Amadou y Mariam: música para ver el mundo

La pareja cantó en la entrega del Nobel de la Paz a Barack Obama, en Oslo.

Amadou Bagayoko y Mariam Doumbia se conocieron en el instituto para jóvenes ciegos de Bamako, la capital de Mali. Allí se enamoraron y comenzaron a hacer música juntos.

Treinta años después, el dúo recorre el mundo con una mezcla explosiva de blues africano y otros ritmos del mundo. Verlos en vivo es una inyección de alegría, baile y vibraciones positivas difícil de olvidar.

“Amo su voz y su manera de tocar la guitarra. Es un buen músico”, dice Mariam a BBC Mundo sentada en el camarín de un teatro londinense, mientras toma la mano de su compañero.

Hoy día están comprometidos con muchas causas, pero empezaron a cantar para concientizar sobre la ceguera. También cantan sobre el amor, la vida en Mali y la situación política en el mundo.

Frente a la imagen negativa que los medios suelen transmitir sobre África, Amadou dice que en sus canciones tratan de resaltar lo positivo de ese continente. “También hay cosas buenas: hay solidaridad entre las personas, la gente esta siempre evolucionando y hay ciertos aspectos que los occidentales y el resto del mundo necesitan ver de África”.

Aparentemente, la vida es difícil para un ciego, también es difícil para un músico y para un africano. ¿Cuál es el secreto de su éxito?

“Las tres esas cosas son ciertamente muy difíciles”, reconoce Amadou, “pero en la vida hay que superar la dificultad”.

“Nosotros como ciegos jamás hemos bajado los brazos, hemos luchado por conseguir el reconocimiento de los otros. Como músicos, siempre hemos buscado ir para adelante, y como africanos siempre hemos buscado mezclarnos con todos, para darnos a conocer y compartir”.

Manu, el “descubridor”

Pero el reconocimiento internacional les llegó recién en 2005, cuando Manu Chao los escuchó por la radio mientras viajaba en coche.

Con su particular talento para descubrir músicos prometedores, no tardó en contactarlos y producirles su cuarto disco, “Dimanche a Bamako”, que se convirtió rápidamente en un éxito indiscutido de la denominada world music.

La pareja vive entre Bamako y París. Esto les permite tener una mirada particular sobre la realidad africana y la occidental.

“En África hay una suerte de solidaridad, es como una gran familia, hacemos todo juntos. En Europa es un poco diferente: la gente es mucho más individualista, todo está impregnado por la soledad”, dice Amadou.

Aseguran que en Europa las condiciones para trabajar son mucho mejores y que en África hay talento. “Nuestro papel es crear conexiones. Hablar a los europeos sobre África y a los africanos de Europa”.

Conexión latina

“Amamos la música latinoamericana porque desde pequeños hemos escuchado salsa en la radio en nuestras casas”, dice Mariam sonriendo.

A algunos puede sorprenderles escuchar a la pareja citando canciones latinoamericanas -entre ellas “El Manisero”, “Guantanamera” y “Carretero”- como sus primeras referencias musicales.

Sin embargo, todas las bandas de la región empezaron tocando ese tipo de música, dice Amadou. Precisamente, las raíces de la salsa se remontan a los esclavos africanos que fueron enviados al Caribe por los españoles.

Amadou y Mariam conocen la cumbia y la salsa y les encanta bailar. “Escuchamos a Yuri Buenaventura, de Colombia. También conocemos el reggaetón, y nos gusta,” dice Amadou, consumidor voraz de todo tipo de música.

De América Latina conocen Argentina y Brasil. “Tenemos ganas de descubrir al público de América latina. Nos encantaría reencontrarnos, creo que la fiesta será linda”, dice Mariam.

“En Brasil nos encantó la bossa nova” dice Mariam, y comienza a tararear la famosa canción “Más que nada”, de Elza Soares: “oooh, Aria-ana, oba oba oba. Ese tema me gusta mucho”.

No sabemos si en su próximo disco incluirán el español, pero la pareja se despide de BBC Mundo, entre risas, dejando por un momento el francés para decir sus frases favoritas en castellano:

Amadou [en español]: “Mañana por la mañana”.

Mariam [en español]: “Vamos a la casa”.

Fuente: BBC Mundo

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El valor de aprender a caminar

Sus primeros pasos.

A sus cuatro años de edad Amina figura entre los cuatro millones de personas en Tanzania con alguna discapacidad. La niña nació con un solo brazo y sin las extremidades inferiores. Sin embargo la semana pasada pudo dar sus primeros pasos.

Y todo se debe al uso de estas prótesis. La madre de Amina la acompañó en su viaje a un hospital que atiende a discapacitados en Dar es Salaam para su colocación.

Pese a que Amina se las ha ingeniado para desplazarse sobre los muñones de sus piernas, el proceso ha sido difícil para su madre Asha. “Mi esposo huyó después de ver a Amina por primera vez. No podía enfrentar eso”, dijo.

