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23/01/12: Los geoglifos de Yanacoto: un pasado que nos habla

A la altura de la Carretera Central con el Club El Bosque, en Chosica, existen unas figuras geométricas y serpentiformes conocidas como los geoglifos de Yanacoto. Estos trazos que posiblemente corresponden al Periodo Inicial (2000-1000 a.C.) de la cronología andina están dibujados sobre la terraza aluvial de la quebrada Yanacoto. Además de no ser muy conocidas por la ciudadanía, este complejo de geoglifos no ha sido investigado a profundidad.

Geoglifos de Yanacoto, testimonios de la historia precolombina del distrito de Chosica-Lurigancho. Foto: Marco Gamarra Galindo.

“El complejo de geoglifos de Yanacoto está conformado por líneas y círculos de evidente motivo geométrico; está presente la recurrencia de líneas paralelas con remates circulares a manera de bordes. Están incluidos, además, trazos que se pueden interpretar como serpentiformes”, señala Arnold Aguilar, estudiante de Arqueología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y joven interesado en conocer la historia prehispánica de Chosica. Su estudio no se limita al trabajo de gabinete: ha recorrido la quebrada de Yanacoto y los cerros aledaños un sinfín de veces para investigar los primeros asentamientos en la zona. Uno de los sitios que más le gusta visitar es el complejo de geoglifos de Yanacoto. “Cada día me parecen más hermosos y misteriosos”, nos cuenta mientras observa las líneas y círculos del complejo, un notable vestigio precolombino que nos permite conocer más sobre la cosmovisión andina.

Arnold Aguilar explica a Junnior Reyes las características de la quebrada de Yanacoto, donde se encuentran ubicados los geoglifos milenarios. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Los geoglífos de Yanacoto fueron registrados en la década de los 80’s por el arqueólogo peruano Alberto Bueno Mendoza. Son una muestra extraordinaria del arte figurativo monumental que, según los estudiosos, podrían corresponder al Periodo Inicial (2000 – 1000 a.C.) de la cronología andina.

Alrededores de los geoglifos de Yanacoto. Para acceder a ellos se requiere emprender una caminata de aproximadamente una hora. Durante el recorrido el visitante aprecia un innumerable número de estructuras oblongas de datación prehispánica como las que se aprecian en la imagen. Foto: Marco Gamarra Galindo.

“Hay que considerar que los periodos, horizontes o cualquier cronología que se utilice, siempre cuenta con una cierta continuidad cultural de elementos que quedan y otros que cambian dentro de la cultura y se reflejan en las evidencias materiales. Si nosotros postulamos que esto es un geoglifo precerámico, por ejemplo, y luego postulamos que también existen evidencias cerámicas aledañas –que se pueden apreciar en la zona-, podemos establecer que esa división cortante entre lo que es precerámico y lo que es cerámico aquí no se da de manera tajante: hay todo un proceso de desarrollo cultural que evidencia continuidades y cambios, y donde la introducción de la cerámica no causa un impacto trascendental en lo que concierne a las expresiones figurativas de la cultura. Esta es una de las hipótesis a trabajar”, apunta Arnold Aguilar, revelando que todavía hay mucho por estudiar en el lugar.

Presencia considerable de cerámica dispersa en la zona. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Uno de los trazos que más llama la atención son las líneas serpentiformes. Éstas, comenta Arnold Aguilar, “se encuentran en la cerámica Ichma, sobre todo al estilo Huancho asociado a esta cultura y que geográficamente podría pertenecer al curacazgo de los Ruricancho o Lurin-huancho. La toponimia actual, si consideramos que el nombre del distrito de Chosica es Lurigancho, nos asocia a estos términos arqueológicos y sus posibles esferas de accion”. Sobre los círculos concéntricos y motivos geometricos, Aguilar señala que también están presentes en varias culturas. “Estos tipos de decoraciones se encuentran en, por ejemplo, La Galgada, en Huaca Prieta, en Chilca y en varios otros sitios también precerámicos que tienen motivos geométricos y círculos concéntricos en las decoraciones textiles, en algunas manifestaciones rupestres, en los muros de piedra, etc. Estamos ante un horizonte estilístico, geométrico para el inicio del Periodo Formativo (o entiéndase por Periodo Inicial) con una cronología aproximadamente de dos mil a mil años antes de Cristo”.

