Dicasterio de la doctrina: ¿Cómo cambia con el cardenal Fernández?

9:00 a.m. | 17 feb 24 (AM).- En apenas cuatro meses liderando el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal argentino Víctor Manuel “Tucho” Fernández, ha cambiado la que antes era la instancia más temible de la Santa Sede. Conocida en el pasado como “La Suprema” por ser el dicasterio más poderoso del Vaticano, ahora propone un enfoque menos preocupado en censurar y más interesado en desarrollar una teología que va al encuentro de las personas en las complejas situaciones de la vida. El liderazgo de Fernández se enfoca más en la comprensión de la doctrina y desde el inicio recurrió a una estrategia mucho más comunicativa.

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Instrucciones del papa Francisco

Este nuevo rumbo fue marcado directamente por el Papa en su carta al entonces arzobispo Fernández, que resumía algunos de los cambios que Francisco había querido ver en la oficina doctrinal desde el comienzo de su pontificado. La carta del 1 de julio, que acompañaba el nombramiento del entonces arzobispo al Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) afirmaba sin rodeos que se avecinaba un cambio. “El Dicasterio que presidirás en otras épocas llegó a utilizar métodos inmorales”, escribió el Papa. “Fueron tiempos donde más que promover el saber teológico se perseguían posibles errores doctrinales. Lo que espero de vos es sin duda algo muy diferente”.


¿Distinto cómo?

El Papa dijo específicamente que el DDF debe trabajar para “aumentar la comprensión y la transmisión de la fe al servicio de la evangelización”, citando la exhortación apostólica de 2013, Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio), en la que Francisco expuso su visión para su pontificado poco después de su elección.

El Papa cimentó este cambio hacia la evangelización como prioridad en su reforma de la Curia Romana (2022), las oficinas de gobierno de la Iglesia, cuando promovió el recién creado Dicasterio para la Evangelización para que fuera la oficina número uno del Vaticano, desplazando a la antigua “Suprema” al segundo lugar-2. En esa constitución reformada para la Curia, Francisco precisó que la función de la DDF consiste en “promover y tutelar la integridad de la doctrina católica sobre la fe y la moral, sobre la base del depósito de la fe y también buscando una comprensión cada vez más profunda de esta ante los nuevos interrogantes” (PE 69).

Ya era evidente el deseo del Papa de un DDF que ayudara a desarrollar la enseñanza católica, un deseo que recalcó cuando escribió que el dicasterio debería permitir un “crecimiento armonioso” que reconciliara “las distintas líneas de pensamiento filosófico, teológico y pastoral” en lugar de actuar como un “mecanismo de control”. Advirtió específicamente contra el peligro de dejar que las “cuestiones secundarias” eclipsaran a las “centrales”, siendo la central la misericordia de Dios.

Francisco aseguró a Fernández en su carta que le había elegido porque no se “contentaba con una teología de escritorio”, ya que había sido párroco y había dirigido una arquidiócesis en Argentina. Ambos se conocían al menos desde los años noventa y colaboraron estrechamente en la redacción del documento de Aparecida del CELAM en 2007; el entonces cardenal Bergoglio nombró a Fernández rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) en 2009.

En ese momento, el nombramiento de Fernández se estancó durante un año y medio, ya que fue investigado por la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe por posible heterodoxia en su teología, una experiencia que, aunque “se resolvió con serenidad”, ni Francisco ni Fernández olvidaron. Tras la elección de Bergoglio como Papa, nombró obispo a Fernández y, según algunos, lo incluyó en la redacción de aquel primer documento programático, Evangelii gaudium. A Fernández también se le suele atribuir ser el escritor fantasma de la exhortación apostólica postsinodal de Francisco Amoris laetitia (La alegría del amor), que abrió la puerta a que los católicos divorciados y vueltos a casar recibieran la Comunión.

