Que la robótica puede ayudarnos en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana es algo que ya estamos viendo y que, seguramente, nos siga sorprendiendo durante muchos años. La robótica se está introduciendo en las líneas de producción de la industria, la automoción, la cirugía o la asistencia a enfermos y personas con discapacidad. Ayer nos sorprendía un robot japonés que era capaz de aprender rutinas y unir todo ese conocimiento para resolver tareas mucho más complejas y que, según sus desarrolladores, podría tener aplicación en el campo de la asistencia a personas con dependencia. Precisamente, siguiendo esta senda que busca hacer algo más fácil la vida de las personas que están postradas en una cama y que necesitan de alguien que les ayude a levantarse, se desarrolló en Japón un robot que ayudaba a los enfermos a levantarse de las camas, un robot que, tras cuatro años de existencia, ha evolucionado a una nueva versión que impresiona ver en funcionamiento.
En el año 2006 nació el RI-MAN, un robot desarollado por RIKEN que cogía en brazos a enfermos que estuviesen postrados en una cama y que aliviaba a los enfermeros de la tarea de cargar con los pacientes para moverlos, cambiarles la ropa de las camas o sentarlos en una silla de ruedas. RI-MAN, ya en el año 2006, fue elegido por la revista TIME como uno de los grandes inventos de ese año. Un par de años más tarde, el RI-MAN evolucionó al RIBA(Robot for Interactive Body Assistance) que además de asistir a las personas con movilidad reducida, reconocía voces y rostros y que, ahora, evoluciona al RIBA II, una nueva versión mucho más robusta que sus hermanos mayores.
El robot posee en su espalda unos controles que permiten a los enfermeros (humanos) programar las tareas que tiene que realizar el robot, por ejemplo, el número de habitación a la que debe desplazarse para mover a un enfermo, eso sí, para dotar de mayor seguridad a estos controles, el panel táctil sólo puede ser utilizado por personal autorizado y, para ello, se escanea la palma de la mano de los que pueden darle órdenes al RIBA II. Además, el robot puede ser guiado gracias a los sensores capacitivos que hay en su brazo (que son los primeros sensores capacitivos hechos con plástico), por tanto, si un enfermero lo toma del brazo, el robot podrá pararse o seguirlo por el hospital. Estos mismos sensores están distribuidos por el pecho, brazos, antebrazos y manos del robot, que servirán para detectar la masa y envergadura del paciente y aplicar la fuerza adecuada.
Con respecto a sus características, además de tener un cuerpo que es una red de sensores capacitivos, el RIBA-II mide 137cm de altura, 82cm de anchura y pesa 230 kg. Cada brazo tiene 7 grados de libertad de movimiento, su cuello tiene tres, su cintura tiene dos y, gracias a su base omnidireccional, consigue 3 grados más de libertad de movimiento.
Según el fabricante, la primera versión comercial del RIBA II estaría lista para el año 2015 y podría tener un prcio de venta de unos 54.700 euros, es decir, unos 77.600 dólares, un precio bastante razonable para un ayudante que jamás sufrirá una lumbalgia y que, en un hospital, podría ahorrar a un enfermero el transporte de unos 40 pacientes de media al día, un dato muy importante sobre todo en Japón donde la proporción de personas mayores es bastante alta.
Me parece impresionante y, a la vez, bastante bonito, ver al robot funcionar. Una aplicación bastante útil, desde luego.
Fuente: alt1040.com