La Universidad de Alicante (UA) ha diseñado una aplicación gratuita adaptada a las necesidades de personas sordas, con baja visión o dislexia, denominada Ability Connect, con el objetivo de proporcionar oportunidades de aprendizaje a este colectivo.
Esta herramienta permite que mientras un compañero de aula toma apuntes en una tableta iPad pro, la persona con discapacidad puede verlos en su dispositivo en tiempo real, así como archivarlos, modificarlos y consultarlo luego, ha informado la UA en una nota.
Ability Connect ha sido diseñada por José María Fernández, del Centro de Apoyo al Estudiante (CAE) de la Universidad de Alicante, con la colaboración del estudiante del Máster en Desarrollo de Software para Dispositivos Móviles de este centro universitario José Carlos Alfaro y el apoyo de la Fundación Vodafone España.
Con la pretensión de ofrecer oportunidades de aprendizaje inclusivas y eficaces para todo el alumnado, esta nueva aplicación posibilita la comunicación en tiempo real de varios dispositivos por Bluetooth, aunque también se puede utilizar mediante wifi o datos móviles.
Así, mientras un voluntario toma apuntes en una tableta de lo que sucede en la pizarra o lo que dice el profesor, el estudiante con discapacidad puede seguir en su dispositivo el contenido que está introduciendo su compañero, archivarlo, modificarlo y consultarlo posteriormente.
Creada para dispositivos móviles con Sistema Operativo iOS de Apple, Ability Connect también puede ser empleada para la traducción de idiomas y para realizar subtitulado en eventos.
Esta “app” cuenta con características avanzadas de visualización de contenido para adaptarse a las necesidades de varios colectivos de personas con discapacidad.
En concreto, en su modo de visualización estándar, el usuario puede configurar el color del fondo y del texto para mejorar el contraste, además de seleccionar el tamaño y el tipo de fuente para aumentar legibilidad del contenido.
En una opción más avanzada, se puede seleccionar un modo de visualización “palabra a palabra”.
De esa manera irán apareciendo en la pantalla el texto recibido palabra a palabra, pudiéndose configurar la velocidad de aparición de las mismas, el color de fondo y del texto, y tipo de fuente.
En cualquier instante, el usuario puede retroceder, detener y avanzar por el contenido manualmente.
El modo de visualización avanzada está pensado especialmente para personas con baja visión para evitar que tengan que ampliar la interfaz, y para aquellas con problemas de lectoescritura (dislexia, por ejemplo), para salvar confusiones derivadas de la disposición de las palabras en el texto.
Ability Connect, disponible para su descarga gratuita en la Apple Store, ha sido desarrollada y promovida por la UA con el respaldo de la Fundación Vodafone España dentro de su colaboración en materia de innovación en tecnologías accesibles para mejorar la integración de las personas con discapacidad.
Las nuevas tecnologías han pasado de ser vistas como una barrera para la inclusión de las personas con discapacidad, a ser herramientas para mejorar su calidad de vida y su participación en la sociedad. El desarrollo de estas va desde las sillas de rueda, las prótesis, audífonos y los dispositivos para aumentar la visión, hasta la implementación de software e inteligencia artificial que permiten asociar las funciones de ciertos dispositivos a la mente humana.
Este papel benéfico de la tecnología lo vemos reflejado en el surgimiento de aplicaciones cada vez más funcionales y prácticas que facilitan a las personas con discapacidad visual el uso de dispositivos móviles. Estas funcionan a partir de adaptar los sistemas a las necesidades del invidente y por lo tanto le permiten tener más autonomía e independencia.
Algunas de estas aplicaciones son: ‘Aipoly Vision’, dentro de la cual los propietarios de dispositivos iOS alternan entre dos funciones, ya sea el reconocimiento de objetos o el reconocimiento de colores, apuntando con su iPhone o iPad. ‘Be my eyes’ es otra app para usuarios iOS. Esta permite interactuar a una persona con discapacidad visual, con otra que no lo es con el fin de solicitar ayuda en cualquier momento, a través de una videollamada.‘KNFB Reader’, disponible en Google play y App Store, que puede traducir los textos en audio, además de que permite fotografiar textos para luego traducirlos.
