La ‘mirada’ inteligente que da voz a los enfermos de ELA

Una niña con parálisis cerebral utiliza, junto a una asistente, Irisbond en el ordenador

Irisbond, creadora de una tecnología que permite controlar el ordenador con la vista, lanza un nuevo producto adaptable al entorno móvil

Eduardo Jáuregui, fundador y cara visible de Irisbond, atiende al teléfono desde el manos libres del coche. Este ingeniero vasco conduce de vuelta a San Sebastián, ciudad en la que reside, desde Bilbao. Acaba de salir de un encuentro con inversores interesados en su proyecto, una joven tecnológica que en los próximos meses quiere dar un gran salto. Antes del verano pretenden cerrar una ronda de financiación de 1,5 millones de euros, la segunda en los tres años largos de vida de la compañía.

Son días ajetreados para Jáuregui y sus socios. En apenas unos días (miércoles 1 de febrero), Irisbond sacará al mercado su segundo producto, una evolución de Irisbond Primma, la tecnología que comercializan desde noviembre de 2013 y que por ahora utilizan “algo más de 500” personas con discapacidad, en hasta seis países, sobre todo España y Latinoamérica.

Este sistema, para explicarlo de una manera sencilla, permite controlar un ordenador a través del movimiento de los ojos, con el soporte de un dispositivo alargado que se coloca en la base de la pantalla del equipo.
El lanzamiento inminente va un paso más allá. El nuevo producto reduce las dimensiones del hardware, que ahora es “más adaptable”, y lo habilita para su uso en aparatos móviles como teléfonos y tabletas, explica Jáuregui.

Evolución de la tecnología

Aunque pensado inicialmente para su aplicación en diferentes sectores (industrias, cirugías médicas o en la asistencia a la conducción) Irisbond se ha revelado como una herramienta de gran utilidad para las personas con movilidad reducida y dificultades en el habla. Sobre todo, enfermos de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), Esclerosis Múltiple u otras afectaciones cerebrales y neurodegenerativas.

En el fondo, su nacimiento y origen se explica por la necesidad de dar voz a quienes lo tienen más difícil para comunicarse. A principios de los 2000 los dos socios originales del proyecto viajaron a Estados Unidos en busca de una tecnología que facilitase la vida a la mujer de uno de ellos, afectada por ELA. Tras asociarse con una empresa del país, comenzaron a desarrollar una patente y un producto propio, con el soporte, desde 2007, del centro tecnológico donostiarra Vicomtech. Pocos años después entra en escena Jáuregui, quien toma las riendas del negocio a comienzos de 2013, e impulsa definitivamente el proyecto.

“En este tiempo hemos trabajado muy activamente en la evolución de la tecnología”, apuntan desde Irisbond. Ello les permitirá, “a final de año”, estrenar un tercer producto, tras el previsto para este mismo febrero, que prescindirá completamente de elementos externos adicionales –el equipo actual precisa también de un cable USB para conectar la cámara que incorpora al ordenador–. “Con descargarte la aplicación se podrá utilizar en cualquier entorno, haciendo uso de la web cam incorporada en el dispositivo”, anticipan.

La mirada como conexión al exterior

 La plataforma actual de Irisbond, explican desde la empresa, funciona a base de reflejos. El dispositivo que incorpora el equipo emite haces de luz infrarroja, invisibles e inocuos para el ojo humano, que generan una serie de destellos al contacto con la córnea. La videocámara incorporada registra estos reflejos y, a través de un sistema de algoritmos, convierte el movimiento de los ojos en coordenadas de posición del ratón en la pantalla. Una especie de extensión imaginaria de la mirada para quien no puede alcanzar el teclado o el ratón por sus propios medios.
Irisbond

Esta tecnología, con un coste de 1.800 euros en el mercado (también accesible a plazos, con un pago mensual de 99 euros), añade un sistema auxiliar de comunicación, que facilita al usuario moverse por las aplicaciones informáticas más sencillas. Desde escribir en un documento de Word, chatear, seleccionar una película para verla en el ordenador o interactuar con el exterior, a través de sintetizadores de voz y otros comunicadores virtuales. “La mirada permite interactuar con el entorno de manera natural”, apunta Jáuregui.

