30 años de Evangelium vitae: “La vida es siempre un bien”

8:00 p.m. | 7 abr 25 (VTN/AO).- En un tiempo de graves violaciones a la dignidad humana, la Santa Sede ha publicado “La vida es siempre un bien”. Es un texto que presenta renovadas directrices para iniciar procesos eclesiales. Estos procesos buscan promover una pastoral de la vida humana en diversos contextos geográficos y culturales. Destaca la importancia de valorar y proteger la vida en todas sus etapas y circunstancias. Esta publicación se lanza en el marco del 30 aniversario de la encíclica Evangelium vitae, que reitera que la vida debe ser cuidada en cualquier situación.

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Una verdadera pastoral de la vida humana

Con ocasión de la celebración del XXX aniversario de la carta encíclica Evangelium vitae, se publicó el subsidio titulado “La vida es siempre un bien. Iniciar procesos para una Pastoral de la Vida humana”. En la introducción de este documento, el cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, escribe: “En una época de gravísimas violaciones de la dignidad del ser humano, en tantos países, atormentados por guerras y todo tipo de violencia (especialmente sobre las mujeres, los niños antes y después del nacimiento, los adolescentes, las personas con discapacidad, los ancianos, los pobres, los migrantes) es necesario dar forma a una verdadera y específica Pastoral de la Vida humana”.

Añade que esta pastoral debe poner en práctica lo que ha reafirmado la reciente Declaración Dignitas infinita del Dicasterio para la Doctrina de la Fe: “una dignidad infinita, que se fundamenta inalienablemente en su propio ser, le corresponde a cada persona humana, más allá de toda circunstancia y en cualquier estado o situación en que se encuentre” (DI 1). La vida de cada hombre y de cada mujer debe ser, por lo tanto, siempre respetada, custodiada, defendida. Este principio, reconocible incluso por la sola razón, debe aplicarse en cada país, en cada pueblo, en cada casa.

El cardenal Farrell concluye afirmando que “esto tiene que ver con la coherencia del mensaje de la Iglesia católica sobre el valor de la persona humana (cf. Evangelii gaudium, 214): hoy, más que nunca, nos exhorta a poner el respeto de la dignidad y de la vida de cada persona en el centro de nuestro compromiso por el bien común y la fraternidad (cf. Dignitas infinita, 1)”.


Promover la dignidad de cada persona

El subsidio es fruto de un diálogo permanente con los Obispos: “Los principales destinatarios de este subsidio pastoral son los obispos que, en sus frecuentes visitas ad limina a la Santa Sede, han reiterado siempre la urgencia de impulsar la protección y la promoción de la vida y la dignidad de toda persona humana”, comentó monseñor Dario Gervasi, secretario adjunto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. En un seminario web organizado por el Dicasterio en 2024 con los responsables de las oficinas de Familia y Vida de las conferencias episcopales de todo el mundo, se inició un proceso común de desarrollo de la pastoral de la vida humana, a la luz de los recientes impulsos dados por el documento Dignitas infinita.

Mons. Gervasi también subraya la importancia de un diálogo común para fortalecer el camino de cada diócesis, invirtiendo en recursos para una formación más eficaz de los laicos y aumentando en las nuevas generaciones la sensibilización sobre el valor de la vida humana. Según el prelado, la formación de las conciencias es fundamental para promover una cultura de la vida renovada. No se trata de oponerse a una cultura específica, sino de mostrar la belleza, la verdad y la alegría que conlleva defender la vida a lo largo de todo su curso.


La sinodalidad y un camino en cada diócesis

Este subsidio propone una metodología pastoral para la vida humana en cada Iglesia particular, con el objetivo de iniciar y desarrollar procesos que respondan a la misión evangelizadora de la Iglesia. El “Documento Final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos 2024”, aprobado por el papa Francisco, reafirma que la defensa de la vida y los derechos de la persona son parte fundamental de esta misión (Documento final, 151). Este llamado se dirige a todos, laicos y pastores, basándose en la identidad bautismal común de los fieles (cf. Documento final, 4).

