Tecnología con láser está revolucionando la extracción de tumores cerebrales

El doctor Daniel Orringer, líder del estudio.
El doctor Daniel Orringer, líder del estudio.

La cirugía de un tumor cerebral es extremadamente delicada: si se extrae demasiado tejido se le puede causar discapacidad al paciente, si no se extrae lo suficiente el cáncer puede volver.

Pero una nueva técnica con láser puede ayudar a los cirujanos a tomar la difícil decisión de cuánto tejido extraer.

El cáncer cerebral es como una nube, puedes definir el centro, pero los extremos son muy difíciles de distinguir”, le dijo a la BBC el doctor Daniel Orringer, uno de los investigadores que desarrolló la tecnología Stimulated Raman scattering (SRS) microscopy (microscopía de dispersión Raman de estimulada).

En otros tipos de cáncer, como el de intestino, los médicos pueden extraer parte del tejido aledaño al tumor que no es esencial. Pero no hay “tejidos no esenciales” en el cerebro.

Los investigadores liderados por el doctor Orringer demostraron que con esta tecnología láser pueden detectar rápidamente la infiltración de células de un tumor en el tejido humano fresco.

Esta técnica fue probada ya en 360 pacientes en los hospitales universitarios de las universidades de Michigan y de Harvard, en EE.UU.

El siguiente paso, según proponen en el estudio publicado en la revista Nature Biomedical Engineering, es ponerla a prueba en casos clínicos.

Dos craneotomías

Karen Wischmeyer pasó por dos craneotomías en poco tiempo.

Karen Wischmeyer, maestra de pre escolar en Michigan, es el tipo de paciente que se podría haber beneficiado de esta nueva tecnología.

Tuvo que pasar por dos operaciones cerebrales en un periodo muy corto de tiempo.

Hace dos años que tuvo un gran ataque epiléptico en medio de la noche y los médicos encontraron un tumor cerebral.

Pero en la primera operación solo le retiraron parte del cáncer.

El objetivo de esta nueva tecnología es dar un cuidado

“Tuve dos craneotomías, pasé por semanas de dolores de cabeza fuertes, unos cuatro meses en total de recuperación y perdí muchas clases”.

Karen todavía tiene que hacerse escáneres regularmente para descartar que el tumor siga creciendo en su cerebro.

Cómo funciona

Incluso en los mejores hospitales el tiempo que se tarda en hacer una biopsia intraoperatoria puede retrasar la toma de decisiones durante una operación de un tumor cerebral.

Imágenes de tejido cerebral tomadas con SRS microscopy.

Normalmente el equipo médico tiene que enviar parte del tejido cerebral extraído a un laboratorio donde es congelado y “teñido” antes de ser analizado e interpretado. Ese proceso toma de 30a 40 minutos.

La nueva tecnología con láser es un microscopio portátil que está en el propio quirófano.

Funciona emitiendo un rayo de luz sobre el tejido. Las propiedades de esa luz de láser cambian dependiendo de qué es lo que está tocando.

Las diferencias químicas entre una célula cancerígena y un tejido cerebral normal hacen que el cirujano pueda identificar el límite exterior del tumor.

Según el doctor Orringer, el objetivo de esta nueva tecnología es dar un cuidado “más eficaz, seguro y preciso” en el tratamiento de los tumores cerebrales.

“Muchas de las veces en que pensamos que ya acabamos la operación probablemente deberíamos seguir un poco más. Con la tecnología microscopia SRS tenemos la capacidad de verlo”, le dijo Orringer a la BBC.

Sin embargo, todavía no está claro si esta tecnología tendrá un impacto en la probabilidad de supervivencia de los pacientes con cáncer cerebral.

Eso sólo se sabrá cuando se utilice en casos clínicos a largo plazo.

Fuente: bbc.com

Blappy, una nueva app de chat por bluetooth para personas con discapacidad sensorial

Investigadores del Centro Español de Subtitulado y Audiodescripción (CESyA), dependiente del Real Patronato sobre Discapacidad y gestionado por la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), han desarrollado Blappy, una aplicación que permite la comunicación chat vía bluetooth entre dos personas con diversidad funcional.

Blappy

Blappy es una aplicación para smartphones que está diseñada para posibilitar una comunicación ágil entre personas con discapacidad visual y/o auditiva. Permite convertir mensajes de voz en texto y viceversa, además de incluir imágenes en alto contraste, la posibilidad de realizar zoom en la pantalla y resultar compatible con el servicio de accesibilidad TalkBack. Para hacer uso del servicio, basta con tener instalada la app en dos terminales a menos de 30 metros en un entorno cerrado de bluetooth. Una vez registrado el usuario, existen dos maneras de establecer el envío de mensajes: por reconocedor de voz o por teclado.

