Estados Unidos anuncia su salida de la Unesco

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Estados Unidos anunció su retiro de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).

La medida, que fue comunicada este jueves a la directora general de la organización, Irinia Bukova, se hará efectiva a partir del 31 de diciembre.

Según el Departamento de Estado estadounidense, la intención de EE.UU. es establecerse como “observador permanente” de Unesco.

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The “Alien Megastructure” Star Is Acting Up Again

A large dip in the star’s brightness suggests something massive is orbiting the fiery body.

Artist’s impression of a comet swarm around Tabby’s Star (NASA/JPL-Caltech). Image: http://www.smithsonianmag.com/smart-news/alien-megastructure-star-acting-again-180963411/?utm_source=keywee-facebook.com&utm_medium=socialmedia&utm_campaign=keywee&kwp_0=433816&kwp_4=1619210&kwp_1=698201

Over the weekend a call went out to astronomers to point their telescopes toward star KIC 8462852, which is also known as Tabby’s Star or the “Alien Megastructure” star. That’s because researchers suspected the star was beginning to dim—something astronomers have been waiting to observe since 2015, reports Sarah Fecht at Popular Science.

Dips in brightness of stars usually represent some type of body—like a planet—orbiting a distant star. Since Kepler Spacecraft’s launch in 2009, the mobile observatory trained its sights on the brightness of stars to catch these blips of light, reports Marina Koren at The Atlantic. But after the Kepler data was released to the public in 2011, volunteers discovered that Tabby’s star was different than the 150,000 other stars in the survey. When it dimmed, its brightness dropped by 20 percent (for reference, a Jupiter-sized planet would drop the brightness by around one percent), reports Fecht. Something massive must be circling Tabby’s star.

Researchers have been eagerly waiting for the brightness on Tabby’s star to dip again so they can get closer readings. And they’re finally getting their chance. As Loren Grush reports for The Verge, last Thursday night, astronomer Matt Muterspaugh at Tennessee State University who has been watching the star, noticed its brightness was dipping. On Friday, when it dipped further, he put the call out to the astronomy community. “As far as I can tell, every telescope that can look at it right now is looking at it right now,” he tells Grush.

The cause of that drop in dimness has long been debated. Some researchers have suggested that something massive is orbiting the star, such as a cluster of comets. In 2015, astronomer Jason Wright at Penn State suggested that the dip could be caused by a Dyson Sphere—a hypothetical alien megastructure proposed physicist Freeman Dyson in 1960. A Dyson Sphere is a massive solar-power collecting structure that Dyson suggested could have been created by advanced civilizations that, during its construction, would orbit its sun and occasionally block out its light. Dyson suggested astronomers look for these spheres to help find alien civilizations.

But before you get riled up: aliens are on the bottom of the list of plausible causes for natural phenomena.

These latest observations, however, could help researchers finally come to an answer. As Grush reports, if the cause is a comet storm, then the comets will orbit very close to the star, heating them up enough to show up in infrared images. If it is an alien megastructure, well, we’re not sure what the would look like. “That theory is still a valid one,” Muterspaugh tells Grush. “We would really hate to go to that, because that’s a pretty major thing. It’d be awesome of course, but as scientists we’re hoping there’s a natural explanation.”

Earlier this year, a team of astronomers came up with another compelling idea. They suggest that Tabby’s star ate one of its own planets sometime in the last ten millennia, an event that caused the star to shine more brightly. And now, the star is dimming down as it digests its cosmic lunch.

In: smithsonianmagazine 

La Guerra de las Galaxias, de la ficción a la realidad

Al inicio de la conquista del espacio, las grandes potencias acordaron en la ONU que no habría armas en el espacio. A pesar de ello, sin que se sepa si ese país ha violado o no ese principio, Estados Unidos ha desplegado toda una gama de armamento destinado a destruir los satélites “enemigos”, supuestamente desde la Tierra.