Juan David Serrano, estudiante de la Universidad de Los Andes, lidera en Colombia el proyecto ‘Vhista’ una app que permite a las personas invidentes tomar una fotografía presionando la pantalla de su smartphone, para identificar y describir objetos y personas a su alrededor. Esta también reconoce marcas, paisajes, ciudades y actividades.
Las empresas y usuarios han denominado estas iniciativas, que van de la mano con los dispositivos diseñados para ser usados por personas con discapacidad visual, como ‘Tecnología para ver’, pensadas para facilitar la vida de esta población.
Mouse4all es un pulsador que funciona como un ratón para enviar órdenes a la pantalla. Se puede mover con cualquier parte del cuerpo: hay quien lo acciona con la nuca.
Hay personas que tienen problemas para trabajar con una pantalla táctil. No es tan fácil como pulsar con uno o dos dedos sobre ella: tal vez tienen las manos paralizadas o algunas dificultades para mandar la orden del cerebro a sus extremidades. Ahora, unos ingenieros españoles proponen una solución muy simple para que cualquiera pueda mandar un WhatsApp o consultar Facebook según sus posibilidades.
Se trata de una pequeña caja con un pulsador, se llama Mouse4all y, como aseguran al final de uno de sus vídeos de presentación, a los que lo han usado “les ha cambiado la vida”.
Mouse4all es obra de los ingenieros José Ángel Jiménez y Javier Montaner. El primero industrial, el segundo de telecomunicaciones, dejaron sus trabajos y se unieron hace un par de años para emprender nuevos proyectos. Hasta entonces habían trabajado en desarrollo de ‘software’ para otras empresas y decidieron iniciar una nueva etapa tirando de ahorros. “Lo que nos gustaba, que eran proyectos que intentaran combinar una parte de ‘software’ o de aplicaciones y una parte de ‘hardware’, algo tangible”, explica Jiménez a Teknautas.
Hay personas que tienen problemas para trabajar con una pantalla táctil. No es tan fácil como pulsar con uno o dos dedos sobre ella: tal vez tienen las manos paralizadas o algunas dificultades para mandar la orden del cerebro a sus extremidades. Ahora, unos ingenieros españoles proponen una solución muy simple para que cualquiera pueda mandar un WhatsApp o consultar Facebook según sus posibilidades.
Se trata de una pequeña caja con un pulsador, se llama Mouse4all y, como aseguran al final de uno de sus vídeos de presentación, a los que lo han usado “les ha cambiado la vida”.
Mouse4all es obra de los ingenieros José Ángel Jiménez y Javier Montaner. El primero industrial, el segundo de telecomunicaciones, dejaron sus trabajos y se unieron hace un par de años para emprender nuevos proyectos. Hasta entonces habían trabajado en desarrollo de ‘software’ para otras empresas y decidieron iniciar una nueva etapa tirando de ahorros. “Lo que nos gustaba, que eran proyectos que intentaran combinar una parte de ‘software’ o de aplicaciones y una parte de ‘hardware’, algo tangible”, explica Jiménez a Teknautas.
“Estábamos investigando un poco qué cosas permite hacer la tecnología en otros campos, también en el social”, prosigue. “Por casualidad nos encontramos con que las tabletas eran muy poco amigables para una persona que tuviera dificultades de acceso a la pantalla táctil”. En unos pocos meses tenían un prototipo que funcionaba.