La Iglesia está llamada no solo a abordar los desafíos urgentes en la protección de la vida humana, sino a hacerlo con una nueva perspectiva que sirva a la misión de Cristo. El texto afirma que se requiere caminos de “transformación misionera” (Doc. final, 11) a partir del modus vivendi et operandi que cualifica a la Iglesia, es decir, la sinodalidad. Ésta, en relación con la misión de custodiar la vida humana, también indica una práctica esencial, un método transformador en el cumplimiento de la misión: es necesario discernir, compartir, transformar las mentes y los corazones de cada uno para servir a la vida humana.

Por eso, este documento ofrece una metodología de trabajo basada en la conversación en el Espíritu y el discernimiento, buscando la conversión y la formación de los fieles y pastores. A través de esta escucha y diálogo, se busca identificar nuevas formas de actuar y caminos para promover y defender la vida humana en la comunidad. “En la conversación siempre está en juego la conversión, ya que la dinámica de la escucha en el compartir abre nuevas formas de ser y nuevos caminos en cada persona y en la comunidad”.


La percepción de las Iglesias locales

El documento señala que, hoy en día, la Iglesia debe desarrollar nuevas competencias para acompañar a los jóvenes, las familias y las comunidades, especialmente en las llamadas “periferias existenciales”. Estas son zonas donde se vive una profunda soledad, desesperación y vacío espiritual, particularmente en contextos de extrema pobreza. También advierte sobre la extensión de la relativización del valor de la vida humana, especialmente en ámbitos económicos y sociales, lo que alimenta la “cultura del descarte”. Este fenómeno afecta a los ancianos, las mujeres, los menores y los más pobres.

En cuanto a la pastoral, el documento subraya que la Pastoral de la Vida debe concebirse como un proceso integral dentro de la comunidad cristiana. Su propósito no es solo establecer objetivos y actividades, sino iniciar un proceso de transformación personal, una conversión pastoral. La reflexión coherente, el diálogo, la escucha y la observación de la realidad son esenciales para construir una inteligencia eclesial que permita discernir y actuar en favor de la vida humana, que sigue siendo ultrajada y descartada.


El punto de partida en el método para agentes pastorales

El texto enfatiza que el punto de partida de la planificación pastoral debe ser el contacto con la realidad actual. Al igual que Jesús, quien caminaba por las calles y se encontraba con personas, los agentes de pastoral deben comprender las situaciones concretas desde el encuentro y la relación, no solo desde los datos estadísticos. Esta fase inicial se describe como una “lluvia de ideas”, donde se busca sacar a la luz la realidad a través de los conocimientos y experiencias de los miembros de la comunidad. Así, los objetivos no se imponen de antemano, sino que surgen del discernimiento comunitario.

LEER. “La Vida es siempre un bien. Iniciar procesos para una Pastoral de la Vida humana” (PDF)

VIDEO. “La vida es siempre un bien”. Subsidio del Dicasterio Laicos Familia y Vida

Pastoral de la vida humana: menos “imponer normas”, más “transmitir valores”

Según Gabriella Gambino, subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, el Papa polaco “previó que las gravísimas formas de violación de la vida de los más débiles no eran más que la expresión de una idea perversa de la libertad que transforma el crimen en ley”. Entrevistada por la prensa vaticana, Gambino recuerda que la Iglesia no ha dejado de reafirmar la dignidad de toda persona, como lo demuestra el subsidio “La vida es siempre un bien”. Otra prueba reciente es el documento Dignitas infinita, una declaración del Vaticano que el 8 de abril cumplió un año de publicada. En cualquier caso, y orgullosa de los esfuerzos de la Santa Sede, la subsecretaria destaca que “el valor de la vida no es solo un valor católico, sino laico, universal”.

