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31/12/10: Cómo fue mi 2010: un balance del año que dejamos

Muchos coincidirán en que el 2010 se pasó volando, que pareció ser una ráfaga instantánea frente a nuestros ojos. Sin embargo, este año ha dejado muchas cosas que trascenderán de lo corriente y de lo efímero. Para mí, el 2010 fue un año de aprendizaje constante, de viajes apasionantes, de cosas y experiencias nuevas. El 2010 fueron las obras literarias que leí, los paseos suburbanos por los Barrios Altos y el Rímac, los artículos del blog, la Universidad Católica, el fortalecimiento de mis expectativas por el Periodismo, los viajes, los amigos y sus ocurrencias.

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Un turista descansando en la Plaza Mayor de Lima, durante el aniversario de Lima. En el 2010 no se debió parpadear ante las oportunidades que ofreció el año. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Difícilmente algo que se mencione en este artículo desaparecerá de los recuerdos de este joven universitario de mente brillante y perturbada. Relataré los momentos más divertidos, interesantes o valiosos que viví en el 2010. Quizás la narración por momentos se vuelva alegre y, por otros, nostálgica.

Corresponsales Escolares de El Comercio
Aquella época como corresponsal escolar de El Comercio tuvo su fin en los primeros meses del 2010. Este programa que ofrece el diario para escolares me mostró la vida periodística, mucho antes de haber ingresado a la universidad (inicié en 2008). El 2010 era mi primer año como no escolar y, pues, el programa era para los que todavía cursaban materias en el colegio. Así que para el 2010 terminaba mi ciclo en el programa que dirigía Aurora Escárate. Aunque ya no debía continuar escribiendo este año para el blog de los Corresponsales, lo hice hasta marzo. Artículos como “Barranco, donde vive la tradición“, “Huacas en el valle del río Chillón“, “Del puente a la Alameda” y “Orca: respeto y protección por los mamíferos marinos“, fueron los últimos que escribí y que anunciaron (o retuvieron) mi despedida.

Los Corresponsales Escolares de El Comercio en una reunión con Miguel Bellido, fotógrafo del diario. Fue la última reunión del 2010.

Dichos tres meses me permitieron escribir notas interesantes. Conocí, por ejemplo, mucho más sobre la historia del distrito de Barranco. Por cierto, me agrada mucho el video que hice por ese artículo. Sobre las huacas del río Chillón, me quedé fascinado cuando las vi. El hecho de haber escrito un artículo sobre su existencia sirvió para que se tome más conciencia y cuidado hacia nuestros patrimonios históricos. Son sorprendentes las murallas que este valle conserva celosamente, desde hace muchos siglos. “Del Puente a la Alameda” es un reportaje sobre el Rímac y, en especial, de la Alameda de los Descalzos, hermoso rincón que heredamos de la Colonia y que, por cierto, merece también más cuidado. Por último, en marzo, hice la nota sobre ORCA, una organización muy joven que vela por el respeto y protección de los mamíferos marinos. Durante la visita que les hice, en San Bartolo, tuve contacto directo con Sil, Lis, Isl y Leo, cuatro pequeños y traviesos lobos marinos.

En mi visita a ORCA conocí más de cerca la diversidad marina del Perú. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Mi ingreso a la Universidad
En realidad, debería llamarse este capítulo: “mi ingreso a las universidades”. Entré a inicios del 2010 a la Universidad Mayor de San Marcos, en un primer momento y, luego, a la Pontificia Universidad Católica. ¿Cómo lo hice? Escuchando siempre las sugerencias de mis padres y profesores: tener siempre presente la voluntad de estudiar, abrigando el ánimo de querer aprender cada día más. Aunque me preparé en la pre San Marcos, la CEPREUNMSM, y ya habiendo ingresado a la “Decana de América”, decidí postular a la Católica, y por un tema más de tiempo, ya saben por cual de las dos universidades me incliné. Aún recuerdo con simpatía mi incertidumbre por el ingreso. Para afrontar aquello, el respaldo de mis padres y cercanos fue vital.

La Pontificia Universidad Católica (PUCP)
Si digo que el 2010 fue la Universidad Católica es porque en ella y con ella aprendí mucho. Lo intelectual se consolidó parte vital de mis necesidades. Los cursos, profesores y amigos desarrollaron mi carácter extrovertido. El estudio se forjó totalmente como hábito cotidiano. La responsabilidad y el buen trato fueron valores que estuvieron de mi lado diariamente. Conocí a muchos valiosos amigos y, supongo que es porque se trata de algo que no se olvida, aún recuerdo la primera amistad que trabé: Samantha Chávez, una joven de personalidad tajante, que muchas veces se declaró harta de mis bromas y jodas. Aunque todavía no lo admita abiertamente, sé que le agrada mi chispa. Una improvisación mía era capaz de dibujar una sonrisa en su rostro, una de esas que se consideran pesadas pero que divierten.

La universidad y sus desafíos irrumpieron satisfactoriamente la escena personal del 2010. Foto: Marco Gamarra Galindo.

La universidad en el 2010 fue toda una experiencia, una protagonista durante este año. Desde marzo hasta diciembre (dos ciclos), estuve cursando diversas materias. Veamos cuáles fueron: 2010-I. Matemática, Introducción a la Lengua y Literatura, Formación del Perú hasta el siglo XVIII, Cine, Taller de Interpretación y Redacción de Textos. 2010-II: Narrativa, El Perú en Tiempos Modernos, Teoría General del Lenguaje, Argumentación y Ética. Todos aprobados. El 2010 se convirtió en el año del primer puesto en Cine y Argumentación. También del aprendizaje valioso en cada materia académica, de los profesores y amigos compañeros que conocí; de las conferencias y charlas que concurrí (de Velasco Alvarado, una y, otra, del bicentenario de Chile y México). Para conocer más de cada ciclo, pueden revisar los siguientes links: “Los profesores de mi primer ciclo” y “Los profesores de mi segundo ciclo“.

El catedrático Daniel Parodi fue uno de los ponentes de la mesa sobre el velascato. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Quisiese evocar también el primer día de clases. Al contrario de lo que me propuse días antes, llegué tarde a mi primera clase. El aula estaba llena, hervía de gente. El matemático Juan Accostupa inauguró, aquel día de marzo, mi vida universitaria. Teniendo en cuenta quizás que sus alumnos, por ser el día de la apertura del curso, se demorarían un poco, decidió no increpar a los “tardones”. Yo fui, pues, uno de ellos. De ahí en adelante procuro ser puntual y sí que lo cumplo.

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Junto a Gary, Chiara y Jose, en clase de Matemática.

El T-19, aquel grupo de jóvenes cachimbos, movidos por algo más que sus hormonas, y que fueron los primeros amigos que conocí en la universidad, también merecen ser recordados como lo mejor del 2010. El “T” puede ser, para algunos como yo, un espacio donde no estás solo en el proceso de adaptación. Consigues un valioso apoyo de cachimbos que son como tú, curiosos, ya sea para los primeros días de clase, como también para toda la vida. Junto a ellos participamos y, aunque no ganamos mucho en las “cachimbadas” (competencia para recién admitidos), nos divertimos y reímos a montones. Recuerdo con alegría la “búsqueda del tesoro”, las gincanas, etc. A muchos de ellos ya no los veo, pero siempre quedarán en mi recuerdo. Si tienes suerte, puede ser que también conozcas al amor de tu vida, quien sabe.

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El “T 19” (y no la “T 19”) en el famoso hueco.

El blog “La Biblioteca Marquense”
Una vez dentro de la universidad, decidí continuar escribiendo en una plataforma de blogs, en un espacio también más personal. Es así que creé un blog en el sistema de la universidad: la “Biblioteca Marquense”. La “Biblioteca” fue la continuación de “El blog del Filósofo Moderno”, uno que había creado cuando era Corresponsal Escolar y que, ante su modelo carente de multiplicidad de opciones, me incliné por renovar. La Biblioteca Marquense inició oficialmente el 17 de febrero del 2010 con el reportaje “La imponente Quinta Heeren de los Barrios Altos“. En La “Biblioteca”, he escrito más de sesenta artículos, crónicas y reportajes. Así, el 2010 significó también, el año de mi fortalecimiento como escritor. Durante el 2010, las notas que más cercanas han estado de lo poético literario, a mi humilde opinión, son “Exequias en Puerto Nuevo” y “De cómo conocí la Quinta Presa“, entre otros.