Arnold Aguilar señalando los círculos concéntricos de los geoglifos de Yanacoto. En quechua la palabra ‘Yanacoto’ significa montículo de piedras de color negro. Esto se aprecia en la zona. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Sobre la relación que podría existir entre el Templo en U de Yanacoto, ubicado a 1 km aprox. de los geoglifos, con el complejo, Aguilar indica que “existen planteamientos que suelen asociar geoglifos a Templos en U, y eso pues es un postulado antiguo: El arqueólogo Lorenzo Roselló asoció constantemente los campos de geoglifos de Canto Grande a Templos en U existentes. Por la misma línea el también arqueólogo Aurelio Rodríguez postula el mismo planteamiento (de asociar geoglifos con Templos en U o a diferentes tipos de desarrollo cultural). Lo que opina Aurelio Rodríguez es que eran caminos ceremoniales, caminos de los dioses, donde se realizaban las fiestas, él los denomina ‘taquis’, huellas”.

Templo en U de Yanacoto. Foto: Marco Gamarra Galindo.

No se descarta que el complejo de geoglifos de Yanacoto haya sido más grande de cómo lo apreciamos hoy en día. “Como podemos observar, hay dos líneas paralelas con su remate redondeado (…), el otro extremo no existe porque ha habido un deslizamiento de rocas que ha destruido parte de ese trazo. Esto nos puede permitir postular tentativamente que este complejo de geoglifos se extendió un poco más. Las actividades aluviónicas que vienen con regular intensidad, la han ido deteriorando. Estamos en una zona donde hay huaycos”, añade.

En las cercanías de la quebrada de Yanacoto se encuentran los restos arqueológicos de Santa Maria y Quirio, además de un camino inca intervalles. Foto: Marco Gamarra Galindo.

“Lastimosamente los geoglifos han sido olvidados por las autoridades y son generalmente aquellas personas que habitan sus cercanías los que conocen su existencia: muchos, pues, ignoran que en Lima también hay geoglifos”, explica con asidero el estudiante de arqueología.

Vista del valle del río Rímac desde la quebarada de Yanacoto. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Los geoglifos de Yanacoto están ubicados en el kilómetro 29.5 de la Carretera Central, a la altura del Club el Bosque, a unos quince minutos del Parque Central de Chosica. Al pie de la quebrada existe el AA.HH. Yanacoto al que se accede por mototaxi. Desde el centro poblado, el trayecto a los geoglifos es aproximadamente de una hora y media, caminando por terrenos pedregosos. El área del complejo de geoglifos comprende una longitud de 200 metros aproximadamente. Esperemos que las autoridades difundan y, sobretodo, protegan la integridad de estos geoglifos que nos permiten conocer más sobre la idiosincrasia y cosmovisión de los antiguos peruanos. Además del recorrido a los geoglifos, futuros recorridos por la zona podrían incluir visitas a los sitios arqueológicos de Santa María I, II y Quirio I, II. Leer más »

22/01/12: La zona arqueológica de Huanchihuaylas en Ate

Ubicada en una extensa área en el Valle del río Rímac, la zona arqueológica de Huanchihuaylas o ‘Huancho Huaylas’, un vestigio prehispánico de relevancia histórica para el distrito de Ate, y considerado Patrimonio Cultural de la Nación, yace en evidente estado de desamparo.

Sitio Arqueológico de Huanchihuaylas ha sido dividido por la construcción de una pista. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Al pie de unos cerros, en el AA.HH. Dignidad de Huanchihuaylas, descansa la zona arqueológica de Huanchihuaylas, centro poblado mayor correspondiente al Intermedio Temprano (100 a.C. – 650 d.C.). Está compuesta por una serie de edificaciones –pirámides truncas sostenidas por estructuras de terraplén y plataformas- y pequeñas habitaciones defendidas por muros de adobe y piedra. Se aprecia la técnica del tapial o uso del molde en la construcción de sus muros. El sitio arqueológico también está conformado por un espacio público central, así como áreas extensas de entierros.