Francisco además nombró a Fernández miembro de dos sínodos y consultor de la Congregación para la Educación Católica, el organismo que años atrás le negó la aprobación como rector de la UCA por la preocupación de la oficina de doctrina del Vaticano que ahora dirige. Y hace muy poco, el Papa le ha nombrado también miembro del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

Con este largo historial de colaboración, parece que Francisco podría haber tenido a Fernández en mente para este papel durante años. Como explicó el historiador eclesiástico Massimo Faggioli -en una entrevista cuando Fernández fue nombrado-, “se trata más de la elección de la persona que de lo que dice el Papa en su carta… Se trata de un punto de inflexión con respecto a estos últimos 40 años, y más visiblemente un giro porque [Fernández] es latinoamericano”.

Faggioli explicó que el nombramiento marcaba el final de la “era Ratzinger” de los jefes de la DDF, que se extendió hasta el prefecto anterior, el cardenal Luis Ladaria Ferrer, un jesuita que fue secretario de la congregación bajo el “devoto de Ratzinger”, el cardenal Gerhard Müller. Faggioli trazó un contraste entre el enfoque de “teología de escritorio” de esa era y el estilo latinoamericano, que prioriza estar “en contacto con la condición existencial de la gente real”. Como Francisco ha dicho muchas veces, incluso en su carta en el nombramiento de Fernández, “la realidad es superior a [las ideas]”.

VIDEO. Para conocer a Víctor Manuel Fernández, nuevo jefe de la doctrina

 

El DDF del cardenal Fernández

Algunas de las decisiones que Fernández ha tomado en sus cuatro meses como jefe de la doctrina parecen inspirarse en la carta de Francisco. La declaración Fiducia supplicans, de la que se ha informado ampliamente, por ejemplo, que esboza una teología de las bendiciones y permite a los sacerdotes bendecir a las parejas en lo que la Iglesia llama “situaciones irregulares” -incluidas las parejas del mismo sexo y las parejas que conviven sin estar casadas- parece preocupada principalmente por extender la misericordia de Dios a las personas que viven en situaciones de la vida real, a las que la Iglesia posiblemente había descuidado en el pasado.

Este enfoque es similar al que Francisco -y posiblemente Fernández- adoptó respecto a las parejas divorciadas y vueltas a casar en Amoris laetitia. Otras decisiones de Fernández parecen combinar el enfoque pastoral que Francisco ha defendido con el estilo propio de Fernández de comunicación frecuente.

Fernández ha sido siempre un escritor prolífico, autor de numerosos libros breves de carácter especulativo y de orientación, así como de obras teológicas de mayor peso, y ha publicado con frecuencia en Facebook, respondiendo incluso a las críticas a su nombramiento, hasta que fue nombrado cardenal en septiembre de 2023. Ha concedido muchas entrevistas desde su designación y se le considera el prefecto del DDF que más se ha abierto a la prensa en la historia moderna, con un margen significativo.

Asimismo, el DDF ha emitido más comunicados desde el nombramiento de Fernández de lo que muchos observadores del Vaticano recuerdan que haya hecho en el pasado. Después de negarse a responder por siete años a las dubia (“dudas” sobre una enseñanza expresadas en preguntas de sí o no) sobre Amoris laetitia, planteadas por cinco cardenales, tras el nombramiento de Fernández la oficina respondió rápidamente a dos nuevas dubia: Una de algunos de los mismos cardenales que pedían aclaraciones sobre una serie de cuestiones controversiales, como la comunión de los divorciados y vueltos a casar, la ordenación de mujeres y las bendiciones para parejas del mismo sexo, y otra a un obispo brasileño que aclaraba que las personas transexuales pueden ser bautizadas y servir como padrinos, siempre que las personas transexuales que desempeñen estas funciones no causen “escándalo público”.