Pozuzo y a Oxapampa: mi viaje a las colonias austroalemanas de la selva del Perú
En julio del 2010 viajé nuevamente a Pozuzo y a Oxapampa, y quedé encantado como la primera vez. A diferencia de los otros viajes, esta vez hice la travesía con mi Canon G11 y pude captar mejor los paisajes maravillosos que albergan estos sitios. Fueron días interesantes y asombrosos en la selva de Pasco, caminando entre bosques, observando a la madre naturaleza desde dentro y conociendo mucho del entorno europeo que conservan estas pequeñas ciudades. Pozuzo y sus casas tirolesas, su naranjito, sus ciudadanos amistosos como Andrés Egg, sus bosques coposos y calientes, el Restaurante El Mirador y sus deliciosos platos, el Wiener, sus motos, y Oxapampa, y su plaza, su aspecto de pueblo encantador, sus casonas, su mercado y su “agachado”, su miel, me cautivaron una vez más.

Asombrosos parajes de Pozuzo, Pasco. Foto: Marco Gamarra Galindo.

El contacto con la Lima profunda, popular y suburbana
El 2010 fueron los barrios limeños que conocí. Los Barrios Altos, el Rímac, Gamarra, La Parada y San Miguel sintieron mi caminar, observaron mi mirada tímida y documental, y supongo porque no sufrí algún “atraco” y me permitieron retratar su atmósfera, me recibieron gratamente. Mientras estuve en estos sitios de nuestra Lima profunda, popular o suburbana, atravesé diversos estados. En sitios como Barrios Altos, San Miguel y el Rímac, distritos históricos, sentí fascinación por las casonas, quintas e iglesias que aún se mantienen de pie. En Gamarra me quedé asombrado por las tantas galerías que adornan el emporio comercial. El cerro San Cosme, ubicado en los horizontes de Gamarra, fue una de las realidades que más me impactó: una infinitud de casas grises, que aún dejan ver los ladrillos, juntas sin dejar entrar ni un alfiler, en un cerro que parece estar hecho de concreto. La Parada fue otra historia, otro mundo, diría. El mercado mayorista número uno del país tiene muchas razones por qué cambiar: delincuencia, suciedad e informalidad. Me quedaré eternamente con esa imagen de calles sucias, de basura desparramada a montones y de jóvenes que, con el torso al aire y pobreza de por medio, persiguen incesantemente un balón.

En La Parada se puede apreciar el inmenso trabajo que cada vendedor realiza. Es un ejemplo de esfuerzo y dedicación, de superación pura. No todo es malo en La Parada. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Entrevista al historiador José Agustín de la Puente
Tras varias fechas postergadas por el profesor (es evidente que para una persona de su altura existen muchos horarios), entrevisté al historiador José Agustín de la Puente, una de las mentes más brillantes que ha conocido la historia peruana. El doctor De la Puente ha investigado largamente el tema de lo peruano: desde la Independencia hasta la formación de la identidad nacional. Tuvimos una conversación detenida, amena, donde hablamos sobre su pasión por la historia, de sus posturas y pensamientos, de cómo Lima ha cambiado desde su punto de vista. Una gran persona, amable, bondadosa e interesante. Agradezco mucho el haber sido su alumno. Esta entrevista puede considerársela como la primera en su estilo que he realizado. Espero que en el 2011 vengan muchas más.

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29/12/10: La casona Rospigliosi: un rincón tradicional de La Punta

La casona Rospigliosi, ubicada en el malecón Pardo, a pasos de la Plaza de Armas de La Punta, y que podría merecer fácilmente el título de castillo o palacio, constituye un rincón único en el Callao, caracterizado por el gusto al arte, al atardecer imponente y a la arquitectura de otros aires.

Casona Rospigliosi, imponente por lo colosal de su edificación y vistosa por el ingenioso estilo arquitectónico. La pareja une el entorno tradicional y aristocrático del palacio. Foto: Cecilia Gómez Palacios.

Por las calles del barrio chalaco de La Punta descansan muchas añejas historias. Las más emblemáticas, quizás, son las que han acompañado el compás de una ola recién descargada, sin sucumbir jamás al pasar de los años, o las que han adornado sus parajes de puerto pintoresco con las más vistosas figuras y formas arquitectónicas que uno podría imaginar. Cada parte de una anécdota, curiosidad o relato han construido una pared, un ventanal, un balcón, los cimientos de un lugar especial y, a la vez, inédito.

La casona Rospigliosi, una de las más llamativas de La Punta durante los años 20’s, época de oro del balneario chalaco. Foto: Humberto Currarino.

Uno de los rincones más tradicionales de La Punta es, pues, la casona Rospigliosi, palacio que lleva dicho nombre en honor a la familia que cobijó a principios del siglo XX. El atardecer yace inexpugnable por encima de las cúpulas rojas que coronan su fachada. El sol, que había servido como puente en el horizonte entre San Lorenzo y El Frontón, renace en el reflejo que sus ventanas de arco de herradura, construidas al más puro estilo morisco, dejan avizorar. ¿Será que aún no hemos culminado la época de oro que vivió alguna vez la casona?

Interiores de la casona Rospigliosi. Su belleza sobreresalta en las costas de La Punta. Foto: DodiMiraflorino.

El palacio Rospigliosi, sin embargo, desde hace muchas décadas, ha dejado de ser la casona exclusiva o residencial de sus primeros años. En los últimos años ha sido sede de múltiples oficinas, empresas, instituciones y hasta de una morgue. Su mantenimiento, a pesar de ello, ha sido siempre un deber para los propietarios o inquilinos, como observamos durante nuestra visita en diciembre del 2010. Leer más »

28/12/10: José Agustín de la Puente: una vida dedicada al estudio de lo peruano

Por: Marco Gamarra Galindo

La Biblioteca Marquense entrevista al ilustre y reconocido historiador José Agustín de la Puente Candamo, uno de los personajes que más ha estudiado los temas de la Independencia y la formación de la identidad peruana. En esta conversación, el Dr. de la Puente comenta los orígenes de su tan apasionada afición por la historia peruana, su identificación con el proceso de mestizaje y sus paseos diarios por el Centro de Lima. Asimismo, explica cómo el estudio de lo cotidiano es una fuente valiosa para conocer cómo nació el Perú. Confía, además, en que los jóvenes fomentarán la creencia en el Perú. El Dr. De la Puente recibió la Orden del Sol del Perú este año, la más alta distinción otorgada por el estado peruano.

¿Cómo surge su pasión por la historia del Perú?
Yo diría que nació en mi vida de familia. Mi abuelo José de la Puente fue historiador y mi padre conservaba en la casa sus papeles y sus libros. Me acuerdo el entusiasmo que yo viví cuando descubrí los libros de Paz Soldan y de Manuel Mendiburu que él había conservado. Ese contacto con el abuelo y los recuerdos que mi padre contaba en la casa, además de los relatos que mi madre también compartía, alimentaron mucho a mi vocación por la historia.

Los libros que su familia conservaba en casa permitieron que José Agustín de la Puente se sienta involucrado con los pasajes más anecdóticos de nuestra historia.

¿El hecho de haber tenido un entorno familiar dedicado al servicio del país influyó también en su interés por conocer la historia de lo peruano? Por ejemplo, su padre fue alcalde de Magdalena Vieja y su abuelo Manuel Candamo Iriarte, presidente dos veces del Perú.
Es verdad. El ambiente de familia fue muy fuerte en mi caso, y diria que allí nació mi cariño por la historia. A mi abuelo presidente no lo pude alcanzar. Pero sí recuerdo vivamente las historias que mi abuela nos contaba sobre los tiempos de la guerra con Chile, de lo temas políticos. Tenía muy buena memoria. Cuando fui al colegio, a La Recoleta, habian unos muy buenos profesores de historia que despertaron más entusiasmo en los alumnos por la historia misma. En la universidad ya confirmé mi devoción por la historia a través del contacto con profesores importantes que fueron para mí un apoyo y un ejemplo.