Asentamiento precolombino Huanchihuaylas o ‘Huancho Huaylas’. Presenta pirámides. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Huanchihuaylas ha sido habitado en distintos momentos por las culturas Lima e Ichma. En sus tiempos de esplendor estuvo representada por el diseño de complejos arquitectónicos monumentales estructurados en torno a plazas. Entre los vestigios culturales hallados se encuentran objetos cerámicos, textiles y óseos humanos.

Pequeñas habitaciones en el Sitio Arqueológico de Huanchihuaylas, Ate. Se aprecia el uso de material pétreo en sus paredes. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Este asentamiento precolombino pudo abastecer de recursos hídricos a sus dominios gracias al canal de Ate o Lati que surge del río Rímac. La construcción del primer ramal probablemente se terminó entre los 400 a 500 d.C. (Cultura Lima), y atravesaba el actual distrito de La Molina. En los años 900 y 1,400 d.C. (Cultura Ichma) se inicia la construcción del segundo ramal para ampliar las áreas de cultivo, el cual recorre los actuales distritos de Ate, La Molina y Surco.

Durante la colonia, el Virrey Juan de Mendoza y Luna ordena fundar nuevas jurisdicciones españolas en Lima. Una de ellas fue Ate, conformada a su vez por Ate Alto y Ate Bajo. Huanchihuaylas perteneció a uno de los fundos de Ate Alto, más conocido como Santa Clara. El dominio de Santa Clara y anexos correspondía al corregimiento de Lima que era administrado por Gerónimo Barreto. En 1573 Barreto parte de Lima por la portada de Barbones para llegar a Huanchihuaylas y Pariachi: su finalidad era exigir a los indios de dicha jurisdicción a que cumplan sus obligaciones instauradas por el Virreinato, cobrar en partes los 890 pesos autorizados por las autoridades y construir un lugar de castigo conocido como el ‘Infiernillo’.

Uso del tapial en la construcción de los muros. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Durante la República, el sitio arqueológico ha permanecido en el olvido y en la indiferencia. Ello se puede apreciar conociendo que hasta hace unas décadas todavía no era declarada Patrimonio Cultural de la Nación. El Colegio de Arquitectos del Perú (CAP) asegura que parte considerable del sitio arqueológico de Huanchihuaylas ha sido destruido por las construcciones de la Granja Azul, el Hotel El Pueblo y el Cementerio del AA.HH. Esperemos que las autoridades recuperen este centro arqueológico, testimonio de vida de nuestros antepasados. Podría ser tomada como parte de un circuito arqueológico del distrito de Ate o como un espacio público de los pobladores de la zona, con los cuidados y arreglos correspondientes. Leer más »

18/01/12: Feliz 477 aniversario: un homenaje a la historia prehispánica de Lima

Nuestra Lima hoy cumple 477 años de fundación española. Sin embargo, su pasado data de mucho más antes: la presencia de diversas culturas –que se asentaron y habitaron el territorio- evidencia que una considerable parte de la historia de Lima ya se había escrito antes de la llegada de los españoles. Sin la existencia de estos colectivos humanos, la fundación de Lima no hubiese sido viable: la extensa red de regadíos que con gran logística establecieron los antiguos peruanos, entre otras razones, pudo permitir el funcionamiento de la ciudad fundada por los hombres de Francisco Pizarro.

La Lima de Taulichusco, el último cacique. Elaboración del gráfico: Juan Gunther.

Los españoles fundaron una ciudad sobre otra ciudad –esta última integrada por muchas sociedades, diversas culturas-. Sobre Lima milenaria, prehispánica y precolombina, quedan muchos vestigios y lugares por conocer. En homenaje del 477 aniversario de Lima, comparto algunas fotografías de las huacas y sitios arqueológicos que alberga nuestra urbe, testimonios de un pasado que perdura y que permite comprender parte de nuestra historia.

Huaca La Puruchuca, Ate.

Huaca Huallamarca, San Isidro

Huaca Palomino, Lima.

Sitio Arqueológico Santa María I, Chosica.

Huaca Cerro Culebras, Pueblo Libre.

Huaca Palacio del Inca, Callao.

