Tecnología 100% malagueña al servicio de las personas con discapacidad. Se llama Eneso y, a pesar de contar con sólo cinco trabajadores (sobre todo, ingenieros), ya se ha hecho un hueco en el mundo de la tecnología a escala internacional. La empresa tiene su sede en el PTA, y esta misma semana recibió uno de los premios Evolución de SUR y BBVA, como una de las mejores iniciativas tecnológicas de la provincia. Además, está respaldada por la Junta y ayer recibió la visita de Antonio Ramírez de Arellano, consejero de Economía y Conocimiento, que quiso reconocer sus esfuerzos y su trayectoria para mejorar la vida de los que más lo necesitan.
La directora ejecutiva de la compañía, Esther García Garaluz, explica que 257 centros en Andalucía están adaptados con su ratón de cabeza ‘Enpathia’, una pequeño sensor que, mediante un ‘software’, sustituye el puntero convencional y el teclado. Se suele poner en la cabeza, porque la mayoría de los usuarios tienen movilidad en este órgano; captura los movimientos del usuario y los transforma en comandos para escribir, editar, etc. Actualmente, usuarios de Sudáfrica, Italia, Francia, Estados Unidos, Reino Unido e Israel, entre otros, utilizan esta tecnología en su vida diaria. Es su producto estrella y a partir de su desarrollo y el contacto con el tejido asociativo han ido descubriendo nuevas necesidades.
«Somos una empresa pequeña pero con una comunidad muy grande; Málaga y Andalucía son una referencia tecnológica y tiene que serlo para todos. La creación de valor con la tecnología es la base de una economía sostenible, con productos que sean relevantes, útiles e innovadores», afirma la joven emprendedora. Su reto: aplicar cada día más los avances para lograr eliminar barreras, y adaptar fórmulas para facilitar el acceso a herramientas tales como los móviles y los ordenadores. «Muchas personas no pueden utilizar una pantalla táctil o un teclado convencional, y nosotros creamos soluciones para que puedan hablar con el móvil o usar el ordenador como cualquier otro. Para una persona con ELA o trastorno autista, estas les permiten comunicarse con el entorno».
También trabajan con éxito en el ámbito de la estimulación sensorial, que tiene mucha demanda en «países en vías de desarrollo accesible», como los define García Garaluz, aquellos que llevan más retraso en las políticas de inclusión. «Lo que hemos aprendido lo llevamos a sitios como Rusia y Latinoamérica, donde hay mucha demanda».
Antonio Ramírez de Arellano, consejero de Economía y Conocimiento, definió a Eneso con estas palabras: «La discapacidad no está en las personas sino en el entorno, como dice su lema, y por tanto debemos utilizar la tecnología para adaptarlo a estas personas». A su juicio, la empresa ha tenido una trayectoria «ejemplar», desde su nacimiento en la Universidad de Málaga (UMA)hasta su actual madurez, con buenos resultados económicos y en la que explora la internacionalización y «mira al mundo».
Piero Pascual Montoya tiene 27 años y unas ganas locas de comerse el mundo. Su proyecto audiovisual, “Sin frenos”, busca que las personas con discapacidad encuentren la forma de hacer turismo a su medida.
“¿Que es normal?” se pregunta Piero mientras camina todos los días ante miradas incómodas de extraños. Cada quien asume su propia vida como estándar de normalidad y Piero ha asumido su propia realidad. Sabe que para mover sus más grandes sueños no hace falta caminar, sin ayuda de una silla de ruedas o andador, si se tiene la voluntad como principal norma de vida.
Has hecho surf y buceo. Pareciera que no tienes límites, para sorpresa de muchos.
Sí. Esto es parte de un proyecto llamado “Sin frenos”. Lo estoy haciendo con amigos y se trata de mostrar actividades turísticas para personas con discapacidad. Mi sueño es recorrer el Perú en auto y para ello me estoy preparando yo y, bueno, tengo que acondicionar un carro también (risas).
¿Cómo nace “Sin frenos”?
Nació por una necesidad. A mí me gusta la aventura. Claro, nunca nada que exponga mi vida.
¿Pero surfear no te expuso ante la bravura del mar?
De hecho me caí de la tabla y, como sabes, yo no puedo mover mis extremidades, soy cuadripléjico, así que dije: “ojalá me saque el instructor” y él, que estaba bastante atento, me sacó. Me sentí renacer, sinceramente.