Sus paseos cotidianos por la Casa Hacienda Orbea, propiedad suya en Pueblo Libre, permitieron que usted estuviera en contacto cercano con lo cultural y lo histórico, desde muy temprano.
Claro que sí. Un poco de lo que nuestro padre nos decía, el cariño a la casa como parte de la vida. Sin duda, tiene su importancia. Como usualmente incentivo en las clases: cada alumno debería fomentar el conocimiento de su propia familia y conocerse. Recuerdo el ejemplo de una chica que quería hacer su tesis y no sabía que era bisnieta de un personaje de la guerra con Chile, y yo le explique que seguramente tenía los papeles en su casa, y sí los tenia pero la chica no les daba importancia. Por eso el conocerse a uno mismo y a su familia es fundamental para la historia. Ahí observa cómo uno no está solo en la vida, cómo uno esta acompañado por otras persona, por recuerdos y por memorias.

José Agustín de la Puente solía compartir reuniones de materia con personalidades como Jorge Basadre y José de la Riva Agüero, a quienes recuerda con gratitud y agradecimiento por las amplias conversaciones de historia que mantuvieron.

¿Qué debemos apreciar de la historia?
La idea de continuidad, de cómo las cosas no comienzan con uno ni uno las ha inventado, sino que uno es parte de una continuidad histórica. El cariño y respeto al libro, a la carta y a la fotografía antiguas, eso lo viví desde chico. Me acuerdo que mi padre repetía una tesis de Riva Aguero: “que los papeles se deben romper solos”, y cómo la propia historia personal es importante, de cómo la historia no es solo, pues, de Bolívar ni de Napoleón sino también de los comunes. Somos fruto de la historia y al mismo tiempo hacemos historia.

¿Con qué suceso de la historia del Perú se identifica más, qué hecho lo embarga más de interés y curiosidad?
La pregunta es terrible, es difícil. Hay muchos, de distintos estilos. A mí me apasiona el tema del mestizaje: el encuentro del español, del negro y del andino, de cómo nacimos a pesar de que nadie se pusiera a pensar en cómo ibamos a crear el Perú, de cómo surgimos de la vida cotidiana y de lo espontáneo. El país, pues, nació en esa relación de culturas. Por ejemplo, me resulta apasionante lo que mencionó Garcilaso: “Soy mestizo y lo digo a boca llena, me honro con ello”. Él era hijo de una ñusta imperial y de un conquistador español y aún así, une ambas herencias. Yo creo que es uno de los momentos más interesantes de la historia del Perú porque es como la partida de nacimiento del país.

Cómo olvidaremos, cuando a puertas del salón L214, algunos alumnos eramos testigos de su caminar lento pero imponente, paciente pero firme. Lucía un elegante saco y era propietario de una amable presencia. Junto a él, siempre un par de libros. Para nosotros la escena advertía el momento de ingresar y escoger, muchas veces intempestivamente, las carpetas mejor posicionadas.

Una fuente valiosa para entender y conocer cómo se hizo el Perú es el estudio de lo cotidiano. Usted respalda mucha esa idea, podría comentarlo con nuestros lectores?
Claro que sí. Yo diría que se ha vivido mucho la historia de lo político, de lo militar, de lo ideológico y se ha olvidado la historia de lo corriente. Yo siempre pienso que ese ha sido el meollo del nacimiento del Perú. Uno puede poner una serie de ejemplos: el encuentro del trigo con el maiz, el encuentro de la llama con la mula, el encuentro de las frutas europeas como la uva o la naranja con la papaya o la palta. Comó ese encuentro de mundos distintos generó un tercer mundo. Evidentemente los españoles eran los que lo gobernaban pero en la vida cotidiana no mandaba nadie. Ahí apareció la influencia del mundo andino, español y negro, y nació una sociedad que no era ninguna de ellas, sino peruana. Yo creo que lo cotidiano explica bien el surgimiento del Perú.

¿El resultado de esta convivencia de personajes se refleja claramente, por tomar un ejemplo que hoy está en boca de todos, en el tema de nuestra gastronomía?
Exactamente. Otro tema que está de moda es la cocina nacional que es un signo del Perú. ¿Por qué la cocina española o la andina no es la cocina peruana en sí? Es porque se ha creado una sociedada distinta, sin que eso signifique necesariamente que todo fuese perfecto, pero hay algo que es la originalidad. Lo que, por ejemplo, dijo Bolívar: “no somos europeos, no somos aborígenes, somos una especie nueva”. Eso es muy lindo.

Dr. De la Puente, usted siempre ha tenido una vision positiva de lo significa ser peruano ¿es una opinión que deberiamos respaldar todos y por qué?
Yo creo que sí. El tener certeza de que tenemos un país legítimo, una sociedad que no es fruto de una guerra o de la imposición de un hombre. El Perú es fruto de una historia de miles de años que nos ha creado como somos hoy día. Nuestro país es consecuencia de cosas buenas, y de cosas negativas también, pero que todas forman el pasado peruano. El tener conciencia de que el Perú es un pais materialmente pequeño en el mundo pero es un país legítimo, no una nación inventada, sino es obra de la historia.

El doctor José Agustín de la Puente Candamo tiene el orgullo de ser el catedrático con más años de docencia en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Inició en 1947.

Una de las etapas más difíciles que tuvo que afrontar el Perú fue la guerra con Chile. ¿Es cierto que el Perú, después del conflicto, pudo desaparecer?
Está muy bien formulada la pregunta. Después de la guerra no teníamos Ejército, no teníamos Marina, no teníamos economía: el Estado estaba desecho. El país se levanta por la voluntad de las persona, voluntad que les decía que querian seguir siendo peruanos. El Perú pudo desaparecer, las naciones no son eternas, pero no desaparece por su fuerza espiritual en el alma de su gente. Basadre es una figura muy bonita que lo explica muy bien: un peruano, al amanecer, comenzaba a trabajar porque quería seguir siendo peruano. Yo creo que es el momento mas interesante en la historia de la República, un momento terrible pero de gran fuerza espiritual al mismo tiempo. Piense que en aquel tiempo no había un órgano internacional, nadie moderaba el espíritu del vencedor. El Perú no tenía ningun apoyo de afuera, más que de su soledad, y nos levantamos con el trabajo.

En cuanto a Lima, nuestra capital ha dejado de ser la de antaño. ¿Cómo ha visto usted ese cambio? Muchos acontecimientos inéditos han sucedido en Lima como la expansión demográfica de la ciudad, por ejemplo.
Veo positvo el cambio de Lima. Hay mucha gente contemporánea que no está de acuerdo y piensa que el cambio ha sido malo. Yo creo que hay algo muy interesante: podemos tener dificultades por los servicios, por la congestión de gente, pero hoy día Lima es una miniatura del Perú. Como dije alguna vez en clase: hoy Lima no es la ciudad criolla que miraba más al mar que a la sierra. Hoy día Lima es un muestrario del Perú. Todas las provincias están representadas en la capital, todas la urbanizaciones nuevas son interesantísimas porque son obra de esas personas que llegaron aquí. Lima, a principios del XX, tenia 100,000 habitantes y vivia de sí misma. Hoy tiene 8 millones y se abastece de Cañete o del Mantaro. Hoy los peruanos nos conocemos más. Yo lo veo con optimismo.

¿Le parece que la Lima que conoció en su juventud ha perdido mucho de sus costumbres? ¿Qué le gustaría que regresara?
No Lima específicamente sino el mundo ha perdido mucho en la crisis de la conversación. Muchas veces por el horario corrido una familia no se encuentra en el almuerzo ni en la cena. La vida de familia ha sufrido mucho por las exigencias materiales de nuestro tiempo. En mi generación, la conversación después de almorzar o de comer era un ingrediente de nuestra vida y de nuestra educación. Ahora una conversación así ya no se da. Inclusive en las fiestas la música es tan fuerte que no hay posibilidad de conversar. Recuerdo con nostalgia la conversación, pues se aprendía mucho de ella, del escuchar a los mayores. Por ahí viene un recuerdo que quisiese vivir ahora.

