Así lo afirma del laureado diseñador biónico Hugh Herr, uno de los líderes en el diseño de prótesis que incorporan computadoras, motores y funciones autónomas.
El diseñador biónico Hugh Herr advierte que el único peligro que ve de cara al futuro es el de una sociedad que acepte que la discapacidad es inherente a la vida, porque a lo largo de este siglo la tecnología será capaz de eliminar las limitaciones que tenga un cuerpo humano.
“En este mismo siglo llegará el momento en el que no tengamos que tolerar nunca más las limitaciones de nuestro cuerpo, de forma que podamos eliminar los fallos del mismo” a través de los avances que ofrezca la biónica, señaló Herr, ingeniero mecánico y biofísico estadounidense, conocido como el hombre biónico.
De hecho, en una rueda de prensa celebrada en Oviedo (España) esta semana, el líder mundial en el diseño y desarrollo de las prótesis más avanzadas, aseguró que, pese a no tener piernas, hace lo que quiere y le da la gana, incluida la escalada.
Este experto montañista, que perdió las dos piernas a los 17 años al quedar atrapado durante tres días en una tormenta de nieve, llegó a Oviedo para recibir mañana el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2016, galardón que le fue concedido por haber contribuido notablemente a acelerar la integración hombre-máquina.
No obstante, reconoció que sólo el 15% de las personas que necesitan este tipo de prótesis puede acceder a ellas en Estados Unidos, por el coste que tienen, pero que al igual que los teléfonos móviles se han abaratado con el tiempo y son usados ahora por millones de personas en todo el mundo, lo mismo ocurrirá con las prótesis inteligentes que imitan a extremidades amputadas.
En un plazo de 50 años, según las previsiones del investigador( que ha desarrollado las primeras piernas biónicas que imitan perfectamente el movimiento humano), “el cuerpo sintético va a ser dominante en cuanto a extremidades” y será completamente normal ver extremidades artificiales fusionadas con el cuerpo humano.
“En el futuro será algo normal y no importará de qué estemos hechos, sino lo que hagamos y cómo nos expresemos”, afirmó. De hecho, se imagina un futuro en el que una persona que al levantarse sufra dolores articulares o rigidez en las piernas pueda sustituirlas por extremidades artificiales sin problema alguno.
“Gran parte de mi cuerpo es sintético. Nada de lo que roza el suelo es biológico, y todos los meses y años la sofisticación de mis extremidades mejora, mientras mi cuerpo biológico va hacia abajo”, precisó Herr antes de mostrar y quitarse ante los periodistas una de las dos prótesis que le permiten caminar con total normalidad.
Bajo el pantalón, tres computadoras, doce sensores y las baterías que aportan energía mueven cada una de las prótesis que lleva y que se quitan fácilmente con un sencillo movimiento de mano.
Director del grupo de biomecatrónica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Herr señaló que actualmente está trabajando en un dispositivo de titanio que entra en el hueso y permite el control neuronal de una extremidad a través de sensores sintéticos.
Se trata de una fusión eléctrica y mecánica que se comercializará en breve y que, según relató Herr, él mismo utilizará.
“El año que viene voy a someterme a una cirugía donde me pondrán implantes en el cuerpo que van a permitir comunicar mi sistema nervioso y las prótesis para poder moverme, sentir las extremidades biónicas, la fuerza y el tacto”, precisó.
Según Herr, la biónica avanza rápidamente hacia accionadores de los músculos que permitirán en un futuro que los brazos y piernas biónicas tengan capacidades muy superiores a los biológicos, logros que permitirán que en un futuro no se perciba la discapacidad como algo inherente al ser humano.
“Una persona discapacitada no debe aceptar su cuerpo como algo roto y no aceptar la discapacidad”, señaló este investigador, que prefiere hablar de personas condicionadas, un término más neutro.
Herr recibirá este viernes el Premio Princesa de Investigación en la ceremonia que tradicionalmente preside el rey Felipe VI en el Teatro Campoamor de Oviedo.
Agencia EFE