrafo inglés ciego James Biggs fue el primero en utilizar está técnica. Pero el argentino Falliotico y el británico Biggs tuvieron un reconocimiento moral ya que el bastón fue patentado por George A. Benham, presidente del Club de Leones de Illinois, en Estado Unidos.
De esta manera nace este particular mecanismo que en la actualidad, asiste a miles de personas con visión reducida y ceguera total. Pero como toda innovación, sus mejoras son abismales, tanto en materia de tecnología como en adaptación del mecanismo según los usos de cada persona.
El bastón verde, aún no tan popular en su uso, surgió ante la necesidad de representación y desvinculación de aquellos grupos con visión reducida por patologías como glaucoma, retinosis pigmentaria, entre otras. Este bastón se creó como símbolo de pertenencia y diferenciación entre ceguera completa y visión reducida pero siempre respetó su símbolo inicial, la identificación entre diferentes patologías para compresión y asistencia de los ciudadanos para con personas con movilidad reducida. Este bastón verde se convirtió en un símbolo de gran importancia tanto para el individuo como para su entorno, y permitió reacciones emocionales como también, la noción de un grupo de pertenencia.
En el mundo existen varios proyectos para desarrollar esta herramienta, ideas como bastones con sensores que emiten una alarma al usuario para lograr esquivar obstáculos a mayores distancia, o bien, instrumentos basados en tecnologías inteligentes que puedan incursionar en el reconocimiento facial, capaces de guiar en interiores o detectar todo tipo de obstáculos. Todos estas investigaciones, se encuentran aún en etapa de desarrollo y prometen ser la solución a futuro en materia de adaptación de las personas con discapacidad en un mundo actual donde el desarrollo y la evolución urbana crece notoriamente.
En las grandes periferias existen avances entorno a esta problemática pero aún hay muchos ejes fundamentales que mejorar. El bastón blanco hace su gran aporte hace décadas pero la conciencia social es fundamental a la hora de facilitar el traslado de quienes sufren ésta patología.
“El subte mejoró muchísimo en relación a los pisos, se marcaron con relieves las baldosas para determinar la cercanía de las vías, lo que posibilitó una grana ayuda para nosotros. Por otro lado, en relación a el nivel de deterioro de calles, falta mucho por mejorar. Otra problemática actual es la mugre en las calles. Por ejemplo el otro día tuve que llegar a mi casa y limpiar el bastón debido al excremento de animales en las veredas. Las calles llenas de basura, bolsas, escombros y manteros con mercadería no colabora a la hora de transitar debidamente por la vereda”, declaró Lucía Torres vocal y miembro de la comisión directiva de la biblioteca Argentina para ciegos a Infobae.
“En estos 16 años que viajo sola pude notar que se mejoró muchísimo el trato con la gente. Nosotros nos adaptamos también para poder lidiar y comprender a las personas que nos ayudan. Pero existe aún mucho desconocimiento y un largo camino por recorrer”, finalizó.