¿En sus épocas de estudiante, qué lugares tradicionales de Lima solía concurrir?
El restaurante más concurrido era “La Cabaña”, ubicado en la Exposicion, por el zanjón. Era un sitio que se iba con frecuencia a reuniones. Recuerdo también el bar “El Romano”, por Colmena. Estaba, además, un restaurante simpático, el “Raymondi”, que cruzaba La Merced y que se especializaba en comida criolla.

El Centro de Lima era el punto de reunión por excelencia. Muchas frases como ‘El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión, el Jirón de la Unión es el Palais Concert y el Palais Concert, soy yo’ inmortalizaron los sitios más emblemáticos del Centro. ¿Recuerda, por ejemplo, la expresión ‘vamos a jironear’?
El Centro de Lima era de la plaza San Martín a la Plaza de Armas. Era un poco el nucleo, la columna vertebral de Lima. Una señora, por ejemplo, salía sin necesidad de comprar alguna cosa, iba ‘a jironear’, y pues se vestía elegante, con sombrero, como era costumbre de la época, con un vestido bien puesto porque era como un encontrarse con otra gente. Lima era una ciudad chica. Yo no vivía en el Centro pero el colegio estaba ahí, y sí, el Centro era el lugar de reunión de todos. El que vivía en San Isidro, Miraflores o Pueblo Libre iba al Centro para cualquier cosa, ahí estaba todo. En esa época ir al Centro era como una necesidad vital. Era grato ese ambiente. Hoy en dia hay, pues, muchos ‘Centros’.

Por cierto, Dr. de la Puente, usted ha dedicado más de sesenta años a la docencia como profesor de historia, ya sea peruana o universal, en la PUCP. ¿Recuerda con cariño el primer dia?
Sí, lo recuerdo. Yo comencé a enseñar en el 47. En esa época el curso era anual, de abril a noviembre, inclusive hasta diciembre. El Padre Vargas Ugarte había sido mi profesror y, a fin del año anterior, me comentó que había tomado la decisión de retirarse y me preguntó si quería reemplazarlo. Fue como una noticia terrible pero grata, al mismo tiempo. Al principio sentía una mezcla de ilusión y de temor. A mi me preocupaban dos temas: la disciplina y el hecho de cómo saber que la materia que a preparar iba a alcanzar para la hora de clase, inquietud de la cual el Padre se reía. Una gran mayoría de mis alumnos eran amigos míos, de edad muy parecida. Por ello mi miedo también era la disciplina: qué iban a pensar ahora que yo era el profesor. Yo recuerdo algo que me dijo el Padre Vargas Ugarte y que nunca olvido: mantenga la autoridad desde el primer día porque si la pierde no la va recuperar. Me acuerdé de ese consejo y me fue bien. Poco a poco le tome cariño al tema. Recuerdo la clase, fue en la tarde, de 4 a 5. Leer más »

25/12/10: Una breve historia del distrito de La Victoria

Estudiar la historia de La Victoria nos permite apreciar cómo fue la expansión urbana de Lima sobre las zonas agrícolas de la ciudad. El distrito recien fue creado en 1920 (en época de Leguía), pero guardaba ya desde épocas anteriores, anécdotas y relatos que contar, hechos que permitían a La Victoria apropiarla de una tradición histórica muy rica, inclusive mucho antes de su creación como distrito capitalino.

La Victoria tradicional.

Toda el área que ocupa actualmente este distrito limeño correspondía al fundo “La Victoria”, cuya propietaria era doña Victoria Tristán, esposa del Presidente Don Rufino Echenique. Estas tierras, antes de la creación oficial del distrito, eran ampliamente conocidas como la Villa Victoria, en honor justamente a esta dama de renombre. Doña Victoria era hija del reconocido y poderoso don Pío Tristán y Moscoso, tío de la eminente escritora y luchadora social francoperuana Flora Tristán. La esposa de Don Rufino tenía en estos lares una vasta residencia con varios salones y un hermoso patio, en cuyo centro se erguía un soberbio pino australiano, que se podía avizorar desde muy lejos. Su casa-hacienda estaba situada aproximadamente en lugar que hoy ocupa el teatro La Cabaña, en el Parque de la Exposición.

Con motivo de la elección de Don Rufino Echenique como Presidente de la República, su esposa resolvió dar un baile que marcara época. Se cuenta que en aquella fiesta hubo invitadas que lucían noblísimas más de S/. 100.000 en joyas. Tal es así que la narra una tradición de don Ricardo Palma, quien por cierto asistió a esta inolvidable fiesta en la casona de doña Victoria, relata con exquisitos detalles la magnificencia, boato y esplendor del muy famoso baile que se desarrolló en la noche del sábado 15 de octubre de 1853.

El ilustre tradicionista describe el lujo deslumbrador e insultante de muchas damas limeñas que se habían enriquecido por los favores políticos de ‘La Consolidación’ (beneficiados con el pago de la deuda interna). Lucían alhajas, piedras preciosas, collares de perlas, brillantes y rubíes; mientras que la anfitriona mostraba, con modestia y buen gusto, solamente algunos sobrios adornos de plata. Desde los días anteriores al gran sarao se agotaron todas las flores de los jardines limeños. Se tendió una alfombra roja de aproximadamente cincuenta metros de extensión y, a sotavento, se colocaron unos barriles con brea para proteger, con el humo que producía, la ‘toilet’ de las damas de la tierra que levantaban los carruajes que conducían. Pues bien, el baile resultó impresionante y por muchos años se habló del ‘Baile de la Victoria’.

El extinto río Huática atravesaba La Victoria.

Los nuevos urbanísticos del nuevo poblado fueron realizados, por encargo del Gobierno, por el constructor Enrique Meiggs, después de haber dirigido el derrumbe de las viejas murallas que rodeaba el Cercado de Lima construidas en la Colonia. En la construcción de calles y veredas intervinieron la Compañía Urbanizadora de Mariano Felipe Paz Soldan y la Compañía Urbanizadora La Victoria. Afuera de las murallas se ubicaban algunas casas que, con esa modificación, dieron más posicionamiento al barrio de La Victoria. Una de las primeras vías establecidas en dicho barrio fue la vía que actualmente es la avenida Manco Cápac, nombrada así en honor a Manco Cápac, primer emperador inca del Tawantinsuyo.


“Diferentes linajes, el mismo país”. La plaza Manco Capac lució dos monumentos a lo largo de su historia: en un inicio, un peculiar monumento de Leguía. Luego del gobierno del Oncenio, se lo cambió por uno del inca.

En ese entonces, los predios de La Victoria pertenecían al distrito de Miraflores, hasta que en 1920 el Presidente Augusto Bernandino Leguía anuncia su creación como distrito. La Victoria ha sabido convocar en su seno, por ejemplo, a inmigrantes extranjeros, en especial, representantes de la colonia italiana, en los dorados años 20.

“Durante los años 30, la reacción de los grupos oligárquicos frente a la coyuntura de convulsión social y política desatada por el aprismo y el comunismo fue la de una política que combinaba la represión militar y un activo paternalismo asistencial como mecanismos para “desmovilizar” a los grupos populares; esa fue la política que intentó impulsar Sánchez Cerro (su asesinato, en 1933, frenó este proyecto) y la dictadura del general Benavides, entre 1933 y 1939. En esta década, se construyeron más de 4 mil unidades de vivienda para los obreros, como parte sustancial de este plan por neutralizar la violencia social” (Orrego 2005). Así como en el Callao, Rímac, en La Victoria, en efecto, se desarrolló un plan de construcción de vivienda para obreros.

Con la construcción de barrios obreros en La Victoria y en otros distritos se esperó satisfacer los pedidos de los cientos de trabajadores.

El catedrático de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), el historiador Juan Luis Orrego, manifiesta que “el Barrio Obrero de La Victoria tenía 60 casas en un terreno situado en las inmediaciones de la Escuela de Artes y Oficios (Hoy Politécnico José Pardo), entre los jirones Andahuaylas, García Naranjo, 28 de Julio, Obreros y el antiguo callejón de la Huerta de Mendoza. Contaba con campos deportivos, piscina, agua potable y parques”. Algunas unidades vecinales se llamaron ‘Matute’ (ubicado a los alrededores del Estadio Alejandro Villanueva, del club Alianza Lima) y ‘El Porvenir’ (zona del conocido mercado). Leer más »

24/12/10: Una mirada personal a la realidad de La Parada

No sé cómo llegué a La Parada. Solo sé que lo hice y que estoy aquí para contarlo. Quizás fue lo que, sin darme cuenta, busqué desde mucho tiempo: conocer la otra cara de Lima, la marginal o decadente, tal vez la populosa.

