Muchos coincidirán en que el 2010 se pasó volando, que pareció ser una ráfaga instantánea frente a nuestros ojos. Sin embargo, este año ha dejado muchas cosas que trascenderán de lo corriente y de lo efímero. Para mí, el 2010 fue un año de aprendizaje constante, de viajes apasionantes, de cosas y experiencias nuevas. El 2010 fueron las obras literarias que leí, los paseos suburbanos por los Barrios Altos y el Rímac, los artículos del blog, la Universidad Católica, el fortalecimiento de mis expectativas por el Periodismo, los viajes, los amigos y sus ocurrencias.
Un turista descansando en la Plaza Mayor de Lima, durante el aniversario de Lima. En el 2010 no se debió parpadear ante las oportunidades que ofreció el año. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Difícilmente algo que se mencione en este artículo desaparecerá de los recuerdos de este joven universitario de mente brillante y perturbada. Relataré los momentos más divertidos, interesantes o valiosos que viví en el 2010. Quizás la narración por momentos se vuelva alegre y, por otros, nostálgica.
Corresponsales Escolares de El Comercio
Aquella época como corresponsal escolar de El Comercio tuvo su fin en los primeros meses del 2010. Este programa que ofrece el diario para escolares me mostró la vida periodística, mucho antes de haber ingresado a la universidad (inicié en 2008). El 2010 era mi primer año como no escolar y, pues, el programa era para los que todavía cursaban materias en el colegio. Así que para el 2010 terminaba mi ciclo en el programa que dirigía Aurora Escárate. Aunque ya no debía continuar escribiendo este año para el blog de los Corresponsales, lo hice hasta marzo. Artículos como “Barranco, donde vive la tradición“, “Huacas en el valle del río Chillón“, “Del puente a la Alameda” y “Orca: respeto y protección por los mamíferos marinos“, fueron los últimos que escribí y que anunciaron (o retuvieron) mi despedida.
Los Corresponsales Escolares de El Comercio en una reunión con Miguel Bellido, fotógrafo del diario. Fue la última reunión del 2010.
Dichos tres meses me permitieron escribir notas interesantes. Conocí, por ejemplo, mucho más sobre la historia del distrito de Barranco. Por cierto, me agrada mucho el video que hice por ese artículo. Sobre las huacas del río Chillón, me quedé fascinado cuando las vi. El hecho de haber escrito un artículo sobre su existencia sirvió para que se tome más conciencia y cuidado hacia nuestros patrimonios históricos. Son sorprendentes las murallas que este valle conserva celosamente, desde hace muchos siglos. “Del Puente a la Alameda” es un reportaje sobre el Rímac y, en especial, de la Alameda de los Descalzos, hermoso rincón que heredamos de la Colonia y que, por cierto, merece también más cuidado. Por último, en marzo, hice la nota sobre ORCA, una organización muy joven que vela por el respeto y protección de los mamíferos marinos. Durante la visita que les hice, en San Bartolo, tuve contacto directo con Sil, Lis, Isl y Leo, cuatro pequeños y traviesos lobos marinos.
En mi visita a ORCA conocí más de cerca la diversidad marina del Perú. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Mi ingreso a la Universidad
En realidad, debería llamarse este capítulo: “mi ingreso a las universidades”. Entré a inicios del 2010 a la Universidad Mayor de San Marcos, en un primer momento y, luego, a la Pontificia Universidad Católica. ¿Cómo lo hice? Escuchando siempre las sugerencias de mis padres y profesores: tener siempre presente la voluntad de estudiar, abrigando el ánimo de querer aprender cada día más. Aunque me preparé en la pre San Marcos, la CEPREUNMSM, y ya habiendo ingresado a la “Decana de América”, decidí postular a la Católica, y por un tema más de tiempo, ya saben por cual de las dos universidades me incliné. Aún recuerdo con simpatía mi incertidumbre por el ingreso. Para afrontar aquello, el respaldo de mis padres y cercanos fue vital.