La actualización de Irisbond para dispositivos móviles, de la que se resisten a dar demasiados detalles, tendrá un coste algo menor, de 1.600 euros. En ambos casos el precio incluye también las aplicaciones desarrolladas para navegar en Internet y las actualizaciones del software que se incorporan periódicamente.

En busca de inversión

Como en cualquier empresa emergente, el paso que aspiran a dar este año tiene sus riesgos. En la creación de la compañía en 2013, Jáuregui –que mantiene la mayoría accionarial– y Vicomtech aportaron, casi a partes iguales, el capital necesario para echar a andar el proyecto. Un año después el grupo Everis y Gestión de Capital Riesgo del País Vasco, un ente público-privado que invierte en empresas radicadas en la comunidad, inyectaron la primera financiación externa (300.000 euros) en Irisbond.

Ahora, para la segunda ronda en su corta vida, la empresa se muestra “abierta” a buscar el socio adecuado dentro del extenso mundo del venture capital, tanto en el panorama nacional como internacional.

Entre sus pretensiones para este año, también figura la extensión a mercados más exigentes, como son el “Norte de Euroa, Estados Unidos y Canadá”. Lo harán tras superar en 2016 el umbral de la rentabilidad (break even), año en el que alcanzaron los 300.000 euros de facturación, según las cifras facilitadas por la empresa.

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Desarrollan una app para alumnos con sordera, con baja visión o dislexia

Desarrollan una app para alumnos con sordera, con baja visión o dislexia

La Universidad de Alicante (UA) ha diseñado una aplicación gratuita adaptada a las necesidades de personas sordas, con baja visión o dislexia, denominada Ability Connect, con el objetivo de proporcionar oportunidades de aprendizaje a este colectivo.

Esta herramienta permite que mientras un compañero de aula toma apuntes en una tableta iPad pro, la persona con discapacidad puede verlos en su dispositivo en tiempo real, así como archivarlos, modificarlos y consultarlo luego, ha informado la UA en una nota.

Ability Connect ha sido diseñada por José María Fernández, del Centro de Apoyo al Estudiante (CAE) de la Universidad de Alicante, con la colaboración del estudiante del Máster en Desarrollo de Software para Dispositivos Móviles de este centro universitario José Carlos Alfaro y el apoyo de la Fundación Vodafone España.

Con la pretensión de ofrecer oportunidades de aprendizaje inclusivas y eficaces para todo el alumnado, esta nueva aplicación posibilita la comunicación en tiempo real de varios dispositivos por Bluetooth, aunque también se puede utilizar mediante wifi o datos móviles.

Así, mientras un voluntario toma apuntes en una tableta de lo que sucede en la pizarra o lo que dice el profesor, el estudiante con discapacidad puede seguir en su dispositivo el contenido que está introduciendo su compañero, archivarlo, modificarlo y consultarlo posteriormente.

Creada para dispositivos móviles con Sistema Operativo iOS de Apple, Ability Connect también puede ser empleada para la traducción de idiomas y para realizar subtitulado en eventos.

Esta “app” cuenta con características avanzadas de visualización de contenido para adaptarse a las necesidades de varios colectivos de personas con discapacidad.

En concreto, en su modo de visualización estándar, el usuario puede configurar el color del fondo y del texto para mejorar el contraste, además de seleccionar el tamaño y el tipo de fuente para aumentar legibilidad del contenido.

En una opción más avanzada, se puede seleccionar un modo de visualización “palabra a palabra”.

De esa manera irán apareciendo en la pantalla el texto recibido palabra a palabra, pudiéndose configurar la velocidad de aparición de las mismas, el color de fondo y del texto, y tipo de fuente.