En La Parada, mercado mayorista de aires provincianos cuyo nombre se debe a que esta zona de La Victoria era el paradero final de los camiones provenientes del interior. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Es temprano, quizás la una de la tarde. En algunos sectores de Lima, sin embargo, oscurece. La avenida Aviación empieza a cambiar de tonalidad mientras más nos adentramos al distrito de La Victoria. El puente del tren eléctrico acompaña nuestra comparsa en silencio. Su actitud parece combinar perfectamente con el color gris del lugar. De pronto, uno a uno crecen los vendedores que ofrecen una variedad increíble de productos, la mayoría ubicados en tiendas que retan a cada instante la autoridad de la pista. Un tráfico que va en aumento, casas de apariencia triste y el ruido de los autos que se hacen sentir a kilómetros nos indican que estamos a pocas cuadras de La Parada, el mercado popular más conocido del país.

Multitud en La Parada, La Victoria. Foto: Marco Gamarra Galindo

Cruzo miradas con algunos, inmediatas pero suficientemente detalladas. Parecen estar en casa, como si hubiese sido aquel puesto o tiendita el hogar de toda su vida. Detrás de cada uno de ellos, existe una historia distinta pero teñida de los mismos sentimientos. Junto a ellos, los cargadores, desprovistos de toda prenda que cubra sus desnudos torsos, trabajan sin parar a pesar de estar rodeados de ambientes que solo conocen de suciedad y contaminación, y claro, de comercio. Los compradores, por su parte, se toman el tiempo que creen adecuado para conversar, tranquilamente, con los vendedores y negociar, como en cualquier mercado. Son, pues, ‘caseritos’. Podría decirse que se conocen, que existe una relación más cercana que vendedor y comprador. Cuando se trata de trasladarse a otra tienda, para continuar apreciando otros productos, caminan rápido. Desean llegar cuanto antes. La calle está dura. Deambula la virulencia delincuencial. Por suerte, no porque habitan esas avenidas, desconocen la realidad.

En las primeras cuadras de la avenida Aviación, donde se ubica La Parada, abunda la inseguridad y la suciedad. Foto: Marco Gamarra Galindo.

La actividad cotidiana de cada uno de estos personajes es observaba desde el cielo por los ‘apus’ de cuya apariencia resaltan las cientos, o miles, de casas que se han erigido sobre ellos. Entre los cerros más conocidos están El Pino y San Cosme, quienes brindan cobijo a sus innumerables habitantes. Los comerciantes, compradores, cargadores y abandonados inician su labor diaria a primeras horas del día, para continuar hasta el día siguiente. Es una continua actividad comercial en un medio inmundo, y que curiosamente, abastece de alimentos a casi el 70% de Lima en medio de toneladas de basura (Caretas 2006). “Son más de 6,000 camiones los que se congregan alrededor del mercado como moscas todos los días”, se escucha decir en los medios, en las afueras de La Parada. El gris sigue impregnado en el ambiente, en las calles y hasta en los rostros de uno que otro alcohólico o borracho que camina a duras penas por las cuadras del mercado mayorista número uno del Perú.

Edificios fúnebres de La Parada. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Este es el PERU con esa maravillosa gente, gracias por tanto trabajo por salir adelante, y por no dejarse vencer por un gobierno que los olvida.

Realidad peruana, familias quee merecen más apoyo e interés del gobierno, ellos tambien son peruanos y contribuyen diariamente con el crecimiento económico que uno ve desde a fuera, pero ellos no lo ven, el gobierno debería mucho más en esa gente buena y noble.

Son admirables estas personas, cómo para llevar dinero a casa se tienen que romper el lomo . Viva por ellos. Leer más »

17/12/10: La laguna Querococha: paraiso de Áncash

Camino a Chavín de Huantar (Áncash) por el trayecto que iniciamos desde Huáraz, se ubica entre los andes imponentes y nevados majestuosos, una laguna que demuestra que este departamento es mucho más que la Suiza Peruana, y que, en realidad, no existe comparación. La laguna Querococha brilla, sin duda, por sus aguas y por el entorno andino que resalta en encanto. Los invitamos a conocer este paraiso ancashino ubicado a 57 kilómetros al sureste de Huaraz (rumbo a Chavín).

La laguna Querococha se halla a 4069 m.s.n.m. ¿Qué misterios esconderá? Foto: Marco Gamarra Galindo.

Desde la laguna, un auténtico lujo paisajístico se aprecia. Los viajeros aprovechan para tomarse fotos con una llama que luce pintoresca unos lentes oscuros. Otros, deciden dar un paseo en bote sobre la laguna si es que antes no han ido al cafetín que está en los alrededores de la laguna. Nosotros, mientras tanto, damos prioridad a la contemplación, a la admiración de nuestra naturaleza, explendida de por sí.

Nevados adornados por blanquísima nieve, camino a Querococha, una de las 400 lagunas con las que cuenta el Callejón de Huaylas. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Unos minutos después, tras haber degustado de este lugar que podría ser el edén, continuamos el viaje con la seguridad de que nuestra estadía por la laguna Querococha nunca quedará aislada de nuestros recuerdos. Leer más »

11/12/10: Exequias en Puerto Nuevo, barrio bravo del Callao

Existe una canción que dice “Puerto Rico, yo nunca dejaré de amarte”, pues yo digo “Puerto Nuevo, yo nunca dejaré de temerte”.

Casas de madera en Puerto Nuevo, Callao. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Una febril bruma en el aire se deja observar desde la ventana. El camino está rodeado por urbanizaciones, de edificios grises, horribles. Mientras los minutos pasan, un calor que sofoca y que permite ver las nubes blancas, blanquísimas, se impone en los alrededores del Obelisco del Callao y despeja finalmente todo rastro útimo de bruma. Algunos árboles recien sembrados crean en el ambiente rumores de progreso. Los minutos siguen pasando y la idea de que ahora se debe continuar el trayecto a pie por la Av. Mora irrumpe de súbito pero no afecta, no genera ningun rastro de estupor, menos de indignación. Se camina de pronto cerca a la vereda, cerca a casas de madera que recién se dejan ver. Una inscripción en un muro gris que dice “Plomo, plomo para nuestros enemigos”, se deja leer a todas luces, pero tranquilo que tú no les has declarado la guerra. No formas parte de los conflictos que convulsionan a estas zonas rojas. Te llama la atención y, sin embargo, es evidente que sugiere algo profundo.

“Besos para nuestros gatos, y plomo, plomo para nuestros enemigos”, dice la frase completa escrita en Puerto Nuevo, Callao. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Tampoco estás solo. Las calles no están, pues, solitarias. Hay gente que observa sentada al pie de una puerta o parada en una esquina. Parecen estar hechas de otra sustancia. Sus miradas no son ajenas a la tuya. Te observan y ‘pulsean’, y por cosas que solo ellos saben, se dan cuenta que no eres del barrio. Algunos solo se limitan a una mirada ‘solapada’, no quieren más problemas. Estas zonas rojas parecen tener autoridad propia, reglas en común que sus habitantes imponen y que el Estado acepta con una indiferencia que va creciendo. Se levantan si ven algo injusto, se juntan por los ideales que buscan. Son más que parientes. No solo los une la forma de vida. Los une aquel resentimiento de no haber podido vivir en un lugar mejor. Muchos, inclusive, han sido obligados a poblar estos tugurios.

Calle de Puerto Nuevo, Callao. Foto: Marco Gamarra Galindo.

La mirada del malandrín de la esquina te sugiere algo que no logras comprender. El olor del mar ingresa a tus pulmones. No dejas de sentirlo. Prefieres continuar. Las estrechas calles que separan las casas de madera con otras casas de madera cada vez más ruinosas, te invitan a que continues el trayecto entre ese pedazo de cemento que podría llamarse pista, y que a lo largo de ella se visualizan unas mototaxis que han perdido el color de sus otroros años mozos en las carreteras camino quizás a los Barracones y a San Judas Tadeo.