Las respuestas del DDF a los cardenales mantuvieron la línea de Francisco sobre el acceso a la Comunión y la ordenación de mujeres y ofrecieron una cautelosa apertura a las bendiciones para parejas del mismo sexo, que exploraría más a fondo en su declaración de diciembre de 2023. Otro ejemplo de la comunicación más frecuente del DDF bajo Fernández es su comunicado del 4 de enero en respuesta a algunas de las críticas a Fiducia supplicans, que instaba a obispos y sacerdotes a “reflexionar serenamente [sobre la declaración], con corazón de pastores, fuera de toda ideología” y afirmaba que el documento no es “herético”, como tampoco lo son los sacerdotes que ofrecen esas bendiciones.

VIDEO. Lo que Francisco quiere del prefecto para la Doctrina de la Fe

 

Cómo repercuten las decisiones en la Iglesia

El nombramiento del cardenal Fernández como prefecto de la DDF se ha interpretado ampliamente como un esfuerzo del papa Francisco por apuntalar su legado, quizá el más significativo después del proceso sinodal de 2021-24. Hasta ese momento, Francisco había evitado hacer grandes cambios en la oficina doctrinal, primero manteniendo al cardenal Gerhard Müller, nombrado por Benedicto XVI y que se ha revelado como un notorio crítico del Papa, para que cumpliera su mandato de cinco años, y luego sustituyéndolo por el secretario del DDF -del mismo cardenal Müller- el cardenal Ladaria. Aunque no es un crítico manifiesto de Francisco, Ladaria emitió una respuesta en 2021 a una dubia en la que se prohibía la bendición de “uniones” del mismo sexo (en lugar de “parejas”, que es lo que se aborda en la declaración de 2023) con la que, al parecer, Francisco no estaba satisfecho, a pesar de haber firmado.

Su decisión hasta ahora de no hacer grandes cambios en la jerarquía del DDF fue vista generalmente como un deseo de no agravar la polarización que ha aumentado en la Iglesia en la última década. La elección de Francisco de nombrar a un aliado clave para el cargo, aunque probablemente dirigida a integrar su enfoque más pastoral en la doctrina de la Iglesia, también corre el riesgo de profundizar las divisiones, como se ha visto en algunas de las reacciones contra Fiducia supplicans.

Francisco, al parecer, no quiere alienar a aquellos que no están preparados para tales cambios: Este mes, consintió la decisión de los obispos africanos, bajo el liderazgo del cardenal Fridolin Ambongo Besungu, de que “en general van a preferir no bendecir” a las parejas del mismo sexo. El corresponsal de America Magazine en el Vaticano, Gerard O’Connell, ha informado de que el cardenal Ambongo habló de ello tanto con Francisco como con Fernández.

Pero tales matices tienden a pasar desapercibidos entre los reportes de los medios de comunicación sobre la declaración y las reacciones negativas de algunos obispos y comentaristas. A pesar de la disposición del Papa a permitir diferentes aplicaciones pastorales -incluso una que parece estar en total desacuerdo con su declaración- persiste la narrativa del papa Francisco como un “liberal” o “progresista”. Como señaló el vaticanista, Michael J. O’Loughlin, en un reciente episodio de Inside the Vatican sobre Fiducia supplicans, la percepción mediática de un acontecimiento suele dictar su realidad en el imaginario popular.

Con un jefe de doctrina que parece dar prioridad a la comunicación frecuente y franca, tanto desde su oficina como en entrevistas, al tiempo que implementa las reformas que Francisco quiere consolidar y que pueden haber encontrado resistencia en la oficina de doctrina en el pasado, es probable que la polarización política en la Iglesia continúe profundizándose. Y esto podría continuar siendo una realidad, aún cuando desde la Santa Sede se siga permitiendo una diversidad de prácticas pastorales, lo que parece ser un principio clave del pontificado de Francisco.

VIDEO. Víctor Manuel Fernández es creado cardenal

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Fuentes

America Magazine / Videos: Cadena 3 Argentina – Rome Reports / Foto: EFE

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