“Y es indisponible, nadie puede disponer de él, ni siquiera quien lo posee”, añade. Apoyándose en el texto que acaba de ver la luz, Gambino detalla que esta nueva Pastoral de la Vida Humana debería servir, más que para “imponer normas”, para “transmitir valores”. Y lejos de entender este compromiso como una lucha dialéctica, invita a la difusión de estos valores “sabiendo argumentarlos en su verdad y mostrarlos en su impactante belleza”. Además, “La Vida siempre es un bien” anima a que esta nueva pastoral en cada diócesis sea estable y sistemática. A este respecto, Gabriella Gamino explica que “hay iniciativas aquí y allá, pero a menudo son esporádicas”. A su juicio, deben crearse mesas de trabajo permanentes para planificar un compromiso concreto y permanente de formación de los fieles en la protección y promoción de la vida y la dignidad de la persona.

Finalmente, según la subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, será fundamental el apoyo de cada conferencia episcopal para llevar esta tarea a cabo y de las delegaciones de familia de cada diócesis, pues “cada Iglesia local podrá identificar prioridades y métodos de acción según su realidad y con un enfoque sinodal”.

LEER. Entrevista completa a Gabriella Gambino

VIDEO. P. Velásquez: Re-leer la Evangelium vitae a la luz de los nuevos retos como la IA

Mons. Gervasi en L’Osservatore Romano: 30° aniversario de Evangelium vitae

“El Evangelio de la vida está en el centro del mensaje de Jesús” (EV, 1). De esta manera el 25 de marzo de 1995, Juan Pablo II iniciava la carta encíclica Evangelium vitae, de la cual recordamos su trigésimo aniversario de publicación. La intención de la encíclica era la de “meditar de nuevo y anunciar el Evangelio de la vida, esplendor de la verdad que ilumina las conciencias, luz diáfana que sana la mirada oscurecida, fuente inagotable de constancia y valor para afrontar los desafíos siempre nuevos que encontramos en nuestro camino” (EV, 6).

La carta se basaba en la constatación de las gravísimas violaciones de la dignidad humana delante de las cuales la Iglesia no puede permanecer en silencio, sino que debe alzar “el clamor evangélico en defensa de los pobres del mundo y de quienes son amenazados, despreciados y oprimidos en sus derechos humanos” (Juan Pablo II, Carta a todos los Obispos de la Iglesia sobre la Intangibilidad de la Vida Humana, 19 de mayo de 1991).

El Pontífice había denunciado claramente los atentados que la persona humana sufre a lo largo de todo el arco de la vida: millones de vidas forzadas a la miseria, desnutrición y hambre, violencia de las guerras, comercio de las armas, desorden imprudente de los equilibrios ecológicos, difusión criminal de la droga, modelos inaceptables y arriesgados del ejercicio de la sexualidad. Después, se detenía en los atentados concernientes a la vida naciente y a la vida terminal, donde la vida misma se encuentra “en situaciones de máxima precariedad, cuando está privada de toda capacidad de defensa” (EV, 11).

De manera profética, Juan Pablo II había hablado de estructuras de pecado y de una cultura de muerte que se estaba difundiendo y cuyos efectos ya eran visibles en la crisis demográfica. Sin embargo, contra estos abusos del poder, el Papa reiteró que “la vida es siempre un bien” (EV, 31) y aún cuando pueda estar amenazada, ella siempre es un bien precioso, objeto de un amor tierno y fuerte de parte de Dios. En la Encíclica, Juan Pablo II auguraba también una continuación de la obra de la caridad hacia cada forma de la vida humana y “una paciente y valiente obra educativa” (EV, 88), que pusiera a disposición numerosas actividades para promover una nueva cultura de la vida y “la formación de la conciencia moral sobre el valor inconmensurable e inviolable de toda vida humana” (EV, 96).

VIDEO. Francisco recuerda los 25 años de la encíclica Evangelium vitae (año 2020)

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Fuentes

Vatican News / Revista Alfa y Omega / Dicasterio para los laicos, la familia y la vida (2) / Videos: Vatican Media – Rome Reports / Imagen: Dicasterio para los laicos, la familia y la vida

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