Fotos: Marco Gamarra Galindo. Leer más »

31/12/11: El Tontódromo de la PUCP y sus lugares emblemáticos

Caminar por la PUCP sería dificultoso si no existiese el famoso Tontódromo, la vereda principal del campus que conecta a casi toda la universidad. Tiene una extensión de 550 metros y es paso obligado para las más de veinte mil personas que, aproximadamente, visitan diariamente la universidad.

Existen muchas versiones del porqué de su nombre. ‘Tontódromo’ es sin duda un nombre que llama la atención. Este peculiar término proviene de dos palabras: ‘tonto’ (alguien que carece de juicio o de razonamiento) y ‘dromo’ (lugar). Me identifico, sin embargo, con una en particular. A lo largo de esta avenida, desde ya hace varias décadas, transcurrían parejas de enamorados, universitarios ellos, que, cuales ‘embobados’ de amor, caminaban en medio de suspiros y miradas. Se agarraban de la mano, y cuales tontos, caminaban por este tramo largo, en la mayoría de veces para matar el tiempo, alejados del mundo y de todos los deberes de la universidad.

Esta vía es reconocida por muchos estudiantes, pero no tanto por ello. Se ha convertido en un emblema por cumplir un valioso rol en la vida del estudiantado: permite un movimiento rápido de un extremo al otro de la universidad. Por ello que es una de las siete maravillas de la PUCP. Junto a Luis Grau recorrimos el ‘Tontódromo’. Aquí el video.

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27/12/11: La Hacienda Buena Vista: historia de una finca colonial en las alturas del Valle Lurín

Al verla asentada en la cima de un promontorio rocoso, dotada de una vista privilegiada del valle circundante y de una imponente presencia, se pensaría que no estamos frente a la Hacienda Buena Vista, sino en Grecia y ante la añeja Acrópolis. Sin embargo, tanto la historia que la rodea como la arquitectura que le es fiel rezuman memorias de una época que transcurrió en el Perú colonial y republicano.

La Hacienda Buena Vista es una de las fincas que se edificaron en el sur. Está ubicada en el camino a la Rinconada de Lurín y es propiedad de la Instituto de Hermanas Agustinas de Jesús. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Vista desde la Avenida Manuel del Valle, la Hacienda Buena Vista resalta por encima de los árboles y chacras del último valle verde de Lima: el del río Lurín, simulando la estampa de un castillo feudal o de la Acrópolis grecorromana. Esta casa-hacienda data del siglo XVIII y desarrolló, durante la colonia, una eficiente producción de pastos, algodón y cereales. Su posición estratégica y privilegiada en el valle, con vista incluida a la costa, le dan dado el nombre: el de Buena Vista.

Hacienda Buena Vista es un Monumento Integrante del Patrimonio Cultural de la Nación desde el 2003. Foto compartida por María Abril.

A la llegada de los españoles al valle de Lurín, las tierras agrícolas y los naturales residentes fueron dados en encomienda a los conquistadores. Esto produjo cambios significativos que, con el tiempo, hicieron necesaria la construcción de haciendas como las de San Pedro, Buena Vista, Villena y Las Palmas para el abastecimiento de alimentos y el aprovechamiento de la mano de obra. Los primeros españoles que propugnaron la existencia de las encomiendas en la zona para la evangelización de los naturales fueron Miguel de Estete, Juan Maldonado, Francisco Gonzáles, Juan de Villafuerte, entre otros.

Galerías de la Hacienda Buena Vista, Lurín. Foto: Marco Gamarra Galindo.

“Durante el siglo XVIII –época en que fue erigida-, la Hacienda Buena Vista fue propiedad de Diego de Chávez, Diego y Martín Chávez Calderón y Francisco Antonio Lastras. En el siglo XIX le perteneció a Josefa Jacot, Francisca Jacot, Pedro y Lauro Arciniegas. En el siglo XX a la familia Bazo y Arciniegas, Rosa y Manuel Valle, y finalmente a la familia Olcese. Se dice también que en esta hacienda habría vivido Micaela Villegas, la ‘Perricholi’, amante del Virrey Amat. Por esto se le conoce también a la finca como Casa del Virrey Amat”, señala el Inventario Turístico del Perú. Leer más »

14/12/11: La Hacienda Caballero, historias de un potentado español y de un cura decapitado

Existió en la colonia, allá en el siglo XVII, un personaje que pudo poner en problemas a toda la Lima cuadrada. Juan Caballero de Tejada, regidor del cabildo limeño, era el mayor abastecedor de carne, leche y queso en la ciudad. Su finca y casa de campo –la hacienda Caballero- era una de las más importantes del valle del río Chillón por su producción agrícola y vacuna. Este hacendado, convertido en un potentado económico, adquirió tierras e inmuebles con las cuales fundó el Mayorazgo de Caballero. Estudiar la historia de la Casa Hacienda Caballero es conocer cómo estaban fundados los sistemas de producción, las élites sociales y la utilización de la tierra.