En cualquier instante, el usuario puede retroceder, detener y avanzar por el contenido manualmente.

El modo de visualización avanzada está pensado especialmente para personas con baja visión para evitar que tengan que ampliar la interfaz, y para aquellas con problemas de lectoescritura (dislexia, por ejemplo), para salvar confusiones derivadas de la disposición de las palabras en el texto.

Ability Connect, disponible para su descarga gratuita en la Apple Store, ha sido desarrollada y promovida por la UA con el respaldo de la Fundación Vodafone España dentro de su colaboración en materia de innovación en tecnologías accesibles para mejorar la integración de las personas con discapacidad.

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Aplicaciones móviles para personas con discapacidad visual

Aplicaciones pensadas para las personas con discapacidad visual.

Las nuevas tecnologías han pasado de ser vistas como una barrera para la inclusión de las personas con discapacidad, a ser herramientas para mejorar su calidad de vida y su participación en la sociedad. El desarrollo de estas va desde las sillas de rueda, las prótesis, audífonos y los dispositivos para aumentar la visión, hasta la implementación de software e inteligencia artificial que permiten asociar las funciones de ciertos dispositivos a la mente humana.

Este papel benéfico de la tecnología lo vemos reflejado en el surgimiento de aplicaciones cada vez más funcionales y prácticas que facilitan a las personas con discapacidad visual el uso de dispositivos móviles. Estas funcionan a partir de adaptar los sistemas a las necesidades del invidente y por lo tanto le permiten tener más autonomía e independencia.

Algunas de estas aplicaciones son: ‘Aipoly Vision’, dentro de la cual los propietarios de dispositivos iOS alternan entre dos funciones, ya sea el reconocimiento de objetos o el reconocimiento de colores, apuntando con su iPhone o iPad. ‘Be my eyes’ es otra app para usuarios iOS. Esta permite interactuar a una persona con discapacidad visual, con otra que no lo es con el fin de solicitar ayuda en cualquier momento, a través de una videollamada.‘KNFB Reader’, disponible en Google play y App Store, que puede traducir los textos en audio, además de que permite fotografiar textos para luego traducirlos.

Juan David Serrano, estudiante de la Universidad de Los Andes, lidera en Colombia el proyecto ‘Vhista’ una app que permite a las personas invidentes tomar una fotografía presionando la pantalla de su smartphone, para identificar y describir objetos y personas a su alrededor. Esta también reconoce marcas, paisajes, ciudades y actividades.

Las empresas y usuarios han denominado estas  iniciativas, que van de la mano con los dispositivos diseñados para ser usados por personas con discapacidad visual, como ‘Tecnología para ver’, pensadas para facilitar la vida de esta población.

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La robótica será clave para terminar con la discapacidad humana este siglo

Así lo afirma del laureado diseñador biónico Hugh Herr, uno de los líderes en el diseño de prótesis que incorporan computadoras, motores y funciones autónomas.

Hugh Herr tuvo un accidente cuando escalaba de joven y por eso perdió las extremidades. Foto: Archivo

El diseñador biónico Hugh Herr advierte que el único peligro que ve de cara al futuro es el de una sociedad que acepte que la discapacidad es inherente a la vida, porque a lo largo de este siglo la tecnología será capaz de eliminar las limitaciones que tenga un cuerpo humano.

“En este mismo siglo llegará el momento en el que no tengamos que tolerar nunca más las limitaciones de nuestro cuerpo, de forma que podamos eliminar los fallos del mismo” a través de los avances que ofrezca la biónica, señaló Herr, ingeniero mecánico y biofísico estadounidense, conocido como el hombre biónico.

De hecho, en una rueda de prensa celebrada en Oviedo (España) esta semana, el líder mundial en el diseño y desarrollo de las prótesis más avanzadas, aseguró que, pese a no tener piernas, hace lo que quiere y le da la gana, incluida la escalada.