Esta aplicación podría resultar de interés para una gran cantidad de usuarios. Solo en España hay cerca de un millón de personas que tienen discapacidad visual y alrededor de otro millón que tienen discapacidad auditiva, según CESyA. La aplicación está disponible en cuatro idiomas (castellano, francés, inglés y portugués), pero su tecnología permite traducir las conversaciones a todos los idiomas que detecta el servicio de Google Translator.

Blappy está disponible para móviles con sistema operativo Android y para utilizarla basta con descargarse la app en la Play Store y habilitar el bluetooth para conectarse con otro teléfono inteligente que también la tenga instalada. No obstante, sus desarrolladores ya trabajan en una versión que pronto estará disponible para móviles de la plataforma iOS de Apple.

En palabras de Belén Ruiz Mezcua, profesora titular del departamento de Informática de la UC3M y directora gerente de CESyA, esta iniciativa constituye una apuesta por la accesibilidad y “es un ejemplo de transferencia de tecnología al servicio de las necesidades sociales”. Del mismo modo, “cumple con el paradigma de un diseño accesible para todos”, afirma Adrián Baeza, investigador del CESyA y uno de los profesionales implicados en el lanzamiento del proyecto.

Este proyecto se ha desarrollado con el apoyo del Laboratorio de Accesibilidad Audiovisual de la UC3M, que está compuesto por 19 profesionales y que forma parte del Centro de Tecnologías para la Discapacidad y la Dependencia del Parque Científico de la UC3M.

Para más información: http://blappy.cesya.es/

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Un robot al estilo de Hawking

Para hacer que este robot se mueva, sólo hay que parpadear dos veces

Aunque los robots pronto podrán ir al espacio, todavía es difícil construir uno que la gente realmente quiera tener en casa y la oficina. Por eso, Marita Cheng piensa que ha tenido éxito. Con sede en Melbourne, su empresa Aubot ha construido un robot de telepresencia que puede ser controlado por el cerebro. Aunque es particularmente útil para personas con discapacidades que tienen movilidad limitada, Cheng piensa que también podría ser útil para una gran variedad de usuarios.

“En lugar de perder un día de trabajo cuando estás enfermo, puedes enviar al robot a trabajar”, dijo Cheng. “Todavía puede ir a las reuniones en el trabajo con el auricular y participando a través de nuestro robot de telepresencia”.

Mientras que los robots de telepresencia están ampliamente disponibles en sitios como Amazon, Cheng dijo que su robot, Teleport, es diferente gracias a su interfaz de control del cerebro, el MindWave. En palabras de Cheng: “todo lo que alguien tiene que hacer es pensar, y el robot se moverá”.

El MindWave mide la actividad eléctrica en el cerebro, junto con un sensor de movimiento que se coloca en la frente. El robot se mueve si el usuario se concentra sobre un umbral. Para alternar entre avanzar, retroceder, izquierda o derecha, simplemente hay que parpadear dos veces.

El robot tiene sensores para evitar colisiones, así como una lente de gran angular. Casi dos metros de alto, cuesta 3.800 dólares, mientras que el MindWave puede costar alrededor de 200 dólares. La duración de la batería del robot es de seis horas, por lo que dura casi todo el día en la oficina.

Cheng cree que los robots tienen un inmenso potencial en los hospitales, cuidando de ancianos

“Aubot ha estado construyendo armas robóticas para personas con discapacidades hace años”, explicó. “A través de hablar con varios líderes de pensamiento y los líderes de la industria que están muy entusiasmados con la tecnología de lectura cerebral de extremidades protésicas y robots … Pensé, vamos a aplicarlo a algo que ya existe en el mercado”.

Mientras que la robótica es un campo con un rápido desarrollo, Cheng sugirió que es importante crear soluciones viables y comercialmente disponibles siempre que sea posible. En el caso del robot Teleport, la tecnología existente significaba que era posible construir una nueva solución rápidamente.

“Creo que la gente todavía está tratando de averiguar lo que podemos hacer para un mercado de consumo masivo asequible, pero también un mercado útil”, explicó Cheng.

Para muchas personas con discapacidades, a menudo es irritante cuando se ven obligados a utilizar una tecnología específicamente diseñada para ellos, pero que no tienen acceso a ella por los altos precios.