La Hacienda Caballero, patrimonio cultural de Lima Norte. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Rodeada de vastas áreas de cultivo, en el kilómetro 31 de la carretera a Canta, se encuentra erigida la Hacienda Caballero, en el actual distrito de Carabayllo (Lima). Su presencia evoca la imponencia y esplendor de aquellas haciendas que mantenían poblaciones numerosas, fincas que manejaban una fuerza productora de considerable proporción y latifundios que establecían la moda en sistemas de producción por la avanzada técnica que empleaban.

En la Hacienda Caballero se criaban toros de lidia. Caballero de Tejada los enviaba al ruedo de la Plaza de Acho del Rímac. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Han pasado más de tres siglos desde que Juan Caballero fue el propietario de esta gran hacienda. Unos años menos desde que el General José de San Martín, el libertador argentino, iniciara su recorrido de ingreso hacia la ‘Ciudad de los Reyes’ desde Lima Norte para romper cadenas y alcanzar la tan ansiada libertad. Las tropas patriotas, lideradas por San Martín, tomaron la Hacienda Caballero por considerarla un lugar estratégico de acceso a Lima y por ser una zona clave en la producción de alimentos, esto luego de una serie de enfrentamientos contra las tropas realistas por la posesión del valle.

Sala principal de la hacienda Caballero. El descuido es notorio. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Años después, con la invasión chilena en territorio nacional, la Hacienda Caballero sufre asaltos y destrozos de considerable magnitud. Luego de la ocupación chilena, se encarga de la hacienda la familia Calmet (en 1918), quien además era dueña de la hacienda Huarangal, que se encuentra frente a Caballero, cruzando el río Chillón.

En el camino a Canta, donde se ubica la hacienda Caballero, no es tan díficil cruzarce con un tractor. Foto: Marco Gamarra Galindo.

En el siglo XX muchas haciendas se convertirán en sociedades agroindustriales, que a su vez estaban relacionadas a actividades ligadas a la minería, la banca y la construcción, lo cual convirtió a sus propietarios en un importante grupo de poder económico del país y, a vez, en protagonistas de la vida política y militar del Perú. En 1965 existían veinte haciendas en el valle del Chillón, las cuales eran administradas por nueve propietarios, entre ellos destaca Ernesto Nicolini. La Hacienda Caballero perteneció, luego, a la Sociedad Agrícola Los Cedros. Para ese entonces el producto más sembrado era el algodón que era llevado después a la desmotadora de la hacienda Chocas y de ahí llevado al Callao para ser exportado.

Carabayllo posee vastas áreas dedicadas a la agricultura. El proceso de expansión urbana no ha llegado a las zonas de Punchauca, Caballero, Torreblanca, Yangas, Chocas, Trapiche, entre otros. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Uno de los ex-trabajadores de la hacienda, el Sr. Valverde, nos relata que en la época de los Nicolini, el trato era humano y había de dónde subsistir. Desde su modesta bodega, en el antiguo pueblo de los peones –al frente de Caballero- trae a la mente el recuerdo de su juventud, vinculada a la agricultura, al trabajo arduo y a las leyendas urbanas que se han tejido alrededor de la finca. “Cuando vinieron los españoles a esta parte del valle quisieron apoderarse de los terrenos de los que trabajaban la tierra; luego de preguntarse cómo hacerlo, solicitaron al cura del lugar que celebrara una misa para juntar a todos los ‘parceleros’ (estos trabajadores a quienes los españoles querían quitar sus tierras ya habían tenido contacto con los hispanos mucho antes, esto porque asistían a la misa y estaban familiarizados con una capilla). Los españoles que codiciaban esta zona pidieron al cura que los convocara para así poder capturarlos a todos y apoderarse de sus tierras. Para ello le acercaron al cura un documento que acreditaba que este iba a hacer una misa e invitar a todos los ‘parceleros’. El cura se rehusó y, en cambio de ello, dio su palabra de caballero. De ahí viene el nombre. Cuando vinieron los españoles a la misa, encontraron únicamente al cura, mas no a los trabajadores de las tierras: les había alertado del peligro y los había hecho huir. Los españoles mandaron a decapitarlo y por eso cuentan que por acá sale un curita sin cabeza”, narra espléndidamente.

