El afán es redescubrir, quizás recordar. Son las primeras horas del día y el entorno se somete al frío limeño. Las casonas y quintas exhiben, sin resignación, sus paredes cochambrosas y descuidadas. Hace tiempo que nadie intenta documentar la historia que cada jirón, cuadra o calle, alrededor de estos barrios, guardan consigo. Poco a poco, el eterno y rechinante sonido de los vehículos que pasan, el apuro reflejado en los preocupados rostros del gentío, el sentido de decadencia, se apoderan del ambiente. Estamos en los Barrios Altos de Lima
Quinta contemporánea de los Barrios Altos. Foto: Marco Gamarra Galindo
Antonio Raymondi, panorámico, observa los incesantes pasos que das hacia la plazuela. Dejas a Santa Ana para dirigirte donde el Carmen. No andas solo. Los transeúntes te escoltan unas cuántas cuadras hasta que desaparecen, se esfuman, sospechosos. Sigues conversando, y mientras concuerdas que Lima todavía puede ser la gran ciudad que fue, te vas acercando a la plazuela que tanto quisiste pero que no conociste, a las callejuelas contempladas por la ciudad vacía. Es Buenos Aires.
Plazuela Buenos Aires, Barrios Altos de Lima. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Unos centenarios árboles evidencian el carácter solitario del casco externo de la ciudad, de los sitios empinados de la urbe, son los barrios altos de Lima. La tradición se respira, pero se resiste a ser vista fácilmente. Junto a ti, unas bancas despintadas, sostenidas a duras penas por el fierro herrumbrado, enmarcan el camino lineal por toda la Plazuela Buenos Aires. Wilfredo Ardito, mi compañero y amigo, aprovecha para tomar fotos, ahí está el Conde de Lemos, el antiguo cine símbolo de estas calles calcinadas por el sol, hoy casi irreconocible, por allá, una casona esquinera de notoria peculiaridad, comenta.
Antiguo cine Conde de Lemos, Barrios Altos de Lima. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Debajo del árbol que miras de reojo, unos cuerpos inmóviles, silenciosos, parecen sobresalir. Una silueta parece dibujarse, se halla oculta por la sombra frondosa del árbol que dejas de mirar. De todos modos, sigue siendo peligroso venir temprano, dices, cuidadoso. Sigues caminando por la antigua plaza cuyos faroles en época añorada, daban la hora en Lima, la moda en el centro. Leer más