Las células madre, el remedio del mañana

Empezó el primer ensayo clínico en los Estados Unidos con las polémicas células madre embrionarias.

Hace dos semanas se produjo un anuncio largamente esperado por científicos de todo el mundo: la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) autorizó, por primera vez, el uso de células madre derivadas de embriones humanos en personas con lesiones medulares.
El ensayo clínico, que ya fue puesto en marcha por el grupo privado Geron Corporation, revivió el duro debate que rodea el tema, y no sólo por las implicaciones éticas, sino también por los resultados que pueda arrojar en el plano terapéutico.
Aunque suene a ciencia ficción, se espera que en el futuro estos trabajos aporten la cura para males intratables.

¿Por qué tan potentes?
Instantes después de que se produce la concepción se forma un primer paquete de células iguales entre ellas, llamado blastocisto.
Cada una de estas células tiene el potencial de transformarse en cualquier parte del cuerpo humano. Tal capacidad llevó a la ciencia a llamarlas células madre pluripotentes o células madre embrionarias.
Esa es la razón por la cual grupos de investigación de todo el mundo las han convertido en el objeto principal de sus estudios.

Es más, se cree que esa capacidad sirve para regenerar tejidos perdidos o dañados (en casos de quemaduras graves, por ejemplo), para curar enfermedades como la diabetes, el alzheimer y el párkinson e incluso para producir nuevos órganos que reemplazarían a los deteriorados.
El hecho de que estas células soñadas sólo se obtengan de embriones humanos (en el caso del ensayo estadounidense, son sobrantes de procesos de fertilización asistida) ha sido la causa de agrias discusiones que incluso han pisado el terreno político.
Uno de los ejemplos más palpables lo dio el gobierno del hoy ex presidente de Estados Unidos George W. Bush, que prohibió la financiación con fondos públicos de toda investigación que recurriera al uso de células madre procedentes de embriones. En marzo del 2009 el gobierno del presidente Barack Obama levantó este veto. Pero no fue, valga decirlo, la última palabra sobre el tema en ese país, pues un juez federal ordenó, en agosto pasado, detener temporalmente el flujo de fondos para el estudio con estas células.

La decisión no afectó la financiación privada de estas investigaciones. Geron sólo necesitaba el visto bueno de la FDA. Y ya lo tiene.

Las adultas ya tienen aplicaciones
Existen dos clases de células madre: las adultas y las embrionarias.

Las primeras están en casi todos los tejidos, sobre todo en la médula ósea, la mucosa olfativa y la piel. Las segundas están en embriones humanos naturales, obtenidos de procesos de fertilización ‘in vitro’ o similares.
El uso más conocido de las adultas es el trasplante de médula ósea en pacientes con leucemia; se sabe que a partir de esas células se producen todas las líneas sanguíneas. Se cree que en el futuro más de 80 males (como la esclerosis múltiple y la artritis) se beneficiarían con estas células adultas. De hecho, esta semana en Mallorca (España) fueron utilizadas para ayudar a reconstruir los senos de una mujer mastectomizada por cáncer.

Con las embrionarias, en teoría, se espera que no sólo puedan regenerarse tejidos, cambiar órganos y atenuar enfermedades, también que puedan producirse neurotransmisores, hormonas y otras sustancias deficitarias del cuerpo, que también se manifiestan como patologías, como en el caso del Parkinson y la diabetes.
El ensayo en pacientes con lesiones de la médula es el primero que se hace con propósitos terapéuticos. El resto de los avances se han logrado en laboratorio.

Carlos Francisco Fernández
Asesor médico de EL TIEMPO

Fuente: eltiempo.com

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