La nueva secretaria adjunta a cargo de la US Air Force, Heather Wilson, junto a su jefe, el secretario de Defensa James Mattis. Imagen: http://www.voltairenet.org/local/cache-vignettes/L400xH300/Voltairenet-org_-_1-19-2-0c686.jpg

En el imaginario colectivo, las armas espaciales son las que hemos visto en las películas de ciencia ficción de la saga La Guerra de las Galaxias. Pero, sin que nos diésemos cuenta, porque de eso no se habla en los medios de comunicación, ese tipo de armas se ha hecho realidad.

La carrera armamentista, incluyendo el armamento nuclear, hace tiempo que se ha extendido al espacio. La encabeza Estados Unidos, que apunta cada vez con más empeño al control militar del espacio. El 16 de junio de 2017, inmediatamente después de asumir su cargo, la nueva secretaria adjunta a cargo de la fuerza aérea de Estados Unidos, la señora Heather Wilson, anunció una reorganización general destinada a reforzar las operaciones espaciales integrándolas más y más a las de la US Air Force. Objetivo declarado: «Organizar y entrenar fuerzas capaces de vencer en cualquier futuro conflicto que pueda extenderse al espacio».

El responsable de los sistemas militares espaciales es el Mando Estratégico (StratCom), que es también responsable del armamento nuclear y de las ciberarmas. «Tenemos fuerzas espaciales y ciberespaciales superiores que son fundamentales para el estilo de guerra estadounidense en cada teatro de operaciones en el mundo entero», escribió en febrero pasado el comandante del StratCom, general John Hyten, subrayando que «nuestras fuerzas nucleares son seguras y están listas en todo momento» y que «si fallara la disuasión, estamos dispuestos a utilizarlas».

Para los estrategas del Pentágono, tener la superioridad en el espacio significa ser capaces de atacar a un adversario militarmente fuerte, paralizar sus defensas, golpearlo con armas nucleares y, si fuese un adversario dotado también de armamento nuclear, neutralizar su respuesta. Para lograr ese objetivo, el Pentágono está incorporando armas nucleares, sistemas espaciales y ciberarmas a la «gama completa de las capacidades globales de ataque», tanto en la Tierra como en el espacio.

El 7 de mayo, después de 718 días en órbita alrededor de la Tierra, aterrizó en Cabo Cañaveral el transbordador espacial robot X-37B de la US Air Force, capaz de maniobrar en el espacio y de regresar a su base de forma autónoma. Los más grandes expertos estiman que el transbordador espacial robot X-37B –que acaba de realizar en el espacio su cuarta misión «top secret»– sirve probablemente para experimentar con armas destinadas a destruir los satélites enemigos y «cegar» así al enemigo en el momento de atacarlo.

Al mismo tiempo, están en fase de desarrollo varias armas laser, ya sometidas a ensayos por el navío USS Ponce en el Golfo Pérsico. La firma Lockheed Martin anunció el 16 de marzo que ha fabricado un potente sistema de laser que será instalado en un vehículo especial de las fuerzas terrestres estadounidenses para la realización de una serie de pruebas. También en marzo, el general Brad Webb declaró que este mismo año un avión AC-130 recibirá un arma de laser para la realización de ataques contra objetivos terrestres. El 3 de abril, científicos de la universidad Macquaries dijeron haber creado en laboratorio un súper laser similar al de la «Estrella de la Muerte» de La Guerra de las Galaxias, destinado a futuras aplicaciones espaciales.

Estados Unidos lleva ventaja en ese sector. Pero, como sucede con todos los sistemas de armas, otros países, principalmente Rusia y China, están desarrollando tecnologías militares similares. En 2008, Moscú y Pekín propusieron un acuerdo internacional para impedir el despliegue de armas en el espacio. Pero la administración Bush y más tarde la administración Obama se negaron a abrir negociaciones en ese sentido.

O sea, mientras que en la sede de la ONU se desarrolla una negociación para lograr la prohibición jurídica de las armas nucleares –negociación en la que no participan las potencias nucleares, ni los países miembros de la OTAN– por otro lado sigue acelerándose, impulsada por Estados Unidos, la carrera para la militarización del espacio, que forma parte de la preparación de la guerra nuclear.

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