El Sr. Valverde es una fuente viva. Desde su humilde bodega, atiende a los pobladores de Caballero, el pueblo que está al frente de la hacienda. Foto: Marco Gamarra Galindo.

El sistema económico basado en las haciendas terminó durante el gobierno de Juan Velasco Alvarado, quien promulgó la Reforma Agraria; así la propiedad de las tierras agrícolas, pasó a manos de los campesinos que trabajaban el campo. La hacienda Caballero, unida con la hacienda Chocas formó la Cooperativa María Parado de Bellido N° 64, con 560.33 hectáreas cultivables cuyos beneficiarios eran 106 socios. En poco tiempo las cooperativas se convirtieron en poblados rurales, tal es así que en 1984 la población de Caballero y Chocas sumaban 3,570 habitantes, quienes participaban en las actividades agrícolas de siembra y cosecha de productos agrícolas.

Richard Pereyra, arquitecto, y Enrique Mori, bibliotecario, observando el material con el que han sido hechas las paredes. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Para el historiador Edgar Quispe, a pesar de las ventajas comparativas que poseen las tierras agrícolas del valle del Chillón (cercanía al mercado limeño, fertilidad de las tierras, carreteras, y, sobre todo, abundante agua de riego tanto de río como de puquiales), los campesinos decidieron individualizarse y perder la cooperativización de la tierra, que tanto esfuerzo y sacrificio les costó obtener.

El pequeño pueblo donde descansaban los trabajadores de la hacienda tiene por nombre Caballero y hoy es habitado por varias familias. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Para ingresar a la casa hacienda se tenía que ascender por una amplia escalera –que sobrevive- y luego se llegaba a una terraza techada, desde donde se apreciaba los campos de cultivo, las rancherías de los esclavos, los galpones y los corrales. Asimismo, al costado de la escalera principal se encontraba un pozo construido para obtener agua. Existe, además, en sus paredes aledañas una capilla familiar, cuyas torres estaban adornadas de campanas. En sus interiores se contaba con un reluciente retablo y otros a los lados. Su techo fue abovedado de medio cañón y hasta 1998 se podía apreciar el alto coro que se encontraba ingresando a la capilla.

Capilla familiar de la Hacienda Caballero todavía en pie. A su costado, un muro de la finca que deja ver en su relieve la figura de un toro de lidia. Si no existen programas para su recuperación, quedarán en el recuerdo de aquellos que alguna vez la visitamos. Foto: Marco Gamarra Galindo.

La arquitectura de este inmueble, añade el catedrático de la PUCP, Juan Luis Orrego, presenta “tres niveles y paredes de adobe de casi medio metro de ancho, además de elementos traídos de Europa como sus baldosas, algunas de las cuales aún permanecen en su lugar original”. Unos detalles que dejan ver sus paredes exteriores son las pinturas murales que muestran el retrato del valle y los toros de lidia, criados en esta hacienda para la práctica de dicha costumbre hispana.

Hoy la hacienda Caballero permanece en el más triste olvido. Su historia es rica en pasajes importantes de nuestra identidad y pasado. Sin embargo, las autoridades parecen desconocer ello. Esperemos que sea pronta su recuperación. Leer más »

11/12/11: La Huaca Capilla Márquez, un vestigio prehispánico en el Callao

La Huaca Capilla Márquez es un centro de observación prehispánico con miras al mar. Pertenece al periodo del Horizonte Medio (700-1200 d.C.) y en sus cercanías fueron erigidos campos feriales inter-valles, donde se concentraba el comercio de los productos marítimos con aquellos que provenían del interior del país para el intercambio o trueque.

