El testimonio de tres sobrevivientes. Elson Aguirre, Luis Chang y Máximo Quiroz sobrevivieron a terribles siniestros. Ellos son parte de los 342 mil lesionados de la última década y pertenecen a la PEA.
Luis Chang Gallardo sabe bien lo que significa seguir adelante en la vida pese a la adversidad. Sabe que los que verdaderamente importan son aquellos que siguen bregando. Como él lo hizo meses después de que se cayera del ómnibus en que viajaba y resultara con múltiples fracturas en la columna. Este hecho lo hizo descubrir que la fuerza interior existe y que la vida no termina después de un accidente de tránsito. La única diferencia la hace su inseparable y fiel silla de ruedas. Aunque para otros bien podría ser un andador o un bastón. Ahora sabe que un adecuado tratamiento en el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) pudo lograr curar su cuerpo y su alma. Solo así dejó de culparse por ser tan imprudente y aceptar –hace más de 20 años– ese viaje colgado del pasamanos. Solo así es que decidió ser, aunque sea por un instante, vocero de las más de 342 mil personas que han resultado lesionadas en la última década, para pedir que en el país exista una mejor cultura vial, segura y saludable.
Esto, agrega don Máximo Quiroz (64), evitaría muchas lágrimas. Tan igual como las que derramó su esposa el primero de abril de este año, luego de que el automóvil station wagon que lo trasladaba por Chorrillos diera seis vueltas de campana y lo dejara con una severa lesión medular. Pese a todo sabe que tuvo mucha suerte. No solo porque fue operado oportunamente y hoy sus posibilidades de volver a caminar son del 100%, sino porque cada 24 horas mueren unas diez personas en accidentes similares.
Por eso ahora al mirar atrás sabe que debió decirle al chofer que bajara la velocidad. Ahora en cada viaje les repite a los conductores que “no va apurado”. Ahora, cinco meses después de su accidente, recién se da cuenta de que la mayoría de conductores “pisa” mucho el pedal. Pero para eso, dice, el Ministerio de Transportes debería capacitar constantemente a los hombres del volante que llevan pasajeros. Si todos tuvieran la destreza y el cuidado necesarios, Elson Aguirre Leyva y su moto no hubieran sido embestidos en su natal Chanchamayo y por ende su columna no hubiera sufrido tan grave daño.
Lesiones en cifras
El director del INR, Fernando Urcía Fernández, refiere que –si bien ellos son solo tres– en lo que va del año han atendido a 158 pacientes por daños severos como consecuencia de accidentes de tránsito.
De ese total, precisó, el 78% pertenece a la población económicamente activa (PEA). El especialista indicó además que en la última década el Estado ha invertido en promedio un millón 975 mil dólares cada año para cubrir solo la atención y rehabilitación de las personas con una discapacidad permanente.
Fuente: Edición impresa La República