Bueno, eso puede pasarle a cualquiera. No es que tengas que limitarte a hacer cosas que la gente ve como “normal”.
Lo normal es subjetivo. Yo asumí mi condición desde siempre porque así nací. Imagino que es mucho más complicado para quienes, a causa de un accidente, dejan de moverse. Sí debo decir que en la calle la gente te mira y es incómodo. Yo los miro también y les sonrío.
En una ciudad prejuiciosa, como Lima, se complica más, ¿cierto?
De hecho, hace unas semanas tuve un altercado en un bar miraflorino (La Cachina bar). Esperé mi turno para ingresar y me dijeron: “Tú no vas a ingresar, es una irresponsabilidad que quieras ingresar a tomar”. Me descuadró.
Impotencia…
Yo no estaba haciendo nada fuera de lo normal. Estaba con ni enamorada y mis amigos y queríamos tomarnos un trago. Luego cuando hice mi denuncia en redes me llamaron del bar y se disculparon. Sé que la municipalidad les puso una multa. Yo les dije que mejor les ordenen hacer un baño para discapacitados dentro del local, pero me dijeron que no era posible.
Si bien la ciudad avanza, el hecho de hacer rampas no soluciona el problema de movilización de los discapacitados, ¿no?
Por ley cada institución, pública o privada, debe tener un porcentaje de personal con discapacidad. Ellos deberían supervisar las obras orientadas a este grupo de personas porque saben que es lo que necesitamos. Una rampa muy alta o cerca de un semáforo no es útil, es más bien peligrosa.
Laia Valls sonríe. Sonríe durante todo el tiempo que duran las entrevistas para este reportaje. Pero no es posible dilucidar si está contenta, nerviosa, o quizá estresada; su discapacidad intelectual le impide expresar su estado de ánimo y dificulta reconocerlo. Aunque, para ser exactos, habría que decir que no es posible identificar cómo se siente a simple vista, pero sí si se conecta a la plataforma de actividades Armoni provista de una diadema y de una pulsera llenas de sensores.
Porque gracias a una combinación de dispositivos wearables y del software y algoritmos desarrollados por los investigadores del Instituto de Robótica para la Dependencia (IRD), ya es posible objetivar el estado anímico de las personas con discapacidad intelectual grave.
Se ha logrado en el marco del proyecto AutonoMe que impulsa laFundación Ave María de Sitges –que ofrece atención especializada a adultos con discapacidad intelectual– a través del IRD, galardonado con un premio a la innovación social de Obra Social “La Caixa”.
“El proyecto nace de la voluntad de querer saber de manera objetiva el estado anímico de personas que no pueden expresarlo por sí mismas o que ni siquiera tienen conciencia de él, porque se trata de una información valiosa para mejorar su bienestar y su calidad de vida, para mejorar sus terapias y personalizarlas para que les gusten más y sean más efectivas”, explica el director de investigación del IRD, Joan Oliver.
“El proyecto nace de la voluntad de querer saber de manera objetiva el estado anímico de personas que no pueden expresarlo por sí mismas”
JOAN OLIVER Director de investigación del IRD
“El problema es que estas personas no sólo no pueden expresar sus emociones sino que para ellas no sirven las herramientas de ayuda que se usan con otras, como el software de reconocimiento facial, así que pensamos que la solución era mirar en su mente y en su cuerpo las señales fisiológicas que emite su estado de ánimo, porque sabemos por la bibliografía que cada emoción va asociada a unos patrones fisiológicos”, detalla Jainendra Shukla, investigador en robótica que participa en el proyecto.
El hándicap era que no existían esos patrones en personas con discapacidad intelectual, de modo que la primera tarea de los investigadores del IRD fue elaborarlos combinando información externa –expresión facial, seguimiento de la mirada, información subjetiva de los terapeutas que conocen a la persona– con información interna –ritmo cardíaco, actividad electrodermal y cerebral– de algunos de los residentes de la Fundación Ave Maria mientras se les provocaba diferentes emociones intensas, positivas y negativas.
“Durante el experimento les daban un dulce para comer y se grababan las señales que emitía su cerebro, su respiración, la temperatura de su piel, su expresión facial y corporal. para estudiar el patrón de esa emoción positiva; y también se les quitaba algún objeto que apreciaran mucho para grabar el patrón correspondiente a una emoción negativa”, ejemplifica Shukla.