La Pontificia Universidad Católica (PUCP)
Si digo que el 2010 fue la Universidad Católica es porque en ella y con ella aprendí mucho. Lo intelectual se consolidó parte vital de mis necesidades. Los cursos, profesores y amigos desarrollaron mi carácter extrovertido. El estudio se forjó totalmente como hábito cotidiano. La responsabilidad y el buen trato fueron valores que estuvieron de mi lado diariamente. Conocí a muchos valiosos amigos y, supongo que es porque se trata de algo que no se olvida, aún recuerdo la primera amistad que trabé: Samantha Chávez, una joven de personalidad tajante, que muchas veces se declaró harta de mis bromas y jodas. Aunque todavía no lo admita abiertamente, sé que le agrada mi chispa. Una improvisación mía era capaz de dibujar una sonrisa en su rostro, una de esas que se consideran pesadas pero que divierten.
La universidad y sus desafíos irrumpieron satisfactoriamente la escena personal del 2010. Foto: Marco Gamarra Galindo.
La universidad en el 2010 fue toda una experiencia, una protagonista durante este año. Desde marzo hasta diciembre (dos ciclos), estuve cursando diversas materias. Veamos cuáles fueron: 2010-I. Matemática, Introducción a la Lengua y Literatura, Formación del Perú hasta el siglo XVIII, Cine, Taller de Interpretación y Redacción de Textos. 2010-II: Narrativa, El Perú en Tiempos Modernos, Teoría General del Lenguaje, Argumentación y Ética. Todos aprobados. El 2010 se convirtió en el año del primer puesto en Cine y Argumentación. También del aprendizaje valioso en cada materia académica, de los profesores y amigos compañeros que conocí; de las conferencias y charlas que concurrí (de Velasco Alvarado, una y, otra, del bicentenario de Chile y México). Para conocer más de cada ciclo, pueden revisar los siguientes links: “Los profesores de mi primer ciclo” y “Los profesores de mi segundo ciclo“.
El catedrático Daniel Parodi fue uno de los ponentes de la mesa sobre el velascato. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Quisiese evocar también el primer día de clases. Al contrario de lo que me propuse días antes, llegué tarde a mi primera clase. El aula estaba llena, hervía de gente. El matemático Juan Accostupa inauguró, aquel día de marzo, mi vida universitaria. Teniendo en cuenta quizás que sus alumnos, por ser el día de la apertura del curso, se demorarían un poco, decidió no increpar a los “tardones”. Yo fui, pues, uno de ellos. De ahí en adelante procuro ser puntual y sí que lo cumplo.
Junto a Gary, Chiara y Jose, en clase de Matemática.
El T-19, aquel grupo de jóvenes cachimbos, movidos por algo más que sus hormonas, y que fueron los primeros amigos que conocí en la universidad, también merecen ser recordados como lo mejor del 2010. El “T” puede ser, para algunos como yo, un espacio donde no estás solo en el proceso de adaptación. Consigues un valioso apoyo de cachimbos que son como tú, curiosos, ya sea para los primeros días de clase, como también para toda la vida. Junto a ellos participamos y, aunque no ganamos mucho en las “cachimbadas” (competencia para recién admitidos), nos divertimos y reímos a montones. Recuerdo con alegría la “búsqueda del tesoro”, las gincanas, etc. A muchos de ellos ya no los veo, pero siempre quedarán en mi recuerdo. Si tienes suerte, puede ser que también conozcas al amor de tu vida, quien sabe.
El “T 19” (y no la “T 19”) en el famoso hueco.