La maña ‘chalaca’ en tu paseo no se halla ausente. Has escuchado que en estas zonas bravas del Callao, así como ciertas zonas del Centro de Lima, existe lo que se llama la ‘chispa’ o la ‘criollada’, ese arte de ser despìerto y lograr, ya sea por viveza o por creatividad, lo que uno desea. El talento, la buena comida y el trato vistoso se encuentra también en Puerto Nuevo y en sus zonas aledañas. Te acuerdas que hasta en los peores lugares se ubican a las mejores personas, de condición humilde pero con todas las ganas de progresar. Otros, sin embargo, se echan al olvido. Leer más »

10/12/10: Un recorrido por la iglesia Santa Liberata

Su color pintoresco resalta presuntuoso en los paisajes más tradicionales del distrito del Rímac. Sus cimientos formar parte de ese ambiente señorial heredado de la Colonia y propicio para la contemplación de verdaderas obras de arte. Cercana a la Alameda de los Descalzos y del Convento del mismo nombre, en silencio, la iglesia Santa Liberata yace imponente, acompañada de un solitario balcón de cajón, precioso, y de un farol que mantiene consigo la carga de los años, observado desde los altos por la capilla central de estilo neoclásico. La iglesia Liberata es también protagonista de una historia anecdótica que devino en su construcción (XVIII), y que por esos años causó curiosidad y sorpresa en la sociedad limeña.

La iglesia Santa Liberata, Rímac. Se la erigió con el nombre de Santa Liberta porque era la Patrona de la ciudad de donde el Virrey provenía. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Los arcos del portal de Botoneros impiden que la luz se dirija directamente a nuestros ojos. La gente en los alrededores camina y espera, impaciente, la apertura de los comercios. Estamos en el Centro Histórico de Lima y hoy conoceremos la Alameda de los Descalzos. Para ello nos hemos reunido en la Plaza Mayor, junto a la pileta. Nos separan del Rímac no más de treinta minutos. Conversamos, ya estamos listos para iniciar la travesía. Cruzamos el puente de ‘Piedra’. Debajo de él se oyen tranquilas las aguas del Rímac -es verano, todavía no hay caudal fuerte-. Continuamos el trayecto por el jirón Trujillo. En el fin de la calle, en el horizonte, se observa el color celeste de la iglesia San Lázaro. Caminamos en su dirección, antigua la iglesia. Hay unos señores sentados en la plazuela. Nos inspeccionan, nos hablan con sus miradas. El calor quema. Ahora doblamos para desembocar en el jirón Chiclayo. Atravesamos una serie de casonas y quintas, zaguanes y balcones que confirman el carácter histórico del Rímac, pero también decadente: la mayoría de edificaciones, por no decir todas, están en estado deplorable, casi en ruina. Seguimos el trayecto, cruzamos la comisaria del Rímac, y vemos unas estatuas en el fin de la avenida. Hemos llegado.

Al caminar alrededor de la Alameda de los Descalzos, nos hallamos frente a uno de los rincones más tradicionales del Rímac, del barrio de “Abajo el puente”. La iglesia Santa Liberata, la cual alberga al Señor Crucificado del Rímac, patrón del distrito, de la benemérita Guardia Republicana y de la Compañía de Bomberos Rímac No. 8, es parte del gran escenario que se arma todos los días desde hace varios siglos.

Nos detenemos a observarla, primero desde los árboles frondosos de la Alameda, luego más de cerca, frente a un par de rejas que la resguardan. Hermosa estampa del Rímac que se empezó a construir en 1713 y terminada en 1716. Su primera portada fue de estilo Rococó, luego fue modificada con diseños neoclásicos. Mide 44 varas de largo por 12 varas de ancho y tiene en su altar un pasadizo para que los visitantes puedan transitar y llegar por la parte inferior al lugar donde fueron enterradas las sagradas hostias que fueron robadas de la Catedral. Esta fue la tradición urbana que se narró para explicacar su fundación.

La fundación de Santa Liberata

Fuente: Estampas del Rímac de Óscar Espinar la Torre.

Fernando de Hurtado de Chávez, mozo de veinte años, el día 20 de enero de 1711, entró a la iglesia del Sagrario (colindante con la hoy Catedral de Lima), y del altar mayor robó un copón de oro con numerosas hostias consagradas. Luego se enaminó a la Alameda.

En la mañana del día 31, se descubrió la sustracción. S.E. el obispo D. Diego Ladrón de Guevara, virrey del Perú, echó en persecución del criminal toda una jauría de alguaciles y oficiales. Al ser capturado, Fernando Hurtado declaró que, asustado por la persecución, había enterrado las sagradas formas, envueltas en un papel, al pie de un árbol en la Alameda de los Descalzos. Leer más »

08/12/10: El Obelisco de Chacamarca en Junín, Perú

Entre las inmensas Pampas de Junín, el Obelisco de Chacamarca se levanta como un lugar que rinde homenaje y que enaltece a todos los patriotas que lucharon por la independencia nacional, en la batalla de Junín, el 06 de agosto de 1824, contra los españoles.

El obelisco de Chacamarca tiene 36 metros de altura y fue construido en 1925, en reemplazo del otroro edificado en 1848. Foto: Marco Gamarra Galindo.

El historiador Mario César Pérez Arauco (Cerro de Pasco, 1937) ha escrito un interesante artículo sobre el Obelisco de Chacamarca.

Chacamarca se ubica a siete kilómetros del pueblo de Junín, muy cerca de la Casa Hacienda de San Francisco de Chichausiri. Allí se ve el majestuoso monumento en homenaje a la Batalla de Junín. Su invicta columna coronada por una esfera negra y majestuosa se distingue nítidamente desde todos los confines de la dilatada pampa. En el mismo lugar, hasta el quinto lustro del presente siglo, permanecía un obelisco de regulares proporciones, edificado en 1846 por el prefecto de Junín, Don Mariano Eduardo de Rivero y Ustariz, en homenaje a los centauros de la libertad. Aquella pilastra inicial había sido erigida por el pueblo cerreño cuando era capital del departamento de Junín. Más tarde, al ver que el obelisco no guardaba proporción con el significado de la memorable batalla, lo derruyó y en su reemplazo erigió uno nuevo.

Veamos a continuación su historia completa. Al conmemorarse el primer centenario de la gloriosa batalla de Junín -6 de agosto de 1824- don Manuel Pablo Villanueva, Prefecto del departamento, ofrecía a nombre de la colectividad cerreña, la construcción de otro monumento –grande y majestuoso- para ser inaugurado el año siguiente: 1925.

Personal de trabajadores de la Cerro de Pasco Copper Corporation que habían fundido el sol radiante que coronaría el monumento de Chacamarca, regalo del pueblo cerreño –entonces capital del departamento de Junín- al pueblo de Junín y en homenaje a los heroicos patriotas que lucharon por nuestra libertad.

En cumplimiento de esta oferta el vecindario cerreño se dedicó a trabajar denodadamente. Realizó kermesses, rifas, corridas de toros, erogaciones, bailes y toda clase de actividades tendientes a reunir el dinero necesario para conseguir sus propósitos.

Reunidos los fondos pecuniarios, solicitó de la Superintendencia de la Cerro de Pasco Copper Corporation, su plena colaboración. La compañía –de acuerdo con la iniciativa- dispuso que su jefatura de ingenieros estructurara los proyectos y programara adecuadamente los trabajos.

Ya con los planos y especificaciones correspondientes, el 2 de abril de 1925, setecientos hombres de la Cerro de Pasco Copper Corporation, iniciaban los trabajos. El 2 de agosto de 1925, después de cuatro meses exactos de labor efectiva, entregaban este monumento que se levantaba majestuoso en el escenario de la benemérita batalla. Es el generoso regalo del pueblo del Cerro de Pasco, a la gloria de los soldados que nos dieron la libertad.

Este monumento es de granito y, tiene 35.926 metros de altura. Sobre una amplia gradería circular cuya longitud es de 21.24 metros, se eleva el basamento formado por dos cuerpos que están rodeados de pirámides adosadas al pedestal; y del segundo cuerpo, surge una alta columna que remata en severo y elegante capitel.