Por supuesto, el Teleport no es asequible, pero Cheng argumentó que para estas personas con movilidad limitada poder acceder a esta tecnología puede cambiar tu vida, y eso no tiene precio.

Señalando el éxito de Roomba de iRobot, Cheng añadió que es importante “enfocar el láser” en un problema particular y resolverlo al hacer robots

“Ellos han vendido millones de robots de limpieza al vacío en todo el mundo, y han generado muchas compañías de imitación”, añadió. “Si piensas en ello, tiene un nicho muy bien definido y vertical, así que creo que otras compañías de robótica deben hacer eso también; resolver problemas específicos y bajar el coste para que muchas personas puedan permitírselo”.

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Exoesqueleto ayuda a caminar a personas con discapacidad

Con un costo de 40.000 dólares, este exoesqueleto robótico ayuda a caminar a las personas con problemas motoros

El exoesqueleto Phoenix pesa 12 kilos y que es capaz de adaptarse a cada persona. (Foto: SuitX)

Las personas que sufren accidentes que los incapacitan muchas veces están relegados a desplazarse con una silla de ruedas. Ante ello, los ingenieros de compañía SuitX crearon un exoesqueleto robótico de solo 12 kilos y que es capaz de adaptarse a cada persona.

“En realidad no podemos solucionar su enfermedad. No podemos arreglar su lesión. Pero sí podemos disminuir los efectos secundarios”, dice el fundador y de CEO SuitX Homayoon Kazerooni. “Se da una mejor calidad de vida”, agrega

 El exoesqueleto, llamado Phoenix, devuelve el movimiento a las caderas y rodillas del usuario gracias a pequeños motores incorporados a una prótesis ortopédica tradicional.

Los usuarios controlan el movimiento de cada pierna con unos botones integrados en las muletas y consiguen caminar a velocidades cercanas a un kilómetro por hora, según detallan los creadores al MIT Technology Review.

Phoenix cuenta con una batería externa que se lleva como una mochila que brinda una autonomía al exoesqueleto de hasta ocho horas. Además, los datos del recorrido del paciente pueden ser rastreados con una aplicación.

Sin embargo, SuitX reconoce que desarrollar este tipo de dispositivos supone muchos retos que debieron superar.

“La velocidad, el tiempo de funcionamiento, la movilidad y facilidad de uso tienen que ser lo suficientemente buenos para que el usuario prefiera este sistema a otros ya disponibles”, dice Volker Bartenbach, uno de los inventores.

“Si necesitas 10 minutos en llegar a una panadería que se encuentra a 100 metros de distancia con un exoesqueleto que lleva a cinco minutos en colocarse, es probable que (el usuario) vaya a utilizar la silla de ruedas en su lugar”, agrega.

El principal objetivo ahora es construir una versión infantil del exoesqueleto. Los niños con trastornos neurológicos a veces requieren un entrenamiento exhaustivo para poder andar o pueden arriesgarse a perder la movilidad, afirman los desarrolladores.

Por ahora su precio será de 40.000 dólares, una cifra muy por debajo de inventos similares que llegan a superar los 100.000 dólares. SuitX ya ha abierto las reservas para las primeras unidades de Phoenix, las cuales se esperan sean enviadas durante marzo.

Fuente: MIT Technology Review/Unocero

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El Giromouse, para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad

Junto a tres compañeros de la Facultad (Ingeniería electrónica, UBA), Iván Isaack desarrolló Giromouse, un dispositivo de muchísima utilidad para personas con discapacidad.

Por ahora cuentan con prototipos en uso y para demostraciones, mientras avanzan en el diseño industrial que además, incluye hacerlo inalámbrico. Pero para llegar a lo que a simple vista se nos presentará como una vincha, debieron trabajar con algoritmos, giróscopos, acelerómetros, magnetómetros, unidades inerciales que hicieron posible un mouse nuevo, que se maneja con pequeños movimientos de la cabeza.
Lo presentaron en el concurso Potenciate, que promueve el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y obtuvieron el primer premio en la categoría Innovación, Ciencia y Tecnología. También en INNOVAR, el Concurso Nacional de Innovaciones, organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, en el que ganaron el primer premio en Tecnología para la discapacidad.
“Somos cuatro compañeros de la Facultad -contó Iván para mencionar a Facundo Cancino, Iván Di Vito y Matías Ñañez.
¿A partir de qué desafío o propuesta comenzaron a trabajar en el Giromouse?, preguntamos y lo escuchamos: surgió del papá de Facundo, que es neurólogo y director de una clínica de rehabilitación en Buenos Aires, que le propuso crear soluciones aprovechando la tecnología”.
“Facundo fue a la clínica, conoció pacientes con distintas patologías y vio que había mucho para hacer. Encontró un chico que cayó de un caballo y quedó cuadripléjico. Antes, este chico usaba la computadora y ya no tenía posibilidades de hacerlo, porque hay dispositivos, pero son muy caros o muy incómodos, algunos casi no sirven, entonces termina recurriendo a la enfermera”.

