Una de las quintas emblema de los Barrios Altos es la Quinta Carbone. Edificada a inicios del siglo XX sobre los antiguos terrenos de la Huerta del Chirimoyo (Barrios Altos, Lima), fue una de las viviendas populares que la familia Carbone construyó en Lima para alojar a un gran número de personas de la clase media y popular bajo las condiciones y modas de vida moderna. La Quinta Carbone es uno de los inmuebles que surgen en Lima luego de que las antiguas Murallas Virreinales sucumbieran en el último tercio del siglo XIX. Es un referente de la presencia italiana en el Perú.
Quinta Carbone, Barrio del Chirimoyo (Barrios Altos, Lima). Foto: Marco Gamarra Galindo.
En las últimas décadas del siglo XIX, el inmigrante italiano Juan Carbone Lastreto llega a Lima y adquiere los terrenos de la Huerta del Chirimoyo, área agrícola que se encontró dentro de la Lima Amurallada hasta 1868. Chirimoyo, nombre que bautizaría años después al barrio que se asentaría entre el Hospital Dos de Mayo y el Jardín Botánico (sector que comprende hoy el Barrio del Chirimoyo), podría indicarnos el árbol que en dicha huerta se sembraba, y por lo tanto el fruto que producía dicha huerta –la chirimoya-.
La Quinta Carbone en sus primeros años. Foto: ‘La Huella de Italia en el Perú’ de Manuel Zanutelli Rosas.
Carbone Lastreto se casa, según información proporcionada por el genealogista Francisco Carbone, en 1895 con Isabel Gardella Castagnola, inmigrante italiana. Años después la muerte se lo llevaría a Juan Carbone, quedándose María y el pequeño hijo del matrimonio, Juan Pablo, con las propiedades y terrenos del difunto patriarca de la familia.
Doña Isabel Gardella Castagnola. Foto: ‘El Perú actual y sus colonias extranjeras’ de Enrique Centurión Herrera.
La familia Carbone –compuesta por Isabel y Juan Pablo- decide construir en un sector de la Huerta del Chirimoyo un inmueble que respondiese a la tipología de vivienda popular, que tuviera una estructura consistente y que estuviera dotada de todas las comodidades modernas indispensables. El intelectual Enrique Centurión Herrera, fuente imprescindible para comprender los diversos procesos sociales por las que atraviesa la Lima de las primeras décadas del siglo XX –como fue el periodo de proliferación de nuevos barrios y viviendas en la capital-, señala sobre la Quinta Carbone que “(…) es la más grande de su tipo en Lima y seguramente la primera que en sus condiciones se edificó en la capital como un ejemplo sugestivo de su rol, que es el de alojar en gran número a familias de la clase media y popular bajo las condiciones de vida moderna”.
Capilla de la Quinta Carbone. Fue erigida en 1922 a pedido de la propia Isabel Gardella, para la veneración del Inmaculado Corazón de María, una tradición traída de Italia. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Sobre las características de la Quinta, Centurión Herrera apunta que “contiene en forma de calle una cantidad de departamentos acondicionados para alojar familias de todo número y posibilidad económica. Es una pequeña aldea moderna, de estructura compacta que vive con todas las comodidades modernas indispensables y que cuenta en propiedad con agua artesiana bacteriológicamente más saludable que la que consume la población de Lima”.
Balconería de la Quinta Carbone. El inmueble ha sufrido muchas remodelaciones pero todavía hay elementos arquitectónicos que nos muestran cómo fue en sus orígenes. Foto: Marco Gamarra Galindo.
A diferencia de otras quintas y viviendas populares que se construyeron en la ciudad, la Quinta Carbone tuvo como espacio público principal la propia calle –y no un corredor o un patio como sucede en algunos otros inmuebles (como ocurre en la Quinta Baselli o Quinta Pinasco), donde el espacio compartido por los moradores estaba en el interior o estaba techado y por lo tanto era semiprivado (reservado para los moradores)-.
La urbanización de la Huerta del Chirimoyo se vio totalmente realizada con la venta directa de terrenos a particulares y con la donación de otros a la municipalidad (recordemos que la Quinta Carbone se construyó solo sobre un sector de la Huerta). Así, las viviendas –incluida la Quinta Carbone- y nuevas calles que se trazaron dieron rostro al Barrio del Chirimoyo (Barrios Altos).
Barrio del Chirimoyo. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Con respecto a los artífices de la urbanización del Barrio del Chirimoyo, Isabel y su hijo Juan Pablo, la población limeña les reconoció su desprendimiento y amabilidad. Por ejemplo, sobre Isabel Gardella, quien llegó al Perú en 1892, Centurión Herrera sindica, en 1924, que “todavía en los albores otoñales de la vida y cuando como caso singular, en sus envidiables condiciones físicas y económicas cuenta con 18 años de viudedad (su esposo pereció en 1906) durante los cuales ha invertido su hacienda en construcciones para la vivienda popular de tipo ejemplar, se esfuerza por seguir contribuyendo a favor del ornato público y área de la capital”.
Guardando coherencia con esas cualidades, refieren artículos periodísticos de la época, que Isabel Gardella nunca trató de especular en los precios de arrendamiento de sus fincas aún pudiéndolo hacer en épocas de excesiva demanda.
La Quinta Carbone se ha convertido, desde su construcción a inicios del siglo XX, en un referente importante del Centro de Lima. Es ícono de uno los barrios con mayor tradición arquitectónica de la ciudad: el barrio del Chirimoyo. Su historia está estrechamente vinculada con la colonia italiana afincada en Lima –que sentó raíces en un país nuevo para ellos- y es un ejemplo ilustrativo de lo que ocurrió en la capital luego de que la gran muralla que la dividía del mundo cayó: la aparición de nuevos barrios y urbanizaciones, aunque no siempre debidamente ordenadas y planificadas, empezaron a surgir en una ciudad que extendía sus brazos. La Quinta Carbone se perfila como aquella vivienda popular que sí cumplía con los servicios mínimos y básicos para la vivienda humana.
Interiores de la Quinta Carbone. Foto: Marco Gamarra Galindo.