Este experto montañista, que perdió las dos piernas a los 17 años al quedar atrapado durante tres días en una tormenta de nieve, llegó a Oviedo para recibir mañana el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2016, galardón que le fue concedido por haber contribuido notablemente a acelerar la integración hombre-máquina.

Las prótesis de Hugh Herr tienen computadoras, baterías y motores propios. Foto: Reuters

 

No obstante, reconoció que sólo el 15% de las personas que necesitan este tipo de prótesis puede acceder a ellas en Estados Unidos, por el coste que tienen, pero que al igual que los teléfonos móviles se han abaratado con el tiempo y son usados ahora por millones de personas en todo el mundo, lo mismo ocurrirá con las prótesis inteligentes que imitan a extremidades amputadas.

En un plazo de 50 años, según las previsiones del investigador( que ha desarrollado las primeras piernas biónicas que imitan perfectamente el movimiento humano), “el cuerpo sintético va a ser dominante en cuanto a extremidades” y será completamente normal ver extremidades artificiales fusionadas con el cuerpo humano.

“En el futuro será algo normal y no importará de qué estemos hechos, sino lo que hagamos y cómo nos expresemos”, afirmó. De hecho, se imagina un futuro en el que una persona que al levantarse sufra dolores articulares o rigidez en las piernas pueda sustituirlas por extremidades artificiales sin problema alguno.

“Gran parte de mi cuerpo es sintético. Nada de lo que roza el suelo es biológico, y todos los meses y años la sofisticación de mis extremidades mejora, mientras mi cuerpo biológico va hacia abajo”, precisó Herr antes de mostrar y quitarse ante los periodistas una de las dos prótesis que le permiten caminar con total normalidad.

Bajo el pantalón, tres computadoras, doce sensores y las baterías que aportan energía mueven cada una de las prótesis que lleva y que se quitan fácilmente con un sencillo movimiento de mano.

Hugh Herr durante la conferencia de prensa. Foto: EFE

Director del grupo de biomecatrónica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Herr señaló que actualmente está trabajando en un dispositivo de titanio que entra en el hueso y permite el control neuronal de una extremidad a través de sensores sintéticos.

Se trata de una fusión eléctrica y mecánica que se comercializará en breve y que, según relató Herr, él mismo utilizará.

“El año que viene voy a someterme a una cirugía donde me pondrán implantes en el cuerpo que van a permitir comunicar mi sistema nervioso y las prótesis para poder moverme, sentir las extremidades biónicas, la fuerza y el tacto”, precisó.

Según Herr, la biónica avanza rápidamente hacia accionadores de los músculos que permitirán en un futuro que los brazos y piernas biónicas tengan capacidades muy superiores a los biológicos, logros que permitirán que en un futuro no se perciba la discapacidad como algo inherente al ser humano.

“Una persona discapacitada no debe aceptar su cuerpo como algo roto y no aceptar la discapacidad”, señaló este investigador, que prefiere hablar de personas condicionadas, un término más neutro.

Herr recibirá este viernes el Premio Princesa de Investigación en la ceremonia que tradicionalmente preside el rey Felipe VI en el Teatro Campoamor de Oviedo.

Agencia EFE

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Prótesis robóticas e implantes cerebrales frente a la discapacidad

Uno de los avances publicado este año es un exoesqueleto para la mano controlado por el cerebro que permite a personas parapléjicas usar cubiertos y vasos sin ayuda, además sin someterse a una cirugía para implantar el mecanismo en el cerebro.

Prótesis robóticas para subsanar problemas físicos. Foto: Protesis roboticas

Nuevas prótesis robóticas de alta sofisticación, implantes cerebrales o impresión de tejidos en 3D. La ciencia avanza para facilitar la vida de las personas con discapacidad en el año en que el diseñador, ingeniero mecánico y biofísico Hugh Herr recibió el premio Princesa de Asturias.

 El desarrollo de nuevas prótesis robóticas experimentales, en algunos casos controladas por el cerebro, están permitiendo que personas con extremidades amputadas puedan recuperar, en cierta forma, el sentido del tacto.