“El problema es que estas personas no sólo no pueden expresar sus emociones sino que para ellas no sirven las herramientas de ayuda que se usan con otras”
JAINENDRA SHUKLA Investigador en robótica
Con toda esa información y la obtenida en otros experimentos mediados con terapeutas que interpretaban su estado de ánimo, los investigadores han elaborado MuDERI, una base de datos multimodal para el reconocimiento de las emociones entre personas con discapacidad intelectual, en la que se ha sistematizado y etiquetado cada estado anímico a partir de los patrones de señales fisiológicas constatados en los experimentos.
“Una vez elaborados estos patrones, el segundo reto ha sido tomar en tiempo real las señales del estado de ánimo de los usuarios de la plataforma de actividades Armoni para cruzarlas con MuDERI, identificar cómo se siente, y adaptar automáticamente la actividad propuesta”, apunta Oliver. Y enfatiza que lo más difícil ha sido recoger en tiempo real la actividad electrodermal, para lo que han desarrollado un algoritmo mil veces más rápido que el que había hasta ahora, el del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
Proyecto AutonoMe
Nació con la voluntad de saber de manera objetiva el estado anímico de las personas que no pueden expresarlo o que ni siquiera tienen conciencia de él
La actividad electrodermal –que ahora recogen con una pulsera y unos sensores en los dedos pero pronto se recogerán mediante un reloj más cómodo de llevar– permite determinar la intensidad de la emoción, pero no si ésta es positiva o negativa. Esto se determina a partir de la actividad cerebral que registra la diadema con 16 polos que se acopla en la cabeza del usuario, analizando las áreas del cerebro más excitadas. Y toda esta información se complementa con los datos del dispositivo que sigue la mirada para evaluar la capacidad de atención y con las expresiones que registra una cámara.
“En función de todos estos parámetros el software reconoce el estado de ánimo del usuario y a partir de ello podemos desarrollar algoritmos que modifiquen las actividades que se le están ofreciendo o que lancen mensajes para llamar su atención si por la mirada vemos que está distraído”, comenta Oliver.
Señales
La actividad electrodermal permite identificar la intensidad de la emoción, pero no si ésta es positiva o negativa; esto se determina a partir de la actividad cerebral que registra la diadema
En una primera fase, el IRD ha vinculado el proyecto AutonoMe a la plataforma digital Armoni, que dispone de una batería de actividades, de imágenes y sonidos para la estimulación cognitiva y tiene la ventaja de registrar todo lo que hace cada persona para ver su evolución cognitiva y emocional en el tiempo, además de permitir personalizar y adaptar las tareas a las posibilidades de cada usuario. Incluye unos test para evaluar a la persona en once dominios cognitivos, como atención, fluencia verbal, coordinación visomotora, memoria verbal a corto y largo plazo…
Pero la intención es implementar el sistema de reconocimiento de emociones también en otros dispositivos con los que trabajan la estimulación de los residentes en la Fundación Ave Maria, como los robots Nao o Pepper. Al mismo tiempo, y en colaboración con el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) están inmersos en un proceso de validación clínica de la eficacia de Armoni como herramienta terapéutica a nivel cognitivo.
El Google Campus de Madrid acoge el encuentro ‘Android for inclusion’
Los ponentes analizan la relevancia de la tecnología móvil para impulsar iniciativas de inclusión social dirigido a colectivos vulnerables y con discapacidad
El Google Campus de Madrid acogió ayer Android for inclusion, un encuentro cuyo denominador común fue el desarrollo y difusión de tecnologías que permitieran facilitar la vida a colectivos vulnerables como mujeres víctimas de violencia de género y a discapacitados como sordos, personas con barreras cognitivas o enfermos. Directivos de aplicaciones y start ups dirigidos a estas comunidades desgranaron la utilidad de sus proyectos, muchos de ellos de reciente creación.