Corona este monumento, una gran esfera de bronce de diecisiete puntas que representa un sol radiante con la siguiente inscripción: “La Nación, a los vencedores de Junín –6 de agosto 1824 – 1924; siendo Presidente de la República, Augusto B. Leguía”, En la parte posterior, hay una entrada a un amplio salón con capacidad para 500 personas. Parte de allí la escalera metálica que llega a la cúspide del monumento donde debe colocarse la bandera.

El 6 de agosto de 1925 –como había prometido el prefecto- estaba listo el monumento de granito en homenaje a la victoria de Junín. El costo total de la obra fue de quince mil libras peruanas, es decir S/. 150 000.oo soles oro. Para su fastuosa inauguración y utilizando el servicio del ferrocarril, asistieron a los campos de Chacamarca, las autoridades del Cerro de Pasco –entonces capital del departamento de Junín- presididos por el Prefecto, don Manuel Villanueva, en representación del Presidente de la República. En aquella oportunidad, muchísimos ciudadanos cerreños repletaron, inclusive, los coches de bodega.

Del Cerro de Pasco asistieron más de tres mil personas. Autoridades polìticas, representantes del Concejo Provincial de Pasco, autoridades del pueblo de Junín, una compañía de movilizables, los miembros de la Brigada de Boys Scouts del Centro Escolar de Varones No 491, presididos por el profesor, Gamaniel Blanco Murillo; también asistieron al acto, profesores y alumnos del Colegio Americano. Llegados a Chacamarca, fueron recibidos por el Gobernador del distrito de Junín, señor Francisco Villaizán y los miembros del Concejo Municipal, presididos por su Alcalde, doctor Sixto G. Dávila y el pueblo junino en general.

Como parte central del programa, se celebró una misa de campaña oficiada por el párroco de Junín, doctor Eufrasio Dávila, la alocución patriótica, a cargo del Vicario del Cerro de Pasco, doctor Esteban Quintana Guzmán. La ceremonia de bendición fue apadrinada por el Prefecto del departamento de Junín, don Manuel Pablo Villanueva, en representación del Presidente de la República. En su alocución mencionó que el pueblo del Cerro de Pasco, le había encargado la entrega de este presente al pueblo junino para su custodia, y que lo cumplía, entregándole a la persona del alcalde.

Desde entonces, augusto e imponente, se levanta este hermoso regalo del pueblo minero, al legendario pueblo junino, en homenaje a la histórica batalla de Junín. Leer más »

08/12/10: Los profesores de mi segundo ciclo en la PUCP

Segundo ciclo querido, atrás quedaron los días de cachimbo y empezaron las horas de exigente estudio. Las noches tardías son cada vez más familiares. Los libros se convierten en nuestros más íntimos confidentes, los vemos muy a diario, inclusive, mucho más que a nuestros amigos de siempre. El tontódromo, vía tan cotidiana para llegar a clases, se perfila como testigo de nuestro andar por la Biblioteca Central y el ‘Comedor’ donde preferimos almorzar. La vida universitaria se ajusta cada vez más al estilo de vida que llevamos. Hay más responsabilidad y existe más compromiso por estudiar, y es que ya conocemos cómo es la universidad y qué importante es esforzarnos. Por otro lado, el tormento de ser cachimbo desaparece. “Cachimbo ya no soy más”, pronunciará tan célebre frase más de un alegre estudiante. Sin embargo, debo admitir, uno mantiene cierta inocencia característica del cachimbo. A pesar de los ciclos, el cachimbo que alguna vez fuimos y que, admitámoslo, gozámos siéndolo, se conserva en nuestro más profundo interior. Este ciclo 2010-II me abrió las puertas a nuevos conceptos, experiencias, amistades, reflexiones filosóficas, etc. Como ya se está volviendo una costumbre, quisiese brindar por los profesores que hicieron posible incrementar mi interés por conocer más de lo que un estudiante ordinario aspira. Sus cursos fueron el inicio para que me involucre más con las diversas áreas académicas.

En el segundo ciclo también conocí las campañas de política universitaria. La meta era el Centro Federado. Dos amigos míos: Lucas Ghersi (En Mayúsculas) y Adriana Fosca (Coherencia) crearon un ambiente de debate que Estudios Generales Letras nunca había visto antes.

José Agustín De la Puente Candamo, El Perú en Tiempos Modernos
Posee una gran voluntad por enseñar los temas más trascendentales y cotidianos de la historia del Perú, desde complejidad de la Independencia hasta la construcción de la identidad peruana, entre otros, de manera muy entretenida y atrayente. Era comun en sus clases observar al doctor José Agustín, al momento de tomar lista, fruncir el ceño como afinando la vista, para distinguir entre el estudiantado al alumno que acababa de llamar. Su pasión por la historia, como me comentó en una entrevista, nació en su infancia. Los libros que su familia conservaba en casa (Hacienda Orbea, Pueblo Libre) permitieron que el pequeño Agustín se sienta involucrado desde muy temprano con los pasajes más anecdóticos de nuestra historia.

El doctor José Agustín tiene una visión positiva de lo que significa ser peruano. Se identifica con el proceso de mestizaje de la Colonia y respalda la idea de que para conocer cómo se hizo el Perú, una de las fuentes importantes es el estudio de lo cotidiano: “No solo hay que comprender al personaje del monumento, sino también al hombre que camina junto a nosotros por la calle”. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Como olvidaremos, cuando a puertas del salón L214, algunos alumnos eramos testigos de su caminar lento pero imponente, paciente pero firme. Lucía un elegante saco y era propietario de una amable presencia. Junto a él siempre iban un par de libros. Para nosotros la escena advertía el momento de ingresar y escoger, muchas veces intempestivamente, las carpetas mejor posicionadas, para cual privilegiados espectadores de la historia, escuchar atentamente el tema que el profesor ahora introducía y que pronto causaba interés y curiosidad en el alumnado. Su entrada a clase, por cierto, era esperada por todos, y cuando estaba ya dentro, no había ninguno que no estuviera atento a sus palabras.

“Para la historia”, sonriente, dijo nuestro profesor de Historia del Perú en Tiempos Contemporáneos, el Dr. José Agustín De la Puente Candamo, después de habernos tomado esta foto. Aparecen el Dr. de la Puente, Marco Gamarra, Diana la Riva, Eduardo Ordoñez y Edson Huamaní. Foto: Patricio Alvarado.

El doctor José Agustín de la Puente Candamo tiene el orgullo de afirmar que es el docente con más años de dictado en la Universidad Católica del Perú. Inició en 1947. Su constante trabajo sobre lo peruano y su disposición por enseñar a las generaciones nuevas los temas más resaltantes de nuestra patria le ha permitido asignarse con el Premio Nacional de Historia “Inca Garcilaso” (1946), con la Medalla de Honor R.P. Jorge Dintilhac (2008) y con la condecoración de la Orden ‘El Sol del Perú’ en el grado de Gran Cruz, otorgada por el Estado peruano (2010). Estos son algunos reconocimientos de los muchos que ha recibido a lo largo de su carrera como historiador y conocedor de la historia peruana. Le debemos mucho por su labor, por su amistad y por su entusiasmo diario. Su contribución directa con el conocimiento de nuestra historia ha sido realmente valiosa.

Javier Muñoz Díaz, Narrativa
El profesor Javier Muñoz nos introdujo al mundo de la literatura peruana: en lo más profundo de la problemática indígena (literatura sobre el indígenismo), en lo más marginal de los sin lugares (literatura sobre el realismo urbano) y en lo más polémico del paradigma de la nación cercada (literatura sobre violencia política). Como comentó alguna vez, inicialmente iba a ser jefe de práctica, y ante la ausencia de uno de los profesores del curso, asumió el cargo de docente. El profesor se convirtió, así, en un ejemplo de cómo se debe aprovechar verdaderamente una oportunidad. Y lo hizo muy bien, por cierto. Supo recalcar lo más resaltante de cada cuento. Supo despertar, con una narración acertada y con una sonrisa juguetona, la pasión por seguir cada relato. Sus clases propiciaron el buen debate e incentivaron la diversidad de interpretaciones sobre un mismo cuento o tema. Le preocupó mucho si entendíamos. Recuerdo el último día de clases, cuando el profesor, atento, quería saber si les había gustado el curso. Se le notaba a todas luces su entusiasmo por conocer la opinión de cada uno de sus alumnos.