Montaner explica que el siguiente paso fue salir a la calle y buscar a gente que tuviera problemas para interactuar con la pantalla, con el fin de que probaran su invento. Fueron a centros como el DATO de personas adultas con grave discapacidad física de Madrid o el ASPACE de parálisis cerebral. Así, desde el primer momento lo han probado los futuros usuarios finales y sus terapeutas. “Salen temas que a ti no se te hubieran ocurrido”, afirma Jiménez. “Tú aprendes mucho de discapacidad física y es un trabajo más fructífero”.
Mouse4all es esa mezcla de ‘hardware’ y ‘software’ en la que pensaban en un principio. Es una pequeña cajita con un pulsador, que se puede controlar tanto con un dedo de la mano como de un pie, con la cabeza o con cualquier otra parte del cuerpo, según la movilidad del usuario. La cajita está conectada a través de un puerto USB al móvil o tableta para mandar esa pulsación al dispositivo. En la pantalla, hay un puntero que recibe esas órdenes para hacer clic en el icono de una ‘app’, escribir un mensaje de texto o moverse de un lado a otro y de arriba abajo.
Para realizar esas acciones hay que instalar una ‘app’ (por el momento, solo disponible para Android), que se abre automáticamente al conectar la caja al dispositivo. Al abrirse, en la pantalla se despliega un menú con diferentes iconos: mover el puntero a la izquierda, a la derecha, arriba, abajo… Para indicarle al puntero hacia dónde se desea ir, tan solo hay que esperar a que los bordes del icono destaquen y pulsar en ese momento para mandar la orden. Durante el movimiento, se vuelve a pulsar la caja y el menú aparece otra vez para cambiar de dirección, hacer un clic sobre una ‘app’ o una letra del teclado de WhatsApp.
El menú puede configurarse de forma más sencilla o compleja según las posibilidades del usuario y sus necesidades concretas. Hay quien les ha pedido un icono para apagar o encender la pantalla y, de esa forma, ahorrar batería. Otras opciones como arrastrar o hacer ‘scroll’ también se pueden programar.
Como el dispositivo móvil detecta la caja automáticamente, una vez instalada la ‘app’ y conectado el periférico no es necesaria la ayuda del terapeuta o de un familiar para operar con Mouse4all. “Les damos autonomía y les damos privacidad”, explica Montaner. “Hay otros usuarios que tienen algún tipo de discapacidad cognitiva. Les damos acceso a cosas que, si no, no podrían hacer”.
Se trata de “que no dependan de nadie, que no tenga que estar alguien pendiente para hacer lo que ellos quieren hacer”, añade el ingeniero. Para ilustrarlo, su socio y él recurren al ejemplo de Pablo (nombre ficticio), un joven que les preguntó si con el Mouse4all podría enviar mensajes de WhatsApp y borrarlos una vez enviados. Los fundadores entendieron que Pablo no quería que un familiar o un cuidador tecleara por él o leyera sus mensajes más íntimos.
Un selfi con la nuca
Durante el proceso de diseño han conocido a pacientes con historias increíbles. Entre ellas, las de usuarios que nunca habían usado tabletas o ‘smartphones’ y que se animaron a hacerlo por primera vez con Mouse4all. “Hemos visto en estos centros que gente que no era capaz de utilizar un PC tiene una segunda oportunidad”, resume Jiménez.
Lola (nombre ficticio), de unos 50 años, solo podía mover la cabeza y nunca había usado una tableta. Estaba atravesando una fase de depresión y las terapeutas, buscando una motivación, sugirieron probar con ella. Los ingenieros adaptaron la caja a lo que ella podía controlar y la dejaron a solas con el artilugio. En una hora, el tiempo que tenían para estar con ella, y controlando el invento con la nuca, el único movimiento que podía realizar, Lola consiguió abrir la cámara e incluso hacerse un selfie. “Se emocionó, se echó a llorar. Fue un momento increíble. Era algo que ninguno de los que estábamos ahí hubiéramos pensado nunca que iba a pasar”, recuerda Montaner.