El especialista ghanés Koho Moses realiza una pasantía de seis meses en este hospital. Su tarea es averiguar la alineación de la prótesis para cerciorarse de que el peso esté bien distribuido.
Kofi le calza el revestimiento interno para que se sienta a gusto con la nueva prótesis. Se fabrican aproximadamente 2.500 piezas al año en ese hospital. Los pacientes de bajos ingresos son subsidiados. Asha sólo tuvo que pagar US$15 por las prótesis de Amina.

Con la ayuda de un colega Kofi revisa que cada prótesis calce bien con su correspondiente hueso de la cadera. Este fue el momento cuando Amina se paró por primera vez. El 90% de los pacientes de rehabilitación de este hospital son niños.
Esta niña se toma un descanso antes de iniciar su entrenamiento diario para aprender a caminar. Amina es una niña feliz. “Ella siempre me sube el ánimo”, señala su madre.

Asha observa a su hija: “Le doy las gracias a Dios por esto. Nunca pensé que sería posible ver a Amina caminar debidamente como otros niños”.

A Amina todavía le faltan muchas semanas por delante de entrenamiento para que aprenda a caminar sola. Al tener un solo brazo se le dificulta el equilibrio. Cuando aprenda a caminar recibirá un brazo protético.

La madre de Amina aguarda con ansiedad el momento en que su hija pueda empezar a estudiar en una escuela. (Imágenes de Centro de Rehabilitación Global Basada en la Comunidad en Tanzania/Dieter Telemans)

Fuente: BBC Mundo

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Los autistas no pueden entender el ‘yo’

Científicos encontraron evidencia de que la autoconciencia -el entendimiento del yo- es un gran problema para la gente con autismo.
Los investigadores de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, descubrieron que los cerebros de autistas son menos activos cuando se ven involucrados en pensamientos autoreflexivos.

Según el estudio -publicado en la revista Brain (Cerebro)- los resultados ofrecen información importante para poder entender las dificultades sociales que se enfrentan en los llamados trastornos del espectro autista.

Durante muchos años se ha considerado al autismo una enfermedad caracterizada por un extremo egocentrismo.

La nueva investigación demuestra, sin embargo, que la gente que sufre el trastorno tiene problemas cuando se trata de pensar o reflexionar sobre sí misma.

“La reina y yo”

Los científicos del Centro de Investigación del Autismo de la Universidad de Cambridge utilizaron tecnología de imágenes de resonancia magnética funcional para medir la actividad cerebral de 66 voluntarios hombres, la mitad de los cuales había sido diagnosticado con algún trastorno autista.

Se pidió a los voluntarios que emitieran un juicio sobre sus propios pensamientos, opiniones, preferencias o características físicas y también sobre alguien más, en este caso la reina Isabel II.

Los participantes debían responder a las preguntas mientras se llevaban a cabo los escáneres cerebrales, de tal forma que los científicos pudieron visualizar las diferencias entre la actividad cerebral de los autistas y los que no sufrían el trastorno.

En particular, les interesaba analizar una región del cerebro llamada corteza prefrontal ventromedial (vMPFC) que se sabe se activa cuando la gente piensa en sí misma.

“Esta área es como un detector de la autorelevancia” dice el profesor Michael Lombardo, quien dirigió el estudio.

“Ya que por lo general responde más a la información que está relacionada con nosotros mismos”.

Más actividad

El profesor Lombardo descubrió que en los participantes sin autismo esta zona del cerebro era más activa cuando se le pedía al voluntario que respondiera preguntas sobre sí mismo que cuando debía responder sobre la reina.

Sin embargo, en las personas autistas la región cerebral respondía siempre de la misma forma, tanto cuando pensaban en sí mismas como cuando pensaban en la reina.

Según el investigador, estos resultados demuestran que el cerebro autista tiene problemas cuando necesita procesar información sobre sí mismo.

“Para poder navegar por las interacciones sociales con los demás es necesario mantener un rastro de las relaciones entre nosotros mismos y los demás” dice el científico.

“En algunas situaciones sociales es importante notar que “yo soy similar a ti”, mientras que en otras situaciones podría ser importante notar que “yo soy diferente a ti”.

“La forma atípica con que el cerebro autista maneja la información autorelevante podría desviar el desarrollo social de un niño, particularmente en lo que se refiere a la forma como se relaciona con el mundo social que los rodea”, expresa el investigador.

Otros expertos afirman que estos resultados ofrecen información nueva e importante sobre la forma como las personas autistas se relacionan con los demás.

“Sabemos que mucha gente con autismo desea interactuar con los otros y hacer amigos pero tiene dificultades para reconocer o entender los pensamientos y sentimientos de la demás gente”. afirma la doctora Gina Gómez de la Cuesta, de la Sociedad Nacional Autística del Reno Unido.