El blog “La Biblioteca Marquense”
Una vez dentro de la universidad, decidí continuar escribiendo en una plataforma de blogs, en un espacio también más personal. Es así que creé un blog en el sistema de la universidad: la “Biblioteca Marquense”. La “Biblioteca” fue la continuación de “El blog del Filósofo Moderno”, uno que había creado cuando era Corresponsal Escolar y que, ante su modelo carente de multiplicidad de opciones, me incliné por renovar. La Biblioteca Marquense inició oficialmente el 17 de febrero del 2010 con el reportaje “La imponente Quinta Heeren de los Barrios Altos“. En La “Biblioteca”, he escrito más de sesenta artículos, crónicas y reportajes. Así, el 2010 significó también, el año de mi fortalecimiento como escritor. Durante el 2010, las notas que más cercanas han estado de lo poético literario, a mi humilde opinión, son “Exequias en Puerto Nuevo” y “De cómo conocí la Quinta Presa“, entre otros.
Pozuzo y a Oxapampa: mi viaje a las colonias austroalemanas de la selva del Perú
En julio del 2010 viajé nuevamente a Pozuzo y a Oxapampa, y quedé encantado como la primera vez. A diferencia de los otros viajes, esta vez hice la travesía con mi Canon G11 y pude captar mejor los paisajes maravillosos que albergan estos sitios. Fueron días interesantes y asombrosos en la selva de Pasco, caminando entre bosques, observando a la madre naturaleza desde dentro y conociendo mucho del entorno europeo que conservan estas pequeñas ciudades. Pozuzo y sus casas tirolesas, su naranjito, sus ciudadanos amistosos como Andrés Egg, sus bosques coposos y calientes, el Restaurante El Mirador y sus deliciosos platos, el Wiener, sus motos, y Oxapampa, y su plaza, su aspecto de pueblo encantador, sus casonas, su mercado y su “agachado”, su miel, me cautivaron una vez más.
Asombrosos parajes de Pozuzo, Pasco. Foto: Marco Gamarra Galindo.
El contacto con la Lima profunda, popular y suburbana
El 2010 fueron los barrios limeños que conocí. Los Barrios Altos, el Rímac, Gamarra, La Parada y San Miguel sintieron mi caminar, observaron mi mirada tímida y documental, y supongo porque no sufrí algún “atraco” y me permitieron retratar su atmósfera, me recibieron gratamente. Mientras estuve en estos sitios de nuestra Lima profunda, popular o suburbana, atravesé diversos estados. En sitios como Barrios Altos, San Miguel y el Rímac, distritos históricos, sentí fascinación por las casonas, quintas e iglesias que aún se mantienen de pie. En Gamarra me quedé asombrado por las tantas galerías que adornan el emporio comercial. El cerro San Cosme, ubicado en los horizontes de Gamarra, fue una de las realidades que más me impactó: una infinitud de casas grises, que aún dejan ver los ladrillos, juntas sin dejar entrar ni un alfiler, en un cerro que parece estar hecho de concreto. La Parada fue otra historia, otro mundo, diría. El mercado mayorista número uno del país tiene muchas razones por qué cambiar: delincuencia, suciedad e informalidad. Me quedaré eternamente con esa imagen de calles sucias, de basura desparramada a montones y de jóvenes que, con el torso al aire y pobreza de por medio, persiguen incesantemente un balón.
En La Parada se puede apreciar el inmenso trabajo que cada vendedor realiza. Es un ejemplo de esfuerzo y dedicación, de superación pura. No todo es malo en La Parada. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Entrevista al historiador José Agustín de la Puente
Tras varias fechas postergadas por el profesor (es evidente que para una persona de su altura existen muchos horarios), entrevisté al historiador José Agustín de la Puente, una de las mentes más brillantes que ha conocido la historia peruana. El doctor De la Puente ha investigado largamente el tema de lo peruano: desde la Independencia hasta la formación de la identidad nacional. Tuvimos una conversación detenida, amena, donde hablamos sobre su pasión por la historia, de sus posturas y pensamientos, de cómo Lima ha cambiado desde su punto de vista. Una gran persona, amable, bondadosa e interesante. Agradezco mucho el haber sido su alumno. Esta entrevista puede considerársela como la primera en su estilo que he realizado. Espero que en el 2011 vengan muchas más.
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