Las personas con discapacidad pueden beneficiarse de la domótica para aumentar su autonomía. En ocasiones, sin embargo, parece que todavía existe una gran distancia entre la promesa que las tecnologías ofrecen y la realidad de las personas con diversidad funcional. ¿Dónde están las claves?
Hace más de 15 años, Joaquín Romero, afectado de esclerosis múltiple, tomaba una decisión simple pero a la vez trascendente: domotizar toda su vivienda para vivir con mayor autonomía. Probablemente, fue uno de los pioneros en nuestro país en abordar un proyecto tan ambicioso y, posteriormente, junto con sus hermanos, Joaquín fundaría una empresa, BJ Adaptaciones, para hacer llegar esas soluciones al máximo número de personas.
La experiencia vital de Joaquín, así como el trabajo con numerosas personas con diversidad funcional durante estos años, me anima a escribir este artículo, que pretende reflejar las claves para que la tecnología ofrezca todo su potencial a las personas que más la pueden utilizar.
CLAVE 1. LA TECNOLOGÍA EN EL HOGAR PUEDE SER DE MUCHA UTILIDAD
Las tecnologías domóticas o de control de entorno pueden aportar soluciones simples a problemas cotidianos de personas con discapacidad. Es necesario conocer y reconocer su utilidad. Se pueden enumerar algunas soluciones de ejemplo:
Grúas de techo que facilitan las transferencias; sistemas que permiten responder al interfono sin desplazarse; dispositivos adaptados a la movilidad de cada persona, que permiten avisar a un familiar dentro o fuera del hogar; control alternativo de la televisión y otros elementos audiovisuales, independientemente de la movilidad en las manos; accionar puertas, botones de ascensores, elevadores y otros elementos desde la silla de ruedas para permitir que entrar y salir de casa esté al alcance de todos; controlar desde la cama una luz, una persiana, la televisión, el movimiento de la propia cama, poder hacer una llamada y todo ello adaptado a la movilidad de cada persona, etc.
CLAVE 2. OFRECER LAS SOLUCIONES QUE LAS PERSONAS NECESITAN
Si se observa la oferta de algunas empresas domóticas, en ocasiones se pueden encontrar soluciones muy sofisticadas más cercanas al lujo que a la autonomía. Sin duda, todas esas soluciones pueden ser deseables para todos, pero es importante tener en cuenta las preferencias de cada uno a la hora de priorizar las soluciones. Puede que muchas personas con graves discapacidades prefieran elegir el control sobre elementos como camas, teléfonos, grúas o audiovisuales respecto a otros más habituales como ventanas, persianas, toldos o sistemas de riego.
Otro aspecto importante es potenciar la capacidad de decisión de las personas, tratando de evitar sistemas que tomen constantemente decisiones en nombre del usuario (”es hora de encender la luz”, ”toca bajar las persianas”, generación de una alerta porque hay una situación anómala sin consultar antes al usuario…).
CLAVE 3. LA TECNOLOGÍA DEBE ADAPTARSE A LAS PERSONAS
Hoy en día existe una infinidad de formas de dar las órdenes al hogar. Es posible hacerlo con un mando a distancia, desde un ordenador, con un solo pulsador y un sistema secuencial, con la voz, desde un teléfono móvil, desde la silla de ruedas, la cama, el sofá, con un panel en la pared…, sistemas preparados para personas con discapacidad auditiva, visual, física o intelectual… Los clientes y usuarios deben exigir que los sistemas se adapten a sus capacidades e intereses.
CLAVE 4. SIMPLICIDAD. RESOLVER PROBLEMAS CONCRETOS
Para gozar de las ventajas de la tecnología no es necesario instalar sistemas complejos y completamente integrados. En muchas ocasiones es posible encontrar soluciones simples basadas en un único producto que resuelven problemas muy significativos. La modularidad de los sistemas, su escalabilidad y sencillez de instalación son criterios básicos para su elección.
CLAVE 5. TECNOLOGÍA Y ARQUITECTURA DEBEN IR JUNTAS
Una casa no sólo son unas paredes que limitan un espacio por el que circular. Los edificios son lugares que ofrecen una serie de servicios a sus usuarios. Servicios, como la protección del ambiente exterior, el ocio, la comunicación, la higiene, la alimentación, la cocina, el trabajo, las relaciones sociales. Los edificios no están creados para ser ”accedidos” sino para ser ”usados”. Por eso, no basta con la accesibilidad, es necesaria la usabilidad.
Un buen equipamiento tecnológico puede perder el sentido con un mal diseño de la vivienda y un buen diseño puede no ofrecer suficiente usabilidad a sus habitantes.
CLAVE 6. ASEQUIBILIDAD
Para que las tecnologías de control doméstico puedan llegar al máximo número de personas con discapacidad es imprescindible que el precio de las soluciones sea asequible y que exista un sistema público que facilite su adquisición a las personas que no puedan permitírselo, de la misma forma que ocurre en muchos países vecinos.
CLAVE 7. EL VALOR DE CADA PERSONA Y DE SU AUTONOMÍA
Sin perjuicio de la clave anterior y de la escala de valores de cada persona, es probable que se pueda avanzar en la importancia que se le da a la autonomía de las personas con diversidad funcional, tanto desde un punto de vista personal como social. En algunas ocasiones puede ocurrir que la persona con alguna limitación quiera evitar nuevos gastos e infravalore su autonomía.
Cuando es económicamente viable, disponer de tecnología que facilita la vida debería ser visto como una inversión prioritaria y no como un gasto. La autodeterminación para actividades tan sencillas como cambiar el canal de la televisión, o entrar y salir de casa debe ser considerada como un indicador de salud de las personas.
CLAVE 8. DIFUSIÓN, CONOCIMIENTO, FORMACIÓN
Todavía existe un déficit de información sobre todos estos temas tanto por las personas con diversidad funcional, como por sus familias y profesionales. Es significativo, por ejemplo, que en la mayoría de facultades de arquitectura o de los profesionales del ámbito social o sanitario que atenderán posteriormente a las personas con discapacidad no se incluyan estas materias para el estudio.
Será necesaria, por lo tanto, mucha difusión, formación, información y evaluación para que este tipo de soluciones lleguen a todas las personas que la necesitan.
CLAVE 9. CONFIAR EN ESPECIALISTAS
Para que un proyecto en autonomía personal pueda ser exitoso es importante confiar en empresas especializadas que conozcan y comprendan la situación de las personas con diversidad funcional y que puedan integrar las soluciones de tipo tecnológico con las de tipo constructivo y otros productos de apoyo.
CLAVE 10. DAR EL PRIMER PASO
Parecería fácil, pero, a veces, aún conociendo todas las claves y ventajas que supone la aplicación correcta de la tecnología en el hogar, cuesta que los usuarios y/o sus familiares den el primer paso aún teniendo la posibilidad de hacerlo.
Los frenos para la adopción de la tecnología que ayuda a mejorar la autonomía pueden ser diversos. Pero nuestra experiencia nos demuestra que una vez se ha visto y se probado el nivel de satisfacción y de felicidad, así como, incluso en algunos casos, la estabilización de la salud del usuario es inconmensurable. Solo hay que dar un primer paso.
CONCLUYENDO
Aquel primer paso dado por Joaquín y otros pioneros hace años está dando frutos cada vez más numerosos. Cada día son más las personas que son más autónomas gracias a la tecnología y el número seguirá creciendo. La mejora de calidad de vida de las personas beneficiarias, sin duda, justifica cualquier esfuerzo.