Científicos estadounidenses de las universidades de Case Western y Chicago desarrollaron una prótesis que transmite la sensación de tacto para determinar la presión que se tiene que aplicar a un objeto y la probaron con dos pacientes que tienen una mano amputada.

Los ingenieros y científicos recrearon con impulsos eléctricos el modo en que el sistema nervioso interpreta la percepción táctil. Una vez probada, los pacientes destacaron la posibilidad de dar apretones de manos, caricias o manejar objetos.

“Brazos y piernas artificiales que pueden ser controlados por los pensamientos son una gran promesa”, según el director de la estadounidense Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada para la Defensa (Darpa), Justin Sánchez.

El Darpa presentó en septiembre una prótesis robótica conectada directamente al cerebro de un paciente con las manos amputadas, quien durante las pruebas aseguró que sentía como si le estuvieran tocando su propia mano.

Un chip implantado en el cerebro fue también la manera de que un joven tetrapléjico pudiera recuperar la movilidad en los dedos y la mano.

Las investigaciones con sensores que captan la actividad neuronal había permitido hasta ahora transmitir señales cerebrales a brazos articulados externos, pero es la primera vez que se restaura la movilidad en las extremidades de un paciente con parálisis.

A lo largo del año varias han sido las revistas científicas y médicas que han publicado estudios sobre el implante de chips en el cerebro para tratar de recuperar el tacto o la movilidad, ya sea a través de un brazo robótico o con la propia extremidad del paciente.

Uno de esos estudios de la Universidad John Hopkins recogía la experiencia de un joven con un implante cerebral para controlar una prótesis robótica, que le permitió percibir “una sensación natural”.

La estimulación de las áreas del cerebro es “segura y las sensaciones evocadas son estables por meses”, aunque se necesita aún “mucha investigación” para entender mejor los patrones de estimulación para ayudar a que los pacientes hagan mejores movimientos”, explicó uno de los autores del estudio Andrew Schwartz.

Todas estas técnicas todavía necesitan más investigación como la que realiza Hugh Herr, quien perdió las piernas hace casi dos décadas y este año fue reconocido con el Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica por su contribución al desarrollo y diseño de extremidades biónicas y prótesis robóticas.

El conocido como hombre biónico, cuyas prótesis en las piernas movidas por tres ordenadores y doce sensores le proporcionan absoluta libertad de movimientos, asegura que en 50 años “el cuerpo sintético va a ser dominante en cuanto a extremidades” y será normal ver extremidades artificiales fusionadas con el cuerpo.

Uno de los últimos avances publicado este año es un exoesqueleto para la mano controlado por el cerebro que permite a personas parapléjicas usar cubertería y vasos sin ayuda, además de no tener que someterse a una cirugía para implantar el mecanismo en el cerebro y por su tamaño puede usarse fuera del laboratorio.

Otra técnica con prometedores resultados, pero usada hasta ahora solo en animales es implantar estructuras de tejido vivo fabricadas con una sofisticada impresora 3D.

Un estudio publicado en Nature daba cuenta de este posible avance para la medicina regenerativa, obra del estadounidense Wake Forest Baptist Medical Center, y que sugiere que esas estructuras podrían ser implantadas en el futuro en personas.

https://youtu.be/_YpqMEc2kLw

Los expertos imprimieron estructuras cartilaginosas, óseas y musculares “estables” y tras implantarlas en roedores, maduraron hasta convertirse en tejido funcional, al tiempo que desarrollaron un sistema de vasos sanguíneos.

La bioimpresora en 3D sería capaz de fabricar tejido estable a escala humana de cualquier forma y tamaño con una precisión que en un futuro próximo se podría replicar fielmente los tejidos y órganos más complejos del cuerpo humano, aseguraron los autores del estudio.

Hasta ahora, se ha logrado fabricar una oreja de un tamaño apto para bebés capaz de sobrevivir y de presentar signos de vascularización uno y dos meses después de ser implantada.

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