Economía global: Con los ojos puestos en la FED
El banco emisor estadounidense mantiene los intereses en un bajo nivel, para paliar las consecuencias de la crisis financiera. Pero esta era podría llegar a su fin el jueves. Los mercados están expectantes.
Desde que la crisis financiera mundial alcanzó su cúspide -es decir, desde fines de 2008-, el banco emisor estadounidense, la Reserva Federal (Fed), mantiene los intereses en un nivel mínimo, de entre 0 y 0,25 por ciento. En estos últimos siete años el mundo ha cambiado. ¿Pero bastará eso para inducir un cambio?
La jefa de la Fed, Yanet Yellen, viene preparando desde hace tiempo a los mercados financieros para un aumento en las tasas de interés en este año. ¿Significa eso que tendrá lugar en septiembre, como se rumorea insistentemente? ¿O se referirá más bien a fines de año?
Política monetaria
A diferencia del Banco Central Europeo, la Reserva Federal no solo tiene la tarea de mantener la estabilidad monetaria, sino también la de fomentar la economía. Un indicador importante es la situación del mercado laboral. Y este se muestra considerablemente robusto desde hace meses en Estados Unidos. La demanda de trabajadores aumenta, aunque no continuamente, y los sueldos suben en forma moderada. En agosto, la tasa de desempleo fue de un 5,1 por ciento, la más baja desde abril de 2008.
El crecimiento económico estadounidense tampoco está nada mal. Para este año se cuenta con un 3,2 por ciento, lo que supera las previsiones de comienzos de año.
Incertidumbre china
“La principal preocupación no atañe al estado de la economía estadounidense, que sabemos que marcha bien”, dice Harm Bandholz, economista jefe del banco UniCredit, y acota: “Más preocupan los posibles efectos de los problemas de China y la volatilidad de los mercado de acciones”.
La economía china no crece con la fuerza de antes. Un síntoma de la situación es lo que ocurre en el mercado automovilístico del país: en 2015 podrían reducirse las ventas por primera vez en décadas.
Los problemas chinos causan inquietud en Washington, Nueva York y las metrópolis económicas del mundo entero. Sin embargo, en Estados Unidos, las exportaciones representan menos del 20 por ciento del PIB. Dos tercios del crecimiento económico se sustentan en el consumo interno, y los indicadores correspondientes son positivos.
Beneficios y perjuicios
¿Ha llegado pues el momento de un cambio en la política de intereses? Mucho dinero barato ha fluido a los mercados accionarios y los índices bursátiles subieron en todo el mundo. Pero, el efecto se ha desgastado. Desde hace nueve meses, el Dow Jones oscila entre los 17.5000 y los 18.000 puntos. Además, los bajos intereses perjudican a los que ahorran. La Fed podría aliviar su situación aumentando los intereses. Además, ampliaría así el margen de acción de su política monetaria.
Los países emergentes, en cambio, temen a un alza de los intereses estadounidenses. En los últimos años se han beneficiado de inversionistas que buscaban buenas oportunidades para invertir. Ahora, muchos retiran su dinero ante la perspectiva de un pronto giro en Estados Unidos. Las acciones han caído desde abril en los países emergentes y la economía muestra allí signos de debilidad. Brasil y Turquía deberían contrarrestar la tendencia. Pero, para no perder más capitales, se ven forzados a mantener altos sus intereses, lo que a su vez perjudica la economía interna.
El Banco Central Europeo, en tanto, ha anunciado que mantendrá su política de intereses bajos. Una de las razones es la baja tasa de inflación. Si al mismo tiempo suben los intereses en Estados Unidos, el euro seguiría perdiendo valor frente al dólar. Y eso beneficiaría a los exportadores europeos, comenzando por los alemanes.
En: DW