¿Qué misterios existen detrás de la Lima que conocemos? ¿Encierra el Centro de Lima vestigios ocultos de la época colonial? ¿Sabemos toda la historia que nos presenta la Ciudad de los Reyes? Caminando por sus innumerables jirones, calles apretujadas, plazas señoriales, casonas ostentosas y quintas de cuyos callejones han surgido pintorescas anécdotas limeñas, quizás encuentres la respuesta.
La construcción del Colegio San Pedro Nolasco se inició en el siglo XVII. Sin embargo, los terremotos y los diferentes propietarios permitieron que sufra muchas modificaciones. Actualmente sobrevive este arco barroco en un solar de los jirones Cusco y Andahuaylas, en los Barrios Altos de Lima. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Las primeras horas de la mañana presencian la férrea actividad comercial del Mercado Central. Vendedores, transeúntes y serenos, en conjunto, inundan el Jirón Cusco y los alrededores del Cercado de Lima. En medio de ellos, como contraolas, caminamos en un ejemplo perfecto de agilidad y destreza. Antonio Polo y David Pino habían recorrido estas calles hace tan solo unas horas, en busca de uno de los testimonios más antiguos de la historia de la capital: la gran portada del Colegio San Pedro de Nolasco (XVII). Con esfuerzo, sudor y lágrimas habían llegado, exhaustos. Era el momento de regresar, conocer el lugar en todo su esplendor, esta vez en persona: observar quizás algunos detalles mantenidos en el olvido, reflejo de una época que se va perdiendo poco a poco.
El Claustro de San Pedro Nolasco en plano del s. XVII. Funcionó como universidad intra claustra de los mercedarios. Ilustración: David Pino para Lima la Única.
Doblamos por Andahuaylas: una hilera de casas de media altura, muchas de ellas convertidas en quintas zigzagueantes, nos reciben en serie. –Por aquí debe ser-, comenta entusiasmado David Segura, con quien me interno en esta expedición. Vecinos conversando en las afueras, cargadores trabajando y agudo el sonido de los comerciantes ofertando sus productos: sigue cotidiano el día. Con cierto sigilo miramos los interiores de los primeros multifamiliares que vemos. Una entrada nos invita, interesante. Sus interiores se abren en dos pasadizos. Vacilamos un segundo. Escogemos el de la derecha. Inquilinos, desconfiados, nos miran intentando mostrar desinterés. Detrás de un pequeño árbol, empieza a dibujarse la figura de una curva que poco a poco, se convierte en un arco. Su color rosado resalta su presencia detrás de la vegetación que amenaza con ocultarla de la vista. Hemos llegado.
Salvo algunos detalles que permiten reconocer el origen mercedario del inmueble -como, por ejemplo, la Virgen de la Merced que se encuentra en la parte superior del retablo de la actual capilla-, hoy día el antiguo Colegio es prácticamente irreconocible. Foto: Marco Gamarra Galindo. Leer más