Profesor Javier Muñóz, de Narrativa, con el gran grupo nuestro. Sus clases también incluyeron, en parte, temas sociales y políticos. En el 2006 fue uno de los comentaristas ganadores del I Concurso Online de Poesía y Comentario Javier Heraud. En la foto: Diana la Riva, Alejandro Campana, Javier Muñoz, Marco Gamarra y Mónica Lizana.

Daniella Wurst Cavassa, Jefa de Práctica de Narrativa
El gran otro, el uno, el superyó, el deseo, fueron conceptos del desentrañable filósofo Lacan que Daniella Wurst nos permitió digerir fácilmente. En clase, analizamos incontables cuentos sobre el indigenismo como Calixto Garmendia, sobre el realismo urbano como Los Inocentes, sobre la violencia política como Rosa Cuchillo. Su ánimo por presentar cada cuento como una historia distinta, importante por la estructura narrativa e interesante por la diversidad de interpretaciones sobre un mismo aspecto del cuento, demostraron que es una escritora con proyección.

Daniella Wurst se declara fan de Aimee Bender, novelista estadounidense y de su primera obra “Girl in the Flammable Skirt” (1998). En el 2010 Daniella fue ponente del XV Coloquio de Estudiantes de Literatura de la PUCP con el tema: La construcción del sujeto nacional en Woody Guthrie, Walt Whitman y Jose Hernandez. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Pedro Cornejo Guinassi, Ética
Filósofo y crítico de rock, además de literato, es el profesor Pedro Cornejo Guinassi. Es dueño de un fehaciente espíritu crítico sobre la sociedad contemporánea: la idea de que la posmodernindad ha traido como consecuencia el fin de los valores absolutos para dar paso a una ética de valores permisivos y flexivos, es su postura, la cual está basada en el pensamiento de los filósofos y sociólogos Zygmunt Bauman, Hans Jonas, Gianni Vattimo, Gilles Lipovetsky, Hannah Arendt, etc.

Pedro Cornejo, conocido como el “Chamán del rock peruano”, ha escrito en diarios como El Comercio (asumió en este medio la sección Página Jóven, y en Somos, la sección “Síganme los buenos”) y La República, además de El Mundo. No dudaba en saludarme cuando por casualidad me cruzaba con él. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Su presencia a clase se hacía esperar, pues aparecía normalmente veinte minutos después de iniciada (en realidad no se había iniciado porque no había llegado todavía). Supongo que los profesores realmente bohemios, descontentos, preocupados por una cuestión filosófica desentrañable pueden darse ese lujo. Sin embargo, aún así empezacen unos minutos después, sus clases fomentaban ilimitadamente el debate y la polémica constructivas. Nuestro asombro ante cada cuestión filosófica que dejaba en el ambiente era increíble. Su habitual chaqueta, polo, pantalon y botas negras daban la impresión de ser un personaje misterioso, como si ocultase algo detrás de su historia como otroro vocalista del grupo hardcore punk ‘Guerrilla Urbana’ (uno de los primeros grupos subterráneos aparecidos en Lima), de su época como mánager de Mar de Copas, de su conducción del programa ‘Distorsión’ (videoclips y entrevistas a exponentes del rock nacional) en TNP y de su labor como docente. Hasta Leucemia le dedicó una canción: “Don pedrito navaja”. Presiento que detrás de la música estruendosa que dejaba oir su walkman existía un Pedro Cornejo profundo, desconocido. Espero conocerlo algún día.

Pedro Cornejo ambienta su nuevo libro Sin pena ni gloria (2010). Ubicado en un cementerio, confirma su faceta de escritor. Ilustración: Somos, El Comercio. Visitar su página web. Unos días después se afeitaría. Su nueva imagen recordaba al pequeño Pedro que cantaba en ‘Guerrilla Urbana’, en los suburbios de la capital.

Carla Gamberini Coz, Jefa de Práctica de Ética
Conocimos el pensamiento filosófico de Aristóteles, San Agustín, Kant y Nietzsche junto a Carla Gamberini. Por momentos, pensábamos que la moral profesada por Aristóteles era la correcta, luego aparecía San Agustín y corregíamos nuestra postura, intervenía ahora Kant y entonces pensamos que toda ética anterior era errónea, finalmente, aparecía Nietzsche y sucedía lo mismo. Curioso, ¿verdad?. Nuestras ideas filosóficas dieron un giro 360 en esos días. Sin embargo, se nutrieron de cada pensamiento y postura. Carla Gamberini, siempre amable y dispuesta a responder nuestras preguntas, daba su mayor esfuerzo para que pudiésemos entender. Hasta me prestó un lapicero en un examen (mi lapicero estaba muerto).

Carla Gamberini con nosotros clases de seis a ocho. El ambiente era familiar. Foto: Marco Gamarra Galindo.

César Escajadillo Saldías, Argumentación
Habíamos conocido a muchos amigos nuestros que en el primer ciclo habían llevado Argumentación. Nosotros, en cambio, tomábamos el curso recien en el segundo ciclo. El profesor César Escajadillo permitió que aprendieramos cómo argumentar eficazmente a través de diversas estrategias: grupo-miembro,persona-acto,por definición, etc. Ello logró que pudiéramos ver al curso con buenos ojos. César pertenece al grupo interdisciplinario de investigación Mente y Lenguaje de la PUCP. Entre sus trabajos figura resaltante entrevista al filósofo Richard Bernstein en El Comercio, entre otros.

El profesor César Escajadillo es también periodista y filósofo. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Sus breves y concisas explicaciones, al igual que sus vistosos ojos azules, llamaban la atención de los alumnos. César Escajadillo no podía, sin embargo, sacar del trance a más de una fémina que lo miraba fijamente. Un día, antes de que llegara a clase, abrí mi blog en el ocram para ver si sentía curiosidad por observarlo. Había puesto una foto del artículo: “La otra historia del distrito de San Miguel”, se trataba de una escena callejera, un muchacho hacía malabares en la calle mientras un perro pasaba por su lado. El profesor pareció mirarlo por unos segundos, para mí fueron una eternidad.

César Escajadillo y Jaime Alfaro en el I Coloquio Peruano de Filosofía Analítica “Mente, Lenguaje y Realidad” (2008). Foto: Cesfia

Eunice Ruiz Leveau, Jefa de Práctica de Argumentación
Creó un ambiente grato de amistad. Cuando era el momento de limitarla, pues algunos alumnos no saben distinguir muchas veces la confianza con la amistad respetuosa, no dudaba en hacerlo. Sus explicaciones, por ratos, tenían como escenario la sonrisa innata del estudiantado, por otros instantes, tenían como contexto la seriedad que desprendía un análisis de postura a determinado texto, que casi siempre se centraba en el tema de los nuevos medios de comunicación (la internet, redes sociales, etc.). Eunice Ruiz nos propició los instrumentos para poder trabajar correctamente, las sugerencias para mejorar nuestros avances de un ensayo que teníamos que presentar y, finalmente, la posibilidad de contar con su apoyo incondicionalmente.

Eunice Ruiz me hizo recordar la relación de amigo-amigo que tuve con Lisset Córdova (encargada del programa de los Corresponsales Escolares de El Comercio) y Diana Burga, también Jefa de Práctica (de Introducción a la Lengua y Literatura). Muchas veces le resultó difícil descrifrar lo que quería manifestar en mis escritos. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Elizabeth Tavera Peña, Teoría General del Lenguaje
La adquisición del lenguaje y la situación lingüística del Perú fueron los temas principales de su curso. Cada uno desprendía cuestiones complejas, puntos de vista y posturas distintas. Aprendimos que la adquisición de una lengua es innata (desde niños desarrollamos más de lo que aprendemos de nuestros padres) y que la situación lingüística nacional es crítica (desde el punto conservacionista): el 90% de nuestras lenguas oriundas están en peligro de extinción (tienen menos de 100,000 hablantes).

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Elizabeth Tavera está también a cargo de cursos de redacción para asistentes de Gerencia y Secretarias. Foto: Marco Gamarra Galindo. Leer más »