Estas últimas semanas han estado marcadas por una alta volatilidad en algunos indicadores económicos tales como: el Índice General de la Bolsa de Valores de Lima (IGBVLIMA), el riesgo país, y el tipo de cambio; estos cambios son producto de la incertidumbre electoral.
Las encuestas nacionales ubicaron al candidato presidencial Ollanta Humala en el segundo lugar de las preferencias electorales, resultado que originó una caída durante 6 jornadas consecutivas del IGBVLIMA; registrando inclusive su caída más drástica en casi 11 años, hasta alcanzar los 4442,61 puntos (lo que representó una disminución del 6.71% en su rendimiento, respecto al cierre anterior), mientras que el riesgo país, medido por el EMBI+ Perú, trepaba a los 204 puntos básicos como consecuencia de la falta de demanda de bonos globales peruanos en el mercado internacional. Por su parte, el tipo de cambio llegaba hasta los 3,44 soles por dólar, cotización máxima antes de empezar su descenso producto del vencimiento de operaciones de dólares a futuro (forwards) no renovadas, y de una nueva intervención del BCRP por un monto de US$ 63.5 millones.
No obstante, ¿esta coyuntura de incertidumbre electoral significa un riesgo para la estabilidad macroeconómica?. Diversos analistas coinciden en señalar que el ruido político no tiene por que desestabilizar la economía del país; así por ejemplo, el Banco de Inversión “Credit Suisse First Boston” (CSFB) señala que el crecimiento económico continúa sosteniéndose sobre la performance tanto de la demanda interna como del sector externo. Por su parte, los resultados del último reporte del “Índice de Confianza del Consumidor” elaborado por Apoyo Consultoría, concluyen que este indicador se encuentra en su nivel más alto desde que este índice es calculado. Mientras que la calificadora de riesgo crediticio Fitch Ratings descartó modificar la calificación crediticia del Perú en función de las encuestas electorales que se están publicando, argumentando que la volatilidad mostrada en el tipo de cambio y la Bolsa de Valores de Lima (BVL) no responde a cambios fundamentales de la economía.
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