La Huaca Capilla Márquez es una de las zonas arqueológicas que se encuentran en el Valle del río Chillón. Foto: Marco Gamarra Galindo.

El nombre de la Huaca proviene de la existencia de una capilla -de datación posterior, aparentemente republicana-, ubicada a unos metros. Esta zona arqueológica, localizada a espaldas de un grifo de la Av. Néstor Gambetta (Callao, Lima), no ha sido investigada a profundidad. Sin embargo, en este inmueble, se puede apreciar el uso de la técnica del “adobón” o “tapial”, con la que construyeron los antiguos pobladores del Valle del río Chillón grandes templos y murallas defensivas. Este sistema de construcción consiste en vaciar barro dentro de un molde para construir muros gruesos, resistentes y sobretodo estables.

Capilla Márquez. A sus espaldas se encuentra la zona arqueológica en mención. Foto: Marco Gamarra Galindo.

La base económica de los pobladores de esta parte del río Chillón fue la pesca, el cultivo de la calabaza, camote, chirimoya, frijol, maíz, maní, lúcuma, pacae, pallar, zapallo, y alimentos marinos como las conchas. Estas actividades estaban dentro de las prácticas de recolección, caza y pesca.

Evidencia material -un choclo- y ósea -un diente- de la presencia humana en la zona. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Desde uno de los lados laterales de la Huaca Capilla Márquez se inicia un camino que circunda los cerros aledaños. En esta ruta se visualizan murallones y piedras erosionadas por el tiempo, plantas en terreno arenoso y entierros humanos alterados por huaqueros, además de herramientas líticas, telares y restos fecales propios de animales andinos como el cuy. Estos hallazgos -expuestos a flor de tierra y con todo el peligro que ello implica- deben ser recuperados por las autoridades de cultura. Leer más »

07/12/11: La Casa de Lucho Barrios en Barrios Altos

Los estrechos jirones vieron su caminar. Las paredes de adobe y quincha oyeron su voz. De las jaranas fue su presencia asidua concurrente. Los Barrios Altos de Lima fueron silenciosos testigos de cómo el joven Luis Barrios Rojas, ‘Lucho’ Barrios, fue haciéndose reconocido en el ambiente artístico peruano.

‘Lucho Barrios’ vivió en Barrios Altos desde los nueve años. Su carrera estuvo abocada, en un principio, a la música andina. Luego en el criollismo y, a fines de los 50, consolidó su trayectoria como bolerista, en el género cantinero o “cebollero” como le llaman en Chile.

La antigua calle Penitencia, hoy Jr. Paruro, en el Cercado de Lima, yace silenciosa en un día de sol. Nos conduce el arquitecto Antonio Polo y la Borda a la morada del famoso bolerista ‘Lucho’ Barrios, muy cerca a la iglesia Buena Muerte. Una señora nos abre la puerta de lo que pareciese ser una casa moderna y reducida en espacio. De pronto, observamos la imponente silueta de un arco colonial cuyos ladrillos centenarios dejan verse. Las apariencias engañan.

Arco colonial que constituye la entrada al inmueble. Foto: Marco Gamarra Galindo.

En una de las habitaciones de esta casona vivió la familia Barrios. ‘Míster Marabú’, como sería llamado Luis Barrios por sus seguidores, vino a los Barrios Altos a los nueve años para quedarse. Este lugar se convertiría en el escenario de entrañables recuerdos de infancia y de celebraciones criollas. Una fuente de inspiración, para ‘Lucho’, ha de haber sido, sin duda, la arquitectura del inmueble donde residió. Una cimentación de piedra conforma la parte lateral de un pequeño corredor que conduce a sus aposentos. Estos muros están hechos de “piedra mediana y resistente” que para la época han de haber sido material exclusivo para personas con “mucho poder adquisitivo”, explica el letrado de la Universidad Ricardo Palma, Antonio Polo y la Borda.

Segmentación de piedra de origen colonial, base resistente. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Sobre la segmentación de piedra yacen encima ladrillos virreinales, reconocidos por la forma de sus unidades: “chatos, alargados y anchos”. Este cimiento es completado con unos adobones (adobes anchos) que “por sí solos no hacen a la infraestructura resistente; lo que ha permitido que persista hasta nuestros años es su acertado sistema constructivo, como el que apreciamos en esta casona”, detalla Polo y la Borda. “Evidentemente, con el paso del tiempo, han sido resanados con algún material moderno como podría ser el mortero de concreto”, apunta.