Otro usuario, con una enfermedad degenerativa que le impedía comunicarse, se mostraba reacio a usarlo. La terapeuta insistió en que lo hiciera y, con ello, consiguió que la persona siguiera yendo al centro para realizar actividades. La trabajadora le dijo a los ingenieros que gracias a Mouse4all, además, había podido conocer el sentido del humor del paciente.
Una caja autofinanciada
La financiación de Mouse4all ha corrido a cuenta de los ahorros de Montaner y Jiménez, pero también ha contado con un premio de innovación de la Fundación Vodafone, en la categoría de accesibilidad TIC física.
“La idea es lanzar una pequeña producción inicial”, explica Montaner. “Estará disponible en febrero o marzo, esperamos, y [luego] sacarlo a la venta. Ya tenemos una lista de gente de los centros en los que hemos ido trabajando. Los usuarios de estos centros y las familias de estos usuarios están diciendo que esto realmente está cambiando su forma de enfrentarse a la vida, su forma de comunicarse, de disfrutar de la vida”.
Habían fabricado cuarenta unidades y ahora han industrializado el proceso, con una tirada de cien que quieren vender directamente, sin distribuidores de por medio, con el fin de “tener una relación directa con los usuarios y aprender [de ellos]”. El precio estaría entre los 100 y los 200 euros, “que para el mercado donde estamos es un precio barato”, añade. “El mercado de la accesibilidad es un mercado pequeño, es un nicho, y los precios funcionan diferente que en el mercado normal”.
“A nivel de ‘hardware’, lo puedes llamar un ‘gadget’, pero es mucho más. Realmente estás resolviendo una necesidad real de nuestros usuarios. Y eso es muy motivador para nosotros”, concluye Montaner. “Estamos proveyendo para que interactúen socialmente”. Una nueva barrera cae para aquellos que más lo necesitan.
Con tecnología coclear, esta población podrá mejorar su comunicación gracias a conectividad wifi.
Natalia Buitrago tiene 23 años, es comunicadora gráfica y vive con sus papás. A los tres años se le diagnosticó hipoacusia severa en ambos oídos, pero gracias a un implante en el oído, terapias intensivas de lenguaje y la asistencia a un colegio incluyente, esta bogotana lleva una vida normal.
Sin embargo, hacer actividades básicas como hablar por celular, escuchar música o sostener conversaciones en lugares ruidosos todavía representa un desafío.
Esto es lo que se proponen corregir los más recientes avances de la compañía Cochlear, que implementó en sus implantes cocleares desarrollos para mejorar la comunicación y las condiciones de vida de las personas con discapacidad auditiva.
Gracias a la conectividad inalámbrica wifi, los nuevos implantes pueden enlazarse con dispositivos móviles, de manera que un usuario pueda hablar por celular, incluso sin sostener en su mano el aparato. También puede conectarse directamente a la televisión o el reproductor de música. Un aspecto novedoso es que las personas con doble implante pueden reproducir el sonido en ambos oídos.
Los equipos funcionan con baterías que pueden ser recargables o desechables y que brindan, en ambos casos, cerca de 17 horas de uso. “Se trata de dispositivos de punta con un diseño discreto y práctico que se ajusta a las necesidades de cada persona”, dijo María Piedad Núñez, asesora clínica de Cochlear Latinoamérica.
En Colombia el implante coclear está cubierto por el Sistema Obligatorio de Salud (POS) para todo niño menor de 3 años. Superada esta edad se pasa la solicitud a un comité médico que decidirá cuál es el tratamiento más efectivo para cada caso.
La barrera del silencio
Los implantes cocleares fueron desarrollados en la década de los 80. Se llaman así porque se instalan en la cóclea o caracol del oído. Allí transforman señales acústicas por eléctricas, para estimular directamente el nervio auditivo. Una parte del aparato va en el oído interno (para lo cual debe ser insertada quirúrgicamente) y la otra (el procesador de sonido) se lleva externamente.