Nos invitó y comenzamos a trabajar -contó- en esto que tiene mucho de ensayo y error, probando con los pacientes. Hicimos un dispositivo con un sensor que se mordía para hacer el click. Pero nos dijeron que se podía romper de tanto morderlo, que se ensuciaba con la saliva. Decidimos hacer otro, con un sistema de espera, y si bien anduvo, resultó muy lento”.
“Seguimos pensando, porque los cuadripléjicos en general sólo mueven la cabeza y los músculos de la cara. Se me ocurrió probar con un sensor que tomara el movimiento de una ceja cuando se levanta. Hicimos el prototipo (que trajo al diario y pudimos probar) y anduvo”.
“Ahora en la clínica hay cuatro prototipos en uso, mientras una diseñadora industrial está trabajando en el diseño de la carcasa. Nosotros nos ocupamos del software -contó- ya tenemos el modelo inalámbrico y queremos instalarle un programa con distintas opciones de clicks y que permita agregar funciones directas, como por ejemplo, llamar a un enfermero”.
Como es de imaginar, Iván compartió el deseo del grupo, que es industrializar el Giromouse.
Para esto cuentan con el respaldo de los premios obtenidos no sólo en lo económico sino también en la oferta de un espacio físico donde trabajar y el apoyo del INTI para gestionar la patente y hacer el control de calidad.
-Con tanto desarrollo, pruebas y demostraciones del Giromouse, ¿cómo van con la carrera?, preguntamos e Iván respondió “bien. Todos la tenemos como prioridad”.
Y si bien no fue un trabajo hecho para presentar en una cátedra, agregó que los profesores de ingeniería biomédica a los que comentaron su invención y ayudaron cuando tuvieron alguna duda, convocaron a los dos Iván a trabajar en laboratorio de biomédica de la Facultad.
“Nos sumamos a un proyecto para hacer un exoesqueleto, para personas con problemas para caminar. Algo así como unas piernas robóticas”, simplificó.

 El Giromouse

Ya se sabe que el prototipo funciona y no falla. Tiene un sensor de movimiento dispuesto para un costado de la cabeza que toma los movimientos hacia arriba, abajo y a los lados e indica para dónde debe ir el puntero del mouse y otro que, situado sobre una ceja (cualquiera de las dos, porque el dispositivo es inteligente) cuando ésta se levanta activa el click. Tiene un chip programado que se encarga de procesar los datos de los dos sensores para traducirlos en información que envía a la computadora.
“Usamos giróscopos, acelerómetros y magnetómetros y a partir de este algoritmo logramos detectar el movimiento de giro y con el mismo principio, el de la ceja”, explicó Iván.
El Giromouse une dos grandes ejes: las ganas de probar, de innovar en lo tecnológico, desafío propio de estudiantes de ingeniería electrónica, y el deseo de poner los conocimientos al servicio de las personas con cuadriplejía.
“Nunca había estado en una clínica de rehabilitación. Ver la falta de independencia que tiene una persona te moviliza, porque está en una cama sin nada que hacer y una computadora puede cambiarle la vida. Tenemos el caso de un contador, que hoy puede manejar la computadora y trabajar”, compartió.
Y así como hoy la prioridad es culminar la carrera universitaria, Iván Isaack, Facundo Cancino, Iván Di Vito y Matías Ñañez planean crear después una empresa de tecnología asistiva.
De sus proyectos y sus logros se puede saber más ingresando a lab-a.com.ar, la página propia en la que se lee “LAB•A nace del deseo de mejorar efectivamente la calidad de vida de personas con discapacidad a través de la tecnología. Para cumplir este objetivo creemos indispensable el desarrollo de dispositivos y de software directamente desde las necesidades reales de las personas en estas situaciones, y es por eso que todos nuestros productos nacen de la interacción entre pacientes que comunican sus necesidades y prueban los productos, profesionales de la salud que asesoran el desarrollo, y profesionales de la tecnología que materializan las soluciones”.

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