Amadou Bagayoko y Mariam Doumbia se conocieron en el instituto para jóvenes ciegos de Bamako, la capital de Mali. Allí se enamoraron y comenzaron a hacer música juntos.
Treinta años después, el dúo recorre el mundo con una mezcla explosiva de blues africano y otros ritmos del mundo. Verlos en vivo es una inyección de alegría, baile y vibraciones positivas difícil de olvidar.
“Amo su voz y su manera de tocar la guitarra. Es un buen músico”, dice Mariam a BBC Mundo sentada en el camarín de un teatro londinense, mientras toma la mano de su compañero.
Hoy día están comprometidos con muchas causas, pero empezaron a cantar para concientizar sobre la ceguera. También cantan sobre el amor, la vida en Mali y la situación política en el mundo.
Frente a la imagen negativa que los medios suelen transmitir sobre África, Amadou dice que en sus canciones tratan de resaltar lo positivo de ese continente. “También hay cosas buenas: hay solidaridad entre las personas, la gente esta siempre evolucionando y hay ciertos aspectos que los occidentales y el resto del mundo necesitan ver de África”.
Aparentemente, la vida es difícil para un ciego, también es difícil para un músico y para un africano. ¿Cuál es el secreto de su éxito?
“Las tres esas cosas son ciertamente muy difíciles”, reconoce Amadou, “pero en la vida hay que superar la dificultad”.
“Nosotros como ciegos jamás hemos bajado los brazos, hemos luchado por conseguir el reconocimiento de los otros. Como músicos, siempre hemos buscado ir para adelante, y como africanos siempre hemos buscado mezclarnos con todos, para darnos a conocer y compartir”.
Manu, el “descubridor”
Pero el reconocimiento internacional les llegó recién en 2005, cuando Manu Chao los escuchó por la radio mientras viajaba en coche.
Con su particular talento para descubrir músicos prometedores, no tardó en contactarlos y producirles su cuarto disco, “Dimanche a Bamako”, que se convirtió rápidamente en un éxito indiscutido de la denominada world music.
La pareja vive entre Bamako y París. Esto les permite tener una mirada particular sobre la realidad africana y la occidental.
“En África hay una suerte de solidaridad, es como una gran familia, hacemos todo juntos. En Europa es un poco diferente: la gente es mucho más individualista, todo está impregnado por la soledad”, dice Amadou.
Aseguran que en Europa las condiciones para trabajar son mucho mejores y que en África hay talento. “Nuestro papel es crear conexiones. Hablar a los europeos sobre África y a los africanos de Europa”.
Conexión latina
“Amamos la música latinoamericana porque desde pequeños hemos escuchado salsa en la radio en nuestras casas”, dice Mariam sonriendo.
A algunos puede sorprenderles escuchar a la pareja citando canciones latinoamericanas -entre ellas “El Manisero”, “Guantanamera” y “Carretero”- como sus primeras referencias musicales.
Sin embargo, todas las bandas de la región empezaron tocando ese tipo de música, dice Amadou. Precisamente, las raíces de la salsa se remontan a los esclavos africanos que fueron enviados al Caribe por los españoles.
Amadou y Mariam conocen la cumbia y la salsa y les encanta bailar. “Escuchamos a Yuri Buenaventura, de Colombia. También conocemos el reggaetón, y nos gusta,” dice Amadou, consumidor voraz de todo tipo de música.
De América Latina conocen Argentina y Brasil. “Tenemos ganas de descubrir al público de América latina. Nos encantaría reencontrarnos, creo que la fiesta será linda”, dice Mariam.
“En Brasil nos encantó la bossa nova” dice Mariam, y comienza a tararear la famosa canción “Más que nada”, de Elza Soares: “oooh, Aria-ana, oba oba oba. Ese tema me gusta mucho”.
No sabemos si en su próximo disco incluirán el español, pero la pareja se despide de BBC Mundo, entre risas, dejando por un momento el francés para decir sus frases favoritas en castellano:
Amadou [en español]: “Mañana por la mañana”.
Mariam [en español]: “Vamos a la casa”.