Inicialmente, esta tecnología apuntaba a personas con pérdidas auditivas de severas a profundas. Los nuevos desarrollos proponen a aquellas personas que no han logrado su recuperación con sistemas convencionales, nuevos caminos para superar la barrera del silencio en la población sorda.
La conectividad de los implantes ofrece un beneficio agregado, pues cada dispositivo puede enviar a instituciones de salud datos relevantes sobre su funcionamiento y sobre el estado general de cada usuario.
Natalia, que lleva 12 años con el implante en su oído izquierdo y un año y medio con el del lado derecho, dice que esta tecnología le transformó la manera en que experimenta la vida. “Volver a escuchar ha sido un cambio drástico, pero es una de las mejores maravillas del mundo”, manifiesta.
Un piano con sensores ultrasónicos, cuya función es permitir que niños con discapacidad visual comprendan el fenómeno físico de la onda y desarrollen su sentido auditivo mediante sonidos programados, fue diseñado por el grupo de divulgación científica y tecnológica de la Facultad de Ciencias de la Electrónica de la BUAP.
Al respecto Daniel Mocencahua Mora, investigador de dicha facultad de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) detalló que lo primero es explicar el concepto de onda y frecuencia, junto con sus características.
“Hacemos que los niños aceerquen sus manos a un ultrasonificador, el cual detecta la proximidad de los objetos que tienen enfrente y con base en la distancia emite una determinada frecuencia de sonido”, explicó.
Daniel Mocencahua señaló que durante un taller de divulgación de la ciencia pidieron a los niños con discapacidad visual que alzaran sus manos a diferentes distancias del sensor y que brincaran, para obtener una mayor intensidad de las frecuencias, todo ello para que entendieran de qué forma se emite una onda sonora.
Añadió que posteriormente, los menores fueron colocados en una línea recta, con su torso dirigido hacia el piano, a cierta distancia de los sensores ultrasónicos, los cuales emitieron un determinado sonido al detectar los movimientos que realizaban.
El especialista de la Facultad de Ciencias de la Electrónica de la BUAP explicó que cuando algunos menores daban un paso hacia adelante y otros hacia atrás, los sensores emitían una melodía diferente, en dos escalas, con el objetivo de tocar la canción de “Estrellita”.
Los integrantes del grupo que diseñaron dicho proyecto le llaman el “piano humano”, el cual está conformado por 14 sensores ultrasónicos encargados de emitir una onda de sonido, con una frecuencia tan alta que resulta imperceptible al oído humano y es recuperada por efecto de rebote.
Explicaron que cuando alguno de los sensores detecta una presencia u objeto enfrente, a una distancia de entre 20 y 50 centímetros, envía una señal a una placa de desarrollo basada en un microcontrolador (Arduino), que es el cerebro del sistema cuya función es emitir una nueva señal para que reproduzca la nota musical, de acuerdo con el número del sensor que se activó.
Los integrantes del grupo Hipercubo de divulgación científica y tecnológica de la Facultad de Ciencias de la Electrónica señalaron que mediante este tipo de instrumentos y su aplicación en niños con discapacidad visual, se busca inculcar la idea de que una limitación física no significa una limitación de vida.
Subrayaron que el piano con sensores ultrasónicos es un ejemplo de la labor de divulgación científica de Hipercubo, grupo que en el 2016 cumplió 15 años de haberse formado y que gracias a su amplia trayectoria ganó la Presea Estatal de Ciencia y Tecnología “Luis Rivera Terrazas”.
Los diseñadores de dicho instrumento son Alejandro Torija Méndez, José Jacob Ascencio Ortiz, Viridiana Ramírez Tendilla, César Alonso García Romo, Isidro Pale Córdoba, Mayra Gerónimo Cruz, Mariana Álvarez Chávez, Javier González Pérez y Salomón Junior Tobón León, estudiantes de dicha facultad e integrantes de Hipercubo.