La mesa redonda Aplicaciones para cambiar el mundo reunió cuatro profesionales que han impulsado apps disruptivas en este sentido. YgualeX es el resultado de un proyecto de RSC de la compañia UST Global que nació con la intención de transformar la vida de las mujeres que sufren la violencia de género. Para diseñar la aplicación, han contado con psicólogos, directores de colegio y las propias víctimas. “La app se basa en tres pilares. El primero es de carácter informativo, en el que se aborda qué es la violencia de género. También hay lo que llamamos un muro positivo que sirve para compartir testimonios. Estamos hartos de noticias negativas. Pero, a la vez, tenemos en cuenta que en lo que va de año han matado a 27 mujeres y 4 niños en episodios de violencia de género. El tercer gran pilar es la mensajería. A través de un chat facilitamos a las mujeres formas para encontrar una salida a su situación, Comenta José Salamanca, impulsor y director de YgualeX. La aplicación se centra en todos los aspectos de la violencia si bien es en los micromachismos que las mujeres sufren a diario donde más incide.
Josep Figols presentó B-Resol, una app que pretende luchar contra el acoso escolar y de la que es consejero delegado y cofundador. El bulling es un problema que afecta al 25% de los jóvenes. B-Resol, que está pensado para utilizar en el ámbito escolar, permite a los chicos a comunicarse y denunciar su situación de acoso. Lanzado en enero de 2016, ha conseguido acuerdos con la Generalitat de Cataluña que permitieron ponerlo en uso en diez centros de la Comunidad Autónoma. “Hay veces que cuando vamos a los centros a ofrecer charlas entre los alumnos nos encontramos con momentos que en la misma charla los alumnos que participan comienza a utilizar la aplicación”, comenta Figols.
PeopleWho es una aplicación de salud que pretende conectar a personas que padecen una determinada enfermedad. Arrancó en 2014 y ya está presente en cinco países (España, Francia, Italia, Reino Unido y EEUU). “Queríamos ser el Facebook de la salud convirtiendo al paciente en un e-paciente, es decir, en una persona que tuviera una actitud activa con su enfermedad”, dice Tomás García, consejero delegado de PeopleWho. La aplicación aborda tres dimensiones. Una primera social, con comunidades para 21 tipo de enfermedades, desde el trastorno bipolar hasta la diabetes. Otra dimensión es el de ser una herramienta de gestión y control de la enfermedad. Cada una de estas áreas de control (toma de medicación, calendario de visitas con el profesional…) es distinta para cada enfermedad. Por último, se aborda una dimensión de acceso a la información, a través de una publicación online que ofrece artículos sobre las distintas dolencias. “Intentamos hacer que la sanidad sea más eficaz. Por eso, nuestro modelo de negocio consiste en ofrecer esta herramienta al sistema de salud y que sean ellos quienes lo recomienden a los pacientes”, añade García.
El fracaso escolar tiene muchas causas. Pero una de ellas puede ser el que el estudiante no haya sido capaz de comprender un determinado concepto o fórmula matemática que le encalle en su desarrollo formativo. Con esta idea en mente se creo hace unos años Smartick, una aplicación de matemáticas para niños cuyo lema podría ser que “la matemática no se estudia, sino que se practica”. Esto al menos sentencia Daniel López, director de Tecnología de Smartick. El método consiste en practicar durante 15 minutos al día una serie de ejercicios matemáticos, todo ello en un ambiente gamificado para motivar al niño. “Se pretende que el niño trabaje al máximo nivel de competencia, independientemente del programa educativo”, valora López.
Soluciones tecnológicas
El debate Soluciones tecnológicas y diversidad funcional presentó tres proyectos tecnológicos para hacer la vida más fácil a discapacitados. De este modo, Manen Alcaide presentó Visualfy , una tecnología al servicio de las personas sordas de la que es consejero delegado y fundador. Se trata de una solución de domótica a través de un hardware llamado Deaf Smart Space, en la que de forma integral el usuario puede obtener alertas visuales a través del smartphone, la smartTV u otros dispositivos de lo que situaciones comunes como que llaman la puerta, suena el teléfono o el bebé está llorando. “Queremos pasar esta tecnología a edificios públicos y privados”, comenta Alcaide.
Lupe Montero es directora del Colegio Alenta para personas con discapacidad intelectual e impulsora de Taimun Watch . Se trata de un smartwatch con Android Wear y sensores de frecuencia cardiaca. Cuando salta una alarma por una frecuencia alta se elabora una estrategia para calmar al usuario con ejercicios visuales. “La tecnología también puede llegar a estigmatizar. Por ello, el uso de un dispositivo como un smartwatch tiene un potencial inclusivo por su discreción”, considera Montero.