Habitación de la familia Barrios. Han de haber sido inolvidables, en sus interiores, las celebraciones por el triunfo de ‘Lucho’ en el Olimpia de París. Foto: Marco Gamarra Galindo.

“Esto es arqueología (…) no sabemos con exactitud cómo estuvo construida la casona, pero de lo que podemos estar seguros es que fue muy grande e importante. Estos cimientos y muros son manifestación de ello”, finaliza. Esta suntuosa casona, sin embargo, está muy descuidada. Como un gesto de agradecimiento hacia su obra, las autoridades podrían recuperarla y convertirla en un centro de música criolla o en un ambiente más digno para los que fueron sus vecinos. Leer más »

01/11/11: Casona de la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia

El 6 de junio de 1920, el Presidente Augusto Bernardino Leguía otorgó a Andrés Avelino Cáceres -el héroe de la Breña- el bastón de Mariscal, en reconocimiento a su trayectoria en defensa del país. Este momento de la historia está retratado en el mosaico de la Casa de la ‘Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, Vencedores del 2 de Mayo de 1866 y Defensores Calificados de la Patria’, ubicada en la Av. Arequipa 410.

La Casona que hoy alberga a la Sociedad Fundadores de la Independencia fue construida en 1922 en la antigua Avenida Leguía (hoy Avenida Arequipa). Foto: Marco Gamarra Galindo.

Esta suntuosa casona fue mandada a construir para ser residencia del expresidente Andrés Avelino Cáceres (1836 – 1923) y sede del ‘Museo de la Breña’. El historiador Jorge Guillermo Leguía, en sus apuntes biográficos sobre el ‘Brujo de los Andes’ señala que “el 7 de mayo de 1922 se puso la primera piedra del Museo de la Breña”, con el objetivo de guardar y exponer las reliquias del heroico soldado y de sus combates por la reconquista. Sin embargo, el fallecimiento del Mariscal, a semanas de inaugurarse la Casa como Museo y Residencia, determinó que este inmueble no fuese destinado como tal. El proyecto contaba con la aprobación del mismo Andrés A. Cáceres, quien había entregado al Estado valiosas reliquias de la Guerra del Pacífico para nutrir el Museo.

La hija del mártir ayacuchano, Zoila Aurora Cáceres, quien hizo numerosas y documentadas investigaciones, dijo en 1939 -sobre el Museo de la Breña- que no llegó a existir. Leer más »

15/10/11: El balcón más largo del Perú está en La Victoria

La Casona Calvetti, ubicada en el Jr. Hipólito Unanue, esquina con Iquitos y Canta (La Victoria, Lima), ostenta el balcón más largo del Perú y Latinoamérica. Este balcón republicano mide 99.22 metros y perteneció al ciudadano italiano Agustino Calvetti Nosiglia, primer propietario del inmueble. El famoso balcón ‘Calvetti’ permanece en buen estado, a diferencia de muchos otros de la gran Lima.

Hecho en madera, el Balcón Calvetti data del año 1924 y tiene estilo colonial, como las viejas casonas de Lima. Las familias que residen en dicha casona aseguran que fue comprada por un italiano cuyo apellido le da nombre al balcón.

En Lambayeque está ubicada la Casa de la Logia o Casa Montjoy, casona que alberga el segundo balcón más largo de nuestro país y América Latina (con 67m. frente a los 99.22m de Calvetti). Considerar sí, que este inmueble presenta el balcón colonial más largo (la casona Calvetti pertenece a la época de la República y no hay otra casa colonial que supere en metros la balconería de la Casa Logia). Independientemente de las fechas y sistema de balcones, estamos ante dos casas señoriales que merecen el cuidado de las autoridades y la ciudadanía organizada.

Hermosa Casona de la Logia (Lambayeque), con el balcón colonial más largo del Perú y América Latina. Foto: Municipalidad de Lambayeque.

Suntuosa Casona Calvetti, con el balcón más largo del Perú y América Latina. Foto: Municipalidad de La Victoria. Leer más »