“Esta investigación demuestra que la gente con autismo quizás también tiene dificultades para entender sus propios pensamientos y sentimientos y los mecanismos cerebrales que subyacen a este proceso” señala la experta.

Fuente: BBC Ciencia

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Más hormona del apetito, menos Alzheimer

Los niveles altos de una hormona que controla el apetito parecen estar vinculados con un menor riesgo de desarrollar Alzheimer, afirma un estudio llevado a cabo en Estados Unidos.

El estudio encontró que quienes tenían los mayores niveles de leptina, una hormona producida por las células adiposas, mostraron menos posibilidades de desarrollar la enfermedad que quienes tenían niveles más altos de la hormona.

La investigación, que analizó a 200 voluntarios durante 12 años, aparece publicada en JAMA, la revista de la Asociación Médica Estadounidense.

Los científicos creen que los niveles bajos de leptina están vinculados a las placas cerebrales que se han visto en pacientes con Alzheimer.

Se espera que eventualmente la hormona pueda ser utilizada tanto como marcador de la enfermedad como para tratamiento.

Estudios en el pasado han demostrado que el sobrepeso y la obesidad en la mediana edad están asociados a una menor función cognitiva y a un mayor riesgo de demencia.

Papel clave

También se ha encontrado evidencia de que la leptina, que avisa al cerebro que el cuerpo está “lleno” y reduce el apetito, tiene otras funciones fuera del hipotálamo (donde se regula la temperatura, el hambre y la sed).

Investigaciones en ratones llevadas a cabo para establecer porqué los individuos obesos con diabetes a menudo desarrollan problemas de memoria a largo plazo, revelaron que los animales que recibieron dosis de leptina fueron más capaces de trasladarse a través de un laberinto.

El nuevo estudio, llevado a cabo en el Centro Médico de la Universidad de Boston, llevó a cabo escáneres cerebrales de 198 voluntarios sanos de una edad promedio de 79 años en hombres y 62 años en mujeres.

Después de 12 años se encontró que un 25% de los participantes que tenían un bajo nivel de leptina desarrollaron Alzheimer, mientras que sólo 6% de quienes tenían niveles altos de la hormona padecieron la enfermedad.

También se descubrió una relación entre los niveles altos de leptina y un volumen cerebral más alto.

Tal como señala la doctoras Sudha Seshadri, quien dirigió el estudio “estos resultados son consistentes con datos experimentales recientes que indican que la hormona mejora las funciones de memoria en animales gracias a su efecto directo en el hipotálamo y refuerza la evidencia de que la leptina es una hormona con una amplia variedad de acciones en el sistema nervioso central”.

“Si se logran confirmar nuestros resultados, los niveles de leptina en adultos mayores podrían servir como uno de los varios posibles biomarcadores del envejecimiento sano del cerebro y, aún más importante, podrían abrir nuevas líneas de investigación para posibles intervenciones preventivas y terapéuticas”, afirma la autora.

Potencial tratamiento

Otros expertos están de acuerdo en que el estudio apoya la evidencia sobre la importancia de la leptina como tratamiento potencial del Alzheimer.

“Estudios previos han demostrado que la obesidad en la mediana edad está asociada con un incremento en el riesgo de la demencia” expresa Rebecca Wood, presidenta del Fondo de Investigación del Alzheimer en el Reino Unido.

“Pero esta nueva investigación revela que la hormona podría jugar un papel en esa asociación. Hay evidencia de que la leptina desempeña funciones en el cerebro y futuros estudios podrían confirmar la posibilidad de que esta hormona pueda servir en nuevos tratamientos para el Alzheimer”, expresa la funcionaria.

Se calcula que hay unos 30 millones de personas viviendo con demencia en el mundo y esa cifra se incrementará a unos 100 millones para el año 2050.

La mayor parte de ese incremento ocurrirá en los países en desarrollo, donde hoy en día ya vive el 60% de los pacientes con demencia.Otros expertos están de acuerdo en que el estudio apoya la evidencia sobre la importancia de la leptina como tratamiento potencial del Alzheimer.

“Estudios previos han demostrado que la obesidad en la mediana edad está asociada con un incremento en el riesgo de la demencia” expresa Rebecca Wood, presidenta del Fondo de Investigación del Alzheimer en el Reino Unido.

“Pero esta nueva investigación revela que la hormona podría jugar un papel en esa asociación. Hay evidencia de que la leptina desempeña funciones en el cerebro y futuros estudios podrían confirmar la posibilidad de que esta hormona pueda servir en nuevos tratamientos para el Alzheimer”, expresa la funcionaria.

Se calcula que hay unos 30 millones de personas viviendo con demencia en el mundo y esa cifra se incrementará a unos 100 millones para el año 2050.

La mayor parte de ese incremento ocurrirá en los países en desarrollo, donde hoy en día ya vive el 60% de los pacientes con demencia.

Fuente: BBC Ciencia

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