Geoband es una smartband con localizador GPS para niños, ancianos, mascotas y vehículos. Presente en 14 países, aseguran que la demanda está siendo cada vez mayor. La clave está en el precio, que ronda los 200 euros en Europa. “Cambiamos el modelo de negocio, ofrecemos el aparato a precio de coste pero con una cuota fija periódica que incluye el acceso a internet”, explica Iván Pérez, consejero delegado y fundador de Geoband.
La jornada se completó con otra mesa redonda sobre cómo Construir comunidades por la inclusión, en la que participaron representantes de Women Techmakers, Restart Network, Specialisterne y Fundación Sanders, así como una charla de Carmen Martín, gerente de Accesibilidad de Telefónica. El acto de clausura corrió a cargo de Javier Dorado, director de Injuve.
La medicina es uno de los campos más beneficiados con los desarrollos tecnológicos y, precisamente por esto, la salud de las personas se ha visto y se verá en el futuro llegar a niveles siempre superiores.
Uno de los grupos de pacientes a los que han llegado más avances tecnológicos son las personas en condición de discapacidad, sobre quienes, precisamente por sus características complejas, ha recaído un especial interés de los desarrolladores de tecnología aplicada a la salud.
Robots sensibles
Grandes avances se han visto en estos campos, en los que se ha llegado hasta muy profundos niveles de análisis genéticos, por ejemplo, hasta investigaciones en el espacio de opciones para el diagnóstico o tratamiento de enfermedades.
Pero, entre tantas necesidades que desde el punto de vista de la salud plantea el ser humano, el de algunas discapacidades como parálisis totales, hasta hace pocos años era muy poco lo que la tecnología podía ofrecer.
Hoy es posible, como lo describe la agencia Efe, controlar robots con la mirada gracias a una nueva tecnología desarrollada por la multinacional suiza ABB y la compañía española Irisbond, que abre un abanico ilimitado de posibilidades para todo tipo de aplicaciones industriales y sociales, en el ámbito de la discapacidad.
Una partida especial
La presentación de este novedosa tecnología, desarrollada bajo el paraguas del programa Bind 4.0 del Gobierno vasco (norte de España) para fomentar la colaboración entre empresas ya asentadas y emergente, se desarrolló a través de la disputa de una partida de ajedrez entre dos mujeres.
Una de ellas, en silla de ruedas debido a una grave discapacidad de movimientos, estuvo asistida por un robot al que ordenaba realizar distintos movimientos de piezas con la mirada.
Algo posible mediante un ordenador en cuya pantalla aparecía un tablero de ajedrez sobre el que la mujer posaba la mirada para indicar la pieza que deseaba mover y en qué escaque depositarla.
El robot, situado en medio de la mesa y dotado de dos brazos articulados similares visualmente a los de las máquinas quirúrgicas de precisión, movió así varias piezas e incluso se comió la reina de su oponente.
Usos múltiples
La máquina, que tiene en su memoria las reglas de ajedrez y que no permite realizar movimientos prohibidos en el juego, controla también las acciones de la persona que no sufre discapacidad, quien le ha indicado mediante un ratón los desplazamientos de sus fichas.
Una vez concluida la partida, el robot se ha encargado de recoger las piezas y posicionarlas nuevamente en su correspondiente casilla inicial.
Una tecnología denominada “eye-tracking” que podría permitir a un cirujano consultar con la mirada el historial de un paciente mientras le está operando, o a un conductor descolgar el teléfono de su coche al recibir una llamada con solo un movimiento de sus ojos.
La solución desarrollada ahora está basada en un software denominado “web-tracker” que permite el control de ordenadores con el movimiento de los ojos, monitorizados a través de una webcam, y que utiliza sofisticados algoritmos basados en el posicionamiento de la cara y de la visión para permitir a los usuarios interactuar con el robot y controlarlo de una forma natural.
Grandes posibilidades
Esta investigación abre un amplio campo de posibilidades para nuevas aplicaciones de robótica industrial, especialmente en la “robótica colaborativa”, incluyendo nuevas opciones de integración laboral para personas con discapacidad.
Ofrecer a las personas con ciertas limitaciones, la posibilidad de actuar sobre las cosas en forma eficiente es un objetivo que hoy está alcanzado, lo que resta es avanzar sobre estos desarrollos para que el desempeño de estas personas sea cada día mejor.